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Javier Sanguinetti completa un círculo: llegó a Banfield con 8 años y ahora dirige a la primera
El abuelo 'Torero' y la abuela 'Chola' le transmitieron el amor por ese club tan arraigado al barrio. Desde entonces empezó a germinar en su interior una historia de pertenencia que lo marcaría para siempre. Javier Sanguinetti terminó la primaria, completó la secundaria, se puso de novio, se casó y tuvo dos hijos siendo jugador de Banfield. Con carnet de infantil al comienzo y como futbolista consolidado después. Su vida está indisolublemente ligada a los colores verde y blanco, esos que defendió adentro de una cancha más veces que ningún otro.
En una final dramática ante Colón por el ascenso a primera división en 1993 pateó el último penal de su equipo en una definición maratónica y luego los festejos lo retratarían aferrado a su camiseta. En el regreso a la máxima categoría en 2001 ya era el capitán del equipo, como ocurriría algunos años después en el debut internacional del Taladro. Con el pelo largo atado en una cola de caballo o con el cabello cortito, pleno físicamente o con una bola de gasa en la boca después de haber perdido un par de dientes sin que eso lo saque de la cancha, Sanguinetti se convirtió en sinónimo del club.
El largo recorrido decantó ahora en un destino del que nadie dudaba en el estadio Florencio Sola: que Sanguinetti se convirtiese en el director técnico de Banfield. Así, en la incomodidad a la que el fútbol argentino tiene que acomodarse, comenzó su nuevo trabajo pero en el mismo lugar de siempre, ese que conoce como nadie.
El desafío es también una apuesta: que los vaivenes de los resultados no erosionen el busto del futbolista. "La historia está ahí, no se borra. Todo el recorrido con esta camiseta, realmente una vida entera, no cambia. Tal vez me tocó salir de la zona de confort, esa del cariño de la gente, para meterme en el barro que tantas veces es dirigir. Ahora haré el intento de trascender también en esta función. Fue una decisión que pensé y mastiqué mucho antes de dar el sí, porque es verdad que nuestro fútbol es cruel y era imposible no pensar en qué pueda pasar con todo lo que viví acá. Pero sé que mi historia con el club no va a cambiar", le cuenta a LA NACIÓN.
Luego de la salida de Julio César Falcioni cambió el lugar de ayudante por el de técnico principal. ¿Continuidad o el comienzo de otra etapa? "Es un ciclo nuevo. Hay un grupo distinto de jugadores y una impronta personal, una idea de lo que pretendo llevar a cabo y de qué manera. Estuve mucho tiempo con Julio y hay varias cosas que tomé de su trabajo porque son muy buenas y sé que funcionan. No voy a negar eso porque sería de necio prescindir de todo lo bueno que tuvo el paso anterior, pero las imitaciones no son buenas", contextualiza.
La presentación ante el plantel había sido frente a una pantalla y las videoconferencias eran única opción. Ahora arrancó el proceso de readaptación. "No es sencillo el paso de lo funcional a lo específico; en esa transición hay que tener un cuidado especial para que las lesiones no sean un problema", explica. En la primera práctica hasta se ocupó de colocar conos, cintas y estacas para los ejercicios programados. Con grupos divididos en no más de seis futbolistas y divididos en diferentes turnos, Sanguinetti repartió indicaciones, siempre en la cancha número cuatro, primero a Jesús Dátolo, Juan Álvarez y Maximiliano Coronel y luego a Martín Payero, Luciano Lollo, Agustín Urzi y Matías González. Los grupos quedaron más reducidos a partir de los jugadores aisladosalhaber dado positivo deCovid-19 en los testeos.
"Está el ideal de lo que querés y las posibilidades que tenés. Hay que ser pragmático en ese equilibrio. Vamos a trabajar para lograr un equipo dinámico y con progresión de juego, que llegue al área rival sabiendo atacar de manera directa y moviéndose en espacios reducidos para contrarrestar la presión. Es importante tener un repliegue bien coordinado, un modo de defender ordenado y que las transiciones sean rápidas. Los técnicos buscamos como base principios esenciales para armar una estructura que facilite la toma final de decisiones, que la tienen los jugadores", describe para perfilar a su equipo.
El inicio de inicio de la competencia a finales del mes próximo o comienzos de octubre es un horizonte demasiado difuso. El modo en el que se organizarán los campeonatos también es una incógnita, pero con la concreta posibilidad de que no haya descensos. "Eso no va a generar que cambie la lógica que tiene nuestro fútbol; acá solo te sostenés si ganás más de lo que perdés", asegura.
A partir de la estructura del fútbol argentino y de la situación económica del país, Sanguinetti vislumbra que el próximo será un período de "mayor brecha entre los equipos que poseen más recursos y el resto". "En una situación como esta lo que venga no va a ser sencillo. Se necesita un replanteo grande, en el que cada equipo tenga lo que puede pagar. Con un mercado acotado y prácticamente la imposibilidad de traer jugadores de otros países de la región, habrá que trabajar mucho para sacar el máximo de los recursos con los que se cuenta".
En el predio que tiene en Luis Guillón, Banfield generó las condiciones para el surgimiento de varios jugadores. Sanguinetti, producto de ese semillero, considera que sostener ese proyecto es indispensable pero que para eso debe "haber una armonía que contenga a los juveniles que se incorporen al plantel, porque una situación inconveniente puede perjudicar la evolución de un chico con buenas condiciones".
Capitán desde el arranque de los dos primeros de Falcioni en Banfield, apenas dejó la cinta y le puso punto final a los días como futbolista profesional se convirtió en uno de sus ayudantes. El recorrido que emprendieron juntos desde entonces tuvo la etapa de mayor trascendencia en Boca. "Trabajar en uno de los clubes más grandes de Sudamérica me resultó una experiencia maravillosa y fue bárbaro haber conseguido cosas importantes. Convivir con todo lo que implica una institución de ese tamaño, con esa repercusión, organizando un calendario con una gran cantidad departidos y teniendo que resolver distintas situaciones es un gran aprendizaje. Lo tomo como un gran paso, muy importante".
-¿Cómo fue la convivencia de ese cuerpo técnico con Juan Román Riquelme?
-Siempre hubo un buen vínculo, se comportó como un caballero y trabajó de manera sumamente profesional. Fue un privilegio tenerlo, es el jugador mejor dotado técnicamente con el que me tocó compartir un lugar en el fútbol.
-Habías iniciado tu carrera como técnico en Paraguay pero luego volviste a ser ayudante, ¿te costó esa decisión?
-En ese momento prioricé el llamado de Julio y de club; si no era él y no era Banfield, hubiese sido distinto.
-¿Falcioni entendió que ahora te quedes como entrenador?
-El club tuvo una postura muy clara, que es la de que Julio pase a ser mánager. A partir de ahí surgió la posibilidad para que yo sea el entrenador. Hubo una relocalización de las funciones. Obviamente que lo primero que hice cuando me ofrecieron el cargo fue hablar con él. Y también yo tenía que tomar una decisión pensando qué es lo más beneficioso para uno, porque además es una realidad que sino me quedaba sin trabajo. Consideré que era el momento indicado para aprovechar la oportunidad.
Esta es la segunda vez que Banfield anuncia la continuidad de Falcioni, pero en el rol de manager. La primera ocurrió cuando concluyó su tercer ciclo en la institución y se inició el de Hernán Crespo. Nunca ocupó ese cargo y terminó por volver a la dirección técnica tras la salida del actual DT de Defensa y Justicia. Desde el entorno del hombre que condujo a Banfield en el logro más grande su historia con el campeonato en el torneo Clausura 2009 son cautos: "Todavía Julio está estudiando la posibilidad. Hay tiempo, la idea es que se reúna con la dirigencia en diciembre".
A los 8 años empezó a jugar en la escuelita de fútbol de Banfield, debutó en la primera a los 18 y se retiró a los 37. Las casi tres décadas de formación, surgimiento y consolidación como futbolista estuvieron pintadas de verde y blanco, a excepción del semestre como jugador de Racing en 1993. Con el Taladro transitó desde el ascenso hasta la Copa Libertadores para convertirse en quien más partidos disputó en la historia del club. Apenas terminó la etapa como jugador se incorporó al cuerpo técnico. Ahora ocurrió lo que iba a suceder antes o después y Javier Sanguinetti tomó la conducción principal. "Acá me formé en todos los sentidos, pude transcender y cumplir el sueño que tenía de chico de vivir del fútbol. Conozco la idiosincrasia, lo que siente el hincha, lo que se pasó y la actualidad. El compromiso que tengo es muy especial". Cuando se reanude la competencia tendrá el estreno como entrenador en el club de toda su vida.
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