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Javier Pastore: “Cuando sos jugador creés que podés hacer lo que se te canta”
La intimidad del crack: el padecimiento de su cadera, los planes para el futuro y la amistad con Mbappé, Griezmann, Ibrahimovic, Neymar, Beckham, Cavani, Messi y su “hermandad” con Lavezzi
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Prácticamente a diario se encuentran en la puerta de la American School, en Pozuelo de Alarcón, a media hora de Madrid. Dos vecinos del lugar, dos padres cualquiera… o no tan cualquiera. “...Cuando llegué a Francia, en 2011, un periodista español, él muy amigo de Griezmann, me hizo una entrevista. Y al final me pidió una camiseta para Antoine porque me contó que le gustaba mucho mi juego… Como que me tenía un poco de ídolo. Y por otro lado, la mujer de Griezmann y mi mujer se hablaban bastante por Instagram, pero sin conocerse entre sí. Con los años, nos enfrentamos en las canchas. Pero el primer día de colegio, acá, cuando llevamos a los niños… estaban Antoine y su señora, Erika, porque los niños de ellos van a la misma escuela. Nos acercamos, claro, y a partir de ahí nos juntamos mucho, comemos bastante seguido y nos vemos casi todos los días en el cole. Todo nació porque él miraba mis partidos, y ahora soy yo el que le digo ´vos sos mi ídolo, yo te voy a ver a vos…' Y él, viste, es medio sudamericano, tiene todas las costumbres nuestras: el mate, el asado, la música, si hasta escucha cumbia santafecina... Es muy gracioso. ‘Vos sos más argentino que yo, que ya soy más europeo…’, le digo y bromeo con Antoine. Pero la tonada lo delata: Javier Pastore es tan cordobés como siempre.
-Sos amigo de Griezmann y jugaste con Mbappé en PSG. ¿Cuántas veces hablaron del Mundial?
-Nooo… Bueno, con Kylian sí. Lo vi un par de meses después de la final en Qatar, cuando PSG fue a entrenar y a hacer un partido. Y estuve en el vestuario, con él, con Messi, con Ney. Lo felicité por el Mundial que había hecho y me dijo: ‘Noooo, si el hijo de puta este de Messi nos ganó el Mundial…’ Como un chiste, como diciendo que Leo lo había ganado solo. Hablé mucho con Kylian, es un chico muy centrado: perdió una final y al día siguiente ya estaba pensando en lo próximo que iba a ganar. Tiene una mentalidad increíble. Lo conozco mucho, tengo una muy linda relación con él y es un ganador, compite al 100%. Me sorprende su seriedad a esa edad. Esa seriedad solamente se las había visto a Cristiano Ronaldo y a Messi. Ya en las generaciones nuevas es muy difícil encontrar la concentración y la seriedad que tiene Kylian. No lo veo en otros jóvenes... quizás sí en Haaland. Pero es difícil encontrar esos rasgos. Kylian está siempre concentrado y dispuesto a dar más, y eso siempre me resultó sorprendente.
De alguna manera Javier sigue siendo un chico cordobés, aunque se convirtió en ciudadano del mundo. Habita con naturalidad un mundo de celebridades, de príncipes a estrellas, pero mucho más lo atrapa perderse entre los desconocidos. Caminar, preguntar, saborear. Curiosear, en definitiva. Que las vueltas del fútbol sirvan para viajar a una dimensión más humana. Le gusta aprender, quiere entender. Está lleno de inquietudes y de conceptos. Su palabra lleva espesura. “Siempre me gustó ser parte del lugar. Desde mi primer año en París, yo quería ir a la casa de los franceses a comer. No entendía nada, pero quería vivir como ellos. Y enseguida empecé a recorrer el Louvre, la Tour Eiffel, des Invalides… Estuve siete años en París, y si me hubiese ido sin hablar francés hubiese sido feísimo, frustrante. Me encanta descubrir costumbres, hábitos diferentes a los nuestros. Y en Italia fue exactamente igual y a los seis meses hablaba italiano. Estuve tres años y quise vivir en el centro de Roma, aunque tenía que hacer una hora de viaje hasta el predio de Trigoria, pero yo quería despertarme cada día y estar en medio del foro romano. Abría la ventana, veía las ruinas y se me ponía la ‘pelle d’oca’…”, dice Javier. Sí, piel de gallina.
“…Y estuve seis meses jugando en Qatar y culturalmente vi un mundo totalmente diferente… me tocó vivir un mes el Ramadán y cambiar el día por la noche en mis hábitos. Para mí, para la familia, fue una inexperiencia increíble. Siempre les digo a mis hijos que hay que aprovechar para aprender de lo diferente”. Se refiere a Martina, de 8 años, y a Santiago, de 5, su familia junto con la italiana Chiara Picone, modelo y conductora de TV. Se conocieron en Palermo, cuando Javier llegó a Sicilia en 2009. E iniciaron la aventura… “Fueron siete años en París y otros tres en Roma. Los últimos dos, algo más errantes entre Elche y Doha. Ahora… Madrid. ¿Por qué Madrid? “Queríamos vivir la experiencia de radicarnos en otra gran capital europea. Y digo vivir, no estar de paso como nos había sucedido muchas veces. Ver cómo vive el español, que, creo, culturalmente, es el más abierto de todos. Reciben a gente de todo el mundo, tenés cocina de todo el mundo, productos de todos lados, abiertos a culturas y religiones… es una ciudad con mucho sol. Y estamos encantados de Madrid. Pero, nuestra base en Europa sigue siendo Francia. En París tengo mi casa, tengo muchos amigos, tengo muchas posibilidades de trabajo, me han llamado de clubes, de la televisión… es el lugar que más me marcó profesionalmente y, claro, es el sitio desde el que más me llegan propuestas. Pero ahora, es tiempo de pensar y de prepararme. Capacitarme”, subraya.
-¿Prepararte para qué?
-Cuando sos jugador te creés que te las sabés todas, que no te toca nada, que podés hacer lo que se te canta… Y si te quedás con la cabeza del jugador, el día después es muy difícil. Porque te van a llegar oportunidades, pero vas a ir pensando que podés hacer lo que quieras porque jugaste en la selección o en los mejores clubes, y no. Eso no alcanza, no sirve. Lo que hace falta uno no lo aprendió todavía. Uno solo sabe jugar al fútbol en una cancha, y ante el nuevo desafío, si no estás preparado, en cuanto te equivoques una o dos veces, lo más fácil será echarte. Dirán: ‘Fue un buen jugador, pero no sirve para nada para esto’. Y eso no quiero que me pase. Soy joven, apenas tengo 34 años y debo aprender. Tengo que estar preparado para permanecer. La portación de apellido por lo que uno hizo tiene límites, tiene caducidad. Entonces, soy muy honesto conmigo: si quiero hacer cosas importantes debo prepararme, y debo aprovechar este tiempo para estudiar, conocer y aprender.
Cuando Pastore habla de este tiempo se refiere a la inactividad que arrastra. Javier no sabe si todavía es un futbolista o ya no. Por estos días está por dejar las muletas que lo acompañan hace casi un mes, cuando se operó la cadera izquierda en el Hospital Vithas madrileño. “No soportaba más. Me levantaba con dolor y los primeros pasos ya eran un calvario. Sentarme, agacharme, subirme al auto, me dolía todo el tiempo. Era un sufrimiento diario. La cabeza me decía ‘basta, por favor…’ No quería sufrir más. Por seguir jugando al fútbol la fui estirando, fui probando muchas cosas, terapias innovadoras, y al final fui Conejito de Indias para muchos tratamientos que iban apareciendo… Pero nada, ninguno con el resultado deseado. Sí, me mejoraban para poder entrenar y jugar, pero nunca mejoraba realmente mi calidad de vida. Jugaba un partido y después tenía que estar dos días en la cama por el dolor que sentía”, relata.
El calvario empezó en octubre/noviembre de 2019, en Roma. “Me realizaron una artroscopia de cadera en 2020. Mejoré muchísimo, pero al volver a darle impacto a una cadera dañada fue muy nocivo. Volvieron los dolores y fueron aumentando hasta que jugar al fútbol había dejado de ser un placer. Era un castigo. Sufría en la cancha y sufría después: ni podía jugar con mis hijos. Ahora me coloqué prótesis de cadera completa del lado izquierdo. Fémur y acetábulo de cerámica. Todo encapsulado a presión, sin tornillos ni pegamento, y eso acelera los tiempos de recuperación. Me operé un martes y el miércoles estaba caminando. Y sin dolor. Después de la rehabilitación, que estoy haciendo todas las mañanas… vida normal. Increíble, poder decir vida normal… me cambió la cabeza. Estoy feliz”. Se ilumina al redescubrirse.
-Mientras el ciudadano recupera sus hábitos, ¿el futbolista se puede entusiasmar?
-Hoy estoy tranquilo. Durante el sufrimiento de varios años, mi cabeza se fue preparando para el retiro. Porque el dolor me había ido quitando las ganas de entrenar, de correr, porque sabía el dolor que llegaría después. Pero, como si estuviese atrapado en un círculo, lo seguía haciendo porque compitiendo era más llevadero el dolor. Estos últimos 8 meses, desde mayo/junio de 2023 que terminé mi contrato en Qatar, con Qatar Sports Club, el dolor era 10 veces más fuerte porque ya no tenía la adrenalina ni la motivación de hacerlo para llegar al partido del fin de semana. Sabía que no iba a poder hacer un pase, un gol, entonces el dolor se multiplicaba por mil. Mi cabeza dijo basta. Algunos de los cirujanos que consulté me dijeron que sí podría jugar con la prótesis en un club con menos exigencia, y otros me dijeron que no. Mi cabeza hoy no piensa en volver a jugar al fútbol, solo quiero recuperarme y estar muy bien. Y si llego a sentirme bien al correr, tal vez me vuelva a dar ganas. Y solo ahí me lo plantearía. Porque, es cierto, no me gustaría terminar mi carrera de esta manera. Si no siento dolor, creo que las ganas de jugar un poco más me van a venir. Jugar al fútbol es lo que hago desde que tengo 5 años…
-Hoy tenés 34 y, más temprano o más tarde, ya no jugarás. ¿Te querés preparar para dedicarte a qué?
-He pensado mucho, mucho, en estos meses, he hablado con mucha gente del ambiente, desde entrenadores hasta excompañeros que ya dejaron y realizan otras actividades dentro del fútbol. En mayo comenzaré un curso sobre gestión de club, me gusta más el rol de director deportivo. Estar con el plantel y con el club, actuar de nexo. Siempre me gustó escuchar y aprender, me veo más cercano al perfil del dirigente que del entrenador. El entrenador, hoy, tiene todo su tiempo ocupado entre mil tareas. Y yo, hoy, el tiempo ya lo estoy disfrutando muchísimo con mis hijos, porque se los quité durante mi carrera. Descubrí disfrutar de sus días de cumpleaños, y eso ya no lo querré perder más. Creo que la gestión, sí, te ofrece más tiempo para vos. Y, también, ahora comenzaré cursos intensivos de inglés, que es el idioma que me falta aprender bien bien, para sumarlo al francés y al italiano. Y, quizás, luego, no descarto hacer el curso de entrenador porque tal vez dentro de 10 años, con mis hijos ya grandes, me pica ser entrenador.
El último paso de Pastore como futbolista, en Qatar
تعاقد نادي قطر الرياضي مع المحترف الأرجنتين خافيير باستوري قادماً من نادي ألتشي الإسباني لتدعيم صفوف الملك القطراوي .#الملك_القطراوي💛🖤 pic.twitter.com/CQ2dwHuLBC
— Qatar SC | نادي قطر الرياضي (@QatarSportClub) January 11, 2023
-Tu carrera estuvo marcada por la cercanía con ‘famosos’. Como Beckham…
-La persona más humilde que conocí en el fútbol. Me sorprendió, todo. La profesionalidad en el día a día, sabiendo que en París ya era su última etapa como futbolista. No jugaba mucho, no era siempre titular, e igual lo daba todo. Siempre con buena cara. Hasta el día de hoy, cuando tengo la suerte de cruzarlo con cierta frecuencia en eventos y en las canchas, me trata de igual a igual… Bueno, sería lo normal, ¿no? Pero te juro que no es tan normal entre futbolistas o personajes públicos tan trascendentes. Recuerdo que nosotros íbamos vestidos común, digamos, a las prácticas, y él las primeras semanas se aparecía de traje, corbata, elegante… y se dio cuenta de que no era necesario. Y se adaptó, cambió, se puso a la par nuestra. Son detalles pequeños, pero lo describen como persona. Aunque con él siempre será imposible, buscaba no llamar la atención.
-Con Ibrahimovic sos el argentino que más años jugó…
-Ibra hizo su personaje como jugador, para afuera, que es muy distinto a su figura para adentro. Lo ves arrogante en la cancha, si le tiene que pegar una cachetada al rival se la pega, si quiere menospreciar a alguien lo hace aunque haya 100 mil personas. En sus declaraciones es pedante, sí, siempre lo hizo. Pero dentro del grupo es el mejor compañero que tuve, el mejor capitán que me tocó en mi carrera. Él me hizo crecer muchísimo. Él me hizo ver el fútbol de otra manera, él me empezó a convencer de que yo debía ser un ganador todos los días. A mí me gustaba tirar caños, divertirme en una cancha, siempre tratando de hacerle daño al rival, pero para mí, primero estaba divertirme. Y él me dijo: ‘Todo esto no lo tenés que perder, pero si lo vas a hacer, debe servir para llegar al otro arco y hacer el gol. Sí o sí’. Me obligó a crecer. Y a los jóvenes nos aconsejaba muchísimo… Uno cuando era chico solo quería jugar y que la plata se la manejara otro, y no, él te decía que no debías perder el control de tu dinero. Compartimos muchos años juntos, compartimos vacaciones, hicimos millones de cenas en nuestras casas... es un gran gran amigo.
-Con Cavani fueron siete años juntos entre Palermo y PSG. ¿Triunfará en Boca?
-Claro, si es un profesional como pocos, siempre al 100%. El pasó dos años jugando de extremo izquierdo en París, venía de hacer 63 goles en Italia y aceptó ir a jugar por afuera… Y dijo ok, no pasa nada, juego ahí. E hizo 35 goles jugando de extremo izquierdo. De Cavani sólo podés aprender. Hoy con las generaciones nuevas… A un 9 de área le decís que vaya a jugar por fuera y te contesta ‘ni en pedo voy afuera’. Edi suma muchísimo en el día a día; podrá errar goles o se los podrá atajar el arquero, pero el profesional y la persona valen por otros 30 jugadores juntos. Él es otro amigo, amigo; antes de viajar a Buenos Aires me fui a Valencia y estuve cinco días con su familia.
-¿Y Neymar es…?
-Un fenómeno, muy buena gente. Vive su vida como él quiere, nadie le va a manejar la vida. Sacando a Messi, yo no vi nunca a otro jugador tan talentoso como Ney. Tiene todas las cualidades… ¿Reacción? El mejor. ¿Velocidad? Es rapidísimo. ¿Conducción de pelota? El mejor. ¿Dribling? Te hace lo que quiere. ¿Gol? Con cualquier pie. ¿Salto? Va altísimo. Tiene todo. Si vos decís un jugador soñado, cómo lo querés, decís Neymar. Si él hubiese querido, le peleaba el Balón de Oro a Messi, a Cristiano y a quien fuera, pero él vive su vida de una forma distinta, no vive para el fútbol al 100%. Lo quiero mucho, le he escrito bastante ahora, durante su lesión. Yo al principio me esperaba a alguien arrogante y me equivoqué.
-En PSG tuviste grandes entrenadores. Empezando por Ancelotti.
-Ancelotti fue un gran entrenador, me dio muchas herramientas. Como gestor de equipo, de vestuario, de estrellas, es el que más me marcó, el que mejor se relacionó con un plantel. Conseguía que estuviesen todos contentos, los que jugaban y los que no. Muy humano, muy querible. Es muy difícil encontrar planteles donde todos sientan lo mismo por un entrenador, y Carlo lo lograba. Unai Emery me enseño mucha táctica, salidas de balón y análisis del adversario. Con Laurent Blanc fueron los tres mejores años míos en PSG; jugábamos muy bien y ganamos los cuatro torneos locales los tres años de manera consecutiva. Y no quiero dejar de mencionar a Ángel Cappa, la persona que me dio la confianza para creer en mí. Habían pasado varios entrenadores por Huracán y ninguno me había ofrecido la posibilidad de debutar, pero Ángel, con sólo un entrenamiento, me dijo que yo iba a ser su jugador para todo el torneo. Aunque jugara mal, iba a jugar yo. Y Delio Rossi, en Palermo, fue increíble: se ocupó de mí. Cuando llegó, me dijo: ‘Vos conmigo el primer mes no vas a jugar, vas a ir al banco, pero vamos a trabajar tácticamente todos los días, nosotros solos, después del entrenamiento con el grupo’. Y me enseñó tanto, que me cambió mi manera de pensar, de jugar, mi lugar en el campo, aprendí cuando ayudar y cuando no. Él cambió al 100% mi manera de jugar para saber encontrar la pelota en lugares del campo a los que yo ni iba.
-¿Mirás fútbol argentino?
-A Talleres lo veo por TV, claro, si no es muy tarde. Sino, ¿sabés qué hago si estoy acostado? Me pongo los auriculares y lo escucho en la radio. Me encanta escuchar los partidos por radio. A veces me duermo, y a veces los escucho hasta el final. Y veo muchos resúmenes, porque los horarios son muy tarde y yo ahora ayudo a mi mujer con los niños, con la escuela y las actividades. A Boca también lo veo bastante, por Cavani. También lo veo a River, porque me gusta mucho como juega. Y acá en España he ido muchas veces a la cancha. Al Real, y mucho más al Atlético, por los conocidos, por el ‘Cholo’, por Griezmann, por Morata, me invitan y voy seguido. Y tengo amigos en Getafe, en Rayo Vallecano… y yo voy a ver a mis amigos.
-Y si de amigos se trata, ¿cómo vivís el momento de Lavezzi?
-El ‘Pocho’ es mi amigo... No, no, es un hermano. Yo ya estaba en París cuando él llegó con su carácter, con su atrevimiento y creó un ambiente tan lindo en el vestuario de PSG que fue increíble. El Pocho me enseñó muchas cosas a nivel humano, por eso sufrí tanto con lo que le pasó ahora, pero a la vez estoy contento porque la internación es para pelearle a esa adicción que tiene con el alcohol. Fue una decisión de él y de su hijo, fue un paso muy grande el que dio. Con él hablo muy seguido, casi todas las semanas. El Pocho me enseñó cómo ser generoso con los demás, como estar dispuesto a darle una mano al otro… Nunca había tenido un amigo dispuesto a estar así, incondicionalmente como es él. He tratado de copiarlo, el Pocho tiene muchas cosas buenas.
-Jugaste con Di María entre 2015 y 2018 en París. Viste a diario su angustia por la selección…
-Con Angelito vivimos tantas cosas. Prácticamente almorzábamos o cenábamos a diario todos juntos, en familia. La pasó muy mal, muy mal. Como todos en aquellos años de la selección, pero yo creo que además, Ángel se lo tomaba todo muy personal. Para Ángel, cada derrota era culpa suya. Eso lo hablaba mucho con él, le decía que no debía ser tan crítico con él mismo porque éramos 23/25 los que íbamos y perdíamos todos, no sólo Leo y él por ser los mejores. Pero Ángel lo vivió siempre así, también en París se sentía responsable de las derrotas. En la Argentina se han dicho cosas tan horribles, tan crueles… Yo ya desde afuera, porque desde 2017 ya no fui más a la selección, leía cosas durísimas contra él, contra Leo y me dolía el alma… Por eso la alegría tan grande que sentí en Qatar fue por ellos, por los chicos que habían comido mierda tantos años. Si yo hubiese ganado el Mundial, creo, no hubiese sentido tanta felicidad como la que sentí por la consagración de ellos.
-En el verano europeo de 2022, meses antes del título, estuviste con ellos. Parecías uno más del plantel.
-…jajaja, sí, a Nahuel Molina lo conocía ahí, en esas fiestas, y él me decía: ‘De chiquito veía tus videos, me encantaba como jugabas’. Me hacía sentir un viejo, pero era la realidad. Creo que soy muy humano, a mí no me gusta compartir un par de año con alguien y después olvidarme y no saber nada más de él. Me gusta mantener las relaciones. Y ese verano en Ibiza, Leo se enteró de que yo estaba por ahí y me escribió para invitarme a su cumpleaños. Fui, y estaban los chicos de la selección, y después fue el cumple de Paredes, con quien no había compartido tanto, y también me invitó a su cumple. Yo trato siempre de ser yo, no he hablado mal de nadie y trato de sacar lo bueno de cada uno. Trato de ayudar a los demás, porque en algún momento los jugadores por ahí estamos un poco solos.
-¿Qué relación tenés con Scaloni?
-Si no me equivoco, porque mi memoria es muy mala, nos enfrentamos en algunos partidos de Palermo vs. Lazio. Después, yo estuve en la etapa de Sampaoli en la selección y él empezaba a trabajar con el cuerpo técnico y siempre me cayó muy bien. Es una persona muy simple, humilde, siempre tenía buenos consejos para los más chicos. Cuando hablaban él o Mascherano, yo les prestaba mucha atención. Después, ya con Lionel como técnico de la selección, antes de jugar la Finalissima se entrenaron una semana en Bilbao y fui a verlos. Estuve con ellos en los entrenamientos y el vestuario. Tengo una linda relación. Del Mundial me perdí los dos primeros partidos, y después me fui a Doha. Pude estar con los chicos después de la final, solo un momento para no robar su tiempo de festejos. Pero viví esa fiesta ahí, y fue hermoso.
Pastore: talento en acción
-Jugar con Messi…, ¿de qué se trata? En la Copa América de 2015 fueron muy buenos socios.
-Es algo loco… la verdad que en ese momento uno no piensa en nada, se pone a la altura del compañero y no se condiciona por quién es más y quién es menos, aunque uno lo sabe, desde ya. Leo esta allá arriba, muy lejos de donde quedamos nosotros. Pero no idolatrándolo, es tu compañero, entrenás con él, jugás con él. En cambio hoy, ahora veo un video y me pasan cosas raras, me siento muy feliz. Incluso lo veo con mi hijo, de 5 años, que ya es fanático del fútbol, y me pregunta pero ‘papá vos jugaste con Messi, y esto y aquello’. Hoy, saber que pude compartir con Leo una cancha, un vestuario, una pared, un pase gol… y es mágico. Yo no quería errar un pase con él ni con nadie, pero es verdad que hubo mucha conexión en esa Copa América y lamentablemente no se ganó.
-¿Cómo viviste la tensión PSG/Messi?
-Esa situación incómoda estuvo propiciada más por el francés que por el club. Viéndolo de afuera, el club se trató de proteger a sí mismo porque el club sigue ahí y seguirá ahí. Y la gente va a seguir yendo a la cancha a ver a su club. Un club nunca se va a poner del lado del jugador, nunca, porque tienen por detrás muchísimas más cosas que un solo jugador, aunque hablemos del mejor del mundo. Pero el francés estaba muy dolido por el Mundial, y por un montón de cosas, y no le perdonaban ni un pase errado. Sentían despecho. Y lo silbaron, como increíblemente silbaron a Neymar. El francés es difícil, y es difícil ganárselo. Yo he tenido suerte, a mí me han querido mucho desde el primer día, y sostienen un afecto que sólo agradezco. A veces no logro entender por qué me quieren tanto.
-Jugaste un Mundial, Sudáfrica 2010, el de Maradona y Messi…
-Eso fue increíble, y yo con 19 años. Yo idolatraba a todos los jugadores de ese plantel, estaba metido en un sueño. Joven, atrevido, en mi plenitud… los miraba, escuchaba, copiada. Increíble. Me entrenaba con Leo, que estaba imposible, se driblaba a los 11 y lo volvía a hacer antes de convertir, y desde lejos se escuchaban los gritos de la gente: ‘Maradooooona/Maradona/ Meeeeesi’. Yo me decía: ‘Quiero eso, quiero que el día de mañana coreen mi nombre’. Y por las noches, el Diego pasaba por los cuartos, te saludaba y te decía ‘descansá bien, ¿cómo te sentiste hoy, necesitás algo?’ Parecía mi viejo, ¿entendés? Sudáfrica fue un sueño.
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