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Iván Pillud: "En Racing podemos construir una buena década si seguimos este camino"
Este miércoles Iván Pillud cumplirá 33 años. Nueve de esos los pasó en Racing, donde acaba de dar su segunda vuelta olímpica y aparece entre los 20 futbolistas con más presencias en la historia de los 116 años del club. Pillud no recuerda cuál fue su debut oficial (27/11/10, ante Banfield) ni cómo formaba aquel equipo. Pero sí se acuerda a qué club llegó: "Me encontré con un Racing devastado. La historia marcaba otra cosa, yo sabía que Racing era un equipo muy grande. Pero acá me di cuenta de que el club estaba mal, se hacían muy mal las cosas. Desde lo dirigencial hasta lo que pasaba en el vestuario o en la cancha. Viví algunas malas, como que entren hinchas al vestuario. No barras, eh. Hinchas. Me sorprendió porque se manejaba todo muy mal. Y yo era pibe, venía de hacer las cosas bien en Newell’s y de pasar por España". Si es real el cambio de paradigma en la mitad celeste y blanca de Avellaneda, aquello de dejar de lado el fatalismo para abrirle camino a un Racing positivo, lo puede responder el lateral que acumula 234 partidos, dos títulos, cuatro goles, una hepatitis e innumerables vivencias en este club que se volvió su hogar casi de manera literal.
–¿Qué más te acordás de tu llegada a Racing?
–En el primer amistoso, con San Lorenzo, me rompí el quinto metatarsiano. Era el equipo de Russo, habíamos arrancado muy bien y todos hablaban del año de Racing, pero después nos pinchamos. Así era Racing: por más técnicos o jugadores que hubiera, el equipo se consumía solo. Eso cambió mucho, hasta el ambiente de la tribuna. Cuando llegué se sentía como un malestar, la gente venía a la cancha sabiendo que era un 50 y un 50, o incluso más para que el equipo perdiera. Venía mal predispuesto el hincha y trasladaba esa sensación. Para mi era inentendible, pero con el tiempo se fue acomodando bastante. Hoy la gente viene más relajada.
–¿Cómo se logra un cambio así?
–Lo que llevó a ese cambio fue el título de 2014. Como que la gente se sacó ese peso de encima, no hacía falta que pasen 35 años ni que estallara el país para que Racing sea campeón. Si vos te cruzás con un hincha de Racing te cuenta que es sufrido, que sufrió toda la vida. Hemos ganado partidos acá 3 a 0 y te cruzás con un hincha dos horas después del partido y te dice: "cómo sufrimos". Pero pará, si ganamos 3 a 0, dónde sufrimos. Esa mentalidad fue cambiando, no fue algo brusco. En 2010 creo que el hincha era más sufrido de lo que es ahora. Hoy vienen, ven el partido, disfrutan. Se lo toman de otra manera. Vienen a ver ganar a Racing. Los primeros años era una euforia todo, en diez segundos pasaban de putearte a alabarte.
–En 2014 volvió Milito. Muchos lo señalan a él como el mentor del cambio de paradigma.
–El hincha le tomó mucho respeto a su figura, a su persona, a su imagen. Y creo que él y Sebastián [Saja] nos marcaron una línea que todos seguíamos ese camino. Hubo mucho trabajo de los capitanes, fueron complementos perfectos Sebastián y Diego. A los pibes nos tenían cagando, nos hicieron dar cuenta de que estábamos en un club grande y que había que ganar. Nos inculcaron cosas muy lindas, nos desafiaron.
–¿Hoy tomaste esa posta?
–Considero que sí. Me siento con responsabilidad y me gusta. Tenemos un capitán como Lisandro que tiene un carácter como el de Diego o el ‘Chino’. Yo hago de subcapitán, trato de ser el nexo entre los más chicos y los más grandes. ‘Licha’ es una persona muy especial, muy profesional. Yo lo jodo que siempre está fastidioso, pero a veces parece que está de mal humor aunque no lo esté. Y los más chicos a veces no se le acercan, entonces hablan conmigo. Me encanta. Y es lo que pasa con los padres, la educación que te dan vos tratás de dársela a tus hijos. A mi me pasó eso en el fútbol con Diego y Sebastián.
–¿Cómo fue el vestuario con River después de quedar afuera de la Libertadores?
–Hay cosas de vestuario que son íntimas y me las guardo para mí. Lisandro dijo que teníamos que salir campeones porque sino no servía de nada lo que hicimos hasta ese momento. Teníamos un potencial de la puta madre, estábamos ilusionados, veníamos jugando bien y no era el mejor River al que enfrentábamos, no era el que terminó ganando la Copa. Al día siguiente, en el gimnasio, el ‘Chacho’ nos reunió a todos y nos dijo que él se quedaba para salir campeón. Si no se iba. Y creo que ahí el equipo dio una muestra de carácter. Nos veníamos tomando las cosas muy en serio, pero en la Copa fuimos otro Racing. No se qué pasó. No me tocó jugar, lo sufrí muchísimo de afuera. Y encima nos pasó dos veces porque lo repetimos en el torneo.
–Hasta hace unos años pasaba eso ante Independiente, como si en los clásicos de visitante se desdibujara el equipo. ¿Cómo lo cambiaron?
–Lo hablamos mucho. Es la mentalidad, hay que convencerse. La gente siempre me dice que los clásicos siempre los jugué bien. Me reconocen eso. Yo me acuerdo el día que ganamos 2 a 0 por la Liguilla Prelibertadores, en 2015, que cortamos 14 años sin ganar de visitante. Ese día el ‘Chino’ Saja dio una arenga que me hizo poner la piel de gallina, la mejor que escuché en mi vida como futbolista. Sebastián fue un tipo que de alguna forma te pegaba en el corazón, o en donde te tenía que pegar, y reaccionabas. Como un bife de tu vieja cuando sos chiquito. Se le caía la baba, sacado, dentro del vestuario. Y ese partido lo salimos a jugar a vida o muerte. Nos hizo dar cuenta de que nosotros podíamos cambiar la historia, que teníamos un equipazo. Así fue. Tapamos muchas bocas, porque era una mochila pesada esa de los 14 años sin ganar en la cancha de ellos.
–¿Qué similitudes y qué diferencias hay entre este campeón y el de 2014?
–Las similitudes son el grupo humano que conformamos, todos nos llevamos muy bien con todos. Y que tanto el ‘Chacho’ como Diego [Cocca] en su momento encontraron el complemento justo entre juventud y diferencia. Milito me decía que los más grandes ganan torneos y los más chicos partidos. Me quedó grabado. Y pasó en los dos campeonatos. Encontramos el complemento perfecto. Y la diferencia es que en 2014 nos costó encontrar el ritmo, tuvimos altibajos hasta le fecha 13 que metimos seis victorias sin que nos conviertan goles. Fue un salto de calidad en el momento justo. No veníamos siendo un equipo regular. Íbamos a Tigre y perdíamos 4 a 0, o empatábamos o perdíamos en casa. Ahora hicimos un campañón. Jugamos más fechas y desde el partido 4 fuimos siempre primeros, el equipo tuvo más regularidad.
–El día del festejo ustedes y los hinchas ya pidieron salir campeón otra vez. Eso también es un cambio de mentalidad.
–Yo siento que estamos en la búsqueda de construir un camino de gloria. Creo que podemos construir una buena década si nos ponemos el objetivo, si seguimos por este camino. Es difícil porque a veces te relajás cuando conseguís algo. Terminó el torneo, salimos campeones, festejamos y ahora que estamos entrenando otra vez creo que seguimos siendo el mismo equipo humilde y noble. Vamos a lograr muchas cosas.
–Ya lo han dicho: el sueño es la Libertadores 2020.
–Hablo mucho con Octavio Manera, que es el profe. Yo con los 33 años que asoman me siento un pibe, en los entrenamientos el GPS me da que soy de los que más corre. Tengo mucha ilusión de jugar y ganar esa Copa, es lo único que me falta con el club. Después vendrá el Mundial de Clubes, el Real Madrid, el Barcelona. Pero no. Yo quiero ganar la Libertadores.
–¿Por qué seguís en Racing aunque no juegues?
–Yo no quiero que se malinterprete, que parezca que estoy contento con no jugar. No estoy cómodo, me encanta jugar, sufro esto de estar afuera. Pero hablo mucho con Maxi, mi hermano mellizo, sobre esto. Considero que más allá de los años, de lo que represente en el club, de ser un referente, no es una obligación que me pongan a jugar. No se juega con el apellido. El fútbol son momentos. Yo tuve la suerte de que desde que debuté en Newell’s siempre fui titular, nunca había perdido el puesto hasta que llegó Renzo [Saravia]. Necesitaba conocer algo nuevo como ir al banco, o que no me toque concentrar. Y demostré que cuando juego puedo ser titular. Pero Renzo es un monstruo, está en la selección. Se que con mi esfuerzo lo hago mejorar a él.
–¿Qué te dio Racing?
–Me dio prestigio como jugador. Me dio de comer. Me jearquizó. Aprendí mucho, maduré con este club. Me dio muchas cosa de las que hoy soy como persona. Me dio satisfacciones, me dio tristezas.
–¿Qué le diste a Racing?
–No me gusta hablar en singular. Creo que nosotros le dimos dos títulos al club. Y no es poco. Le sigo dando cariño. Desde que llegue que le doy mi pasión, mi profesionalidad y un respeto enorme a este club. Sigo insistiendo que le debo mucho más por todo lo que me dio. Tendríamos que volver a hablar cuando salgamos campeones de la Libertadores 2020.
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