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Italia '90 en el recuerdo: el día en que Valdano se ahogó en "la orilla" y abrió una grieta entre Maradona y Bilardo
"Dame seis meses de tu vida y yo te doy un Mundial". Las palabras del DT quedaron unas cuantas semanas dando vueltas en la cabeza del delantero. La respuesta llegó el 7 de noviembre de 1989. En el Luna Park, Diego Maradona festejaba su casamiento con Claudia Villafañe, y Carlos Bilardo, el sí de Jorge Valdano. El jugador de Las Parejas (Santa Fe), que el 4 de octubre había cumplido 34 años, volvía al fútbol. Empezaba el operativo retorno. La puesta a punto con la selección se concretaba tras haber anunciado su retiro en Real Madrid en marzo de 1987.
La hepatitis que forzó su determinación era un lejano recuerdo. Los más de dos años y medio de inactividad condicionaban fuertemente su sueño. Igualmente, valía el esfuerzo por jugar en Italia '90.
Pero el 5 de mayo, en Suiza, una ruptura fibrilar en el músculo tibial izquierdo, durante un entrenamiento, complicó su aventura, con el Mundial a la vuelta de la esquina. Valdano, que no había estado ni entre los suplentes en el empate 1-1 con Austria de tres días antes, analizaba su situación con sorprendente objetividad: "Estoy tranquilo. Se trata sólo de una interrupción que se verá qué alcance tiene. Si es muy larga, habrá que despedirse del Mundial. Es una hipótesis muy triste, pero me queda la tranquilidad de haber hecho todo lo posible para estar. Cuando uno juega con los límites, a veces gana uno y a veces ganan los límites".
Ya instalado en Trigoria, tras el empate en uno con Suiza, en Berna, intencionalmente o no, Bilardo explicitó un subjetivo comentario: "Yo no puedo dejar librado nada al azar. Tengo que estar listo. Seis o siete jugadores siempre deben tener la visa preparada". ¿A qué se referiría el DT?
No quisiera cometer los mismos errores. Necesito una dosificación. Sé que si estoy para jugar 20 o 30 minutos, formaré parte de la lista
"Lo de Valdano fue preocupante, pero hoy soy relativamente optimista", confesaba Raúl Madero, el médico de la selección, en Alcatraz II, emparentando irónicamente la concentración romana con la del club América, en México 86. "El 20 es la fecha límite que hemos fijado. Si después de la exigencia de ese día el problema persiste y no puedo entrenarme por 15 días, habrá que renunciar al Mundial", admitía Valdano. Lejos de aclarar las cosas, el cruce de declaraciones del 11 de mayo sumaba más confusión.
El sábado 19, por primera vez en dos semanas, el delantero no sólo realizaba tareas físicas de mediana exigencia; también participaba de una informal práctica de fútbol. Antes se había sometido a estudios en el Centro de Medicina del Deporte del profesor Antonio Dal’Monte. "Todavía no puedo decir si va a integrar la lista. Tengo que ver cómo está mañana y seguir su evolución. El entrenamiento de esta tarde no sirve de medida. Lo importante, por ahora, es que se recuperó," anunciaba Bilardo.
"Estoy con la incertidumbre de saber si físicamente llegaré. No quisiera cometer los mismos errores. Necesito una dosificación. Sé que si estoy para jugar 20 o 30 minutos, formaré parte de la lista, pero no me conformo con esto", se sinceraba el hombre que marcó el segundo gol en la final de México 86 ante Alemania. "Hasta el 29 puedo presentar la lista. Tengo que ver cómo están Valdano y Giusti", agregaba el DT.
Adiós al sueño mundialista
El domingo 20, a las 13, la selección partía a Tel Aviv para jugar dos días después con Israel. Ricardo Giusti, que no había participado en el partido informal del día anterior, no viajaba. "No tiene sentido que lo llevemos si no puede hacer fútbol. Es mejor que siga la recuperación en Trigoria. Tengo tiempo para verlo a la vuelta", aclaraba Bilardo. Valdano no viajaba a Israel ni se quedaba en Roma. Su destino era Madrid.
El conductor de la selección le había comunicado su desafectación en una reunión que el delantero calificó de "fría". Ni Juan Gilberto Funes ni Ramón Díaz. Ni la preferencia mayoritaria de los hinchas, ni el deseo-pedido del presidente Carlos Menem pudieron con la enemistad entre Maradona y el goleador riojano de Monaco, la razón principal de la no citación de Ramón para ocupar el lugar de Valdano.
"Me incliné por Calderón porque ya trabajó con nosotros y me asegura la posibilidad de cumplir varias funciones", se justificaba el entrenador al referirse a la elección del delantero que acababa de quedar libre de Paris Saint Germain. "Prometemos según nuestras esperanzas y cumplimos según nuestros temores". La frase que patentó el escritor y militar francés François De La Rochefoucauld parecía describir mejor que nada y nadie los hechos.
"Valdano va a ser el último a quien voy a esperar para dar la lista de 22", había anticipado el entrenador un mes antes, en Camerino. ¿Qué sucedió entre la práctica del sábado 19 por la tarde y el viaje del domingo 20 al mediodía? ¿Por qué Bilardo adelantó los plazos más de una semana y prescindió de Valdano? "No lo vi para afrontar un Mundial. Su salida se debió a razones físicas. La última lesión fue determinante. Probamos hasta último momento y vi que no estaba para rendir 30 minutos con la intensidad necesaria, como era mi idea", explicaba el DT.
Desde el seno del seleccionado dejaban entrever que los problemas del ex jugador de Real Madrid habían empezado el 6 de febrero. Ese día, en el Maracaná, participó del encuentro de despedida del brasileño Zico y salía lesionado. "Fue un riesgo grande que se pagó muy caro", deslizaban, basándose sobre los informes del doctor Dal’Monte.
"Estoy muy triste. Bilardo se lo podría haber comunicado de otra manera y no diciéndole que no estaba para jugar ni 15 minutos. Mató a dos personas. A una, dejándola fuera del grupo, y a otra, a mí, dentro del plantel. No quiero hablar con Bilardo del tema. Sería desmerecer a Valdano como ser humano", opinaba el capitán, Diego Maradona.
No lo vi para afrontar un Mundial. Su salida se debió a razones físicas. La última lesión fue determinante
La grieta dentro del seleccionado quedó expuesta en Tel Aviv. "Esto no es nada, lo que viene va a ser peor", presagiaba el DT. Desde uno de los balcones del hotel Dan Accadia, buscaba respuestas en la serenidad que transmitía el Mediterráneo. A unos metros, Maradona, junto con su mujer y sus hijas, tomando sol junto a la pileta del hotel, lo desafiaba. Faltaban cuatro horas para el amistoso que la Argentina le ganaría 2-1 a Israel. La imagen decía más que mil palabras. El resto del plantel descansaba en sus habitaciones.
"La ida de Valdano fue un golpe muy duro. Encima se dice que pueden irse Giusti y el Tata Brown. Ellos y yo sosteníamos el grupo. No sé cómo me las voy a arreglar solo". El distanciamiento entre el DT y el capitán estaba en su punto extremo. "El técnico soy yo", habría dicho Bilardo en la reunión con los futbolistas para explicar su decisión.
La cumbre de Valdano: gol a Alemania en la final de México '86
La larga charla entre el entrenador y el 10 durante el vuelo de Tel Aviv a Madrid pareció recomponer el clima. "Bilardo entendió lo que necesitaba el equipo. Mi tristeza no tiene por qué pagarla el resto. Se puede ir Valdano y hasta me puedo ir yo, pero mañana estaremos jugando por más de un jugador y por los argentinos. Yo sé lo bien que le hace Bilardo al seleccionado". Las palabras de Maradona ratificaban la presunción.
"Pasé seis meses nadando y justo me ahogué cuando estaba llegando a la orilla", fue la metafórica explicación con la que, meses después, en una entrevista con Clarín, Valdano graficaba el final de su aventura. "Yo me manejo con evidencias y no voy a mover un dedo para investigar sobre motivos ocultos. No me muevo por sospechas. Acá no hay más realidad que las palabras de Bilardo. Son dolorosas, pero las acepto". Así desmentía que su oposición a los manejos de la FIFA, su predicamento dentro del plantel y su negativa a financiar el viaje de barrabravas a Italia podrían haber sido las causas de su desafectación. Pasaron 30 años. El mar en el que se ahogó la ilusión de Valdano sigue agitando dudas.
*Enviado especial de LA NACION a Italia 90
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