1. –¿Por qué empezaste a teñirte el pelo?
–Fue en San Martín, de Mendoza. En el Nacional B, año 2004. Había llegado hacía poco, mi viejo me vio en un partido por la tele y me dijo que nunca me nombraban, que sólo hablaban del Chueco Blanco, que estaba teñido de rubio: "Isra, estás en un equipo al que pasan una vez por mes, los relatores no te conocen. Jugás bien pero no te nombran, y yo no te veo; veo siempre a Blanco. Teñite". Le dije que estaba loco, que me daba vergüenza. Le pregunté a mi mujer. "Teñite pero de gris", me dijo. Fui a la peluquería de El Santo, muy conocida en Mendoza, y me teñí.
2. –¿Resultado inmediato?
–¡Vos podés creer que sí! A los tres días recibimos a Ferro, fui titular y ganamos 2-0; jugué muy bien. Los diarios de Mendoza me dieron de figura, y Olé también. Hablaban del "platinado Israel Damonte". Mi viejo se reía, la tenía clara. A partir de entonces nunca dejé de teñirme. Ahora ya lo hago en casa, una vez por mes. Llevar el pelo así, de alguna forma, es tener presente a mi viejo, un homenaje.
3. –¿Qué te pasó en Godoz Cruz vs. Quilmes, cuando te fuiste corriendo de la cancha?
–Me estaba c..., ¿qué me iba a pasar? C... mal, eh. Fue en San Luis. Empecé a sentirme mal y le dije a Maglio "no me vas a sacar amarilla si voy al baño, ¿no?". Me dio el OK pero me pidió que le avisara para entrar. Salí corriendo, Polilla [Da Silva] me gritó qué me pasaba, le dije que me estaba c..., vino atrás el utilero a abrirme el vestuario, se cayó, un desastre. Igual, ni llegué al vestuario.
4. –¿Te hiciste en el pasillo?
–No, justo había una mujer policía en un bañito en el pasillo, le pedí por favor que me dejara pasar y descargué todo ahí. Era puro líquido. Me lavé con la canilla como pude, tiré agua, miré que no quedara hecho un desastre y volví a jugar. Al otro día me llamaron de programas de Chile, Italia, España.. Insólito.
5. –¿Quién es Israel Alejandro Damonte?
–Alguien que se levanta cada día tratando de ser mejor persona y de dejar un poquito mejor al otro. Como jugador, un luchador; nunca la tuve fácil. De chico era hábil, como delantero o enganche, y en las inferiores de Estudiantes agarré más sacrificio para llegar a ser jugador de primera, que era mi sueño. Estudiantes completó la formación que recibí en mi casa, donde mi viejo y mis cuatro hermanos eran todos muy futboleros.
6. –¿Estás diciendo que en Estudiantes te hicieron rústico?
–En Estudiantes te hacen jugador completo, te inculcan el sacrificio y el trabajo, dar todo por el compañero. Con la palabra y el ejemplo. Estudiantes tiene una escuela que se transmite de generación en generación, porque en el día a día te cruzás en el club a los campeones del mundo del 68, y a los de generaciones posteriores. Eso es buenísimo. Ahí me enseñaron que hay una sola forma de entrenarse y de jugar: dejar todo.
7. –¿Cuál es el origen de tu nombre?
–A mí viejo le gustaban los nombres bíblicos. "El día en que griten «Israel», vas a darte vuelta vos solo", me decía. Éramos cinco hermanos, y no hay ningún "Juan" ni "José": David, Iván, Israel, Yael y Raffí. Eso sí: a todos nos puso "Alejandro" de segundo nombre, por si acaso. De chico no me gustaba el nombre, quería llamarme "Juan", como un vecino que era el más popular en el barrio. Pero después lo acepté. Entendí que mi viejo nos inculcaba ser distintos, no seguir a la manada. Era una frase que nos tiraba siempre.
8. –¿Sos de La Plata o de Salto?
–Nací en La Plata pero me crié en Salto. David, mi papá, era de Salto y de joven se fue a estudiar a La Plata, y ahí nacimos los tres primeros, pero a los tres años nos volvimos a Salto. Por eso digo que soy de Salto. Mi viejo era hincha de River, pero en La Plata le agarró cariño a Estudiantes y nos inculcó el amor por los dos clubes.
9. –¿Nos tocó el Salto equivocado a los argentinos?
–Ja. ¿Lo decís porque en Salto, Uruguay, nacieron Cavani y Luis Suárez? No sé. Mirá que ellos tienen solamente delanteros y nosotros ponemos a Nereo Champagne en el arco, a Izquierdoz atrás, a Meli en la defensa, al Negro Chávez arriba... Ojo.
10. –¿Quién es el saltense más famoso?
–Guillermo Ortelli, lejos. Salió campeón muchas veces en el Turismo Carretera y es el mejor en lo que hace.
11. –Apodo de infancia.
–Mi viejo me decía "Huevito de Tero", porque tenía muchas pecas, y los huevos de tero son manchados. Después, "Isra". Todos me dicen así.
12. –¿De quién eras hincha de pibe y quién era tu ídolo?
–En casa éramos todos de River, y mi viejo nos inculcó lo de Estudiantes también. Ídolos futbolísticos tuve después; de pibe, mis ídolos eran mi viejo y mi hermano David. Mis superhéroes. Era especial David; estaba atento a todo lo de él. Mi papá siempre nos mantuvo ilusionados en un montón de cosas [se emociona]. "Todo depende de vos. Si te lo proponés vas a llegar", me decía. Me hablaba como si yo fuese grande. Eso me ayudó a crecer.
13. –¿Tus ídolos futbolísticos?
–Maradona, el Enzo, Redondo, Astrada, Palermo cuando apareció en Estudiantes... Un día, ya de grande, me crucé con Redondo y le pedí una foto. Lo veía como a una nave espacial; es el mejor jugador que vi en mi posición.
14. –¿Sufriste privaciones de pibe?
–Vivíamos de un par de gomerías en Salto, cerca del balneario. "El Chueco", se llamaban. Así le decían a mi viejo. Nunca nos faltó para comer. Se complicaba con los botines, la ropa, las salidas, pero esas carencias me ayudaron a ganar un poco de calle. Para un pic nic del colegio no había nada en casa y mi mamá me mandó polenta. La dejé por ahí, me fui a jugar al fútbol y cuando volví, ni la miré: agarré torta y galletitas que llevaron todos. Era un quemo [ríe].
15. –¿Trabajaste?
–Ayudábamos a mi papá en las gomerías, por la propina. Debo confesar que he salido con mis hermanos a poner clavos para tener más clientes. No estaba bien, eh. El puente que cruzaba el río daba enfrente a casa y así como agarrábamos de pechito todas las inundaciones, y por eso hemos perdido muchas fotos y recuerdos porque el agua entraba a casa, todos los que venían de disfrutar el día pasaban por la gomería. Un día pusimos una fila entera de clavos y vinieron 20 autos juntos. Mi viejo se dio cuenta y nos cagó a puteadas delante de la gente. Trabajamos gratis ese día.
16. –¿Se iban de vacaciones?
–Siempre en Salto. Encima, mi viejo no nos dejaba ir al río porque había perdido a un hermano ahogado. En casa no había pileta, entonces con mis amigos salía a recorrer la zona de quintas y donde veíamos que no había nadie, entrábamos y nos dábamos un chapuzón.
17. –En una familia tan futbolera, ¿por qué llegaste vos y no tus hermanos?
–David, el más grande, llegó hasta la quinta de San Lorenzo y siguió en Brown, de Arrecifes; Iván jugó en Salto. Eran buenos pero no tuvieron la suerte de llegar. A mí, el hecho de tener hermanos grandes y no tener un mango me sirvió para no jugar a otra cosa que el fútbol; estaba todo el día en el patio con la pelota. Me aconsejaron mucho con los cuidados. Mi viejo nos decía: "Lo que hagan, háganlo bien; si no, no lo hagan". Yo decidí no ir al viaje de egresados porque no quise faltar a los entrenamientos. Estaba en quinta. Nos daban permiso pero preferí no ir, para cuidar el lugar.
18. –¿Es cierto que los Damonte se iban seguido a las piñas?
–No éramos de buscar, pero tampoco de esquivar [risas]. Mi viejo ya era así, y mis hermanos lo siguieron. Yo zafé porque era mucho más chico; David me llevaba 8 años, e Iván, 4, entonces a mí no me peleaban. Nunca con palos ni armas, solamente piñas. En un boliche, en un partido o en la calle. Por discusiones, nada grave.
19. –¿En la batalla Estudiantes-Gimnasia de Mar del Plata aplicaste tus enseñanzas de los boliches de Salto?
–Todo empezó con una patada de Ascacibar a un rival. Vino Licht, empezaron a empujarse y se armó un tumulto. Estaba hablando con otro y de golpe Rasic me pegó una piña de boliche, esas de costado que no esperás. Cuando me pegó, ya sabía que iba a devolvérsela. Sé que estuve mal, que debí aguantar y agarrarlo en el vestuario, pero nunca me habían pegado una trompada, sin pelota, en una cancha. Pasaron unos minutos y cuando Rasic estaba al lado de Silvio Trucco, fui y le pegué una cachetada y se armó el descontrol. Me dieron solamente tres fechas porque llevé el video de cuando me había pegado.
20. –¿Cómo llegaste a las inferiores de Estudiantes?
–Hice las infantiles en Defensores de Salto, llegué a Racing y en novena quedé libre. Había jugado todos los partidos pero cayó Lalín con su gente y cambió todo. Llamé a David, me preguntó qué quería hacer y le dije "probarme en Estudiantes". Nos tomamos el tren y fuimos los dos solos a La Plata.
21. –¿Cayeron sin recomendación?
–Sí. Me presenté y le dije a Daniel Marchioni, el entrenador, que quería probarme. Nos habíamos enfrentado cuando yo estaba en la novena de Racing: aquel día marqué un gol e hice expulsar al capitán, el Pato Landa Garza, del que después me hice muy amigo. Marchioni se acordaba. Me probó un mes y medio y quedé. El problema es que al principio no me daban la pensión. Viví un tiempo en lo de una tía en La Plata, y luego tuve que irme a lo de mi abuelo en Ezeiza. Me tomaba el 501 a Monte Grande, de ahí un tren a Berazategui, y otro a La Plata, y cuando llegaba tenía 40 cuadras hasta el country. Llegaba muerto. Estuve 8 meses hasta que me dieron la pensión.
22. –¿Quién te pasó de enganche a 5?
–Landa Garza era el enganche titular y capitán. Jugaba muy bien. Arriba estaban Lugüercio y Pavone; la rompían. "Mirá, Isra: te veo condiciones para jugar de 5. Tenés que agregar marca y cabezazo", me dijo Marchioni. A mí no me gustaba cabecear, le tenía miedo. Marchioni fue clave en mi carrera; mantengo contacto hasta el día de hoy.
23. –¿Volvías seguido a Salto?
–Hice mucho dedo. Mi viejo me mandaba con 20 pesos, ponele, y tenía que hacerlos de chicle, entonces Pavone me dejaba en Carmen de Areco y ahí hacía dedo. A la vuelta iba a la entrada y me dejaban en Varela, o Adrogué, y de ahí colectivo a Constitución y luego el tren a La Plata. Un gran agradecimiento al Cabezón Mastantuono, un camionero de mi pueblo que me llevaba seguido.
24. –Te escapabas bastante de la pensión. ¿Verdadero o falso?
–Verdadero. Nos entrenábamos a la mañana, siesta de 2 a 6 de la tarde, escuela de 7 a 9.30 de la noche, comíamos y salíamos. No era complicado: el sereno solía dormirse. El Flaco González, pobre; ya falleció. Éramos 15. Solíamos ir al bosque, nos poníamos alrededor de los autos donde estaban las parejitas y de golpe les pegábamos a los vidrios y salíamos corriendo [ríe]. Grandes recuerdos de El Demo, la pensión del club que estaba en el estadio, en 1 y 55.
25. –¿Por qué Estudiantes tiene un sentido de pertenencia tan marcado?
–Es un valor con el que hace la diferencia. En inferiores tenés de entrenadores a exjugadores de diferentes generaciones. Hoy Sebastián [Verón] es presidente y en breve estarán el Chavo [Desábato] y Chapu [Braña], y luego Mariano [Andújar] y la Gata [Fernández]. Transmiten algo especial en el día a día. También están los jugadores de la primera que dan charlas en las inferiores. En otros clubes donde jugué, por ahí un juvenil dice "no me acerco a la primera para no molestar". No. En Estudiantes somos todos lo mismo: los chicos deben conocer el vestuario de la primera, saber lo que significa Estudiantes para nosotros. Después, te inculcan –y yo lo hice con los jóvenes– ir a la cancha a ver a Estudiantes. No está bien que vayas a ver a Boca o a River y luego subas una foto; el que te da de comer es Estudiantes. "Vení a vernos a nosotros, así le ganás al tiempo".
26. –¿Por qué jugaste tan poco en tu primera etapa?
–Debuté en 2001, contra Racing en Avellaneda, con Craviotto como entrenador. Echaron a Pelusita Cardoso y tuve un partido espectacular. Empatamos 0-0. Pero era otro Estudiantes: no les daban tanta importancia a los chicos del club. Tuvimos que irnos varios en esos años: el Chino Benítez, Desábato, Nardi, Lugüercio. Traían jugadores importantes y otros para rellenar, y ese relleno era el que te sacaba el lugar. Habré jugado 15 partidos en 3 años y me dejaron libre.
27. –¿Cuál es la clave para hacer goles de cabeza?
–Cuando medís 1,75 es muy difícil que ganes si te quedás esperando parado, por eso siempre traté de correr al espacio y anticipar. Veía mucho a Cholo Simeone.
28. –Siendo hincha de River, ¿no dudaste cuando jugaste en contra estando en Godoy Cruz y corría riesgos de descender?
–No. A mí me enseñaron siempre a ganar. Cuando jugábamos entre nosotros, mi viejo me decía "ganá, ganá y ganá". En Salto, perdía en Defensores, mi equipo, y me iba llorando. Recuerdo un día en que estaba un primo en casa con mi hermano más chico y llegué con dos chupetines. Uno comía yo, y los dos me pedían el otro. Dudé y se lo di a mi primo. Se armó flor de q... después; mi hermano lloró como loco. "Si va a llorar alguien, que llore tu primo", me dijo mi viejo. Me quedó marcado para siempre.
29. –¿Contra Estudiantes también jugaste con todo?
–Claro. Fuimos por el Tomba al estadio de La Plata. Unos meses antes había estado con Braña, Alayes y Desábato en la casa de la Bruja [Verón] en Cariló comiendo un asado. A la Bruja lo amaba, porque venía de Europa en las vacaciones y traía botines, ropa, de todo. Ese día lo saludé antes del partido y a la primera pelota me metió una piña en la boca y me rompió un labio. En la segunda, fue abajo con todo otra vez. "Seba, ¿qué pasa? Me rompiste la boca, casi me partís la pierna", le dije. No me contestaba ni me miraba. Hice el gol y en un momento empezó: "Pendejo de mierda, te voy a matar. Ya vas a venir acá, ¿eh?". Pensé: "¿Qué hago? ¿Me la como o soy yo?". Y me dije: tengo que ser yo, en Estudiantes me enseñaron a ganar siempre. Entonces empecé a meterle y a responderle: "¿A quién te comiste, Verón? Yo te voy a cagar a trompadas". Ganamos 1-0 con un gol mío. Quedó recaliente [ríe].
30. –¿Se te frunció un poco cuando entraste a un Azteca repleto para jugar por Arsenal la final por la Copa Sudamericana?
–Siempre entro c... a la cancha. De esto hablamos los más grandes en Estudiantes: el día en que uno no sienta ese c..., esa sensación de cosquilleo en el estómago, pasa porque a uno le da lo mismo y tiene que dejar el fútbol. Yo me sentía así aunque jugáramos por la Copa Argentina contra un equipo del Federal A. Se va cuando empieza el partido. Es una alarma, una alerta que te mantiene concentrado.
31. –De verdad: ¿los arbitrajes favorecía a Arsenal?
–Mirá: yo estuve seis meses y no lo vi. Eliminamos a River en el Monumental, a Chivas en México, en la final contra América jugamos con uno menos casi todo el segundo tiempo por la roja a Casteglione. Teníamos muy buenos jugadores. Quizás sin Grondona no habrían llegado: Calderón, Biagini, Cristian Díaz, Matellán, San Martín. Y teníamos un gran entrenador, Alfaro. Después, si los árbitros tenían temor de pitar en contra, no lo sé. Estuve seis meses y no lo noté.
BIO
- Nombre: Israel Alejandro Damonte
- Nacimiento: La Plata, 6/1/1982 (criado en Salto, provincia de Buenos Aires).
- Inferiores: Defensores, de Salto (infantiles); Racing (9ª división); Estudiantes de La Plata (a partir de 8ª).
- Primera: Estudiantes de La Plata (2001-2004); Quilmes (2004); San Martín, de Mendoza (2004-2005); Gimnasia y Esgrima, de Jujuy (2005-2006); Veracruz, de México (2006); Nueva Chicago (2007); Arsenal (2007); Asteras Trípolis, de Grecia (2008-2010); Godoy Cruz (2010-2011); Nacional, de Uruguay (2012-2013); Estudiantes de La Plata (2013-2017); Huracán (desde enero 2018).
- Títulos: Copa Sudamericana (Arsenal, 2007); liga uruguaya (Nacional, 2012).
32. –¿Por qué se dio ese romance tan fuerte con Nacional?
–Estuve un año y medio e hice grades amigos. El uruguayo es muy servicial, y si uno no responde al prototipo de argentino canchero, le abren la puerta y le dan el cien. Además salimos campeones. Quiero mucho al uruguayo, me encanta Uruguay y cada vez que puedo, me cruzo. He ido a pasar las fiestas con la familia.
33. –En Nacional tuviste a un Gallardo que recién se iniciaba. ¿Ya se perfilaba como para ser un gran entrenador?
–Sin dudas. Lo que más destaco de Marcelo es su personalidad, cómo trata a todos por igual y la intensidad para entrenar. Es estar siempre al 100, nadie puede regular, y eso es espectacular. Una vez, Viudez caminaba, y Marcelo empezó a retarlo. "Dale, Taba. Dale, Taba", le decía, y como seguía bol..., lo sacó y lo limpió del partido. Viudez era la figura, ¿eh? Y así marcaba un precedente. Lo mismo con Recoba. Tenía esos manejos y personalidad como para sostenerlos. Encima, después venía y te decía: "Isra, el cambio de frente es así". Y pum, le daba con el empeine y la ponía donde quería. Y yo por adentro decía: "A vos te sale eso, a mí ni loco" [ríe]. Además de todo, un crack con la pelota.
34. –¿Cómo fue la historia de la chica con leucemia?
–En Uruguay se hizo público, pero no porque yo me lo propusiera. Un dirigente de Nacional me contó que yo era el ídolo de una chica de 17 años que tenía leucemia y estaba internada. Entré a su habitación en el hospital y tenía un montón de fotos mías en la pared. Se llamaba "Kenia". Charlé más de una hora con ella, le llevé regalos, y a partir de eso se generó una relación muy linda. Nos mensajeábamos, iba a visitarla seguido... Un día, al salir del entrenamiento, me contaron que había fallecido. Fue muy triste, pero al menos ella vivió unos lindos momentos. Hoy mantengo un vínculo con la hermana: tuvo un hijo y le puso "Israel". Es fuerte eso, ¿eh?
35. –¿Por qué a Godoy Cruz le va bien desde hace tantos años?
–Si Godoy Cruz hubiese tenido un Grondona, ya habría salido campeón. En mi época estuvimos cerca pero nos mataron en un partido en la cancha de Banfield. Mansur, la cabeza, es fundamental; también Oldrá, para traer jugadores. Eligen buenas personas y por lo tanto arman grupos excelentes. Y es clave el lugar: Mendoza es una ciudad espectacular para vivir. Te juntás a comer, se genera un ambiente genial. Eso ayuda.
36. –¿Estuviste cerca de ir a River?
–Muy cerca, en el Nacional B. Me llamó Almeyda para decirme que me quería, pero Godoy Cruz pedía plata por el pase, me quedaba un año y Passarella no estaba dispuesto a ponerla por mí. Al final fueron Carlos Sánchez y Aguirre. Una pena. Había dos cosas que soñaba en el fútbol: ponerme la camiseta de River y retirarme en Estudiantes.
37. –¿Para jugar en Nueva Chicago hay que ser guapo de verdad?
–Chicago tiene una hinchada impresionante, muchísima gente que va a todos lados. En mi época nos visitaba la barra; fue bastante difícil. Pedía plata y si no le dábamos se ponía pesada. Estaban en el estacionamiento. Había una cuota fija, pero cuando llegué se plantó Navarro Montoya y se cortó. Terminamos descendiendo. La culpa fue nuestra, que jugamos, pero es difícil hacerlo sabiendo que si las cosas no salen van a apretarnos o a amenazar a la familia.
38. –¿De qué murió tu papá?
–Cáncer de pulmón. Siempre fue muy fumador. Estuvo dos años desde que se lo detectaron; murió en 2013. De todos modos, a mi viejo lo liquidó la muerte de mi hermano, ahí se entregó. David era el más grande. Llevaba su nombre, era su favorito.
39. –¿A tu mamá la tenés?
–No. Ofelia Margarita. Murió antes, en 2002. Tenía 43 años. Cáncer de útero, se fue en 7 meses. Era esa típica persona que nunca va al médico; tuvo pérdidas y ya lo tenía muy avanzado.
40. –¿Cómo fue el accidente en que murió tu hermano?
–El 24 de diciembre de 2009. David vivía cerca de Luján, y se fue con la mujer y el chiquito de 8 meses a llevar al perro a la guardería, para después juntarse en Salto con la familia. Subió a la autopista y de golpe se le vino una Traffic desde del otro lado y cruzó el cantero, no se sabe bien por qué. Era un hombre grande el que manejaba. Dio un salto y lo impactó de frente. Murieron los tres en el acto; al de la Traffic no le pasó nada. Los médicos me dijeron que mi hermano no llegó ni a verlo; tenía el golpe en la cabeza. La mujer, en cambio, sí; intentó cubrirse con un brazo. Y Valentino, mi ahijado, murió desnucado.
41. –¿Cómo te enteraste?
–Estaba jugando en Grecia y me fui con mi mujer y los chicos a Barcelona a pasar Navidad. Cenábamos en un hotel, esperábamos las 12 para brindar, sonó mi celular y pensé que me llamaban de Argentina para saludar. Era mi hermano Iván. "Murieron David, Silvina y Valentino en un accidente", me tiró de una. No entendía nada.
42. –¿Qué hiciste?
–Tengo recuerdos dispersos. Me largué a llorar, llamé a mi representante para que me ayudara a volver y al Flaco Alayes, porque su mujer tiene agencia de viajes. Me consiguieron pasajes a Roma para el día siguiente pero no llegué al entierro. Me quedé un par de semanas en Salto llorándolo con la familia, y el club [Asteras Trípolis] me dijo que volviera cuando quisiera; se portó muy bien. Al volver, me lesioné una rodilla y al toque me desgarré un cuádriceps, algo que nunca me había pasado. El psicólogo me dijo después: "El dolor físico hace que el sujeto olvide sus propios infiernos". Y es un poco así.
43. –¿Pensaste en dejar de jugar?
–No, pero le dije a mi representante que quería volverme. El fútbol es hermoso, es increíble, pero saca muchas cosas, y a mí me sacó momentos con mis viejos y mis hermanos. Me fui muy chico de casa. Mi vieja me vio debutar pero me habría encantado llevarla a conocer lugares, comprarle cosas. No pude estar en el velatorio de mi hermano... Por eso quería estar cerca de la familia.
44. –Fuiste a Godoy Cruz.
–Sí. Y debo agradecerle a Juan Cruz Oller, que más que representante es mi amigo, porque estuvo en los momentos más complicados y me aconsejó en lo futbolístico y en mi vida personal. Yo quería venir a Huracán, pero el club no estaba bien. El presidente era Babington. "Huracán va a pelear contra el descenso. Godoy Cruz tiene buen equipo, vas a jugar, y Mendoza es un lugar hermoso para vivir. Es el club ideal para relanzar tu carrera", me dijo. Y tenía toda la razón.
45. –¿Por qué empezaste a ir al psicólogo?
–Por la muerte de mi hermano. Se me salía la cadena por nada. Me ha pasado bajarme del auto para ir a pegarle a un tipo por una maniobra, delante de mis hijos. Y también me puso muy sensible: un día, mirando "Ratatouille" con mi hija, me largué a llorar porque uno de los protagonistas se acordaba de la madre por una salsa. Me bloqueaba y rompía un plato, esas cosas. Entonces Laura, mi mujer, me dijo que podía terminar mal. Matías Cabrera, un amigo, me recomendó un psicólogo. Jorge Domínguez. Es uruguayo. Un crack, número 1. Sabe mucho de fútbol, además.
46. –¿Sintonizaste de entrada?
–El primer día no me gustó. Era joven, y uno espera al hombre grande, al sabio. Además me dijo un par de cosas que no me cayeron bien. Es que el jugador de fútbol está acostumbrado a patear y que vayan todos corriendo a ponerle el arco para que entre la pelota; con 18 años pasás a ser cabeza de familia, traés la plata a tu casa, y entonces decís cualquier cosa y nadie se anima a contradecirte. "A ver si se enoja y no pone más plata", piensan. Y eso termina confundiéndote. Por suerte tuve a mis viejos, a mis hermanos y a mi esposa que me marcaban cosas, pero el jugador de fútbol cree que las sabe todas. Y termina chocando y haciendo bosta la carrera o perdiendo a la familia y a los amigos, o termina sin saber qué hacer al retirarse.
47. –¿Seguís yendo?
–Antes de cada partido hablamos por Skype y cada tanto voy a Montevideo o viene él. Me sirvió para no declarar en caliente, y como sabe mucho de fútbol, hablamos del partido y del rival. La cabeza del jugador es muy importante, y más cuando no es un dotado. Entonces debo trabajarla mucho. El psicólogo no suele ser bien visto en el fútbol, pero yo lo recomiendo.
48. –¿Cómo empezó la historia de la foto mirando al costado?
–Me saqué una vez una foto con mis hermanos y cuando mi mamá la reveló, un mes después, estaba David mirando al costado y ella se enojó. Repetimos la foto e hizo lo mismo. Después, cuando explotó todo esto hace unos meses, muchos amigos de David me mandaron fotos en las que está mirando al costado. Parece que lo hacía siempre. De chistoso, nomás.
49. –¿Vos lo imitabas?
–Sí, porque era mi ídolo. En la foto del viaje de egresados de la primaria salí mirando al costado. Mi mamá me retó, porque la foto salía cara: "¡Hacés lo mismo que tu hermano!". Estando vivo David empecé a hacerlo en la foto del equipo. El día anterior a la final de la Sudamericana, David vino a visitarme al hotel y le conté que iba a salir mirando al costado. "No seas b..., es la foto del campeón", me dijo. Pero lo hice. Cuando falleció, empecé a hacerlo siempre. Es una forma de tenerlo presente, de recordarlo.
50. –¿Tus compañeros no se daban cuenta?
–Nico Sánchez, en Godoy Cruz, me preguntó una vez: "B..., ¿puede ser que mires al costado?". Lo mismo Augusto Solari, en Estudiantes: "Che, con mi señora miro fotos del equipo para hacer un cuadro. ¿Puede ser que en todas estés mirando a otro lado?". Les conté. En La Plata me preguntó el periodista Joaquín Tabares y después lo agarró Lopresti, un productor de TyC Sports, y ese tuit tuvo muchísima repercusión.
51. –¿Qué te impactó de las repercusiones?
–Que muchos de amigos de David empezaran a mandarme fotos. Que una tía que vive en España que vio en el noticiero la foto de David me llamara porque no sabía nada de esta historia. Que me escribiera el dueño de la guardería donde habían dejado a Teo, el perro, antes del accidente. Muchas cosas.
52. –¿Qué sentiste vos?
–A mí me gusta hablar de mi hermano. No lo tomo como un tema tabú; es la vida. Fue muy lindo ver su imagen por todos lados, que me escribieran sus amigos. Aparte, no es algo que yo busqué. Antes de cada partido, cuando formo, pienso en él, es algo mío, viene a mi mente. Mi hermano era futbolero "mal"; ya de chico me insistía en que me entrenara fuera de horario del club.
53. –¿Es cierto que te ovacionaron apenas dos veces en tu carrera?
–Al "Damonte, Damonte" lo escuché un par de veces más. Una vez en Nacional, hace poco en Huracán, el día en que explotó lo de la foto y le hice el gol a Argentinos, y en Estudiantes contra Atlético Tucumán. Fue la típica ovación de Estudiantes: trabé, gané, trabé y volví a ganar, y la gente gritó "Estudión, Estudión" y al toque "Damonte, Damonte" [ríe].
54. –¿Son muy pesadas las hinchadas en Grecia?
–Nah. Lo que pasa es que para los europeos, que en general son fríos, los griegos vienen a ser quil... Han contratado a hinchas argentinos para que les hicieran la fiesta y les enseñaran. Para vivir es impresionante; íbamos a una playa distinta cada vez que podíamos.
55. –Los mejores amigos del fútbol.
–Uh, tengo muchos... Nico Sánchez, Lugüercio, Juan Cruz Oller, "La Gata" Fernández, Alayes, Mariano Sardi, Pavone, Schunke, Matías Cabrera, Pelusita Cardoso...
56. –¿Te agarraste a trompadas con compañeros?
–Con un croata, en Grecia: me pegó una cachetada en una práctica y se la devolví. Cuando entré al vestuario quise volver a pegarle pero no pude agarrarlo. Eso no va: aprendí que uno puede p... con un compañero, pero nunca pegarle una piña.
57. –Tu día más feliz en el fútbol.
–Recuerdo mucho cuando le hice el gol a Gimnasia en la cancha de Quilmes y ganamos el clásico 1-0 con la gente de Estudiantes; sería el último. No perdí ningún clásico en Estudiantes, ni siquiera amistosos. Y jugué como 15, ¿eh?
58. –Tu día más triste.
–No sé si el más triste pero terminé recontra caliente en mi primer clásico en Huracán. Ganábamos 1-0 en casa, nos perdimos varios goles de contraataque, sentía que algo podía llegar a pasar, el partido no terminaba más, los chicos alcanzaban la pelota rápidamente... Y pasó: San Lorenzo nos empató en el último minuto. Me fui sin bañarme. La amargura me duró cuatro días.
59. –El mejor DT que tuviste.
–Milito, Vivas, Alfaro, el Muñeco. Milito es un animal; me enseñó a entender cosas del juego que debí aprender antes.
60. –¿Por qué no le fue bien hasta ahora?
–Porque no pudo estar el tiempo necesario para redondear su proyecto. En Estudiantes se fue a los ocho meses, y en el torneo siguiente, con Vivas, estuvimos muy cerca de ser campeones. En Independiente, lo mismo: se fue y después Holan ganó la Sudamericana. Le agradecí a Gaby que me enseñara tantas cosas. Creo que es muy emocional, y a veces eso lleva a decidir en caliente, a ser impulsivo. Y por eso se fue.
61. –¿El peor DT?
–Tuve varios [duda]... pero no me gusta ganar enemigos. Nunca sabés si volverás a cruzártelo.
62. –¿A quién le diste la murra más dura?
–A Bonet, un lateral derecho de Nacional, de Paraguay, jugando la Sudamericana por Estudiantes. Pateé, se me fue la pierna arriba y pensé que iba a ir a trabar, pero no lo hizo y se la puse en la rodilla. Sin querer, ¿eh?. Por suerte no le pasó nada.
63. –¿Lo mejor que hizo Nelson Vivas fue volver con Simeone?
–Olvidate. Ya en el primer mes salió campeón.
64. –¿Qué pensaste el día en que se rompió la camisa a lo Hulk?
–Estaba lesionado, en la platea, pero bajé en el entretiempo al vestuario, y ahí vi a Nelson, que es un amor como persona, un tipo sentimental, hablarle al grupo con una paz que lo hacía parecer otra persona: "Les pido perdón. Estuvo muy mal lo que hice". Lo quiero mucho; es una persona espectacular.
65. –¿A todos los amigos los tratás como a la Gata Fernández?
–Lo c... a patadas [ríe]. "Antes de que llore mi madre, que llore la tuya", decía mi viejo. En la cancha quiero ganar y no voy a ir a lastimar, pero sí iré siempre fuerte; si tengo que meter, meto. Fue un San Lorenzo-Chicago, en 2007. La Gata estaba picante; fue campeón y figura. Nos saludamos, quedamos en cambiar camisetas y en la primera se la di, y en la segunda se la di de nuevo. Entonces se recalentó, me empujó y nos echaron a los dos.
66. –¿Un grupo de jugadores puede voltear a un DT?
–Nunca un compañero me dijo "vamos a perder, así volteamos al técnico". Creo que los técnicos no queridos se voltean solos, porque hacen mal las cosas. Y agrego: si te ponen 15 minutos en un partido, así detestes al entrenador, entrás con todo a mostrarte y a ganar.
67. –¿El líder nace o se hace?
–Las dos cosas. Raúl Cascini me contaba que escuchaba hablar a Milito cuando recién empezaba en Independiente y ya se daba cuenta de que era un animal. Por la personalidad. Yo lo vi en Estudiantes con Ascacíbar desde sus primeras prácticas. "Este es líder", decía, porque iba al frente, se tiraba y ganaba, se plantaba contra cualquiera, no le importaba nada. Y porque era ganador. Un día cruzó a Chapu [Braña] y lo partió al medio...
68. –¿Qué hizo Braña?
–Nada... Contó hasta mil y en la siguiente fue a buscarlo a una punta y llegó 10 segundos a destiempo [ríe]... El pibito no medía. Y hoy está donde está por eso, justamente.
69. –¿Qué les decís a tus compañeros?
–Que cuando son titulares, todos están contentos, pero que cuando les toque quedar afuera sean actores. Que aunque no tengan ganas y estén fastidiosos, deben sumar. Que el compañero que va a jugar no los vea con cara de o..., porque se genera algo feo. Cuando estoy afuera lo hago por demás: sumo, tiro buena onda, quiero que las cosas vayan bien.
70. –¿A Maradona lo conociste?
–Tengo fotos con él de un partido de showbol en la cancha de Quilmes. Jugaba en Gimnasia, de Jujuy, y fuimos varios chicos a pedirle la foto. Año 2005. Estaba flaquísimo, era el Diego del 86.
71. –¿Y a Messi?
–No, pero tengo una linda anécdota. Cuando Messi apareció teñido de rubio, le dije a Mariano [Andújar]: "Che, me está copiando este pibe. Decile que no me copie más". Entonces le pedí que le llevara mi camiseta al predio de AFA y se sacara una foto. Yo no quería su camiseta, quería la foto con la mía. Y lo hizo. Nunca la subí a una red social, y mi hijo me decía que era mentira. Mirá, mirá [saca su celular y la muestra]. ¿Donde estará ahora esa camiseta?
72. –¿Messi superó el nivel de Maradona?
–A mí me encantan los dos, pero, en lo futbolístico, para mí Messi lo superó, es mejor. Lo que pasa es que Diego tenía ese corazón que generaba algo especial.
73. –¿Quién te gustaría que fuera el DT de la Selección?
–El Muñeco. O Milito. Si hubiese agarrado la Sub 20 antes, ahora quizás estaría ahí.
74. –¿Por qué llevamos tantos años sin ganar nada?
–Por una cuestión de malos manejos y desorganización. Tenemos jugadores buenísimos, ¿o vas a decirme que le envidiamos algo a Griezmann? Tenemos iguales o mejores que Griezmann. La diferencia es la organización.
75. –¿Por qué te fuiste de Estudiantes?
–Quería retirarme en Estudiantes, pero me habló Lucas Bernardi justo el día de mi cumpleaños, el 6 de enero de este año. Lindo regalito. No lo esperaba; me quedaban seis meses de contrato.
76. –¿Qué te dijo?
–"Puede que juegues poco, que quedes fuera de la lista de la Copa, o de la práctica de los 22. Pero no estoy diciéndote que te vayas, ¿eh?, porque sos del club; si te sale un club en el que vayas a jugar, fijate". Ante ese mensaje tan negativo, no tuve dudas. Una vez, Pellegrino me dijo: "Isra, sos el cuarto cinco. Están Gil Romero y Román Martínez y voy a traer a Prediger. Quiero que te quedes, pero sos el cuarto". Fue distinto. Me quedé, la peleé y terminé jugando.
77. –¿Por qué no te quedaste a pelearla como Pavone y Lugüercio?
–Es que a ellos les dijo que iban a arrancar de atrás; es distinto. A mí no se animó a decirme que no iba a tenerme en cuenta. Habría preferido eso, y que me lo dijera en diciembre. Pero bueno, puede pasar. Ya está.
78. –¿Con Verón terminaste mal?
–Tanto con Sebastián como con Alayes me fui bien. Quizás muchos creen que La Bruja decide todo y que si me fui, me echó él, pero no. Me llamó para decirme que me quedara, pero el tema estaba claro.
79. –¿Qué se hace en una situación así?
–Llamé a Juan Cruz, él habló con un par de entrenadores y al toque me llamó Gustavo Alfaro para decirme que me quería en Huracán. Gustavo siempre estuvo en momentos difíciles: me llevó a Quilmes cuando estaba sin lugar en Estudiantes, me llamó el mismo día en que descendí en Chicago para ir a Arsenal, y ahora. Le estoy muy agradecido.
80. –¿Qué encontraste en Huracán?
–Es un club que siempre me gustó; de hecho, quise venir cuando murió mi hermano. Me encantaba venir a jugar a esta cancha, como a la de Racing. Me encontré con un club en un proceso de crecimiento, que está queriendo hacer las cosas bien.
81. –¿El presidente Nadur es un hueso duro de roer?
–Y... [piensa], sí, por eso es el hombre ideal para acomodar el club y ponerlo donde está. Huracán volvió a ser un equipo importante.
82. –¿En Huracán sos "el viejo"?
–Marcos [Díaz] me dice así, tiene una moral [ríe]... Los chicos me dicen "Isra". Yo me llevo bien con los grandes y me gusta j... con los chicos. "Che, ¿puede ser que tu novia haya empezado a seguirme en Instagram?", por ahí le digo a alguno, y me miran. Hasta que me agarran la onda se pegan un cag...
83. –¿Seguís viviendo en La Plata?
–Sí, voy y vengo todos los días. La Plata está cerca como para ser lejos y lejos como para ser cerca, pero bueno. Salgo a las 7 de la mañana, con un termo de café, y voy escuchando a Novaresio, así me informo de las cosas que pasan en el país.
84. –¿Vas seguido a Salto?
–Cuando puedo, voy. Uno de mis hermanos y mis amigos siguen viviendo allí. Hay dos amigos de toda la vida, el Gringo y el Palomo, que van a verme a todos lados. Han ido a Uruguay, se mezclan con la barra... Fueron el otro día a San Juan, cuando jugó Huracán. No les importa nada; son dos kamikazes, divinos.
85. –El mejor equipo que integraste.
–Godoy Cruz: íbamos a la cancha de cualquier grande y ganábamos. Y el Estudiantes de Nelson Vivas.
86. –Hacés un pan y queso: los tres primeros jugadores que elegís.
–Messi, Ascacibar... y la Gata, para jugar con un amigo [ríe].
87. –El futbolista es lo más puro que tiene el fútbol. ¿Verdadero o falso?
–Verdadero. Veo que todos hablan del futbolista: el hincha, el periodista... y a nosotros no nos defiende nadie. No saben por qué jugaste así, si te pagan o no te pagan, si tenés un problema familiar.
88. –¿Sos de hablarles a los rivales?
–Ahora no tanto, pero si puedo ventajear, lo hago. Puedo decirte alguna b... del tipo "cuidá a tu jermu", pero si sé que le pasó algo extrafamiliar, jamás lo usaría. Hace poco uno me dijo: "Te está mirando el muerto de tu hermano", o algo así. No reaccioné, porque no podía creerlo.
89. –Perdiste muchos familiares por muertes no naturales.
–Ufff, más de 10 en tres o cuatro años. Antes de mi hermano falleció un tío con la mujer y los dos hijos en un accidente en la ruta 7. Después, lo de mi hermano con su mujer y su hijo. Al poco tiempo, lo de mi viejo. Antes, mi vieja, y otro tío en ese ínterin. Duro.
90. –¿Qué música escuchás?
–Me encanta Pink Floyd, pero también escucho a Leonardo Favio y a Sandro, porque me hace recordar a mi mamá, que los escuchaba. Me gusta La Renga, y también Serrat y Sabina. De todo.
91. –¿Conocés al Brujo Manuel?
–Obvio. No es un brujo; es un sanador, una persona por la que tengo un respeto muy grande. Esto es creer o reventar. Manu siente cosas y las dice. ¿Cómo sabe? No sé.
92. –¿Qué te dijo?
–Muchas cosas. Una pareja amiga no podía tener hijos, hizo mil tratamientos y nada. La llevé a Gorina, donde trabaja Manuel. Era una mujer grande, que no creía en nada. Le insistí. Manu les dijo que iban a poder y al poco tiempo lo logró. Le pusieron "Israel" al hijo. Les dije que estaban locos, que le pusieran Manuel [ríe].
93. –¿Recurrir a Manuel no desmerece el trabajo de todos los días?
–Manuel no hace ganar. Si alguien piensa que porque va a los partidos, ganamos, está equivocado. Nunca escuché a un jugador afirmar "ganamos 3-0 por Manuel". Mucho menos se lo atribuye él. Eso dicen los periodistas; también lo enfocan cuando se gana, y no cuando se pierde. No es su culpa.
94. –¡Pero lo llevan a los partidos!
–Porque él siente cosas. Te da un abrazo en el vestuario y te dice algo, no anda tirando polvitos por los rincones. A mí me agarró un botín y nunca hice tres goles como Messi en Quito [ríe], pero lo tomo por el lado de no lesionarme y que no me pase nada. Me hace bien, entonces. Mientras no j... a nadie, ¿cuál es el problema? Han ido a verlo para que le fuera mal a otra persona, y él no hace eso.
95. –¿Vas a su consultorio?
–Sí. Es una habitación chiquita. Entro, lo saludo, me toca, me dice cosas, reza por uno. Manu no le cobra a la gente; el que quiere le deja algo. Muchas veces le llevan comida y después la regala. Creo en la buena y la mala energías; hablo con los pibes del club para armar grupos sanos. Eso es fundamental: ser positivo.
96. –Sos una persona que se hace querer por los grupos, ¿no?
–Me gusta tirar buena onda, y cuando estoy afuera, sin jugar, lo hago más que cuando estoy adentro.
97. –¿Tenés claro hasta cuándo vas a jugar?
–Estoy cerca, pero no quiero poner una fecha, porque después no se sabe. Hoy me siento bien y mientras esté en un buen equipo y crea que puedo ayudar, seguiré. Huracán es un equipo competitivo: no solo yo ayudo al equipo sino que el equipo me ayuda a mí; eso es fundamental. Si el equipo está arriba, dicen "¡mirá Damonte! ¡Qué bien!", pero cuando estás en un equipo más o menos, dicen "mirá: Damonte no puede moverse".
98. –¿Ya sabés a qué te vas a dedicarte después?
–Hice el curso de técnico pero creo que iré por el lado de la representación. Me gustaría arrancar con Juan Cruz para aprender, y luego largarme solo. Me interesan el cuidado del jugador y mantenerme cerca del fútbol.
99. –¿Sos de lo que hacen un culto de la amistad?
–Soy muy amiguero, sí. Les digo a los chicos "vamos a invertir en amistad". Me gusta hacer asados, agasajar a la gente. A mí mujer, también. Ahora estoy haciendo una casa y empecé por la galería, por el quincho, el lugar para juntarse. Ahí mi mujer me deja elegir.
100. –Muchos gustos que no podías darte en tu infancia...
–Tal cual. Hoy suelo gastar en pavadas. El otro día compré un Freddy y un Terminator para mi hijo. Mi mujer me dijo: "Son para vos. Si Fidel no sabe ni quiénes son y a Catalina ni la interesa". Y... la verdad es que tenía razón.
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