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Ingeniería Boca: el plan xeneize para no quedar atrás en la Copa Libertadores y cuidar a cada uno de sus protagonistas
Boca está incómodo y a la espera de resoluciones inmediatas. Las fechas lo inquietan, el comunicado de Conmebol lo presiona. Por eso se mueven y buscan soluciones. La ingeniería xeneize está planteada, pero los tiempos no le cierran. El anuncio del retorno de la Copa Libertadores para el 15 de septiembre próximo prendió las alarmas y si bien en la Ribera, –mejor dicho en Ezeiza– está todo listo para poder entrenarse bajo los protocolos que se pauten, se le hizo saber a la AFA que para poder cumplir con ese calendario se debe volver al trabajo de inmediato.
Ante este escenario desde Boca se comunicaron con Claudio Tapia para facultar a la AFA para reclamar ante Conmebol y expresarles que necesitan 60 días como mínimo para poder estar en condiciones de competir. Saben que no es sencilla la empresa, por eso la estrategia será negociar que se acelere el retorno a las prácticas y conseguir que se le permita programar partidos no para el 15 de septiembre sino para el 22, para ganarle un par de días más a la preparación.
En la Argentina los planteles dejaron de entrenarse en conjunto días previos a la cuarentena iniciada el 20 de marzo. Pese a esta situación, Claudio Tapia, presidente de AFA, por el momento no pudo conseguir ser escuchado en la entidad madre del fútbol sudamericano. Boca alineado con River, Racing, Tigre y Defensa y Justicia, los otros representantes argentinos en la Copa Libertadores, seguirán insistiendo ante la Asociación del Fútbol Argentino para conseguir que Alejandro Domínguez, mandamás en Asunción, acepte el pedido.
"Nos da la impresión de que a Domínguez lo influenciaron las presiones que bajan desde la TV y los sponsors. La realidad es que las fronteras están cerradas y no hay hoteles ni líneas aéreas", le comentaron a LA NACIÓN desde lo alto de la entidad xeneize.
Saben que el reclamo ante Conmebol será muy complejo de hacerlo prosperar, por eso los clubes leen que las charlas se deben enfocar en conseguir que el Gobierno Nacional los autorice a retomar la actividad. Boca no quiere quedarse fuera de la disputa del título que ansía sumar a su vitrina, por eso no puede "regalar" más días de entrenamiento. Es por eso que en Boca los contactos con Marcelo Tinelli, presidente de la Liga Profesional de Fútbol, Matías Lammens, ministro de Turismo y Deportes, y Ginés González García, ministro de Salud de la Nación, son constantes desde hace tiempo y, en este contexto, van en aumento.
Si el viernes próximo no se da a conocer una medida que habilite los entrenamientos quedará al límite la puesta a punto xeneize: a partir del próximo lunes restarán 57 días para el reinicio de la Libertadores. Y Miguel Ángel Russo, junto al preparador físico Damián Lanata, proyectan un período óptimo de 45 a 60 días de prácticas normales para que su plantel se ponga a punto. Incluso, ya tienen todo montado en Ezeiza para que eso suceda y poder entrenar con grupos de seis futbolistas por turno. Y hasta resembraron algunos de los campos de juego para que todo esté en perfectas condiciones.
En Boca no quieren perder más tiempo, por eso no se detienen y bajan presión. Es que ven que no será sencillo poner a tono a los futbolistas. Muchos están en sus provincias, trabajando por Zoom con el preparador físico Lanata, pero mientras los xeneizes tienen trabajos virtuales, sus rivales en la Copa: Libertad, de Paraguay, Caracas e Independiente Medellín, ya se entrenan con normalidad.
La vuelta al predio de Ezeiza no sólo tendrá el foco en la acción de los futbolistas sino que contemplará un plan más extenso que tiene como figura importante al propio entrenador: por su edad (64 años) y tras atravesar un cáncer de vejiga y próstata hace más de dos años que actualmente le demanda controles de rutina, en el contexto de la pandemia de coronavirus se trata de un paciente con doble de riesgo de contagio.
Así las cosas, desde el club le confiaron que el protocolo a entregar para retomar los entrenamientos incluiría la instalación de una carpa exclusiva para que Miguel dirija a sus hombres desde allí. En el caso de que ese detalle no sea aprobado por las autoridades, lo más probable es que Russo permanezca en Rosario, la ciudad en la que está pasando la cuarentena junto a su familia, y el día a día esté en los hombros de Leandro Somoza y Mariano Herrón, sus ayudantes de campo.
Boca proyecta cómo encarará la vuelta a Ezeiza cuando los anuncios del gobierno y AFA lo permitan. Mientras, espera que en Conmebol le den el tiempo necesario para no presentarse a competir en desventaja.
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