Ahora renunció Rolfi Montenegro, en medio de los rumores sobre el próximo DT: “Es difícil cuando una o dos personas manejan el club”

Independiente sigue en un estado de total anarquía. Si el presente institucional es preocupante -se espera entre hoy y mañana la oficialización de una fecha para elecciones, que debieron haberse realizado en diciembre de 2021-, la situación deportiva es por demás alarmante: a la ida del director técnico Eduardo Domínguez, ocurrida hace dos semanas, se le suma ahora la renuncia del principal asesor deportivo, Daniel Montenegro, y con ello también se produciría la ida de Claudio Graf, el responsable de la reserva que se había hecho cargo interinamente del primer equipo.

El Rolfi había asumido a fines de octubre del año pasado para encargarse del armado del plantel y de la contratación de un entrenador, cuando ya se rumoreaba que el ciclo de Julio César Falcioni en el Rojo se estaba terminando. La situación, de entrada, fue desprolija, ya que mientras Falcioni seguía en funciones se comenzó a buscar un sucesor. Finalmente, al Emperador no se le renovó el contrato y Montenegro convenció a Domínguez para asumir al frente del equipo de Avellaneda.

Montenegro habló con la prensa una vez tomada la decisión, fuera del predio de Villa Domínico donde se estaba entrenando el plantel. “Me voy tranquilo del club. Siempre estuvimos, pusimos la cara y tratamos de dar una solución a lo que podíamos. Sabíamos desde el primer momento cómo eran las cosas acá y sabíamos que el plantel necesitaba gente que lo acompañara. No es fácil que te abran la puerta de un vestuario como hicieron con nosotros”, contó el exfutbolista.

Y continuó: “Es una situación difícil cuando una o dos personas manejan el club. Sentimos que no podemos hacer nada más. ¿Qué se necesita? Se necesita que acompañen, que estén, que los jugadores se sientan más protegidos. No es cuestión de venir y nada más. De estar, preguntar qué necesitan. Y a partir de ahí, construir. Acá hay más gente que destruye que la que construye. Estaría bueno que los que dijeron que iban a estar, que iban a poner la cara, que estén. No me gusta ser rencoroso. Preguntaban por qué no hablás... Porque hay otros que tienen que hablar”.

También sembró dudas sobre los manejos dirigenciales en los mercados de pases y la posible llegada de un grupo inversor que nunca apareció. “Nos llamó la atención. No es habitual que haya grupos empresarios. El primer caso fue el de Gaich. Decían que no había plata, pero tenían un millón para Gaich. Y en junio volvió a aparecer eso con más fuerza. Había jugadores que nos decían que llamaba otra gente en nombre del Club”.

Justamente, en las últimas horas, acuciado por los malos resultados deportivos que le ha deparado el interinato de Claudio Graf, empezaron a resonar nombres para hacerse cargo del plantel. Y en ese contexto se sucedieron los cortocircuitos entre Montenegro y lo que queda de comisión directiva (Hugo Moyano y Yoyo Maldonado). Lo que trascendió fue que Montenegro empezó a sondear a los entornos de Gabriel Heinze y Ricardo Gareca, pero que desde las autoridades del club se apunta al regreso de Falcioni o incluso de Pedro Monzón (colaborador del Emperador en el último ciclo).

Ayer, en una entrevista en ESPN, Falcioni volvió a hablar de su desvinculación de Independiente y de su malestar con el accionar de Montenegro en aquel momento. “Mi salida de Independiente fue una decisión que acepté bien. El club llevó a Rolfi Montenegro como manager y la decisión me pareció correcta, pero las formas hacia mí no fueron correctas. Me parecía bien que quisiera llevar a su gente. Se lo hizo saber [a Montenegro] en el momento adecuado. A mí me llamaban los técnicos a los que él llamaba para decirme ‘Julio, ¿te vas?’. Y yo les decía ‘no sé'. [Montenegro] Estaba en el día a día al lado nuestro, entonces le dije ‘me parece que no estás haciendo las cosas bien. Estás empezando mal tu trabajo’. Se lo dije, lo puedo decir públicamente”.

Una historia repetida

El arribo de Montenegro hace apenas nueve meses fue un movimiento político del oficialismo, que nunca quiso a alguien ajeno a la comisión directiva para que se encargara de los temas futbolísticos. Pero se venían las elecciones y creían que con la designación de Rolfi calmarían las aguas y tendrían el visto bueno de los socios, ya que se trata de un referente de las últimas décadas. Lo cierto es que su margen de maniobra estuvo muy acotado y que la relación con los dirigentes nunca fue buena.

El antecedente inmediato en este tipo de cuestiones era desalentador, ya que en marzo de 2020, justo al comienzo de la pandemia, Independiente había decidido instaurar la figura de manager -algo a lo que la gestión Moyano se había resistido sistemáticamente desde que asumió- y contrató a Jorge Burruchaga. Esto sucedió un par de meses después de que se había elegido nuevo entrenador, Lucas Pusineri. Es decir, que el manager llegaba después de la elección del DT. Burru duró también menos de un año: apenas iniciado 2021 pegó el portazo, luego de constantes desencuentros con la dirigencia, en medio de una ida masiva de futbolistas del plantel profesional.

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