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Historias de inferiores: cuando los cracks del futuro transmiten un mensaje pleno de valores
Chicos de River consolaron a sus pares de Boca tras vencerlos en un partido decisivo
Comienza a caer el radiante sol en el estadio Monumental y las canchas auxiliares empiezan a liberarse. Se dejan de escuchar los silbatos, el impacto de la pelota y los gritos de los profesores. Los chicos toman sus bolsos y enfilan hacia el vestuario, entre bromas y risas. Antes, les acercan la merienda para recargar energías luego del entrenamiento: una chocolatada, una naranja y un turrón. Con su bandeja individual en mano, un grupo de seis jugadores de la categoría 2003 del fútbol infantil de River se separa para charlar con la nacion. Son Lucas Monzón, Federico Moreno, Lautaro Godoy, Daniel Aranda, Oswaldo Valencia y Aldo Rimbeletti.
El último de ellos es delantero, tiene 12 años, pertenece a la categoría 2004, ocasionalmente juega con sus compañeros más grandes y su nombre se repitió seguido en estos días: en uno de sus últimos partidos, ante Boca, tuvo un gesto que generó una repercusión enorme. Luego de lograr el triunfo en el clásico por penales en la semifinal del campeonato de AFA disputada en la cancha de J.J. Urquiza, Aldo se acercó a confortar y abrazar a los rivales, que estaban desconsolados por la derrota. La imagen fue tomada por Fernando Guarini, presidente del Futbol Amateur de River, y se viralizó en las redes sociales. Un instante que permite creer en un cambio positivo dentro de un golpeado fútbol argentino, lleno de situaciones olvidables.
"Yo no lo conocía al chico de la foto, lo fui a saludar porque me dio pena verlo así. Acá me enseñan eso", dice el salteño Rimbeletti. Sus cinco compañeros lo escuchan con atención, pero también asienten con la cabeza. Es que fue una actitud generalizada, que quedó retratada en la imagen de Aldo. Consumada la victoria ante Boca, todos corrieron a festejar juntos, pero segundos después, al ver a sus pares golpeados, se acercaron a saludarlos. "Es algo que hacemos todos los partidos. Sólo uno me sacó, pero el resto no me dijo nada tampoco. Todos estaban muy dolidos porque perdieron", agrega el jovencito que llegó a River este año tras jugar en 2015 en Argentinos Juniors, y mira con admiración a Tomás Andrade, su espejo en primera. Mientras Aldo piensa y frota sus manos, Godoy, enganche de 13 años nacido en Monte Grande y hermano de Nicolás, delantero de la Reserva, agrega: "Nos acercamos y les dijimos que ya iban a tener revancha, que íbamos a jugar veinte partidos más".
Dirigidos por Hernán Palermo, quien llegó a River este año y tuvo pasos por Huracán y Platense, entre otros clubes, el domingo pasado la 2003 perdió la final ante Argentinos Juniors por 1-0 en la cancha de Ferro, ante la atenta mirada de Marcelo Gallardo, quien asistió junto a su hijo Matías. "Acá tratamos de bajarle eso a los chicos. Nosotros estamos acostumbrados a ver lo que pasó. Termina un partido y ganamos o perdamos, vamos a saludar", cuenta Palermo. "La idea acá es que lo importante a esta edad es formar. Si ganás, mejor. Pero una vez que se terminó el partido, ya está. Esa vez justo lo fotografiaron a Aldo, pero fueron todos".
En Ferro, Aldo Rimbeletti no pudo jugar la final ya que participó de la semifinal de su categoría -dirigida por Gustavo Fermani y Juan José Borrelli- usando la N° 7 en la espalda y logrando un gran paso: River goleó 7-1 a Racing y se clasificó a la final del torneo de la AFA, donde lo espera San Lorenzo. Palermo, que lo dirige cuando juega con la 2003, lo define como un "delantero con mucha potencia".
Criado en Salta, Rimbeletti sufrió este año la pérdida de uno de sus tres hermanos y no vive una vida igual a las de los demás. Tiene una gran relación con sus compañeros de club, pero no comparte la pensión. Su casa está en La Paternal, asiste a la escuela Escuela N° 16 Fray Justo Santa María de Oro y luego del mediodía, toma el colectivo 42 para ir al club y practicar. Al finalizar la jornada, hace el recorrido inverso para volver y seguir jugando a la pelota.
Al igual que sus compañeros, todos sueñan con pisar un día el césped del Monumental y gritar un gol frente a la tribuna Sívori. Los que viven en la pensión no sólo comparten los deseos: van juntos al Instituto River. A la hora de nombrar a sus ídolos, eligen a sus referentes más cercanos: como Maidana, Moreira o Casco. Las historias de estos chicos son parte de una etapa llena de sueños. En sus sonrisas llevan el amor al fútbol y en sus conductas, las ganas de un futuro mejor. Pero, por sobre todas las cosas, aspiran a ser personas con valores. Después de todo, ganar o perder es circunstancial. Y la vida va más allá de un River-Boca.
La palabra de Rimbeletti
Su vida fuera de River, la viralización de la foto en las redes sociales y su sueño como futbolista
"No bien llego a mi casa, voy a la plaza en mi barrio y juego a la pelota", cuenta el juvenil que jamás imaginó la repercusión que iba a tener su gesto después del superclásico. "No esperaba que se diera a conocer, acá en el club todos me felicitaron. Pero es algo que hacemos en todos los partidos", dice. De pocas palabras, el salteño, al que puertas adentro le ven un estilo similar a Lucas Pratto, prefiere alejarse de las comparaciones y sostiene que tiene un estilo propio. ¿Su ilusión? "Me gustaría jugar en la selección argentina", comenta.
jpb/gs
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