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"Grondonista" y aliado de Chiqui Tapia: quién es Fabián Lovato, el dirigente de San Telmo al que protege la barra brava del club
El vicepresidente estaba presente anoche en la Asamblea del club cuando un grupo de barras ingresó por la fuerza y amenazó al presidente, con el que está enfrentado
"Argentino, santelmista, peronista y grondonista", así se define Fabián Lovato, actual vicepresidente segundo de San Telmo, el hombre que está en el centro de la escena por los hechos de violencia que sucedieron anoche durante la asamblea, cuando un grupo de barras entró a la fuerza y amenazó al actual presidente y otros dirigentes. Lovato, presente en la reunión, se mantuvo al margen.
Fueron entre 15 y 20 barrabravas los que ayer ingresaron a la sede del club en Perú 1360, donde se desarrollaba la asamblea. Según contaron quienes participaban de la misma, buscaban remover de su lugar a Lovato, actual vicepresidente segundo del club. "En el club no lo quiere nadie. El necesita un cargo en el club para entrar en AFA. Cuando estábamos por armar la nueva comisión, apareció él con 15 matones. Éramos casi 100 personas en la asamblea", le contó el presidente de San Telmo, Fernando Leiro, a LA NACION.
Lovato es un hombre de muchos años en San Telmo. Histórico dirigente del ascenso, tiene un estrecho vínculo con el actual presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia. Fue uno de los que más impulsó su candidatura al sillón presidencial y mantienen una vieja amistad. Lovato trabaja en el Ceamse, del que Tapia es vicepresidente.
Inclusive Lovato aparece en una causa que Graciela Ocaña inició en 2015. Investigan allí si Claudio Tapia ofreció supuestos nombramientos en Ceamse, una empresa estatal, a cambio de votos y fidelidad en el mundo político de AFA. Algunas divisiones de Barracas Central, club en el que Tapia creó los cimientos de su poder en el fútbol, suele utilizar sedes de San Telmo para entrenarse.
Antes de irrumpir en la asamblea de San Telmo, Lovato había estado ayer en los pasillos de la AFA en la calle Viamonte. Fue, inclusive, el presidente de la primera delegación de la gestión Chiqui en AFA: encabezó la delegación que viajó al Mundial Sub 20 en Corea del Sur hace algunos meses.
A pesar de las disidencias puertas adentro de San Telmo, es el propio Lovato el hombre fuerte del club en la AFA. Leiro le contó a LA NACION que él nunca pisó la sede de Viamonte. Sostienen desde San Telmo que la institución es una de las pocas en el fútbol argentino que no le deben dinero a la casa madre.
Desde el entorno del grupo que irrumpió ayer en la asamblea de San Telmo le contestaron a LA NACION que sólo fue una "acalorada discusión por criterios de armado de la comisión directiva. Política interna del club". "No fueron barras sino hinchas", agregaron, y hasta criticaron al presidente Leiro: "No conoce la Isla Maciel (NdR donde está la cancha) sólo va para los partidos".
La barrabrava de San Telmo
La barrabrava de San Telmo estuvo en el centro de la escena por varios hechos violentos. Una de sus caras más conocidas en el último tiempo es la del Gordo Richard Pavón, quien también tiene una estrecha relación con Pablo Alvarez, Bebote, jefe de la barrabrava de Independiente, espacio en el que Pavón tuvo mucho poder.
El barra fue detenido, justamente, antes de entrar a un partido de los Rojos. Pero en 2012 un documental de la cadena francesa Canal+ (conducido por el español Jon Sistiaga) lo entrevistó y quedó registrada una imagen que se hizo muy famosa: Pavón sacó un arma y disparó un tiro al aire.
Hoy el jefe de la barra es Gastón, el Negro o Mancha, y fue uno de los que ayer se metió a interrumpir la asamblea. Participó en el pasado de Hinchadas Unidas Argentina (HUA) y hasta estuvo en el Mundial de Brasil 2014.
"Estaba Mancha", le dijo a LA NACION Leiro, quien contó que lo conoce, pero que no lo ve los días de semana en el club. "Nos saludamos, pero ni él ni la barra brava aparecen en el club", señaló.
Según pudo reconstruir LA NACION, existe un arreglo entre la dirigencia y el grupo barrabrava. Consiste es "200 entradas" por partido y dos juegos completos de camisetas antes del comienzo de la temporada. El año pasado, inclusive, se pelearon porque los violentos querían "un juego titular y uno suplente" y el club sólo les quería entregar las camisetas titulares.
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