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Giuliano Simeone: “Siempre hay que dar el máximo, hasta que no puedas más”
El tercer hijo varón del Cholo, el jugador revelación del puntero Atlético de Madrid, cuenta su historia: sueños, presiones, ídolos, la familia y el apellido tan simbólico
- 17 minutos de lectura'
La fractura de tibia y peroné y una luxación de tobillo en la pierna izquierda frenaron la cabalgata salvaje. Giuliano pensaba devorarse el mundo cuando una patada lo mandó al quirófano. “Sin ninguna duda, la lesión me fortaleció. Sobre todo mentalmente, me hizo entender el Giuliano que quería ser, que debo ser, el Giuliano que soy ahora. La lesión fue un obstáculo que me puso la vida y lo entendí como un desafío: ‘¿Y ahora? ¿A ver cómo lo superás? ¿Cómo vas a hacer para volver mejor?’. Ahí estaba parado”, cuenta y revela el íntimo interrogatorio al que se sometió.
Un amistoso de pretemporada contra el Burgos iba a reconfigurar el mapa en agosto de 2023. Un violento cruce desde atrás del defensor José Matos precipitó un escenario impensado: ambulancia, operación y tornillos para Giuliano, y el pedido público de disculpas del rival para intentar detener las amenazas de muerte que recibía en las redes sociales. “Justo estaba por empezar a jugar en Primera… y me lesioné. Podía hundirme o salir más fuerte. Entonces me contesté: ‘¿Querés jugar en Primera? Ahora levantate de esto como sea para llegar a tu sueño’. Esa lesión me cambió la cabeza para superarme, para entender de qué va esto. Desde el primer minuto lo tomé como un reto”, confiesa y muestra esa tenacidad que es un sello genético. Giuliano es Simeone. Una familia intensa, que olfatea los desafíos y allá va.
Nació en Roma, creció en Buenos Aires y vive en Madrid desde 2019. Acaba de cumplir 22 años y probablemente haya sido lo mejor que le pasó a Atlético de Madrid en la segunda parte de 2024. Un dínamo que coincidió con la reacción del equipo. ¿Coincidió o provocó? Él se correrá de los méritos, claro, bastante tiene con luchar contra prejuicios y habladurías.
“Este año ha sido un viaje increíble… Volví a empezar a jugar en enero, pero todavía no me sentía muy cómodo. Fui sumando entrenamientos y el tobillo se fue adaptando mejor. Empecé a jugar con más frecuencia en el Alavés, marqué mi primer gol en Primera [a Celta] y terminé la Liga con muy buenas sensaciones. Me llegó el llamado de la Sub 23 para jugar dos amistosos previos a los Olímpicos. Viajé con una ilusión enorme. Jugamos contra Paraguay y en el primero sumé minutos, y en el segundo marqué dos goles. Me llamó Mascherano para ir a las Olimpíadas, y ese fue otro sueño. Desde ahí se empezó a dar todo: en los Juegos hice un gol, pero no pudimos llevar a la Argentina hasta lo más salto, y tras los Juegos me dijeron desde el Atlético de Madrid que querían que me quede a pelear un lugar en la plantilla superior. Ooootro sueño que tenía desde muy chiquito… Y en medio de esos sueños que se iban concretando, llegó mi primer gol con el club, contra Las Palmas”. Lo cuenta todo rápido, casi sin tomar aire. Como vive, como juega el “Rayo” Simeone. Una descarga de felicidad.
Como futbolista de la 6ª división de River, y sin contrato profesional todavía, Giuliano dejó todo. Vaya desarraigo, de Buenos Aires a Madrid. De la casa de su mamá, Carolina Baldini, a la de su papá, Diego. Llegó a la Academia de Atlético con 16 años y desde entonces no dejó de crecer. Desde el 2019 contribuyó al desarrollo del Juvenil A hasta conquistar el título de División de Honor en la temporada 2020/21. Más tarde, en el Atlético de Madrid B, sus 24 goles en 36 partidos durante la campaña 2021/22 resultaron vitales para el ascenso del filial. Entonces, para completar su rodaje formativo, Giuliano fue cedido a Zaragoza en la temporada 2022/23, donde sumó experiencia en la Segunda División. Marcó nueve goles. Ya en 2023 amplió su contrato con Atlético de Madrid hasta 2028, y nuevamente fue cedido, ahora a Deportivo Alavés. Listo para saltar a Primera… apareció la fractura y a esperar. O, mejor, a crecer. Hasta que Giuliano se ha llevado por delante este 2024 que se despide. “Acá estoy, feliz, tratando de ayudar al equipo en cada partido para seguir sumando victorias. Cada día que me levanto voy al club con la ilusión de cuidar mi lugar y defender este escudo como sea”, destaca.
El ‘hijo de’, se planta.
De un modo u otro, a través de la entrevista con LA NACION, muchas veces las palabras van a girar alrededor de su padre. Pero Giuliano está empeñado en construir una carrera con determinación para escaparse de la subestimación y los recelos. Es impetuoso, y ubicado a la vez. Ya se sabe qué suele ocurrir cuando los Simeone se proponen algo.
Giuliano is Atleti ❤️🤍 pic.twitter.com/KOYaasyeHF
— Atlético de Madrid (@atletienglish) December 18, 2024
-Creciste viendo… ¿a qué jugadores?
-Desde chiquitito crecí viendo al Atlético de Madrid. Y me fijaba mucho en jugadores como Diego Costa, Falcao, Diego Rivas, Filipe Luis, Juanfrán... a todos ellos los seguía mucho. Y como ídolos me fijaba mucho en Diego Costa, en Falcao y especialmente en Antoine [Griezmann], porque yo era delantero y entonces quería aprender mirándolos. Eran leyendas para mí y quería copiarlos y parecerme a ellos.
-Y también sos de la generación que ha seguido en vivo toda la carrera de Messi.
-Claro, obvio… Messi. Desde chiquitito, también, lo veía mucho cuando se enfrentaban el Atlético de Madrid con el Barcelona… Y yo veía que no lo podían parar… Es el mejor jugador del mundo, y lo sigue siendo, es el mejor de toda la historia para mí. Ya sabemos la cantidad de cualidades que tiene: cada vez que prendía la tele y estaba él, hacía cosas lindas.
-Tan lejos estaba en la TV, y ya compartiste algunos minutos en la selección argentina…
-En mi primera convocatoria, para los partidos con Chile y Colombia, Messi no estuvo… Yo estaba muy feliz e ilusionado con mi primer llamado, pero que no estuviera él fue diferente. Y la segunda vez que me llamaron, para enfrentar a Perú, ya con él, fue una alegría enorme estar ahí y poder compartir vestuario, entrenamiento y hasta uno minutos de juego con el mejor de toda la historia. Fue increíble.
-La primera vez que lo viste en la selección, ¿con quién te encontraste, cómo es Messi?
-Es como lo ven todos… No tuve muchas oportunidades de hablar con él, pero es así, como se ve, un chico que ayuda a todos los que llegan, un chico humilde y muy predispuesto a colaborar con los jóvenes para que se adapten y se sientan bien en la selección.
-El Cholo jugó con Maradona… y vos y tu hermano Giovanni, con Messi.
-… Sí, sí, es verdad. Que mi papá haya jugado con Maradona y que Gio y yo hayamos compartido un ratito en el terreno de juego con Messi… debe haber pocos casos… O ninguno, no lo sé.
-El Cholo debutó en la selección campeona del mundo en 1988, dos años después de México. Y vos debutaste en la selección campeona del mundo en 2024, dos años después de Qatar.
-Mirá vos… Creo que debutar en una selección campeona del mundo es una locura porque sabemos la calidad de jugadores que tiene el campeón del mundo y, lógicamente, no es fácil entrar. Debutar y sumar los primeros minutos provoca que no haya que quedarse solo con eso, sino que hay que seguir esforzándose e insistir para sumar todos los minutos que se pueda con la ilusión de permanecer.
❤️ Giuliano, puro ADN Simeone
— ElDesmarque (@eldesmarque) December 3, 2024
Una pasión por el Atlético de Madrid transmitida de padre a hijo.
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“No muchos, pero algunos partidos sigo y veo”, cuenta Giuliano sobre su vínculo en las madrugadas madrileñas con el fútbol argentino. Jugó en River hasta la 6ª división. ¿Compañeros? “Estaba con Santiago Simón, que ahora está en la Primera, y también compartí la categoría con Tomás Lecanda, Esteban Fernández, Franco Alfonso… Seguimos en contacto y tenemos muy buena relación. Con Santi jugamos juntos desde chiquitos y somos muy amigos”, detalla. Y acepta contar por qué siempre lleva un vendaje en la muñeca derecha. “… Y soy un poco cabulero, imagino que la llevaré siempre” adelanta.
“Estaba en el filial del Atlético y venía torcido con el arco, traía una baja marca de goles. Por esos días justo me llaman para sumarme a los entrenamientos con la Primera y en un desayuno que estaba compartiendo con Luis Suárez me animé a preguntarle por qué él jugaba con la mano vendada. Entonces me contó que un día se había vendado, que metió tres goles y ya se la dejó como costumbre. Yo, que arrastraba mi mala racha con los goles, dije… ‘pruebo’. Ganamos y metí dos goles… No me saqué la venda nunca más, jaja”.
Los tres hermanos varones llevan tatuada en el brazo una G estilizada. “Primero se lo hizo Giovanni; después Gianluca, el del medio, y después yo. Estaba en River, tenía 14 años, era chico… pero mi mamá me dejó. ‘Si es un tatuaje que representa a los hermanos, si no te vas a arrepentir nunca, te dejo’, me dijo. Y fue mi primer tatuaje”, revela. Ahora, hay tres testimonios más en su piel: el nombre de sus dos hermanitas, Francesca y Valentina; otro con su mejor amigo, Carlos Martín, que juega en Alavés, y el día del debut en Atlético de Madrid, el 20 de abril de 2022, en los últimos instantes del partido con Granada… cuando lo puso el técnico. Su padre.
-Busquemos parecidos. Gio, tu hermano, visualiza a los rivales, los estudia… ¿vos?
-Sí, sí, 100%. Siempre busco visualizar los partidos antes de que empiecen, siempre sigo la misma dinámica y rutina porque le da seguridad a mi cabeza. Me preparo para el partido, estudio a los rivales, a quién me toca atacar y a quién me toca defender, cuáles son sus cualidades y cuáles son sus defectos. Intento estudiar todo al detalle para después, en la cancha, rendir al 100% y ser mejor que él. Y no termina ahí, después sigo: algo que me gusta mucho, luego de los partidos, es volver a verlos para criticarme y corregir cosas.
-Heredaste la ‘obsesión Simeone’. Si vivís los partidos antes, durante y después, ¿cómo hacés para que esa pasión no te invada todo el resto de tu vida?
-Todos, creo, o la gran mayoría de las personas, intentan desconectar en algún momento y creo que eso es bueno. ¿Cómo lo hago yo? Con Irene, con mi pareja, que me ayuda mucho en esa dirección de desconectar: vamos a pasear, vamos a comer por Madrid, o hacemos un viaje, o sacamos a caminar a nuestro perro, ‘Indio’. O nos reunimos con la familia o con amigos. La amo muchísimo a Irene. Me ayudó tanto durante la lesión, que fue justo cuando empezamos a convivir… Le tocó una dura en casa. Me supo aguantar y ayudarme para sacar la lesión adelante. Así, juntos, tratamos de irnos un poco del foco del fútbol, que creo que es necesario para después volver e involucrarse con más fuerza.
-¿Qué te sucede con la fama? Vos creciste viendo que a tu papá lo paraban en la calle, pero ahora te empieza a suceder a vos.
-Sí, yo crecí viendo que a mi papá, y también a mis hermanos, les pedían muchas fotos, o autógrafos. Y ahora, cuando yo me encuentro en la vía pública y, a veces, me paran para pedirme una foto, o lo que sea, a mí me alegra, porque seguramente el que me lo pide vive un instante de felicidad con esa foto o esa firma. Entonces, siempre intento satisfacer de la mejor manera esos pedidos. Me hace bien que la otra persona se quede contenta y jamás busco esconderme en una situación así.
-Sos el menor de los tres hermanos varones, pero después vinieron dos niñas, dos hermanitas más, Francesca y Valentina.
-Ser el más grande, digamos, de las dos chiquitas, es muy lindo. Ellas siempre están con alegría, quieren jugar, nos piden ir a un lugar y a otro. Tengo una muy linda relación con ellas, que son las princesas de la familia. Las cuidamos un montón, y las vamos a cuidar siempre.
-¿Y cómo ves al Cholo papá de niñas? Él estaba muy ‘entrenado’ con ustedes tres, varones…
-Bueno, ser padre de varones, imagino, quizás es un poquito más fácil: si a todos les gusta el fútbol, con una pelota la comunicación es inmediata. La pelota es un fantástico vehículo de diálogo a toda edad. Y ser padre de niñas, seguramente, descubre otra manera de jugar, igual de encantadora. Yo he visto que él lo lleva de una manera muy muy buena.
-¿Cómo manejaste su ausencia siendo un niño? Tenías 9 años, recién cumplidos, cuando él ya se estableció en Madrid.
-Para cada hijo al que se le va de casa su papá o su mamá, y se van lejos, es duro. No tenerlo ahí, a tu lado, todos los días, es difícil. Cuando se fue a Catania, a mi hermano del medio, a Gianluca, mucho no le gustaba, no quería. Y cuando surgió la chance de irse al Atlético de Madrid, nos fuimos todos juntos a Mar del Plata, nos sentamos en un café, y nos contó que tenía esa posibilidad… Y a mí me nació decirle que fuera, que fuera, porque yo veía que él tenía muchísimas ganas, era algo que él quería… Me acuerdo que después de decírselo, pensé que si lo hacía bien, no iba a volver más… ‘Si te toca ganar, no vas a volver más’, eso le dije. Pero iba a competir contra Messi, contra Cristiano Ronaldo... era un gran desafío para él. Sentí que lo mejor que podía hacer su hijo era alentarlo y decirle que fuera.
-Y lo hizo bien, ¿no?
-Sí, sí… por ahora, digamos que muy bien, jajaja.
-Cuando se retiró, vos tenías 4 años. Cuando lo ves en videos, dirías que… ¿cómo jugaba?
-… Como lo han visto todos… Tenía mucha intensidad, buen juego aéreo, defendía muy bien muchas pelotas y, a la vez, iba bien para adelante. No lo vi en vivo, claro, pero al verlo en video comprobé que era verdad lo que él me decía: que metía muchos goles de cabeza y que llegaba bien al arco de enfrente.
-Cholo podría haber dirigido a Sassuolo o a Valladolid, son sólo ejemplos, y atrás no hubiese habido una historia. Cuando te fuiste a vivir a Madrid empezaste a ver de manera cotidiana que tu padre trabajaba en un lugar donde, además, era el símbolo. ¿Cómo lo procesaste?
-El entrenador y el Atlético de Madrid, aquí van juntos. Él lleva muchos años en el club, y no es casualidad la relación que los une: son años de trabajo y esfuerzo. Un estilo que ya tenía cuando jugaba en el club y mantiene desde que lo dirige, con el fuerte deseo interno de llevarlo a lo más alto.
🗣️🚨| Simeone sobre Giuliano: “Soy padre pero no soy tonto.” pic.twitter.com/ikJstpYugz
— Víctor Llebaria Escutia (@victor_llebaria) December 13, 2024
En 2017, don Carlos Simeone, el padre del Cholo, el abuelo de Giuliano, le contaba a LA NACION: “Vi el debut de Diego en primera, en la cancha de Gimnasia… y 26 años después, también estuve en el Bosque para el debut de Giovanni. Aunque los dos perdieron por el mismo resultado, qué felicidad… Sueño con estar en el debut de Gianluca y de Giuliano… Es cierto que para el más chiquito falta, pero me sobra confianza”. Casi, casi lo consigue con esa voluntad que se sucede con las generaciones. Apenas los separó un mes. “Mi abuelo, para toda nuestra familia, era muy muy especial, un pilar fundamental para todos nosotros. Cuando nos dejó nos dolió mucho… Él siempre nos decía que, cuando ya no estuviese, la familia debía seguir siempre unida, que siempre tendríamos que apoyarnos entre todos”, recuerda Giuliano.
Entre los Simeone, desde siempre, hubo una coincidencia al consultarlos por ‘el mejor’. El testimonio de Giovanni, a LA NACION, en 2016, lo certifica: “¡El Enano, lejos, es el mejor! Hoy tiene 13 y juega en la 9na de River. Es chiquito y a esa edad se nota el físico. Es 7 o 9, delantero. Tiene mucha técnica, pero los otros son más grandotes porque él es de diciembre. Habrá que esperar que tan fuerte termina siendo de cabeza, que es clave para llegar lejos, pero es el mejor”, anticipaba. Y creció Giuliano. “… Todos los que jugamos al fútbol en la familia tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos. Somos todos diferentes, y yo desde chiquitito, siempre intenté aprender y sacar lo mejor de mis hermanos y desde ahí intentar potenciar mis características. Ojalá pueda tener una carrera como la de ellos. Mi papá hizo una carrera fantástica; mi hermano Gio está haciendo una carrera muy muy buena, y espero tener una carrera parecida a la de ellos”.
-¿Qué te gustaría tener de tus hermanos?
-De Gianluca [Rayo Majadahonda, de la Segunda de España], cómo aguanta la pelota de espalda, y además, adentro del área es muy bueno. Y de Giovanni [Napoli], obviamente, la definición que tiene. Que haya convertido tantos goles, y siga marcando, no ha sido de casualidad.
-Y de tu papá, ¿qué rasgo admirás?
-Su búsqueda constante por mantener a todos juntos, por lograr que la familia sea siempre una.
-Y eso que él se reprocha haberle quitado tiempo a los afectos…
-Sí. Él, que fue futbolista y ahora que es entrenador, le ha quitado muchísimo tiempo a otras cuestiones. Pero creo que todos los futbolistas, de alguna manera, le van quitando tiempo a sus seres queridos porque esta profesión, el fútbol, es así: se trata de las 24 horas del día. Entrenarse, recuperarse, comer bien y descansar.
-Qué dirías que el Cholo te ha repetido una y otra vez…
-Que vivir el día a día y trabajar minuto a minuto da sus frutos.
-Tu juego es veloz y explosivo, pero también intenso y generoso. Aparece una de las frases del Cholo: ‘El esfuerzo no se negocia’. ¿Esa tenacidad nace de tu educación familiar?
-No, yo creo que desde que empecé a jugar al fútbol en River, y luego en las inferiores de Atlético de Madrid, en Zaragoza y en Alavés, todos me indicaron lo mismo: siempre hay que esforzarse, nunca hay que dar ni una pelota por perdida y así entendí que la intensidad es fundamental. Siempre hay que dar el máximo, hasta que no puedas más. Y así voy a seguir siendo y jugando. Así es Giuliano.
Me encantan estas palabras de Simeone sobre Giuliano.
— Iván (@IvaanBlanco26) November 3, 2024
"Giuliano estaba dentro de la academia del Atleti, creció desde los 16 años con el club". pic.twitter.com/RizjAKh71I
-”Como jugador del Atlético tiene una exigencia y una responsabilidad. No tiene nombre, es un futbolista más”, dijo Simeone, el entrenador, sobre su hijo. ¿Qué te pareció?
-A mí me gustó esa frase, describe la realidad… Yo soy Giuliano, como dice en mi camiseta, y haré todo lo posible, siempre, para ayudar al equipo. Claro que también soy Simeone y estoy muy orgulloso de mi apellido, pero quiero hacer mi camino como Giuliano. Digo que no es un peso ser Simeone, es un orgullo, pero me gusta que me reconozcan por Giuliano, por lo que soy, lo que transmito, por el esfuerzo que hago todos los días.
-¿El vestuario que rol ocupa? Un lugar siempre sensible para los futbolistas…
-Con el vestuario de Atlético de Madrid estoy muy agradecido porque desde que entré me trataron como a un jugador más, ahí también soy Giuliano, tanto en las buenas como en las malas de un vestuario. Porque en las malas hay cosas que corregir… y que sea así, natural, yo lo agradezco muchísimo porque para mí es un aprendizaje constante. Que me traten así lo hace más fácil para mí.
-Y ahí está Griezmann, al que no hace tanto buscabas para sacarte una selfie…
-Sí, Antoine... mi ídolo… Y ahora juego con él. A veces, no lo creo.
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