Antes de Boca, River ganó 2 a 0 y hundió todavía más a la Gimnasia de Maradona

No hubo caso. La jerarquía de River fue demasiado para la energía de Gimnasia. El trámite completo del juego no fue completamente dispar, pero el equipo alternativo de Marcelo Gallardo expuso mucha más sapiencia para jugar, calma para pensar y categoría para definir. En su visita al Bosque platense, construyó un justo triunfo por 2-0 con goles de Jorge Carrascal e Ignacio Scocco que le vuelve a dar aire en la Superliga y le permite no perder tanto terreno en los puestos de vanguardia.

La potencia millonaria descolocó muy rápidamente al Lobo, último en la tabla de posiciones, con siete derrotas en fila y sin poder abrir el marcador en ninguno de los primeros ocho partidos de la presente Superliga. Así, sufrió cada ataque bien organizado de un River que varió sus nombres, pero mantuvo su vocación ofensiva, potenció su efectividad y contó con un Scocco encendido: en el primer tiempo, habilitó a Carrascal con un control de taco y una exquisita asistencia y, en el complemento, selló el partido con su regreso goleador al aprovechar un error defensivo que lo dejó libre frente al arco.

El partido ante Gimnasia le resultaba incómodo a River, a tan solo tres días de tener que afrontar el primer superclásico de las semifinales de la Copa Libertadores ante Boca. Por eso, en el quinto juego de los últimos 28 días, el entrenador apostó por una formación alternativa para guardar resto físico y cuidar un plantel diezmado con seis futbolistas que todavía integran el parte médico (Pratto, De La Cruz, Quintero, Ponzio, Lux y Ferreira).

De esta manera, el Muñeco improvisar para delinear el equipo: volvió a atajar Enrique Bologna tras casi dos años (su último partido había sido el 9 de diciembre de 2017 ante Atlético Tucumán en la final de la Copa Argentina); en la defensa aparecieron los juveniles Elías López y Nahuel Gallardo; el volante central Santiago Sosa jugó su sexto partido en primera; Fabrizio Angileri fue volante por izquierda; y Julián Álvarez flotó en la banda derecha, con Jorge Carrascal e Ignacio Scocco como referencias en el área rival.

El esquema inicial fue un 4-4-2, que fue rotando a un 4-3-3 o un 4-3-1-2 en distintos tramos del juego, y los tres delanteros fueron las cartas más activas en la generación de juego. Cuando lograron conectarse entre sí, expusieron falencias defensivas de Gimnasia para lastimar hasta llegar al gol. Pero, pese a estar en ventaja en el marcador desde los 21 minutos de juego, el River alternativo no pudo hacer pie para imponer las condiciones como lo suele hacer, le costó controlar la pelota y los tiempos del juego y, si no sufrió más de la cuenta, fue porque Gimnasia se mostró tan dinámico como precipitado para atacar.

Cada balón cruzado, córner o tiro libre que cayó en el área de Enrique Bologna fue una daga para una desatenta defensa. Pero el arquero se erigió como una de las figuras del partido con una actuación superlativa para salvar su arco en diversas oportunidades, mantener el cero en el arco e impedirle al Lobo recuperar el ánimo.

Gimnasia acumula siete derrotas consecutivas y está a una de la peor racha histórica, registrada entre 1965 y 1966

Ni siquiera con el tiro del final el equipo de Maradona pudo destrabar el partido. Si no fue Bologna, fueron deficiencias propias para no poder convertir ni aprovechar lo que generó. Enfrente, se dio todo lo contrario. River se mostró punzante, activo y convencido, al punto tal que hasta debió convertir el tercer gol (le anularon erróneamente el 3-0 a Álvarez). Y se llevó tres puntos esenciales que le sirven para potenciarse antes de la gran cita: el esperado primer superclásico.

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