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Germán Portanova, el nuevo DT de la selección femenina, empieza por el principio: “Lo más importante va a ser el grupo”
Después del ciclo de Borrello, que incluyó conflictos con jugadoras como Banini, Potassa o Bonsegundo, el nuevo técnico del seleccionado femenino detalla su plan, con firmes normas de trabajo y convivencia
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La selección femenina de fútbol de la Argentina presenta a su nuevo DT, Germán Portanova, en un complicado amistoso ante Brasil, de visitante. El conjunto nacional se enfrentará ante las brasileñas en el estadio Governador Ernani Satiro de Campina Grande (Paraíba) desde las 16. El primer superclásico sudamericano será este viernes y el desquite se disputará el lunes. Televisarán TV Pública y DeporTV, mientras que las acciones podrán seguirse por Radio Nacional Rock 93.7 y la plataforma digital Cont.ar.
Germán Portanova tiene 47 años y afirma que fue “un jugador del montón”. Trotamundos como futbolista, arrancó en el club Castelar, hizo inferiores en Vélez, pasó por Tristán Suárez y Chacarita, jugó en Cerro Porteño de Paraguay, en Rangers de Talca en Chile y ocho años en torneos regionales en Italia. Nacido y criado como defensor central, jamás se movió de la zaga. “Era limitado, pero luchador –se describe–. Una de mis virtudes era conocer mis límites. Yo sabía que tenía que quitar y después darle la pelota a un compañero que supiera”. Por lo que cuenta, en su recorrido por el fútbol hay parte del manual que ejecuta como entrenador y que lo llevó, después de ganar tres títulos y jugar dos Copas Libertadores con UAI Urquiza, a ser elegido como el nuevo DT de la selección femenina de Argentina.
En ese viaje formativo poco conocido, el del Portanova con pantalones cortos y botines, está la destreza de capitalizar un puñado de virtudes. De Castelar pasó a las inferiores de Vélez, donde llegó a entrenarse con el plantel de Primera que dirigía Carlos Bianchi. Había allí duros competidores en su puesto: Mauricio Pellegrino, Roberto Trotta, Flavio Zandoná, Víctor Sotomayor, Sebastián Méndez. Bianchi le sugirió ir a préstamo a Chacarita para sumar minutos en campo. Y desde entonces no paró: se retiró a los 36 años.
Antes, había padecido muchas lesiones. En inferiores se operó cuatro veces. Por eso la metáfora del hueso duro de roer aparece ahora, mientras toma un café cortado con leche y se toca la rodilla izquierda, la zona en cuestión, en un bar en el centro porteño. No es zurdo, pero siempre se lastimó la pierna de apoyo. “Tuve mucha lucha en mi carrera. Es difícil durar, mantenerse, y lo logré”, dice. Cuenta que siempre ocupó lugares de liderazgo. En Italia fue capitán de todos los equipos que integró. La disciplina, la mentalidad y la fórmula “trabajo, trabajo, trabajo” como un método obstinado que, más tarde o más temprano, dará resultados es parte de su GPS.
–Asumiste en la selección y enseguida hablaste de armar un buen grupo. ¿Qué significa?
–Agarro un grupo con el que hay que trabajar, hay futbolistas que habían renunciado a jugar con Argentina. Tengo la ventaja de que muchas me conocen. Un buen grupo tiene que tener trabajo y humildad en todo sentido. Puedo estar en la selección, puedo salir y no jugar, estar en el banco pero acompañar con humildad. No poner mala cara o un mal gesto si no juego. Más allá de la competencia por un puesto, tiene que haber cordialidad.
–Sabés que la mirada va a estar en si convocás a Banini, Bonsegundo, Bravo o Potassa, que tuvieron conflictos con Carlos Borrello, el anterior DT.
–Yo tengo que ver a las jugadoras y evaluarlas. Tengo el observador desarrollado. Fui jugador, pisé muchos vestuarios. Banini me gusta como jugadora, claro, pero repito que lo más importante va a ser el grupo. Yo quiero que la jugadora se convenza del proyecto. No soy de forzar nada, ni siquiera mi idea futbolística.
–¿Vas a soportar el comentario “no está Banini”, ahora que la gente sigue más la disciplina?
–Creo que tengo la coraza fuerte.
Una vez retirado como futbolista, Portanova intentó trabajar en Cerdeña, donde había jugado. Le ofrecieron estar a cargo de algunas tareas en el puerto. Casado y con un hijo, dice que Dios le fue marcando su camino. Y que puso a la Argentina otra vez en la ruta.
En su cuenta de Instagram, debajo de su presentación, escribió una leyenda: “Si el SEÑOR está conmigo, quién contra mí”. A lo largo de la entrevista nombrará a Dios muchas veces. “Siempre fui muy creyente –relata–. Cuando pasé al Racing de Ferrol, en España, me lesioné y me dijeron que no iba a jugar más. Le pregunté a Dios qué me quería enseñar, cuál era el mensaje. Para mí, él va marcando el camino. Después me dio Cerdeña, un lugar muy lindo y muy tranquilo, así que soy un agradecido total”.
Habla pausado y es puntilloso en la elección de las palabras. Dice que no tiene religión, que sigue a Dios y a Jesús, que lee la Biblia y que habla con un referente de Atletas Cristianos. “Dios nos dio a todos ciertos talentos, está en nosotros trabajarlos y desarrollarlos. Y utilizarlos. También descansar en él. A mí me ha ayudado un montón en la vida”, cuenta.
–¿Aplicás algo de eso al fútbol? Hay tramos de la Biblia que pueden sonar “motivacionales”.
–Yo tengo una frase que me gusta: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Pero bueno, por ahí vamos a un torneo y más allá de que yo pueda usar la frase no es sólo eso. Hay trabajo. Sí me gusta pensar en una integridad espiritual. Uno trabaja, toma las decisiones y después está bueno descansar en Dios.
Desde Cerdeña, entonces, regresó a Buenos Aires. Se asoció a un amigo que tenía fábrica de zapatos. Pese a que les iba bien, decidió volver al fútbol porque no era feliz: “No veía el sol, me sentía encerrado”, dice.
Apareció UAI Urquiza y la propuesta de dirigir a juveniles varones. Aceptó. “De ganar 100 pasé a ganar 5, me dieron tres categorías y construimos una forma de jugar que era respetada. Hasta que en 2013 me dieron el femenino”, cuenta.
–Dijiste que a las dos horas te enamoraste del fútbol femenino. ¿Qué te enamoró?
–Siento mucha admiración por la lucha, por la predisposición, por el deseo de crecer. A diferencia de los varones, las jugadoras hacen las cosas porque quieren trascender. He tenido chicas que trabajaban, entrenaban e incluso que se recibieron. Son un ejemplo.
–¿Creés que desde que AFA decidió darle impulso hay una evolución?
–Sí, sin dudas. Las camadas de chicas jovencitas ya viene distinta. De contextura distinta, de mentalidad. Y ven un panorama, un futuro. Las de antes tenían que luchar para jugar, lidiar con opiniones absurdas, crueles. Para estas chicas como que eso también es más fácil. En el fútbol ven que pueden jugar en la selección, ir a Europa, ganar su platita firmando un contrato. Eso hace que el nivel mejore también.
–En el juego, decís.
–Los equipos están siendo más parejos. Si bien los cuatro de siempre (Boca, River, San Lorenzo y UAI Urquiza) están ahí arriba, peleando, hay partidos cada vez más parejos.
–Estás recorriendo todos los entrenamientos y partidos de todos los equipos. Eso es algo nuevo en la selección. ¿Por qué vas a todos presencialmente?
–Aprendí que para poder exigir tenés que ponerte en el lugar. Ir, recorrer, ver realidades. Encontré cuerpos técnicos muy predispuestos. Quiero hablar con ellos, ver a las jugadoras personalmente, que ellas sientan que las estamos mirando. Saber cómo son sus contextos futbolísticos y familiares. Así que vamos, miramos y escuchamos.
–En el proceso anterior había jugadoras que decían que si iban a jugar al exterior podían tener más chances de ser convocadas. ¿Eso es así?
–No. Hay jugadoras que están en Europa conformadas en otro nivel. Es una realidad y se los digo a todas. Soy muy frontal porque esto es fútbol, no es una cuestión personal. Hice preselecciones con jugadoras de acá y quizás quedan pocas. Pero no es lo mismo verlas en los entrenamientos que en los partidos, por ahí en las prácticas veo quién me puede dar una mano. Hay jugadoras que están afuera y tal vez no son de las características del equipo que pueda diseñar y no las voy a llamar sólo porque estén en Europa. La selección es de todas.
–¿Notás mucha diferencia entre las de Europa y las de acá?
–Ahora acá se está entrenando todos los días y con planificación. Estamos mejor. En Europa tienen mejor competencia individual y colectiva. Capaz algunas jugaban acá y sin esforzarse tanto les alcanzaba para ser de las mejores. Y allá les cuesta ser titulares. Esa competencia te lleva a estar mejor.
A la hora de elegir referencias, Portanova encuentra identificación con Marcelo Bielsa (dirá que es “el Maradona o Messi de los técnicos del mundo”), pero dice que no se encasilla. Mira fútbol todo el tiempo. Su idea es que sus equipos, la selección ahora, UAI Urquiza antes, sean protagonistas. Siempre de acuerdo a lo que plantee el rival: “Por ahí no te gusta acoplarte atrás y lo tenés que hacer. O tenés un mal partido. En la selección vamos a estar siempre con partidos muy parejos. Vamos a intentar ser protagonistas, pero tenemos que encontrar equilibrio”, dice.
–¿Qué pensás de algunas lógicas del fútbol masculino que empiezan a verse en el femenino, como los representantes?
–Es inevitable que suceda. Está bueno que las chicas lo vivan. Han sufrido bastante y por ejemplo tener una marca que las apoye es otro de sus logros. Yo me pongo contento. Lo que no me gusta es que por ahí el representante te endulza. Te hace comentarios del tipo “no sé cómo no jugás vos”. El técnico puede estar equivocado, pero a veces los representantes con esos comentarios no generan el mejor clima para que la jugadora se desarrolle. Mientras ellas lo sepan manejar y no se nublen, o no se les vuelen los pájaros, como digo siempre, va bien.
–¿Qué le decís a aquellos que empiezan a ver a la selección? ¿Qué tienen que esperar?
–Al que sigue al femenino le digo que trataremos de jugar a la manera de UAI, ir a ser protagonistas y que eso lo creamos con trabajo y convencimiento. Iremos convocando a jugadoras del país y del mundo, priorizando el grupo. Buscaremos que esa unión se vea en la cancha.
–¿Y las personas que empiezan a seguir al equipo ahora?
–Les digo que Argentina está en un proceso. No es el equipo masculino que tiene jugadores que jugaron toda su vida y que es el semillero del mundo. Somos la selección número 35 en el ranking FIFA, estamos en un proceso de crecimiento, la semi profesionalización generó una mejoría, hay campeonato de Reserva. Para mí es un lindo desafío, estoy muy contento. Queremos mejorar y tenemos todo para lograrlo. Vamos a brindar trabajo a full, a conciencia, integral, y a observar a todas las jugadoras argentinas acá y en el mundo.
Tiempo de decisiones y el estreno
El debut de Portanova al frente del seleccionado femenino será con sendos amistosos en Brasil y ante el seleccionado local; el primero, este viernes, desde las 16, en Campina Grande, y el segundo, el lunes en Joao Pessoa, a la misma hora. Antes del estreno, desde su metro 93 y ante la consulta de si siente alguna presión ahora que la gente conoce más de la disciplina, Portanova responde con gestos relajados. Marca una diferencia sutil: dice que “conocen más a las jugadoras”. Como entrenador le tocará tomar decisiones, algo que ya ejerció en la UAI Urquiza, donde fue protagonista de la salida de Macarena Sánchez del club, una determinación que concluyó en el proceso de denuncia de la futbolista para reclamar ser considerada como trabajadora. El conflicto fue, además, el punto de partida para que el reclamo por un fútbol “feminista, disidente y profesional”, como había expresado la futbolista, culminara con la actual semiprofesionalización del fútbol femenino en AFA.
-¿Dejar afuera a Maca Sánchez fue la decisión más difícil que afrontaste como entrenador?
-No. Maca es una piba divina, la quiero un montón. Siempre me acuerdo que cuando falleció mi mamá y el primer mensaje fue de Maca, son cosas que tocan la sensibilidad. Nosotros teníamos charlas, ella dejó de fumar en un momento y creo que yo fui de gran ayuda. Para el grupo ella siempre fue un 10. En los partidos siempre arrancaba en el banco, jugaba, entraba y hacía goles. Como persona es un 10 y como jugadora muy inteligente. En aquel momento la UAI pasó a tener un equipo muy bueno. Había muchas delanteras muy buenas. Estaban (Mariana) Larroquette, Belén (Potassa), Rocío Bueno, Paula Ugarte, la propia Maca; y tal vez en el entrenamiento podía quedar afuera. Estábamos hablando de una jugadora con mucha historia en UAI, salió campeona un montón de veces. Lo que estuvo mal es que a mí me dijeron de la dirigencia que el libro de pases estaba abierto. Y no fue así. Estuvo mal que la decisión fue a mitad de año y ella no tenía otro club adónde ir.
-¿Eso te lo reprochás?
-Es que yo pregunté y me dijeron que sí podía ir a otro club. Le dije a Maca que iba a ser protagonista en cualquier otro club y que si era necesario yo les hablaba a los técnicos. Ella no tenía muy buena relación con la dirigencia. Son decisiones tristes, pero entendí que ella iba a continuar, que tenía el potencial. Me di un gusto muy grande de poder estar con ella en un grupo en Copa Libertadores.
-Ahora es una de las goleadoras de San Lorenzo. ¿Podrías llegar a convocarla?
-Sí, claro, todas están en el radar. Hay muchas goleadoras en el campeonato y también en esos puestos aparece la competencia de quienes juegan en Europa.
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