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Gerardo Martino: "Me importa mucho tener jugadores valientes"
Un mes después de tomar la conducción del seleccionado, el Tata explica sus planes y cuenta que pretende un estilo audaz; pensó en dejar de dirigir antes de recibir la propuesta de la AFA
El mes casi exacto que lleva en el cargo le bastó y sobró a Gerardo Martino para sentirse como en su casa en el hábitat cotidiano de la selección. Es cierto que a nadie le sería difícil adaptarse a un ambiente tan plácido como el predio de Ezeiza, pero en el mediodía radiante el hombre camina por ahí casi tan relajado como uno podría imaginarlo en un rincón cualquiera de Rosario. Casi, porque para el Tata no hay nada que equipare ese hogar familiar, futbolístico y de vida que es la tierra de su Newell's. En uno de esos sillones negros, vestido de pies a cabeza con la ropa oficial de la AFA , Martino, en su primera entrevista en casi un año y medio, desgranará qué se siente haber llegado a un puesto con el que sueñan tantos, qué aguas espera para el barco que empieza a timonear, cómo lo desgastó y a la vez lo hizo crecer su difícil año en Barcelona. Sorprenderá con alguna revelación sobre sus planes previos que no encaja con la energía de sus 51 años. Se mostrará como un tipo aferrado a convicciones, pero atento a ideas que no son las suyas, y contagiará de entrada con el entusiasmo que le dejó la primera experiencia, en Düsseldorf, un par de semanas atrás. "Mentiría si no dijera que me gustó lo que vi contra Alemania.. Alguno pensará que fue en un amistoso, que había muchas ausencias, y es cierto, pero yo me fijo en lo nuestro y la verdad, me dejó mucha ilusión lo que vi. Ojalá lo podamos seguir llevando adelante. Obviamente también hay que correr, hay que presionar, a veces hay que trabar con la cabeza, yo no resigno esas cuestiones, pero esas cosas son mucho más fáciles de lograr."
-¿En algún momento dudaste de tomar la selección?
-A veces la gente confunde el análisis con el hecho de no reconocer lo valioso de la propuesta. A todas las propuestas de trabajo hay que analizarlas. Uno parte de un lugar ideal, al que todos aspiramos llegar como entrenadores o como jugadores. Pero también merece un análisis. Antes de que pasara la desgracia que pasó [la muerte de Grondona] había una idea y después siguieron adelante. Hay que analizar, preguntar, aceptar que te pregunten. No es "uh, es la selección, voy y firmo". Porque después empiezan los problemas y a decirse que uno es un improvisado. Y una vez que acepto, ya sé todo. Entonces después no hay lugar para excusas.
-¿Y el análisis fue rápido, fácil?
-Conversamos bastante. Algunas cosas se supieron, otras no. En general no me vieron y eso me reconforta, pero no es fácil buscar caminos para que no te vean. En circunstancias diferentes, claro, porque en el medio pasó lo que pasó con don Julio. No digo que fue difícil; fue de la forma en que para mí tenía que ser. Había un deseo de AFA de contratarme, que uno notó al conversar, y una propuesta que a mí me interesaba. Me llegaba en un momento justo; yo necesitaba parar y ya había parado dos o tres meses, había descansado suficiente. Me parecía que estaba otra vez en condiciones... Sin esta propuesta habría llegado hasta fin de año, pero con 90 días estaba bien.
-¿Si llegabas así hasta diciembre te habrías involucrado con un club o ya tenías perfilado trabajar en selecciones?
-Te soy sincero: si extendía esto, el riesgo que corría era que dijera "basta, no dirijo más".
-¿Lo decís en serio?
-Sí. Me sentía muy bien... Hacía lo que tenía ganas de hacer, veía fútbol, veía inferiores. Estaba tranquilo. Siempre hay otras inquietudes y cosas para hacer. Cosas dentro del fútbol, también. Después de mucho tiempo volví a involucrarme en Newell's y eso me hacía sentir bien. Newell's está a diez cuadras de mi casa; era sentirme otra vez partícipe, conversar con mis amigos. Porque los que están ahí, el flaco Theiler, mi mejor amigo, los que dirigen primera, en su momento Alfredo, ahora Carozo, los dirigentes... Son gente amiga, me sentía bien...
-Tu año en Barcelona no te resultó fácil. ¿No te estás metiendo en algo parecido con la selección?
-Sí, pero más preparado y en un medio en el que todos saben quién soy. Y los jugadores lo saben, y saben a qué jugamos... El partido con Alemania me mostró que ellos saben por dónde vamos. Podremos ganar o perder, pero iremos por ahí.
-Dijiste que tu intención es jugar a algo parecido a lo de tu Newell's. ¿Se podrá, con las dificultades que hay por los tiempos, la cesión de jugadores, etc.?
-Estoy convencido de que sí. Nunca estuve del todo de acuerdo con eso de que los entrenadores de seleccion tenemos tan poco tiempo. Tenemos mucho menos que un técnico de equipo, pero tampoco es tanto menos. Lo que hay que hacer es optimizarlo. Ahora tenemos diez días para el operativo de octubre; habrá otros diez para el de noviembre. Ahí juntás unos seis buenos entrenamientos, y si redondeás un grupo de 25 o 30 jugadores que más o menos entiendan la idea... Además, en sus clubes juegan a algo parecido. Entonces es más fácil. Tiempo atrás habría sido diferente, incluso para los que juegan acá. Yo veía a Banfield el otro día. Como todo depende tanto del resultado, me da mucha pena que Banfield no gane, pero me da mucho gusto verlo jugar. Y hay muchos ejemplos de eso.
-¿Te importa más la actitud, la técnica, la estrategia...?
-Para mí sigue siendo muy importante el grupo. En Europa es distinto: allá no importa si hay tanta cercanía, si somos tan amigos, si hay un grupo sólido. Salvo excepciones se es más individualista. Pero yo creo que todos los emprendimientos que terminan bien tienen una solidez grupal. Y hay cosas que en el camino de mi carrera me fueron gustando. Si pudiera hacer una síntesis entre la presión de la selección de Paraguay y el juego de Newell's sería el ideal. A eso quisiera jugar.
-Uno imagina que los jugadores de Bielsa deben ser inteligentes; los de Simeone, esforzados, y los tuyos, esencialmente valientes para convivir con el riesgo, equivocarse y volver a intentar...
-Sí. Y hoy estoy viendo muchos entrenadores valientes. A mí me importa mucho tener jugadores valientes para llevar adelante una propuesta que implica riesgos. Son elecciones de juego; por eso yo lo entiendo tanto a Almeyda cuando dice que le gusta cómo juega Banfield. Es que a veces sostener eso desde la derrota es a lo que yo no me atrevo. Me parece fenomenal que él lo diga desde la derrota. Es un poco como esto que hizo Cutzarida: decir una cosa y sostenerla, sostenerla, seguir teniendo exposición... Te van a liquidar. Mi valentía llega hasta ese lugar, y la de Almeyda continúa. El tipo sigue diciendo eso ante la derrota, y es fenomenal. Me siento identificado.
-Bielsa dijo que su renovación con la selección en 2002 fue su mayor conquista. ¿Vos sentís como un logro que te haya contratado una asociación a la que criticaste?
-Pensar que aquella selección [la de Bielsa] no había hecho un buen trabajo era una locura. Hay entrenadores que no necesitan que las cosas les vayan bien para mostrar que trabajaron bien. Ése fue uno de esos casos. En el mío, creo que fue una cuestión de madurez. Mi crítica apuntaba a ver qué hacemos para mejorar. Yo no tenía nada en especial contra nadie, pero sí contra el sistema, con cómo está organizado. Y probablemente sigue estando así. No cambio mi opinión porque ahora estoy acá adentro. Ahora, si puedo involucrarme y ayudar a que mejore... Además, ahora me afecta mucho más. Que el torneo local se siga jugando cuando yo voy a jugar con Brasil me afecta. Ese día juegan River y Newell's, y si la cosa sigue así juegan por el campeonato. Y yo estoy vinculado a Newell's... Cualquier cosa que haga, ¿cómo se verá? Lo que no quiero es que alguien piense que yo hago esto por algún interés. Y mucho menos por estar vinculado a Newell's. Si yo corro ese riesgo, los de acá empezarán a venir a la selección cuando se vayan afuera. El otro día lo dejé a Orion porque me parecía lo más normal y recibí críticas... No es fácil. Pero claro, para resolver estas cosas tenemos que juntar a todas las partes. Creo que hasta el Gobierno tiene que sumarse, porque es el que maneja el tema de la televisión.
-Hace años que a la selección la acompaña más frialdad que otra cosa de parte del público. ¿Te interesa cambiar eso?
-Por supuesto, es algo que me importa mucho. Yo recuerdo que en la época de Bielsa veníamos en una Trafic a ver los partidos. Me gustaría recuperar eso. Es importante que la gente vuelva a ser hincha de la selección.
Por Cristian Grosso y Andrés Prestileo
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