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Marcelo Gallardo rearma su River: qué delanteros del fútbol argentino reúnen las características que le gustan al DT
Se fue Ignacio Scocco de River. Deja un legado de golazos y títulos en el ciclo de Marcelo Gallardo, un delantero elegante que pensaba como N° 10 y definía como N° 9. ¿Cuál es el vacío que deja Scocco? ¿Qué característica de jugador pierde el DT millonario? Y, según los gustos del Muñeco, ¿con quién podría reemplazarlo si le apunta a buscar un centrodelantero dentro del fútbol argentino?
Scocco reúne, desde sus características, todo lo que un entrenador pretende de un Nº 9. Movilidad, inteligencia colectiva sin dejar de pensar en el gol. Pero además es capaz de resolver como un Nº 10, como un enganche que se genera sus propios espacios o el de sus compañeros con gambetas, amagos y triangulaciones. Su gran diferencia la hace con el control de la pelota (hace quedar bien hasta al compañero menos fino) y en la precisión para la pegada. También desequilibra con tiros libres directos. Es capaz de retrasarse para arrastrar marcas, recibir, sacarse un hombre de encima y quien llegue al vacío sea un mediocampista.
Por distintas razones quedarían descartados de arranque, pero sumando virtudes de capacidad técnica, oficio y capacidad de desequilibrio tanto en los metros finales como bajando a tres cuartos del campo aparecerían dentro del fútbol argentino Lisandro López, de Racing (37 años), José Sand, de Lanús (39), El Morro García, de Godoy Cruz (29), Mauro Zárate, de Boca (33), Dayro Moreno, de Talleres (34) y Juan Cruz Kaprof, de Arsenal (25) -a quien Gallardo tuvo en River-. Tienen otras características Marcos Ruben, de Rosario Central (33), Jonatan Cristaldo, de Racing (31) y Maxi Romero, de Vélez (21).
Las primeras referencias pueden surgir con dos que Gallardo ya buscó en varios libros de pases anteriores: Darío Cvitanich (36 años) y Silvio Romero (31). Ambos jugadores de experiencia para ponerse la camiseta de River y rendir ya. Los dos son 9 pero también tienen la capacidad técnica de poder jugar por los costados para jugar con otro 9 más definido o tirarse atrás para ser nexo con volantes y los otros delanteros.
Pero la característica seleccionada suele ser esa: delanteros-jugadores, que no sólo hagan goles. Y dentro de esta tendencia, ha buscado pocos wines. Por lo general, se trata de atacantes que pueden ser centrodelanteros pero que también sepan asociarse en el circuito de juego fuera del área.
Muy difícil que Racing e Independiente pretendan negociarlos, pero –por características-, siguiendo los parámetros que supieron reunir Scocco, Borré, Pratto y Matías Suárez, encajarían dentro de las virtudes que el Muñeco busca en un delantero. No sólo hacen goles, se involucran dentro de un estilo más global y tienen un rol de equipo. Después de Scocco, el colombiano Teo Gutiérrez era otro futbolista al que más costaba definir como 9 o como 10.
Hay una cuestión física y táctica que todo 9 que llega a River debe también aprobar. A Gallardo le gusta presionar alto ante la pérdida y toma confianza cuando ese pressing le sale bien dos o tres veces seguidas. Las transiciones son mayores a casi todos de los demás equipos. Y los ataques interiores los fabrica con triangulaciones de los volantes, el pivoteo de los delanteros (tan versátiles casi todos no solo para convertir sino también para vestirse de asistidores) y finalizaciones que suelen llegar a los más de 20 remates por partido.
Scocco, como Pratto, Santos Borré, Suárez y hasta Julián Alvarez podía en River definir como N° 9 o también asistir como si fueran enganches cuando se tiran atrás para entrar en contacto con la pelota. River no deja respirar a los adversarios, los asfixia con presión y superioridad numérica, con calidad y determinación.
Por características, Gallardo pocas veces buscó tener un "9/nueve", de esos centrodelanteros que son 100% definidores o finalizadores de jugadas. Quizás por eso prefirió en aquel momento otros 9 antes que Gio Simeone, aunque el Cholito evolucionó muchísimo-. Lo heredó a Fernando Cavenaghi (del ciclo de Ramón Díaz), tuvo a Iván Alonso, Marcelo Larrondo y a Lucas Alario. Pero a Alario lo hizo un jugador más completo, ya que fue el primer delantero de su ciclo que interpretó tal como quería realizar la faceta defensiva a la hora de presionar las salidas rivales y en los retrocesos, siguiendo a los laterales o volantes centrales rivales. Hasta a Rodrigo Mora y Sebastián Driussi logró reubicarlos como volantes externos y mediapuntas, los potenció como futbolistas más completos.
En primera instancia, no entrarían en esa lista de preferencias dentro del fútbol argentino Gabriel Avalos (Patronato), Javier Toledo (Atlético Tucumán), Rodrigo Salinas (Newell’s), Nicolás Mazzola (Unión), Adolfo Gaich (San Lorenzo), Sebastián Ribas y Claudio Riaño (Rosario Central), Junior Arias (Banfield), Nicolás Contín (Gimnasia), Santiago Silva (Argentinos), Ezequiel Rescaldani (Arsenal) y Wanchope Abila (Boca). ¿Quiénes podrían encajar de acuerdo a las búsquedas que suele realizar Gallardo?
Fernando Márquez (Defensa y Justicia). El Cuqui tiene 32 años, uno más de los que tenía Matías Suárez cuando Gallardo lo fue a buscar a Belgrano de Córdoba. Técnicamente es muy bueno, entra en la categoría de los 9 que piensan como 10, ya que es capaz de retrasarse en el campo para asociarse con otros delanteros o mediocampistas y laterales. Es rápido para controlar y pasar la pelota. Puede anotar de rebotero, abajo del arco (por respaldar las jugadas) pero además rematando desde afuera del área, atacando el espacio llegando desde atrás o con un tiro libre directo. Puede hacer la diferencia convirtiendo pero también asistiendo. Y con su 1m83 aporta juego aéreo ofensivo y defensivo. Es diestro, pero hizo goles de zurda. Sería una incógnita cómo respondería en cuanto a las responsabilidades defensivas en River, pero -desde las características- entra en la categoría de los delanteros completos que le gustan a Gallardo. De todas formas, siempre las tareas defensivas o de presión –si la voluntad está- son más fáciles de incorporar.
Nahuel Bustos (Talleres de Córdoba). Es un jugador con más explosión individual que rol de equipo, pero es joven -21 años- y puede aprender mucho. Gallardo lo sufrió en carne propia en el triunfo de la T en el Monumental, en la última Superliga, cuando el 10 del equipo del Cacique Medina anotó un golazo utilizando varios gestos técnicos en la misma jugada. Si bien arranca desde más atrás y puede asociarse para generar sociedades (en Talleres no juega de 9), tiene más características de "finalizador" que de "hacedor de juego". Es hábil y veloz, gambeteador, aunque en la T demostró sacarles más provecho a los contraataques, suele moverse mejor a campo abierto, cuando tiene varios metros por delante. Pese a su juventud, tiene oficio para usar el cuerpo y fabricar infracciones. Tiene capacidad para jugar por todo el frente de ataque y cuenta con un muy buen remate de media y larga distancia. Ya estuvo en alguna carpeta preseleccionada por Gallardo.
Lucas Gamba (Rosario Central). Es un delantero de 32 años, del estilo Driussi o Mora, que logra tener un rol de equipo muy interesante tanto para ser segunda punta, centrodelantero o volante externo. Tiene oficio e inteligencia para adaptarse a jugar con cualquier compañero de ataque; se acomoda a complementar la característica con la que le toca jugar. En Unión (hizo una gran dupla con Soldano), Huracán (en la anteúltima Superliga hizo 6 goles y 5 asistencias) y Central logró insertarse como complemento de una estructura colectiva que le permite destacarse en silencio con anotaciones y pases-gol. Tiene buenos anticipos. Sumó 3 goles y 4 asistencias en la última Superliga. Y si bien no es alto, también hace goles de cabeza.
Jonathan Herrera (Central Córdoba). Tiene 28 años. Como el Cuqui Márquez, si bien es diestro también puede convertir con la zurda. Es un centrodelantero más definido, aunque puede tirarse a los costados y aportar asistencias. En la última Superliga sumó 6 goles y 4 pases-gol para Central Córdoba. Otro que es más "finalizador" que hacedor de juego. Si bien no es alto (1m75), también convierte de cabeza. Es rápido y cuenta con movimientos interesantes para aguantar la pelota y ganar la posición con el cuerpo incluso ante defensores sólidos. En la final de la Copa Argentina 2019 le generó algún que otro dolor de cabeza a la defensa de River.
River es un equipo intenso para atacar y defender, y que hace mucha diferencia por la precisión en velocidad que muestran sus jugadores más ofensivos, donde además hay un rasgo que aparece en ese circuito de juego: "el toque de Gallardo" para los mejores goles de River.
¿Cuál suele ser? Que en ese movimiento de marcas y rotaciones ofensivas para sacarle referencias a los defensores rivales, en esa tenencia que puede ir hacia las bandas pero (de vuelta) con el fin de terminar desequilibrando por el centro, siempre aparece un delantero o volante que termina pivoteando de espalda o de costado al área. Y ese toque, que puede parecer inofensivo, es lo que le termina dando sentido al resto del avance, lo que termina rompiendo las líneas defensivas adversarias. Por eso hasta los 9 que juegan con Gallardo necesitan una muy buena técnica para involucrarse en ese circuito creativo.
No es fácil ponerse la camiseta de River y rendir. Scocco no será una pieza fácil de reemplazar. Pero Gallardo, según sus propios gustos y anotaciones en la libreta táctica, puede encontrar algunas alternativas para analizar. Siempre y cuando busque un refuerzo de esas características. Y lo haga dentro del fútbol argentino.
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