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Gabriel Milito, el hombre que se animó a cambiar para ilusionar a Atlético Mineiro y transformar críticas en elogios
El entrenador argentino era blanco de cuestionamientos porque su estilo se había traducido en derrotas durísimas; sin embargo, modificó su plan de juego, dio el golpe ante River y el público galo se rindió a sus pies
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Mientras River arremetía por última vez contra Éverson, ya sin posibilidades de revertir en el Monumental la ventaja que había conseguido Atlético Mineiro en Belo Horizonte, Paulinho, que había salido minutos antes, se animó a dar el primer paso y “a traición” le empapó la espalda a un desprevenido Gabriel Milito. Poco después, Guilherme Arana siguió con el juego y el técnico, ya distendido, dejó escapar media sonrisa. Por último, Deyverson, siempre Deyverson, fue un poco más allá y le vació una botella de agua en la cabeza al argentino, que terminó siendo el centro de un abrazo multitudinario. Toda una muestra de reconocimiento, en segundos de euforia, para el DT que se animó a cambiar para ganar.
Poco más de tres meses pasaron desde aquella derrota ante Flamengo, por 4 a 2 y en la propia Arena MRV, que le dio un mazazo a los ideales de Milito y sembró la duda entre los torcedores del Galo sobre las capacidades de su director de orquesta. Fue acá nomás, en julio, cuando se escucharon los primeros abucheos contra el equipo dirigido por el extécnico de Argentinos Juniors, de 44 años, y en las redes sociales cobraba fuerza el hashtag #ForaMilito (Fuera Milito). Era comprensible la reacción de los hinchas, en aquel momento, ya que estaban frescas las goleadas sufridas ante Palmeiras, 4 a 0 en casa, y Vitória (4-2 en Bahía).
Esa oscilación fue un quiebre. Desde su llegada, Milito había mostrado sus credenciales y sus jugadores interpretaron en poco tiempo lo que el entrenador les transmitía; control de pelota, presión asfixiante en campo adversario y mucha agresividad en casi todos los sectores de la cancha. En conferencia de prensa, el DT se encargaba de afirmar, aún sin arriesgar palabras en portugués, que ese era su estilo y difícilmente cambiaría ese pensamiento. En ese inicio tuvo un invicto de 12 partidos y hasta consiguió el título del Campeonato Mineiro tras vencer en la final a Cruzeiro, el eterno rival.
🖤🤍🏆 ¡No lo bañen a Milito! Los festejos del banco de suplentes de @Atletico y el divertido cruce entre el entrenador y Deyverson.
— CONMEBOL Libertadores (@Libertadores) October 30, 2024
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Sin embargo, el juego que llevó a Atlético Mineiro a la final de la Copa de Brasil, que disputará ante Flamengo (el domingo se juega la ida, en Río), y que le dio el pasaje a la final de la Copa Libertadores, en Buenos Aires, no se parece en casi nada a esa propuesta inicial. La posesión de pelota está lejos de ser una prioridad; el equipo sabe esperar y marcar en campo propio, como lo hizo en el Monumental, y hasta conoce cómo rematar a sus rivales desde los contragolpes que lideran Hulk o Paulinho. Entonces, ¿por qué Milito se obligó a cambiar? ¿Qué lo llevó a modificar lo que era “innegociable”?
“Tras recibir algunas goleadas, Militó pateó el tablero y entendió que tenía que reforzar el sistema defensivo. Así, Paulinho se corrió a la izquierda y asumió funciones defensivas, mientras Guilherme Arana, por ejemplo, se retrasó en el campo. Todo eso, según mi punto de vista, no es un retroceso sino parte de una evolución notable de Milito”, le dijo Breiller Pires, editor jefe de la edición brasileña de The Player’s Tribune, a LA NACION.
“Cuando iniciamos nuestro trabajo aquí jugamos de una forma que nos trajo buenos resultados. Pero cuando empezamos a perder piezas clave y vinieron los resultados negativos, tuvimos que adaptarnos al momento. Poco a poco volveremos a darle esa fisonomía que queremos al equipo, pero hoy la realidad nos pide otra cosa”, explicó por su parte Milito, semanas atrás, dejando en evidencia los motivos que lo llevaron a esa mutación, tan forzada como necesaria.
Menos de ocho meses pasaron desde su llegada a Belo Horizonte y, en ese corto lapso, Milito ya alcanzó su tercera final con Atlético Mineiro. “Cuando acepto una propuesta de trabajo como la que me hizo Atlético, con los jugadores que tiene Atlético, sé que el objetivo es ganar títulos. Luchamos mucho para eso y acá estamos, en la final. Aún no ganamos nada, pero llegamos a otra definición y eso es muy importante”, dijo entrenador tras el 0-0 en el Monumental, que le abrió la posibilidad de conquistar el título más importante en su carrera como entrenador, que comenzó en 2014, en Estudiantes. Hoy, todo el mundo Mineiro se rinde ante él: “Un argentino que nació para ser Galo”, posteó el club brasileño en su perfil oficial de Instagram, luego del gran golpe en el Monumental.
Aún emocionado por haber superado a River, pero sin perder su serenidad habitual, Milito explicó cuáles fueron los objetivos que trazó junto a sus jugadores al principio de la temporada. “Estamos aún con la emoción a flor de piel, porque nos propusimos jugar todos los partidos del Brasileirão, de la Copa de Brasil y de la Libertadores, y lo logramos; sabíamos que iba a ser difícil, pero conseguimos nuestro sueño y ahora vamos por la gloria eterna de verdad”, dijo.
Además, el extécnico de Estudiantes, Independiente y Argentinos Juniors se dio tiempo en medio de la conferencia de prensa para explicar los motivos de la supremacía brasileña a nivel clubes, reflejada en las últimas seis ediciones de la Copa Libertadores. “El fútbol brasileño es el más competitivo de América, porque no tenés dos o tres equipos fuertes, tenés 11 o 12. Eso hace que la liga sea muy competitiva, algo que no pasa casi en ningún lugar del mundo. En Inglaterra, por ejemplo, tenés cinco o seis equipos fuertes; en España, tres o cuatro. Además, esos equipos fuertes de Brasil tienen presupuestos elevadísimos comparados con los del fútbol argentino, por ejemplo, por eso se permiten traer jugadores o mantener a sus estrellas por más tiempo”, sostuvo.
Tras una noche de festejos medidos, Belo Horizonte amaneció lentamente, testigo de la resaca de unos y del desvelo de otros. Por la mañana y durante el día, no se habló de otra cosa; algunos, inclusive, reservaron un par de pestañas camufladas en los navegadores de sus computadoras laborales para analizar combinaciones de vuelos (o hasta transporte terrestre) y hoteles en Buenos Aires para no perderse la gran cita. Los #ForaMilito del invierno se convirtieron en declaraciones de amor y pedidos de disculpas hacia el argentino que los dejó a las puertas de la gloria dentro de un año que, hasta febrero, poco prometía y tal vez desde diciembre no podrán olvidar jamás.
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