La leyenda le abre a LA NACION las puertas de su casa, cerca de Reconquista; de Messi a Boca, del Mundial de Qatar al VAR, de Guardiola a Gallardo y de ser abuelo a la grieta y la situación del campo
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MALABRIGO, Santa Fe.- Ladra Taylor para dar la bienvenida. Atrás quedó el portón sobre la ruta 11 en el norte santafecino, cerca de Reconquista. En el escudo de su casa rural se leen dos letras, bien grandes, LG. ‘La Gloria’. Nada de arrogancia, es para su madre el homenaje. La flor de lis recuerda la huella de la leyenda en Fiorentina y un par de tacos de polo completan el diseño. “Al polo no juego porque tengo miedo de caerme. Me hice unas botas especiales pero no me animé a usarlas todavía. No puedo correr el riesgo de apoyar todo el peso sobre los tobillos, o que se me caiga el caballo encima. No, tengo miedo, tengo miedo… las canchas están ahí, viste, pero no me animo… Y la estoy pasando bien así”. Sonríe Gabriel Batistuta.
El tobillo derecho se lo soldó hace años. No duele, pero tampoco se mueve. El izquierdo se lo operó en septiembre de 2019 y recuperó su vida. “Hasta ahora marcha bárbaro, de diez, no me lo controlé todavía porque por la pandemia no pude viajar, pero no me lo quiero controlar tampoco, en una de esas el doctor me dice que algo no va bien. Me cambió la vida, ya no podía moverme, no podía caminar, no podía ir a recibir un paquete, me lo tenían que acercar”. Ahora, hasta… “De vez en cuando juego al fútbol, pero con los veteranos. Y no duele nada, pero tampoco corro, ja, ja, estoy parado y si me la dejan picando adentro del área, todavía les rompo el arco. Acá hice una cancha chica para estar en el medio, cerca, y claro, me voy de 9, porque en la cancha grande, si jugamos con off-side me cagan, porque me sacan un poco y si me llevan lejos del arco no llego más…”, confiesa. Táctica y más sonrisas.
Por todo eso, su deporte de cabecera es el golf. “Llegué a tener 2 de handicap, ahora debo andar en 5, pero porque no practiqué. Cambié el swing e hice una macana, pero ahora estoy volviendo, lo estoy corrigiendo y tirando 200 pelotas por día”. Hace algunas semanas retuvo el invicto contra Pep Guardiola, ya un clásico de los links. “Al golf juega bien Pep, sí, juega bien, es terrible, siempre quiere ganar… ¡Pero conmigo no puede! El hijo me ganó, Marius, nos pegó un baile, pero Pep no, no puede conmigo…”
El duelo trae años, desde la primera coincidencia en Roma. Luego, en la liga qatarí, en Doha, la exclusiva sede del próximo Mundial y el lugar donde nació Shamel, el último hijo de Batistuta. Un destino tan familiar… “El Mundial se va a jugar como de acá a Reconquista, ja, ja, es chico Qatar, sí. Para los fanáticos va a estar genial porque podrán ver los tres partidos del día…, el tema es llegar. Una vez que estés ahí adentro la vas a pasar bien. En los mundiales, todos la pasan bien, es un clima amistoso. ¿Por qué digo llegar? Por los costos, sí, y porque no es un país grande, no va a entrar toda la gente. El que tenga la suerte de conseguir alojamiento en Doha la va a pasar bomba, de lo contrario, a viajar… Será porque yo odio los aeropuertos. Agarrar un avión para ir a ver un partido, volverte, eso me molesta, pero ese soy yo, seguro que a otros eso le divierte. A mí los aeropuertos me estresaron, no los aguanto, puedo estar un día arriba del avión, pero si tengo que hacer una escala ya me pongo nervioso. Eso de esperar, ver si sale en tiempo o no, me estresó. Claro que alguien puede decir: ‘Hijo de puta, viviste arriba de un avión toda la vida y yo no volé nunca’, por eso aclaro, pa-ra-mí”.
Avisa que no irá a Qatar como hincha. Sólo asistirá si se trata de trabajo y de la evolución de unas negociaciones con una cadena árabe. “En un Mundial, el jugador sólo quiere jugar… ¿Jugás contra Alemania? ¡Y qué te importa dónde! Es un Mundial y punto. Si se juega en Australia o en los Estados Unidos, la Argentina lo va a querer ganar igual”.
-¿Y puede ganarlo la Argentina?
-La Argentina está bien, está muy bien. Le tocó un buen sorteo, ¿no? Debutamos contra Arabia, claro, el nombre no te dice nada, pero está en el Mundial. No está el Congo, no está Chile. Está Arabia. ¿No juega contra nadie en la Confederación asiática? Bueno, pero de los nadie es el mejor, y por eso está. No lo tienen en cuenta, ojo, no es un jueguito de ajedrez esto.
-¿Te recuerda en algo al 2002? Esa selección estaba en plenitud un año antes…
-¿Y cómo hacés para controlarlo? Yo te digo a vos: llevame al equipo, así como está, hasta el Mundial. ¿Cómo hacés? A mí me dicen que fracasé en el Mundial del 2002 y no, no fracasé un carajo. No existe el fracaso para mí. Muchas veces discuto por el fracaso. ¿Qué es fracaso? Fracaso es cuando no lo intentás. Ahora, si me preguntás: ‘¿Qué más podrías haber hecho para ganar el Mundial 2002?’ Nada te respondo. Con una paz te digo nada. Lo que tenía lo puse a disposición. ¿Que no alcanzó? Y sí, tenés razón. Yo no tenía más, y puedo hablar por mis compañeros también. Y te duele, me va a doler toda la vida, pero de ahí a que me digas que fracasé, no. Todo esto para decirte que no es fácil. Argentina 78: si no pega la de Holanda en el palo, no salíamos campeones del mundo. Hoy el equipo está perfecto y mejor no podría llegar. Ganó la Copa América, se relajaron, se los ve unidos, el técnico se ve firme, se ve que lo siguen… ¿Si van a ganar? Qué sé yo, yo jugué al fútbol y no es matemática.
-Nombraste al DT, Scaloni. ¿Te sorprendió?
-Logró que le crean, el tipo se impuso. Al principio no había uno que no le pegara. No lo conozco yo, pero el flaco se impuso. Hizo la lógica: ¿viste cuando tirás una piedrita al agua? Las olitas van haciendo así, una a una… Bueno, el flaco empezó por los jugadores, no empezó por querer convencer a los hinchas, a los periodistas. No. No dio nunca nada. Nunca una polémica, nada.
-Ni vive en el país.
-¿En serio? Eso no lo sabía, mirá. El flaco comprometió a los jugadores, no se casó con nadie, le tocó la renovación… que por cierto se podría haber hecho un poquito antes. No me preguntes quién, pero había un grupo desgastado. Tal vez no físicamente, pero emocionalmente estaban golpeados. Nosotros somos de alargar un poquito todo, ¿no? Las agonías no las cortamos a tiempo. Somos muy sentimentales, y eso a veces te juega bien y a veces en contra. Se tendría que haber renovado antes la selección anterior, o al menos algunos integrantes, pero los mantuvimos. Y este flaco vino y sin decir nada, tranquilo, calladito… Hizo un cambio de mentalidad con los pibes.
-¿Tus candidatos para Qatar?
-Hay muchos. En España dicen que este año no se les puede escapar… Y Bélgica, y está Inglaterra, y Alemania es Alemania, y todavía no nombramos a Francia. Y nadie habla de Portugal; esperá un poquito y vas a ver a Portugal. Hay muchos buenos, pero nosotros miramos a De Paul, a Messi y a los cracks de los demás que te pasan al lado no les damos bola porque es así. Pero vuelvo: nuestra selección llega en un momento espectacular.
-Cuando Messi te quitó el récord de goleador histórico dijiste que te lo sacaba un marciano. Tenían 56 goles en la selección, y ahora él lleva 86.
-¡Y va a hacer más! ¿Viste? Si es un marciano. Yo no jugué hasta los 40 porque no me dieron los tobillos, pero entiendo su mentalidad. Se ve que puede, entonces para qué parar. Todos jugamos porque tenemos un objetivo, y el objetivo de éste es ser el mejor del mundo… por siempre. Y eso lo mueve. Y va a jugar hasta que lo echen a patadas, me imagino. No me lo veo a él abandonando. Después, sí, bueno, llega un momento en el que el físico ya no te da, pero si es por la mentalidad, él y Cristiano Ronaldo, son, son… por eso son los distintos. Ahora, la habilidad de Messi no la tiene nadie. Cristiano superó a todo el resto por su mentalidad, porque jugar, jugar, muchos juegan como Cristiano, pero el flaco tiene una cabeza, tiene su ego, todos tenemos ego, vos tenés tu ego, yo el mío, el que no tiene ego no hace nada. Diego tenía ego, y Pelé, seguro también. Son tipos que juntan todo: condiciones físicas, habilidad, carácter, ambición, ego y se destacaron. Hay muchísimos que se entrenan igual o hasta más, pero no los empuja la misma motivación. Y a estos, sí. Messi va a jugar bien este Mundial, y no porque podría ser el último, porque seguro que a los anteriores también los quiso ganar, pero ahora tiene un buen equipo.
-¿Quiénes te gustan de la selección?
-Todos, me gustan todos, porque tienen personalidad. Mucho tiempo se la dimos a Messi; primero nos condenamos nosotros por pensar que teníamos a Jesucristo, y es Messi, sí, pero no es Jesucristo, y después lo condenamos a él también. Hicimos daño mucho tiempo. Ahora eso cambió, ¿ves? Porque él también se sintió más libre con estos tipos. Por supuesto que, si yo tengo la pelota y se la puedo dar a Messi, se la doy. Si tengo a dos compañeros, a Messi y a Fulano, se la quiero dar a Messi… pero si puedo. Si hay una pared y él está atrás, se la tengo que dar al otro. Bueno, eso es lo que entendieron estos pibes. Y juegan bien todos. Si no se la pueden dar a Messi, se la van a dar después, porque Messi tampoco es boludo. ¿Sabés lo que debe ser sentir que los demás esperan que vos hagas todo? ¿Y si lo hacemos todos juntos? Suena distinto. Y se siente distinto. Messi no es boludo, si jugás a ese nivel, idiota no sos. Andá y preguntale a Messi si prefiere jugar en el Barcelona de Guardiola, en el que compartía todo con grandes jugadores, o jugar solo y hacer él todos los goles. Por eso en esta selección debe estar contento viendo la personalidad de todos los pibes, me encantan.
-¿Qué te parece Julián Álvarez?
-Linda aparición, me gusta. Hablando con Pep, me dijo: ‘Bati, el que juega bien en Reconquista juega bien en Italia’. Y bastante razón tiene. Pero después hay otras cosas que influyen, como el idioma, las costumbres, todo eso. Y ahí dependerá de él. Me preguntás: ¿puede jugar? Sí, súper. ¿Se va a adaptar? Eso lo tiene que decir él. Pero parece un pibe inteligente, Gallardo laburó bien ahí. Me gusta Marcelo porque les deja cosas a los jugadores. Y se ve que Julián es un tipo inteligente. Si le enseñás cosas a un bruto es difícil que aprenda, pero cuando encontrás a estos pibes que absorben, que son educados, es mucho más fácil. Pep me preguntó qué pensaba, y yo le dije ‘acá la rompe’. Y me contestó: ‘Pero hijo de puta, si jugás bien en Reconquista jugás bien en cualquier lado’. Pero ahí tuvimos una pequeña discusión, porque yo me refería a qué querés hacer, a si estás dispuesto a dejar el mate para empezar a tomar té, a si estás dispuesto a dejar de comer el asado para empezar a alimentarte distinto…, esas son respuestas que yo no las tengo.
-Ahora el scouting de los clubes europeos no sólo mira las condiciones, sino el entorno, la formación…
-Finalmente se dieron cuenta… Es que más subís y más cosas tenés que tener. Los pueblos están llenos de fenómenos que nunca jugaron en Primera, ¿no? En todos los pueblos está el mejor. El hermano del que llega es el mejor. Yo tengo tres hermanas mujeres, bueno, las tres jugaban mejor que yo. Tooodo una fantasía. ¿Qué me querés decir con eso? ¿Se fue del pueblo y se sacrificó? No, bueno, entonces jugaba a la pelota, no al fútbol. Jugaba picados. Estos temas me encantan, pero no encuentro mucho eco.
-¿Te sorprendió Gallardo?
-Lo conocí en River, era un nene… A esa edad no te podés imaginar nada. No abundan los Simeone: con él no te podías equivocar, ya sabías que iba a ser técnico, aunque no sabía que iba a ser tan bueno. Hoy me encanta Gallardo, por supuesto que no es perfecto, tiene algunos detalles. Ha perdido y a veces no ha reaccionado de la mejor manera, pero quién puede comportarse siempre de la manera correcta. Por eso, yo prefiero decir generalmente. El otro día lo reputeó al árbitro, ¿no? Y me pareció raro, pero quién no tiene un momento. Yo no lo condenaría por esos actos, porque por otro lado demostró que puede jugar con varios sistemas, los jugadores lo respetan, cambió jugadores y siguió ganando… Y estoy hablando como hincha de Boca, porque yo soy de Boca. Y no tengo problemas en reconocer lo que vale Gallardo, sería una boludez si no lo hiciera.
-Muchos lo evitan para no quedar marcados por la hinchada.
-Hemos caído… Muchos jugadores no intercambian la camiseta con un rival, al que aprecian, por lo que va a decir el hincha. ¿Dónde están los huevos de ese jugador? Un jugador de fútbol putea, se pelea, hace ademanes… ¿pero no cambia una camiseta? Vamoooos, ¿dónde están los huevos de ese flaco? Les enseñamos que tienen que odiar al otro, y no, le tenés que ganar, pero respetándolo, y le tenés que ganar porque fuiste mejor, no porque sos un boxeador. Le pegás una piña al eterno rival, te echan y perdemos 3-0. ¿Y el beneficio? Hay pibes mirando que tienen que entender que cuando perdés, perdés y listo, No pasa nada. Otra cosa es que te de lo mismo; yo nunca quise perder en mi vida. Si ahora jugamos al ping pong, te juro que te quiero ganar. Y no te voy a hacer trampa. Y mejor jugás vos, más ganas voy a tener de ganarte. ¿Perdí? Como hago para ganarte la próxima vez que vengas, me voy a entrenar más que nunca y cuando vuelvas, pruebo ganarte. Ese es el espíritu del deporte. ¡No cambiar una camiseta!! ¡Yo me vuelvo loco con estas pelotudeces! Pero hay gente que lo inculca y además lo cuenta, se jactan.
-¿Te estresa ser Batistuta?
-Nooo, no, ahora no, puedo salir tranquilo a la calle. La locura duró bastante; en su momento sí, me estresó ser Batistuta, pero ya no, va pasando. Ahora lo llevo mejor. Mi viejo siempre me decía: ‘vas a jugar al fútbol 10 años y cuando termines a los 30, el pibe de 10 nunca te vio, o sea que vas a durar en la memoria otros 20 años, es decir que vas a durar hasta los 50…’ Y tal cual, tengo 53 y ya está pasando. Vas desapareciendo porque los pibes nunca te vieron, y viene otro y otro.
-Hasta te pasó con Shamel, tu hijo menor, que un día te preguntó si había hecho algún gol en tu carrera, él no sabía la dimensión de quién era su padre.
-Sí, pero eso había sido culpa mía porque no le había mostrado nada en mi obsesión por no llevar el fútbol a casa. Pero el paso de las generaciones va calmando todo. Las fotos que he hecho con pibes que me miraban sin entender nada, pero sus padres se las hacían sacar… ‘Sacate, sacate, acercate’, ja, ja, ja. Y está bien, es el tiempo y lo tenés que entender. Yo a los 27/28 años ya estaba preparado para abandonar, ya me decía ‘esto en cualquier momento se termina’. Y duré bastante, aunque hubiese querido jugar más, pero se me desinflaron las gomas [mira sus tobillos].
-Estuviste involucrado en las últimas elecciones de Boca [era el manager en la lista de Beraldi], ¿volverías a acercarte?
-No lo descartaría, me gusta, me gustan los temas que están descuidados detrás del jugador de fútbol. Y se descuidan mucho. Y ahí me gustaría tener la posibilidad algún día de trabajar. Hay varios equipos que lo están haciendo, algunos grandes, River, y otros, como Lanús, Vélez, se ve que laburan. Hay cosas para hacer: si alguien me da la posibilidad, yo encantado.
-¿Cómo evaluás la gestión actual?
-No los conozco. Desde afuera me da una sensación inestable. Si me preguntás por qué, no lo sé, no estoy ahí adentro, cualquier cosa que pudiese decir, tal vez fuese una boludez. Pero hay inestabilidad… y la comunicación, me parece, es uno de los problemas.
-¿La gestión exige formación, no alcanza con el recuerdo de la gloria de ayer?
-Por supuesto. Es lo que yo les digo a mis hijos: estudien. Si estudiás, es más difícil que te caguen. Por supuesto que no podés saber todo de todo, pero como mínimo tener una noción de muchas cosas. Vuelvo al fútbol: hay muchas maneras de liderazgo, algunas más exitosas y otras menos. Ponelo así.
-¿Qué te parece el fútbol argentino?
-El otro día me aburrí mucho con un partido... No me acuerdo en qué partido fue, pero tampoco te lo diría. Medio que me tuvo que sacudir mi hijo Lucas, el segundo, que es fanático de Boca. Los otros tres son de River. Los cuatro miran bastante fútbol, y yo también veo. No quiero ser tan pesimista: veo equipos que juegan bien y otros que no. Hay una nueva generación de técnicos que está tratando de imponerse, dentro de un ambiente que todavía no es el ideal. Me refiero a que no hay una planificación. Si me preguntás quién va a la Copa Libertadores del año que viene yo no sé decirte, no lo sé. ¿Quién va? El campeón, dale. ¿Y el segundo, el tercero, el de la Copa Argentina, va el de la Copa Mar del Plata o el de la Supercopa? ¿Quién va? Yo tengo un desorden en la cabeza con ese tema. Yo en Italia llegaba a la pretemporada y el primer día sabía qué día y a qué hora jugaba la última fecha. Y sabía que necesitaba para clasificarnos para Champions o UEFA. Y si iba a haber un cambio en el reglamento, se comunicaba dos temporadas antes. Todo ese déficit, acá, me aburre. Vos te aburrís cuando no entendés algo, y el fútbol argentino es difícil de entender. Y se puede mejorar, fácilmente, no estamos hablando de la NASA. El hincha no gana con todo esto. ¡No hubo descensos! Copiemos, pero copiemos a los que hacen las cosas bien. Los japoneses copiaron toda la vida, ¿y? ¿están mal?
-¿Cómo te llevás con el VAR?
-… Eso también me aburre de los partidos, el VAR. No estoy de acuerdo con el VAR. Me hinchó los huevos. Si lo usan para interpretar, es más de lo mismo y vamos a discutir toda la vida. Si la pelota entró o no entró, está bien, pero si es para interpretar… El gol que le anularon a River en la Libertadores, contra Vélez, nooooo, no puede ser. Yo parezco hincha de River, pero lo robaron, y a Boca también lo cagaron en el penal que erró Benedetto… Me da risa, me da risa. No quiero hablar de este tema porque los pibes quieren jugar al fútbol, y si yo digo que a tal o cual lo roban… Es como hablar del país, que siempre hablás mal, y decís los políticos son todos choros, los políticos no quieren hacer nada, y hay pibes que están escuchado, y te escuchan tantas veces decir que son todos choros que tal vez piensen ‘para que voy a laburar’, y se deprimen o se quieren ir a la mierda. Habría que cambiar el discurso, habría que repetir ‘vamos para adelante, vamos para adelante, ¿estos nos roban? Vamos a hacer que dejen de robar’, y así vamos a construir un espiral para adelante. ¿Pero vos estás escuchando en la Argentina un discurso como este? No. Todo es división, todo es pelea.
-Entonces aquella idea de ser entrenador…, ¿se fue?
-Estoy en el mismo lugar de siempre. No me cierro, pero tampoco me voy a meter en un ambiente que no sé si voy a jugar el lunes, el vienes, al mediodía o a la noche. No, no estoy dispuesto a pagar ese precio. O sea, quiero, pero no sé hasta dónde. Cuando quise jugar al fútbol me corté el pelo, me rompí los tobillos y todo lo que vos quieras porque yo quería estar como estoy ahora: rascándome, acá, tranquilo. Hice todo para esto. Ahora, vos me preguntás ¿querés ser técnico? Y sí, quiero, creo que tengo varias cosas para enseñar... pero hasta ahí nomás. No a cualquier precio.
“Entre los entrenadores, Pep es el que más labura”
¿Guardiola es el último revolucionario del fútbol mundial? “Diría que es el que más labura. El otro día me decía: ‘Bati, todos creen que soy un genio, y yo laburo. Lo único que hago es laburar’. Y es así: es el primero que llega y el último que se va. Todos nos imaginamos que es un genio inventando jugadas, sentado en un sillón, y él labura antes que nada. Por supuesto que tiene ideas innovadoras, pero después hay que aplicarlas y convencer. Y eso es trabajo. Yo le preguntaba adónde iría mañana como técnico, y me dijo: ‘Estaría casi dejando, porque laburo mucho, mucho. No juguemos mucho al golf porque me voy a entusiasmar y me voy a dedicar a andar jugando por ahí, en alguna cancha perdida’, bromeaba”.
“Yo ya estoy preparado para que no me recuerden”
Diego Maradona le propuso que fuera su ayudante de campo para abrir la aventura por Gimnasia. No pudo ser, Batistuta ni podía pisar en septiembre de 2019. Y por esos días estaba programada su última esperanza, una operación en Suiza. Le dolió ‘fallarle’ al compañero de tantos partidos en la selección. Maradona ya no está. “Me pasa algo raro: me siento en deuda como hincha de él. Te aclaro que con el 60% de las cosas que hizo en su vida personal, no estaba de acuerdo. Pero yo como hincha, nosotros como sociedad, ¿qué hice para cuidarlo, qué hice por el flaco este? No hicimos una mierda. Vergüenza, muchas veces me siento mal. El tipo nos hizo conocidos en el mundo, y cuando se murió Diego, hasta el New York Times lo puso en la tapa. Y nosotros acá, ¿qué? Que era un idiota, un negrito... No hicimos nada por él. Nos había dado todo. ¿Se lo queríamos reconocer? Agarrarlo y decile ‘Diego vamos…’ No se puede, decían. Todas mentiras, ¿qué no se va a poder? No querían. Pero no en el final, desde el principio no hicimos nada por Diego. La última imagen que quedó fue deplorable, el día de su cumpleaños. Mirá, me viene piel de gallina: lo veía por TV y decía, ‘este tipo está muerto, es un fantasma’. Lo llevaban a la rastra. Lo llevaron ahí porque le sacaron provecho. Y nadie hizo nada, y yo primero, no hice nada”. Habla con un puñal en el alma.
Entonces, encadena otro pesar: “Y pasa algo parecido con los campeones del mundo, y los admiro, porque están peleando por una obra social, porque se los recuerde, yo no tendría los huevos. El ‘Cabezón’ Ruggeri le mete mucha onda, y debe haber otros que también la pelean con menos exposición. ¡Son campeones del mundo! ¿Cuánto le puede significar a la AFA entregarles 50 pensiones? Escucho que van a la cancha y no tienen entradas. Ellos le hicieron ganar plata a mucha gente; pasa el tiempo, ya lo sé, es la vida, pero recordalos”.
–¿Temés que no te recuerden?
–Yo me siento muy presente en la gente, vigente, pero estoy preparado para que no me recuerden. Y esa es una gran ventaja, pero igual no es fácil. Te lo digo más fácil de cómo lo siento, pero estoy preparado para que pase. Yo salí campeón, goleador de la Copa América, boludeces…, ¡estos son campeones de mundo y tienen que andar mendigando…! Escuchá esta: Argentina-Holanda, en 2006. Yo estaba trabajando para Televisa. Me llama Adolfo Cambiaso, que estaba jugado en Inglaterra, y me pregunta si tengo entradas. Yo, inocentemente, le digo ‘sí, venite’. Adolfo se vino. Fui al hotel donde estaban los dirigentes argentinos y estuve cinco horas esperando una entrada. ¡Cinco horas! Hasta que en eso aparece por ahí la mamá de Trezeguet, y le dije que estaba esperando unas entradas. ‘¡Pero te las doy yo!’, me dijo. La madre de Trezeguet me dio las entradas… probablemente ni se acuerde. Ahí dije, ‘pa, está complicado esto’. Yo no era Messi ni Maradona, pero había hecho algún gol. Tratame mejor, dame un mimo, nadie me cree esta historia, creen que exagero. Ojalá mañana tengan otro tratamiento los monstruos que están jugando ahora.
“Con estos discursos están haciendo odiar al campo”
Angustiado, harto, hace un tiempo Batistuta se quejó en sus redes sociales por el abandono de las rutas del norte santafecino. Al preguntarle por el estado actual… “Y… vos viniste desde Resistencia, la viste. De vez en cuando cortan los yuyos”, ironiza. También señaló, cierta vez, que había dos Argentina, una hasta Rosario… y la otra. “Pienso lo mismo, sí, lamentablemente estamos separados. Yo vivo en la otra. Yo cuento la realidad, no tengo banderías políticas. Soy Batistuta. Me rompí los tobillos para, a los 53 años, estar rascándome si quiero. Me hice unos hoyitos de golf, tengo dos caballos, la pileta, viene mi nieto Lautaro, yo no tengo problemas, cero problemas…”, y se zambulle en la actualidad nacional. No acepta, se rebela. Se apasiona.
Pone un ejemplo drástico. “Esta es una ruta internacional, la 11 te lleva a Brasil, a Paraguay… ¿Cuántos camiones habrás cruzado para venir? ¿300? Vos ya pasaste a medio metro de la muerte 300 veces, y vas a pasar otras 300 al volver. Se me pone la piel de gallina… ¿Sabés cuándo se enteran de eso en Buenos Aires? Cuando mueren los chicos del colegio Ecos, que tomó notoriedad, porque muertos hay todos los días acá. ¿Y viste el puente que divide a Reconquista de Avellaneda? Está destrozado, daaaaale. Unámonos, hagamos fuerza juntos que estamos en medio de la nada. ¿Vos sabés la gente que se mató ahí? Pero no pasa nada. Estamos esperando que se levante algún porteño y nos diga ‘bueno, hoy me enteré que existís en el planeta y te voy a ir a hacer ese puente porque vos hace 100 años que no lo hacés…’ Estoy pidiendo un puente, ¡un puente!, estoy tratando de salvar vidas. Yo no ataco a nadie, cuento la realidad”.
Si no van a reparar las rutas del norte de Santa Fe por lo menos corten el pasto para la seguridad de todos. #Rutas #Vialidad #SeguridadVial #SantaFe pic.twitter.com/WwlStWa1Va
— Gabriel Batistuta (@GBatistutaOK) January 27, 2019
Batistuta entiende que hay un origen. “El problema es que está todo centralizado. Ponele que en Buenos Aires hubiese un político recto, honesto, laburador…, pero no sabe dónde está Reconquista. Y ese es el problema de no ser federales. El fútbol tampoco es federal: la AFA tendría que tener centros por el país; el pibe de Formosa tiene que hacer 1600 km y el de Neuquén otro tanto, ¿vos sabés los fenómenos que nos estamos perdiendo? Ser un país centralizado es un problema. Hay una Argentina hasta Rosario, y otra que labura en otro contexto”.
–Opinás y recibís señalamientos. ¿Se sentís perseguido?
–… Me sentí usado. Es como el tema de las multas: si pasás un semáforo en rojo, el inspector no es el hijo de puta, el boludo sos vos. ¿Yo qué hice? Salté una cuota en el estudio que me lleva los pagos… y no le saltó a José Gómez, le saltó a Gabriel Batistuta. Les di la posibilidad de que me escrachen, y me escracharon. Y no dijeron que era moroso, dijeron que era evasor. Y eso está mal. Yo no me encargué de aclarar nada, lo hago ahora. No soy evasor; no pagué una o dos cuotas… Le di la posibilidad al inspector cuando pasé el semáforo en rojo. El idiota fui yo, y bueno, a bancársela.
–Pediste ante la Justicia la inconstitucionalidad del Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas, como Tevez, y abriste la grieta…
–Yo no quise pagar un impuesto y me mataron. El juez de Resistencia todavía no fallo…, mucha gente hizo la presentación, pero, ¿vos sabés de otros aparte de Tevez y Batistuta? Yo no estoy de acuerdo, por eso protesté. No me parece justo que yo tenga que pagar por cosas que no hicieron los gobiernos anteriores. Resulta que vos ganaste cosas, tuviste suerte en la vida… y ahora sos un mal tipo. Otra herencia de la famosa grieta. ¿Explicame esa relación? Me rompí los dos tobillos, yo no robé un peso, pero sin embargo, soy un hijo de puta. En todo caso, si querés, sería un tipo no generoso, supuestamente. Pero no, mejor soy un hijo de…, ja, ja, ja. Dios mío. Yo tengo una empresa de ropa acá, pago millones de pesos de impuestos por el campo… Hay que pagar los impuestos y tener los beneficios por pagarlos: me refiero a las rutas en buen estado, los puentes…
–¿Irte del país es una opción?
–Lo pienso, pero soy positivo por naturaleza. Siempre creo que alguien va a salir a defendernos.
–¿Y si la política te propone entrar para alentar un cambio?
–Estoy desconfiado con la política… Todas las acusaciones que recibí, nadie me las demostró. Salvo las cuotas estas que no pagué y ya cancelé. Después, todo lo que dijeron, nadie me pudo demostrar nada. Por eso desconfío de la política. ¿Cuál es la experiencia que tenemos en el interior? Cada cuatro años nos vienen a visitar, dos meses antes de las elecciones, ¿y después qué pasa? Nada. Yo podría colaborar de muchas maneras, yo no tengo un partido político, no soy una mierda. Yo soy argentino, yo quiero que a la Argentina le vaya bien. Qué me importa a mí el partido del tipo que nos saque adelante, esta grieta es una pelotudez. Instalada por los propios políticos y también alentada un poco por los medios. Yo no tengo banderías.
–¿Cómo vivís las retenciones?
–Pará… ¿Cuáles son las intenciones de eso? ¿Adónde van mis retenciones? Porque si yo veo obras fabulosas cierro la boca. Insisto: yo no tengo colores políticos, pero este impuesto solidario, que dicen que es sólo por ahora y ante el que me planté, se puede quedar. Como pasó con ganancias antes. Estoy pagando impuestos con el campo desde hace 60 años... Entonces vos tenés que pagarle a gente que no hace nada para ganarse eso. Y vos se lo tenés que pagar porque otros hicieron las cagadas. ¿Por qué? Y algo más: con todos estos discursos están haciendo odiar al campo, se siente. Vos decís campo e inmediatamente mucha gente piensa en miles de hectáreas, y la mayoría de los productores son pequeños, están ahogados. Pero tiene campo, entonces la gente lo odia, lo maltrata. ¿Qué pasa con ese tipo? Vende. ¿A quién se lo vende? Al que ya tiene mucho, que pasa a tener más. Entonces, ¿estás ayudando al chico o al grande? Entonces el relato de que laburamos para los chicos es mentira, es al revés, los estás arruinando. Los estás matando y le venden al grande.
“Descubrieron que el abuelo tenía corazón”
En julio de 2020 llegó Lautaro a la vida de los Batistuta. Hijo de Lucas, el segundo hijo de los cuatro varones de la leyenda. Apena pasados los 50, Batistuta fue abuelo. “De diez”, responde sobre la experiencia. Nueva y fascinante. “Me estoy divirtiendo mucho, y me estoy descubriendo. Siempre dije que soy bueno, pero nadie me creía. Siempre dije que tenía un corazón, pero nadie me creía. Ahora descubrieron que el abuelo tenía corazón”, bromea.
“Me quiere, está atrapado conmigo… y eso que yo siempre tengo cara de orto –agrega–; como estoy hablando con vos hablo con todo el mundo, incluido él, difícil entonces que tenga una conversación medio idiota… No le hablo como a un nene, y sin embargo lo tengo atrapado, me llama todo el día, viene y me rompe todo… Este nieto tiene algo conmigo, será la barba quizás porque el otro abuelo no tiene barba…, jaja. Está bueno ser abuelo, mi hijo está contento y eso también me pone bien”, detalla y se tira hacia atrás en el asiento. Hay plenitud ahí.
Thiago es el mayor, luego vienen Lucas, Joaquín y Shamel, el menor, de 20 años. Futbolista, enganche. Inferiores de Newell’s, pasó por Argentino de Rosario y hoy juega en Libertad, de Paraguay. “La está peleando, veremos qué hace. Tiene sacrificio, tiene cabeza”, dice su padre.
–¿Te hacés mala sangre por el ‘juzgamiento’ que puede recibir?
–Sí, sí, claro, por él. Y lleva un buen peso, pero él no es culpable de nada. El apellido, por un lado, te da cosas y por otro… Todo tiene blanco y negro. Tenés que tener huevos, ¿eh? Yo tengo cuatro hijos varones y estoy muy contento con los cuatro, son educados, respetuosos, sus amigos los quieren. Son buenos pibes. Por supuesto que como padre empujás, y rompés los huevos, y estoy con el ‘dale más, y dale más’. Ser ambicioso en lo que hacés, pero eso lo decís como padre, quizás el pibe piensa ‘no me rompas’. Conozco un par de deportistas que fueron segundos o terceros y yo les decía ‘loco, hace algo más…’ Y ellos me respondían ‘me chupa un huevo ser primero, yo soy así nomás’. Y estaba perfecto. Pero cuando es tu hijo, lo querés empujar. Ojo, yo no me condeno con eso, todos los padres quieren algo más para sus hijos, pero lo importante es irte a dormir sabiendo que son buena gente”.
Y si se trata de educar, de enseñar (o aprender), brota una anécdota. “Yo no tomaba vino. La primera vez que tomé vino fue a los 23 años, en Italia. Me mandaban a hacer los mandados, y domingo vino, vino, vino, ¿el lunes? Mi viejo tenía dolor de cabeza. Entonces yo decía, ‘para qué voy a tomar vino si me va a doler la cabeza’. ¿Ves? Mi viejo, sin decirme nada, me enseñó. No termino de entender el arte de enseñar. He visto gente que salió de la nada e hizo cosas extraordinarias y he visto gente que teniendo todo no hizo nada. Por eso dudo: ¿se enseña, se nace? Siempre me hago esa pregunta existencial”.
Y sigue: “Con los años me voy convenciendo de que hay cosas que vienen con uno, no se aprenden. Y lo llevo al fútbol: no pierdan tiempo con los jugadores. El que es loco a los 20 años… mejor confiá en uno que juega la mitad. Yo era malo jugando al futbol, era malo, malo, me empujaron de acá, mi viejo me dijo ‘loco, tengo tres hijas, están tus tres hermanas que también tengo que alimentar, hacé algo’. Yo hacía goles, sí, pero era lo último que me interesaba, yo jugaba para hacer amigos, no como un futuro medio de vida. Me empujaron a irme y terminé jugando por mi cabeza; la cabeza permite llegar hasta donde las condiciones dirían que es imposible”.
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