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Fútbol para Todos: el aumento del gasto y los hechos más destacados
Una cronología interactiva que recorre los acontecimiento más importantes de los ocho años del programa que estatizó el fútbol argentino
El Fútbol Para Todos vivió entre el 20 de agosto de 2009 y el 24 de febrero de este año: fueron 2745 días en los que los goles de los partidos de primera división (y algunos de la B Nacional) estuvieron disponibles para la gran mayoría de los argentinos. Por una decisión política de Cristina Fernández de Kirchner, la AFA y el Gobierno celebraron en 2009 una asociación por diez años que se anuló antes de llegar al octavo año. En total, el Tesoro Nacional destinó $ 10.178.987.071 al programa que estatizó las transmisiones de los partidos. Esto es, casi $3,7 millones por día del Fútbol Para Todos.
De los datos oficiales proporcionados por la Secretaría de Hacienda y la información que consta en los informes de los veedores que siguieron la ruta del dinero del Fútbol Para Todos puede establecerse que, con distancia, la AFA fue el principal beneficiario del programa. La venta de los derechos de TV le reportó a la Casa del Fútbol un ingreso de $ 8.049.409.091,50. Es decir que casi el 80% de todo el dinero que insumió el Fútbol Para Todos quedó en la AFA. Sin embargo, la asociación no mejoró su situación económica. Al contrario, su balance contable de 2016 muestra números rojos. Hay una explicación: el cambio de gobierno implicó un desfasaje en el contrato del FPT. En marzo del año pasado, y luego de intensas gestiones con la nueva administración de Mauricio Macri, la AFA accedió a perdonar todas las actualizaciones no cobradas del contrato del FPT. En total, si se tienen en cuenta las variaciones del abono básico del cable (ésa era la cláusula de actualización del convenio entre la AFA y la Casa Rosada), para marzo del año pasado la AFA había dejado de percibir cerca de $2300 millones. No sólo perdonó esa cifra, sino que apenas recibió $1661 millones en todo el año pasado por parte de la Casa Rosada, lo que implica un mísero incremento del 7,1% en relación a 2015. Si se tiene en cuenta que la inflación del año pasado bordeó el 40%, aquella suba le resultó insuficiente. Y fue una de las razones para que las cuentas no le cerraran.
El Fútbol Para Todos, que en sus orígenes planteaba sanear las economías de los clubes y auguraba una comercialización exitosa de los espacios publicitarios en los partidos, apenas tuvo avisadores al comienzo y al final de los casi siete años y medio que duró. Fue entre agosto de 2009 y febrero de 2010 (primera etapa) y desde marzo de 2016 y hasta su finalización (segunda etapa). En ambos casos fue fundamental la decisión política. En febrero de 2010, la Jefatura de Gabinete (de la que dependía el programa) canceló de forma unilateral todos los convenios celebrados para incluir publicidad privada en los partidos. La pelota quedó al servicio de la comunicación pública. Y el Fútbol Para Todos se transformó en una usina de avisos oficiales. El único sponsor privado (que pagó parte de sus contratos en especias, es decir, con camiones) fue Iveco. Desde marzo de 2016 y hasta el mes pasado, el gobierno de Mauricio Macri decidió liberar los espacios durante los partidos para que volvieran las empresas privadas.
Esa determinación, sumada a la venta de los derechos de TV a los canales de aire, la disminución de los costos de producción y la comercialización del sponsor principal del torneo (la petrolera Axion) no pudo cambiar la ecuación económica: por más que ingresaron entre $400 y $500 millones el Tesoro Nacional siguió subsidiando las transmisiones: el gasto total en 2016 fue de $1838,63 millones, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Hacienda.