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Flamengo - Palmeiras, por la final de la Copa Libertadores: el choque de dos largos procesos que incluyeron un descenso, críticas y el “no” a Riquelme
Dos de los equipos más poderosos de Sudamérica se medirán este sábado en Montevideo por la final del certamen internacional
- 7 minutos de lectura'
LA NACIONFederico Cornali
El Centenario de Montevideo será testigo de una final de Copa Libertadores entre los equipos más poderosos de Sudamérica, Flamengo y Palmeiras. La regularidad que mantienen quienes además son los últimos dos campeones del certamen subcontinental, solo puede ser comparada en la región con la que demuestran el River de Marcelo Gallardo y el Atlético Mineiro multiestelar de Hulk, Nacho Fernández y compañía, que estuvo a minutos de eliminar al Verdao en semifinales.
Buena parte de ese dominio de Flamengo y Palmeiras, se sabe, está fundamentado en su estructura financiera. Sin embargo, esa capacidad económica que hoy los agiganta como nunca antes ya fue el Talón de Aquiles de ambos. Para llegar a la cima, tanto el Rubro-Negro como el Porco tuvieron que tocar fondo y, sobre todo, confiar en largos procesos, algo poco común en el fútbol sudamericano.
El camino de Flamengo a la final
Si en la actualidad Palmeiras tiene un plantel de jerarquía, solvencia económica y busca repetir el título de la Libertadores obtenido en enero de este año, ante Santos en el Maracaná, mucho le debe a la figura de Paulo Nobre, abogado y piloto de rally. Vinculado desde siempre con la institución paulista (en el automovilismo lo apodaban “Palmeirinha”), Nobre se hizo cargo del club a los 45 años, en enero de 2013, en una de las peores etapas de la historia del Verdao, meses después del descenso a la Serie B, decretado en noviembre de 2012, tras un empate ante Flamengo, precisamente.
Con apenas 18 jugadores en el plantel, Palmeiras inició el operativo de regreso a la Serie A. Para que eso fuera posible, Nobre consideraba fundamental el saneamiento financiero del club, que naufragaba en deudas millonarias. El plan de modernizar la gestión tenía como pilares la contratación de un gerente para el departamento de fútbol y la austeridad económica para armar un elenco competitivo.
Las primeras medidas de Nobre ya en el cargo, en 2013, fueron la contratación de José Carlos Brunoro para el puesto de CEO, una posición novedosa -casi incomprensible- para aquellos tiempos, y la ruptura del acuerdo que su antecesor, Arnaldo Tirone, prácticamente había sellado con Juan Román Riquelme.
“Nadie pone en duda la calidad del jugador, pero tenemos gravísimos problemas financieros y eso sería una locura”, dijo Paulo Nobre en su primera conferencia de prensa, lo que cayó como una bomba entre los hinchas del verde paulista, que encontraban una esperanza a la que aferrarse en la figura del argentino que ya había sido protagonista de sus peores pesadillas en las noches de Libertadores.
El camino de Palmeiras a la final
Sin embargo, el plantel armado a conciencia por Nobre, Brunoro y el técnico Gilson Kleina, quienes se deshicieron de los contratos más caros para incorporar jugadores destacados en la Serie B o apuestas internacionales como el chileno Jorge Valdivia y el uruguayo Sebastián Eguren, no solo logró el ascenso con holgura sino que también ganó el Grupo B de la Copa Libertadores (clasificó por haber ganado la Copa de Brasil en 2012), que compartía con Tigre, Libertad (Paraguay) y Sporting Cristal (Perú). En octavos de final, cayó derrotado ante Tijuana, de México.
A pesar de que en la temporada 2014, año de su centenario, Palmeiras estuvo a punto de descender nuevamente, los planes de Nobre continuaron inalterables -aumentando la desesperación de los hinchas. Mes tras mes, las cuentas en rojo se fueron equilibrando, los salarios de los jugadores se pusieron al día, se fortaleció el trabajo en divisiones inferiores y, en noviembre de ese año, se inauguró el Allianz Parque, uno de los estadios más modernos del continente. “Lo importante no es llegar a una final, sino a varias finales: ser competitivos, siempre”, declaró el presidente, en 2016, cuando Palmeiras conquistó el Brasileirao.
En diciembre de ese año, el expiloto le dejó el cargo a su vicepresidente, Mauricio Galiotte, quien estuvo al frente del club en su punto más alto, la obtención de la Libertadores 2020 en el Maracaná, ante Santos. A su vez, el próximo 15 de diciembre Leila Pereira, con el apoyo de Galiotte, se convertirá en la primera mujer al mando del club. La empresaria de 56 años, conocida cariñosamente por los torcedores como Tía Leila, es la propietaria de los principales patrocinadores del Porco, Crefisa (créditos) y Faculdade das Américas (educación); entre ambos, aportan 81 millones de reales (casi 15 millones de dólares) anuales al club.
Pero si los palmeirenses tienen que agradecerle a la figura de Paulo Nobre por el presente, también los hinchas de Flamengo tendrían que recordar con gratitud a Eduardo Bandeira de Mello, presidente del Rubro-Negro en los trienios 2013-2015 y 2016-2018. A pesar de que no tuvo que lidiar con un descenso, el administrador se hizo cargo de extirpar la fama de “moroso” que tenía el club y, al igual que Nobre, antes de pensar en títulos se dedicó a poner la casa en orden.
Poniéndole la cara a las críticas de sus propios hinchas y soportando las burlas de los rivales por no pelear campeonatos, Bandeira de Mello se arremangó y negoció deudas, por ejemplo, con estrellas de la talla de Romario y Ronaldinho, quienes habían sido contratados con salarios “europeos”. A pesar de que las conquistas del Campeonato Brasileño, en 2019 y 2020, y la Libertadores 2019 ante River, en Lima, llegaron bajo la presidencia de Rodolfo Landim, la figura de Bandeira es reconocida en la actualidad por los flamenguistas -inclusive por aquellos que lo criticaron por su austeridad.
Desde 2016, Flamengo y Palmeiras son los clubes con mayor facturación de Brasil debido a las semillas que plantaron, en su momento y bajo una lluvia de críticas, Nobre y Bandeira de Mello. Desde ese año, entre ambos ganaron cuatro Campeonatos Brasileños, una Copa de Brasil, seis campeonatos estaduales y dos Libertadores.
En la tarde montevideana, las dudas serán despejadas y uno de los dos se quedará con el título de mejor equipo del continente. Sin embargo, el perdedor, más allá de llorar la derrota durante algunos días, no quedará sumido en una grave crisis y, probablemente, disputará alguna otra final importante en los próximos meses. La derrota, está claro, duele y dolerá siempre, pero perder también es parte del proceso para este modelo de clubes.
La final de los 15 millones de dólares
En la definición que se disputará en Montevideo, no solo estará en juego el título de “mejor equipo del continente”, sino también una suma de dinero que podrá hacer de Flamengo y Palmeiras clubes aún más ricos. Quien se imponga en la final se llevará un premio de 15 millones de dólares, mientras que el subcampeón se quedará con seis millones. En total, si tenemos en cuenta la premiación obtenida desde la primera fase, el campeón terminará esta edición de la Copa Libertadores con casi 22 millones de dólares recaudados.
Invasión rojinegra
Durante los últimos días, las calles de Montevideo y otras ciudades uruguayas, como Punta del Este, están repletas de torcedores de Flamengo, quienes demuestran una clara superioridad en presencia sobre la parcialidad palmeirense. Si tenemos en cuenta la venta de entradas, los rojinegros ya agotaron las 12 mil entradas que estaban disponibles para su sector, en la Tribuna Colombes. Las ventas del lado del verde (Tribuna Ámsterdam) están más lentas, y se registran poco menos de 9 mil entradas adquiridas. Por la enorme demanda, se estima que varios flamenguistas ocuparán también la parte central, destinada a los fanáticos uruguayos.
Por Federico Cornali
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