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Exceso de partidos y calendarios extenuantes, los futbolistas de Europa alzan la voz y amenazan con una huelga que pare la pelota
Julián Álvarez encabezó la tabla mundial de sobrecarga en la temporada 2023-24, con 83 convocatorias y 75 encuentros disputados
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El horno venía subiendo de temperatura desde hace meses, incluso años, pero su calor empezó a sentirse con más fuerza el pasado martes. En la charla previa al debut de su equipo en la nueva Liga de Campeones, Rodrigo Hernández Cascante, Rodri, el multicampeón con el Manchester City y la selección de España, recibió una pregunta sobre el aumento en el número de partidos que los jugadores de élite deberán disputar esta temporada, y la respondió con tanta soltura como se mueve por la mitad de la cancha: “Creo que estamos cerca de una huelga. Es fácil de entender y es la opinión general de los jugadores. Nos preocupa porque somos nosotros los que sufrimos, pero llegará un momento en el que no tengamos otra opción”, dijo quien este año es un firme candidato a ganar el Balón de Oro de la FIFA.
"You can play 40-50 games at a top level but not 60-70" 🗣️
— Sky Sports News (@SkySportsNews) September 17, 2024
Rodri says the increased workload for players in the current schedule is "too much" ⚽ pic.twitter.com/rie3CWKDnL
El pase en profundidad del volante madrileño tuvo receptores inmediatos. Apenas 24 horas más tarde, el francés Jules Koundé se sumó a su colega echándole más leña al fuego. “Llevamos tres, cuatro o más años diciendo que el calendario se alarga cada temporada, pero no se nos escucha y nadie nos hace caso, así que vamos a tener que ir a la huelga porque será la única manera de hacer que los que deciden atiendan nuestra voz”. Y aunque con menos contundencia, Rodrigo De Paul se convirtió en el primer argentino en opinar sobre un tema que, por lo demás, todavía suena lejano a este lado del océano: “Este año hubo competición con la Selección, el próximo es el Mundial de Clubes y después la Copa del Mundo. Parece que si todo va bien durante algún tiempo no vamos a tener muchas vacaciones y creo que es un caso para analizar, porque no dejamos de ser personas que juegan al fútbol”, señaló el volante del Atlético de Madrid.
El notable incremento en la frecuencia y gravedad de lesiones es la principal señal que ha disparado la alarma entre quienes exponen su mente y sus cuerpos para poner en funcionamiento la gigantesca maquinaria del negocio futbolístico. “El bienestar físico y mental de los futbolistas debe ser una prioridad si queremos mantener la integridad del juego”, sostiene Stéphane Burchkalter, secretario general en funciones de la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPro).
A su vez, un estudio difundido hace dos semanas y elaborado en conjunto por la plataforma de estadística y análisis Football Benchmark y la propia FIFPro, pide una “comprensión holística” del desempeño de un futbolista profesional, “que abarque tanto los deberes del club como los internacionales, las exigencias de los viajes, el tiempo de trabajo y la necesidad crítica de recuperación y descanso”.
Dicho informe indica que, sobre 1.500 jugadores estudiados, el 54% se enfrenta a una carga de trabajo excesiva; un 31% fueron convocados a más de 55 partidos en un año (cifra que los expertos médicos estiman como límite), y de ellos un 17% los jugó; y un 30% soportó secuencias de al menos seis semanas consecutivas de dos o más cotejos por semana.
El estudio señala, entre otros ejemplos, que Julián Álvarez encabezó la tabla mundial de sobrecarga en la temporada 2023-24, con 83 convocatorias y 75 encuentros disputados; y que Cristian Cuti Romero recorrió más de 162.000 kilómetros en desplazamientos profesionales a través de múltiples husos horarios.
En ese contexto, la ampliación de la Liga de Campeones de la UEFA y, en especial, el nuevo certamen mundial de clubes que patrocina la FIFA, cuya primera edición está prevista que se lleve a cabo en Estados Unidos entre el 15 de junio al 13 de julio de 2025, parecen ser las gotas que han colmado el vaso de la paciencia. Al menos entre los futbolistas que juegan en Europa, punta de lanza de una batalla que persigue devolverle cierta racionalidad a la organización internacional del fútbol. “Los que vayan a disputar ese Mundial van a alcanzar unos 70 partidos en la temporada, simplemente es una locura”, sentenció Koundé.
La idea de una paralización de actividades que abarque a todo el fútbol mundial es todavía incipiente y puede sonar a utopía irrealizable, pero empieza a rondar determinados ámbitos, como la Premier League inglesa, pionera en expresar el malestar de los jugadores. “En la Asociación de Futbolistas Profesionales siempre hemos dicho que llegaremos hasta donde nuestros afiliados quieran que lleguemos, y eso determinará nuestro siguiente paso”, declaró Maheta Molango, CEO del equivalente inglés a Futbolistas Argentinos Agremiados, como para avalar lo manifestado por Rodri. Una advertencia que, por otra parte, reconoce antecedentes cercanos que demuestran un creciente movimiento subterráneo de tierras en los vestuarios europeos.
En junio pasado, los sindicatos de Francia, Italia e Inglaterra agrupados en la filial europea de FIFPro presentaron una demanda contra la FIFA impugnando la legalidad que tendría el establecimiento unilateral del calendario internacional por parte de la entidad presidida por Gianni Infantino. En la misma le apuntan directamente a la programación del Mundial de Clubes. Un mes más tarde, la propia FIFPro, junto a la European Leagues, una asociación que representa a las ligas profesionales de 33 países del continente y más de 1.130 clubes, plantearon ante la Comisión Europea una denuncia formal contra la FIFA por idéntico motivo. Según los denunciantes, la entidad con sede en Zurich vulneraría el Derecho de Competencia de la Unión Europea y ejercería un abuso de posición de dominio al ser regulador global y organizador de competiciones al mismo tiempo.
Las dolencias físicas y mentales son las primeras y más evidentes consecuencias que provoca la saturación de partidos y la sobredosis de exigencia y de estrés que padecen los jugadores de élite, pero algunas miradas van incluso más allá. Danilo, el lateral brasileño de la Juventus, puso el dedo en la llaga durante la última jornada de eliminatorias sudamericanas para el Mundial 2026. En la conferencia de prensa previa al choque de su selección ante Paraguay habló de la “incompatibilidad” del negocio del fútbol con lo que conforma su esencia: “La pasión, el amor a una camiseta, una manera de jugar más ‘irresponsable’ dentro del campo”. Danilo recordó con tristeza el tiempo de su niñez “cuando veía jugar a Brasil y no me quedaba satisfecho si ganaba sólo 2 a 0″, y criticó el exceso de seriedad del fútbol actual: “Se juega como si se tratara de matemáticas, de números, de entender todo de una manera casi industrial, y esto agranda cada vez más la brecha entre los profesionales y los hinchas”.
Desde diferentes veredas, también el deterioro del nivel de juego se detecta como derivación negativa de un calendario hipertrofiado. “Hay que pensar en reducir el número de partidos para tener competiciones más atractivas”, resumió días atrás Carlo Ancelotti, el entrenador italiano del Real Madrid. Maheta Molango va más allá y se pone en la piel del espectador: “Los aficionados empiezan a ver un impacto sobre la calidad del juego que, francamente, no es el que debería ser. No es justo que alguien pague el 100% de su entrada y reciba el 60% del rendimiento en el campo”.
Seguramente por otros motivos muy distintos, la posible afectación que semejante exceso pueda ocasionar al negocio del fútbol también preocupa a Javier Tebas, CEO de La Liga española: “La acumulación de partidos es un problema que excede a los 200 jugadores que participan en competiciones europeas, porque si siguen estos criterios, los que no juegan en esos torneos van a tener menos ingresos y hasta podrán desaparecer clubes”, dice el directivo que impulsa de manera decidida la implantación del modelo de sociedad anónimas en la Argentina.
Aunque comparten nacionalidad, Rodri y Tebas ven la cuestión a través de ópticas diferentes, pero coinciden en el diagnóstico. “La huelga será la única opción para que nos escuchen”, reclama el jugador; “Si la huelga sirve para solucionar el tema de los calendarios y que el Mundial de Clubes no exista la estaremos apoyando”, afirma el dirigente. La idea de parar un poco la pelota empieza a rodar por las canchas de Europa. Queda por ver si aparece el goleador que la empuje a la red.
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