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Eurocopa 2024: Otar Kiteishvili, el motor que mueve el sueño de Georgia, un país conmovido por su primera vez en un torneo de los grandes
El mejor jugador de la Bundesliga austríaca integra un plantel en el que la mayoría son ilustres desconocidos, en un deporte que vive en esa tierra a la sombra del rugby
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Las grandes competiciones deportivas exacerban los espíritus nacionalistas. Suenan los himnos, flamean las banderas, se reproduce todo tipo de parafernalia con los símbolos patrios, se multiplican los tatuajes en los cuerpos. Ocurre en los cinco continentes y casi nadie permanece ajeno. Pero en algunos casos, las circunstancias sobredimensionan la pasión y contagian a los propios protagonistas. “Probablemente esto sea lo más importante que pueda lograr en mi carrera”, dice Otar Kiteishvili, y extiende la consideración a varios de los compañeros de la única selección que en Alemania hace su debut en una ronda final de la Eurocopa, la que ocupa el 75º puesto en el ranking FIFA, el puesto más bajo entre las 24 participantes.
Para todos, Georgia es la cenicienta del torneo, y la mayoría de sus jugadores son ilustres desconocidos en el concierto futbolístico mundial. Con la excepción de Khvicha Kvaratskhelia, el potente delantero de Nápoli y quizás, un par de escalones más abajo, de Giorgi Mamardashvili, arquero de Valencia, el resto de quienes defienden el honor de la república caucásica sólo figuran en las carpetas de los muy curiosos. Y sin embargo, algunos como Kiteishvili merecerían otro tipo de atención.
El volante ofensivo del Sturm Graz fue elegido mejor jugador de la Bundesliga austríaca esta temporada, y la renovación de su contrato la semana pasada (expiraba a fin de mes) fue recibida como un regalo en el club que acaba de ganar la liga y la copa de su país y representará a Austria en la próxima Champions League. “Es un jugador absolutamente clave, no sólo dentro del campo sino también fuera de él, un líder absoluto. Lleva seis años con nosotros y entendimos que podía interesarle afrontar otros desafíos, pero por todo lo que significa decidimos esperar y darle el tiempo que necesitara para pensarlo. Ahora estamos muy contentos de haber encontrado una solución”, se alegraba en estos días Andreas Schicker, director deportivo de la entidad.
Inteligente, generoso en el despliegue, ambidiestro, con capacidad para asistir a los delanteros o llegar al gol desde segunda línea, “Kite” es un representante cabal de lo que significa para su país formar parte de la fiesta del fútbol continental. “Siempre supimos que la ruta de la Liga de las Naciones era nuestra mejor oportunidad para lograr la clasificación”, subraya, y confiesa que “algunos miembros del equipo diagramaron su temporada pensando en los partidos finales que debíamos jugar en marzo del año pasado, incluso sin importarles demasiado los resultados en sus clubes”. Georgia había ganado con holgura su grupo de la tercera división de la Liga y con eso había asegurado un lugar en las eliminatorias que definirían las últimas tres plazas para Alemania.
La resolución fue ante Grecia, a partido único disputado en Tiflis, la capital georgiana, y los locales se impusieron en los penales, después de 120 minutos sin goles. Fue entonces que se desató la locura, el público invadió la cancha y se desbordó la emoción. “Los perdí a todos. Alcancé a abrazar a algunos amigos, busqué a Willy [Sagnol, el francés entrenador de la selección] y caminé muy lentamente hacia el túnel. Esta clasificación es el sueño de una generación. Habíamos perdido la oportunidad con Macedonia del Norte en 2020 y nos parecía que no volveríamos a tener una segunda ocasión. Pero se nos dio, y es todo para la gente”, relata Kiteishvili, y vuelve a estremecerse mientras habla.
La clasificación de Georgia a la Eurocopa
El fútbol siempre vivió a la sombra del rugby, el verdadero deporte nacional en el país del Cáucaso, pero en los últimos años su popularidad ha estallado. El estímulo que provoca la aparición de futbolistas que brillan en equipos de otras ligas continentales ha elevado el número de jugadores federados de 14.600 en 2015 a 37.600 en 2021, y el mediocampista del Sturm Graz es uno de ellos.
Producto de la cantera del Dinamo Tiflis, el club más galardonado del país y el único que ha ganado un trofeo internacional -la Recopa de Europa de 1981, en tiempos de la Unión Soviética, venciendo en la final al Carl-Zeiss Jena de Alemania Oriental-, Kite ya había sido elegido mejor jugador joven del país en 2015 y 2016 cuando debutó en la selección en enero de 2017. Desde entonces lleva 37 partidos jugados, con 3 goles y 5 asistencias. Un tanto suyo abrió el marcador en el 3-1 ante Montenegro, último amistoso antes de la Euro, como para ratificar que mantiene el ritmo que demostró durante toda la temporada en el Sturm Graz, donde participó en 20 goles (11 suyos, 9 asistencias) en el transcurso de los 40 encuentros jugados. En el debut con derrota por 3-1 del martes ante Turquía, se quedó en el banco y no sumó minutos.
Prudente para autodefinirse, Kiteishvili se ríe cuando algún aficionado de su equipo exagera y pretende compararlo con Lionel Messi: “Primero trato de leer el partido, observar lo que intenta hacer el rival para controlar el juego y lo que deberíamos hacer nosotros para evitarlo y ser los que dominemos. Aunque creo que mi mayor cualidad es brindarme al cien por ciento por el equipo”, señala con modestia, para aceptar que el único diferente de su selección es Kvaratskhelia, ex compañero suyo cuando militaba en Dinamo: “Él sí es especial, de clase mundial, uno de esos futbolistas de los que aprendes sólo con ver cómo se mueven en la cancha”.
Compartir la inédita experiencia de representar al país en una Eurocopa todavía conmueve al dinámico volante del Sturm: “Llegamos bien, hay muy buena energía en el grupo. Hemos construido una familia y nos gusta pasar el tiempo juntos”, afirma, y le adjudica buena parte del mérito a Sagnol, ex jugador de Bayern Munich y la selección francesa que fue subcampeona del mundo justamente en Alemania: “Su llegada nos dio tranquilidad en tiempos difíciles, incluso cuando perdimos 7-1 contra España. Siempre encuentra las palabras adecuadas, antes, durante y después de los partidos”.
Con el menor ranking de todas las selecciones, Georgia no se achica. Tampoco Otar Kiteishvili, quien fija su vista en el partido frente a Portugal, en el cierre de la fase de grupos: “Tengo muchas ganas de jugar contra Cristiano Ronaldo, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos. No dejo de pensar que este puede ser su último gran torneo, y si lo hacemos bien y logramos que no nos marque ningún gol quizás ese partido podría ser su despedida. ¡Contra nosotros, contra Georgia! ¿Quién podía imaginar algo así?”.
Los datos de Otar Kiteishvili
- Puesto: Volante ofensivo. Interior izquierdo.
- Edad: 28 años.
- Altura: 1,73 metros.
- Equipo: Sturm Graz (Austria)
Lo que le queda a Georgia en la Eurocopa 2024
- vs. República Checa, el sábado 22, a las 10
- vs. Portugal, el miércoles 26, a las 16
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