Rosario Central empató con Estudiantes y salvó el invicto y la cima sobre el final

LA PLATA.- Los ánimos empiezan a jugar cada vez más fuerte, ya transcurrido un cuarto del campeonato. El humor cambia según las situaciones y los acontecimientos. El de Estudiantes, un equipo que reemplazó al técnico y que puso una formación alternativa frente al partido decisivo de la Copa Libertadores, ante Barcelona, el martes próximo, en Ecuador. Y también el de Rosario Central, que se armó en una etapa de descubrimiento y que de repente se encontró en la lucha por la cima. Así van moviéndose más allá del 1-1 de esta noche. A veces a paso firme. Otras tantas en puntas de pie para no hacer demasiado barullo. Es una síntesis.

De Central habrá que decir que mantiene los altibajos en el mismo desarrollo. Empieza perdido, algo tímido hasta que puede ser capaz de soltarse y de llevar peligro en apenas un par de toques, como en el comienzo del segundo tiempo. Depende demasiado de la concentración de los volantes de quite y de la puntería y el oportunismo de Ruben. Cuando el conjunto se escapa de esos parámetros queda a la deriva, sin más argumento que la resistencia en su propio terreno. Ya no tiene la misma eficacia que en las primeras fechas y se nota cuando el adversario le hace viento de frente: le cuesta mucho avanzar. Demasiado.

Igual se hace fuerte en la adversidad, apuntalado por los más grandes, como el flaco Donatti, que anotó por tercer partido consecutivo. Fue el gol del empate, en un juego que se había enredado después de la apertura del Pincha, un equipo con muchos nombres no conocidos en el mundo grande del fútbol.

En Estudiantes cada pieza quedó en observación. Las cosas no venían bien y la desvinculación de Mauricio Pellegrino descomprimió el ambiente de desconfianza. El partido ante Central no podrá tomarse como una muestra de las más fiables. La actuación de la mayoría de los juveniles estuvo correcta. No corrió riesgos excesivos y tocó la pelota sin complicarse. Entre Schunke, Jara, Gil Romero y Sánchez Miño, los más experimentados, trataron de llevar las riendas en medio del entusiasmo de aquellos que tratan de hacerse un lugar en la primera.

Hubo jugadas de riesgo en medio del trajín. Central varias veces se valió de los reflejos de Caranta, que en una misma jugada anduvo de acá para allá. Desvió como pudo un intento aéreo de Anselmo y la pelota pegó en el travesaño; el rebote fue justo para donde estaba Umere y el arquero salvó otro cabezazo con lo justo. Caranta, ya en la segunda parte, también fue decisivo en un remate de lejos de Marchioni.

Estudiantes marcó la diferencia en el mejor momento de Rosario Central. Jara tuvo olfato y aprovechó un rebote, tras una distracción defensiva de los rosarinos. Parecía una recompensa demasiado grande por el repunte de los visitantes, que habían emparejado el desarrollo.

Aquel conformismo de los primeros momentos, con algunos movimientos cuidados, pareció quedar a un costado a partir de que llegaron las emociones. Estudiantes no se quedó quieto y Central respondió cada vez que pudo. Es más, el equipo dirigido por Coudet fue más punzante con el ingreso de Colman y con la velocidad de Niell. Delgado también se conectó más con el juego.

Los minutos fueron consumiéndose entre tanta energía que pusieron. Entre largas zancadas y algún pelotazo que otro sin demasiado sentido. Hubo nerviosismo. También temor por los sobresaltos. El final los encontró con los ánimos zigzagueantes. Estudiantes, al menos, frenó la caída. Central no ganó, pero sostuvo el invicto. Quién sabe si conformarse.

El gol de Jara

El gol de Donatti

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