Estilo Ibarra: Boca se acostumbró a ganar con lo justo y, aunque se lo critique, está muy cómodo en esa postura

Boca gana y gana y gana. Y, aun con el partido pendiente frente a Gimnasia, vuelve a mirar otra vez a todos desde arriba, al menos hasta que Atlético Tucumán juegue este lunes contra Racing en Avellaneda. El porcentaje de puntos logrados por el trinomio técnico liderado por Hugo Ibarra es indiscutible: 70 por ciento. Y un dato más, que resulta inapelable: en esta recta final, de los último 12 encuentros, ganó 9 y empató tres. Fueron 30 unidades sobre 36 posibles.

En todas esas cifras se explica por qué el equipo de la Ribera es el puntero del campeonato y el único que depende de sí mismo para ser campeón.

Sin embargo, se le cuestionan las formas. Los últimos 9 triunfos, no consecutivos, fueron por la mínima diferencia. En esta racha hay cinco 1 a 0 (Defensa y Justicia, River, Lanús, Godoy Cruz y Vélez) y cuatro 2 a 1 (Platense, Atlético Tucumán, Colón y Aldosivi).

Boca tiene el mejor plantel del fútbol argentino, solo contrastable con River. Con intérpretes de jerarquía, como Darío Benedetto, y potenciado por el entusiasmo y la entrega de una camada de juveniles que ilusionan en tiempo presente y futuro.

Ante rivales como Aldosivi, el último de la tabla de posiciones, muy comprometido con los promedios, el equipo más goleado (41) y el que más derrotas registra (12) debería florearse. Ganar como comodidad. Disfrutar de un triunfo lógico, como ya hizo en otras ocasiones ante este mismo rival. Pero no. Por momentos, incluso, padece este tipo de encuentros. El equipo xeneize no solamente le regaló la pelota al rival, sino que decidió ponerle suspenso al resultado.

Como en otra época, incluso con otros entrenadores, la sensación de un 2 a 2 (tan posible como injusto) sobrevoló innecesariamente el cielo de la Bombonera. Y de haber ocurrido, como por ejemplo sí pasó a comienzos de este mismo año ante Colón, hubiera sido responsabilidad de Boca. De su impericia para concretar las pocas situaciones generadas y de sus falencias defensivas.

Por esto último fue que Agustín Rossi se enojó airadamente cuando Carlos Zambrano le regaló una chance concreta a Martín Cauteruccio, que definió apenas afuera y la pelota sacudió la red de costado.

Por esto último, también, fue que, a dos minutos de cumplirse el tiempo reglamentario, Ibarra sacó a un mediocampista (Pol Fernández) para poner a otro zaguero (Facundo Roncaglia), y que el líder termine jugando ante el peor equipo de la Liga con una línea de cinco defensores: Advíncula, Zambrano, Roncaglia, Aranda y Fabra, para defender el 2 a 1 de local.

Pero, evidentemente, Boca se siente cómodo así. A veces, como contra River, gana muy bien. Y en otras, como tal vez ante Atlético Tucumán o Vélez, se queda con los tres puntos por no bajar nunca los brazos y buscar la victoria hasta la última pelota.

No es casual entonces que en seis de los últimos ocho triunfos el Xeneize haya encontrado los tres puntos con goles marcados en los últimos 25 minutos de juego. Luis Vázquez desniveló a los 92 ante Defensa y Justicia. Luca Langoni hizo lo propio contra Atlético Tucumán a los 87. El propio Langoni selló el 2 a 1 frente a Colón a los 73. Benedetto clavó el 1 a 0 ante River cuando el reloj marcaba 65. El Pipa repitió frente a Lanús a los 89 y Gonzalo Morales sentenció el 1 a 0 a Vélez a los 77.

“Pudimos abrir el marcador y pudimos ganar un partido difícil y complicado. Me quedo con eso, que había que ganar, un triunfo importante con nuestra gente. Después tendremos que replantearnos cosas y trabajar en los entrenamientos”, reconoció Ibarra en la conferencia de prensa.

Hay que viajar hasta el 24 de julio para encontrar un triunfo de Boca por una diferencia mayor a un gol. Fue en el 3 a 1 sobre Estudiantes por la fecha 10, también en Brandsen 805, en la que quizás fue la mejor actuación del equipo desde el cambio de entrenador. O al menos la más cómoda frente a un rival difícil.

Después de aquello, y a continuación del contundente 0-3 con Patronato en Paraná, se inició la racha ya mencionada. Que desde los números y desde la posición que ocupa el equipo en la tabla resulta indiscutible. Y que si sólo eso se pone sobre la mesa de debate, no hay argumentos para una crítica, aun cuando sí pueda haberlas.

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