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Es argentino, emigró a Estados Unidos, vivió en la calle y ahora hace mucho dinero como coleccionista número 1 de figuritas de Lionel Messi
Fanático del capitán de Barcelona, Damián Olivera Bergallo supo de casualidad sobre el gran negocio de los “cromos” en el país del norte; algunos alcanzan valores de cientos de miles de dólares.
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Damián Olivera Bergallo, argentino de 37 años, vive desde hace casi una década en Estados Unidos. Una vez allá, llegó a dormir en su auto, pero con el tiempo logró convertir un pasatiempo de los recreos del colegio en una fuente de ingresos. Es más: no sólo participa en el boom de las figuritas de fútbol (a las que en España llaman “cromos”), sino que también es el coleccionista número uno de las de Lionel Messi, según el ranking oficial de la certificadora Professional Sports Authenticator (PSA).
¿Cómo llegó este oriundo de Ramos Mejía a destacarse en un rubro que tiene aficionados famosos, como el actor Mark Wahlberg, el DJ Steve Aoki y los empresarios multimillonarios Gary Vaynerchuk y Rick Harrison? Olivera Bergallo cuenta para LA NACION que en 2014 fue a un centro de donaciones con 200 dólares para comprar algo de ropa usada y al llegar vio cajas de figuritas apiladas que le hicieron cambiar de idea: “Yo había visto que el soccer tenía futuro. La gente se enfocaba en los deportes típicos, como el fútbol americano, el básquet y el béisbol, pero vi que estaba creciendo la afición al soccer. Sabía que en los otros deportes las figuritas generaban mucho negocio, pero que a las de soccer nadie estaba prestándoles atención. Y como pensé que después de unos años el soccer iba a ser un furor acá, empecé a intentar conseguir figuritas de los más grandes: Messi, Maradona, Cristiano Ronaldo. Me enfoqué principalmente en Messi”.
Aunque La Pulga es su prioridad, atesora colecciones de otros jugadores de su gusto, como Javier Mascherano, David Beckham y Wayne Rooney. “Antes no valían nada. Podía comprar una caja entera de figuritas por 10 dólares, algo que ahora es imposible. Y así, de a poco, empecé”, agrega quien cada vez que podía separar algún dinero lo invertía en más figuritas de soccer con el fuerte pálpito de que en algún momento, como ahora, iban a tener un valor mucho más alto.
¿Qué cifras maneja ese negocio en Estados Unidos? Un ejemplo: en 2021 se vendió una figurita de un jovencísimo Diego Maradona por 550.960 dólares, y en 2020, una de Pelé por 295.200. Cifras asombrosas, como las que pagan también por estrellas nacientes, como la sensación noruega Erling Haaland, de Borussia Dortmund: “Se vendió una de él por 150.000 dólares. Es como si de golpe la gente hubiera visto lo que pasó con Messi y quisiera hacer lo mismo con los jugadores nuevos”, comenta Olivera.
Sucede que en este negocio, cuya marca líder es la italiana Panini, las figuritas de mayor valor son las de los años de debuts (rookie) de jugadores estelares. Del 2004, año en que comenzó la carrera profesional de Lionel Messi, existen 11 figuritas diferentes y hacerse de algunas de ellas requiere de una labor titánica. Olivera tiene todas: “Me contacté con gente para que me las buscara en Barcelona y me las mandara. De a poco las conseguí, pero fue un trabajo de hormiga”, apunta. Aunque lo obsesiona todo lo que tiene que ver con Messi, prefiere no tener todo de golpe: “Si bien me ofrecieron comprar la colección completa de Messi, prefiero no hacerlo, sino disfrutar de esto día tras día”, aclara.
Tan fanático es, y tan redituable es el negocio, que Olivera Bergallo pasa gran parte de su día sentado en su escritorio abriendo paquetes de figuritas, uno tras otro, y vendiendo por eBay, Twitter y casas de acciones y también a algunos compradores directos. ¿Qué valores manejan respecto a las de Messi? “Si hablamos de figuritas certificadas y en perfecto estado, las de menor precio de Messi está en 100 dólares, que son las del período de entre 2016 y 2020. Y una de las primeras de él, en calidad 10, cuesta 250.000 dólares, aproximadamente”, cuantifica.
¿Y qué releva su calidad y determina su valor? “Acá hay varias empresas que certifican la calidad”, señala; PSA, la que lo tiene como coleccionista número 1 de Messi en el rubro. “Para que una figurita tenga un valor importante debe tener una calidad alta. Va del 1 al 10: la 10 es la perfecta y la 1 es la peor. Y, por supuesto, es necesario que haya pocas en circulación”, explica quien en su oficina de seis metros por cuatro tiene coleccionadas unas 1200 figuritas de Messi, desde la primera tanda, de 2004, hasta la última, de 2021. Relativos al rosarino posee aproximadamente 300 cromos autografiados, seis pares de botines, 20 cintas de capitán y hasta un cuadro gigante, también con la firma del crack de Barcelona.
Por el trabajo que le demanda hacerse de este tipo de objetos, prefiere mantener el negocio vendiendo más cromos de otros jugadores que de Messi. “Han crecido el valor y la venta de jugadores históricos que por ahí antes no vendían, como Andrea Pirlo. Entonces priorizo vender de ésas, para no tener que desprenderme de mi colección de Messi. Cada tanto subasto alguna que otra, porque es mi negocio y debo mantenerlo”.
A la distancia, y sin conocerlo personalmente, se siente muy ligado al capitán de Barcelona y de la selección argentina. Ocurre que más allá del hobbie que lo vincula con su ídolo, Damián empatiza con la historia personal de La Pulga, ya que ambos aún sufren cierta mirada equívoca de parte de algunos compatriotas: la de que tuvieron un camino allanado hacia el éxito en el exterior en sus respectivos rubros. “Muchas veces escucho el amor y el odio que tienen para con él en la Argentina: que vive en España, que no canta el himno, que no siente el país... Y eso me choca. Algunos conocidos me dicen que yo vivo en Disney, y nadie ve el sacrificio que hay que hacer para estar donde uno está”, explica vía videoconferencia desde su casa, en Bloomfield Hills, Michigan. “Con 12 o 13 años Leo tenía que inyectarse él mismo en una pierna, y sufrió el rechazo de varios clubes porque era chico. También tuvo que dejar a parte de su familia y no verla por años. Eso no es como para todos, y me siento muy conectado con esa historia de sacrificio de él”, manifiesta.
Así como al rosarino se le cerraron varias puertas en su país y recibió contención en la ciudad condal, Olivera Bergallo nunca logró despegar con los varios proyectos laborales que tenía en la Argentina tras dejar su trabajo en una gran empresa internacional de tarjetas de crédito. Por eso decidió cambiar de aire: “Me costaba mucho. Trabajaba, trabajaba y no podía llegar a donde quería llegar. Siempre tenía buenas ideas y quería hacer cosas, pero sentía trabas”, recuerda. Un día de 2012 concretó el viaje al exterior, pero el aterrizaje en el Norte no fue sencillo. Así lo relata: “Cuando llegué a Orlando pensé que mis ahorros iban a rendir y que iba a poner una empresa, pero en dos meses mis ahorros se fueron, la persona con la que me había casado no era lo que pensaba y terminé solo, en la calle. No tenía nada. Y ni siquiera podía llamar a mi familia”.
Tras perder sus reservas, tocó fondo viviendo en la calle. Dormía en su auto, casi una chatarra que había comprado por 200 dólares y que lo obligaba a parar una hora cada vez que se recalentaba. Pero se recuperó, lavando platos, trabajando de cocinero y haciendo delivery. Realizó pequeñas inversiones en Crypto Currency, y más tarde trabajó Amazon. Hoy, más allá de la pandemia que afecta al mundo, la vida le sonríe en lo económico, después del desarraigo y el sacrificio para hacer pie en Estados Unidos. “Empecé a mejorar entre fines de 2016 y principios de 2017, luego de varios trabajos, pero las figuritas me hicieron marcar la diferencia y por eso empecé a dedicarme full time en 2018”, celebra. Claro que ello exige un gran cambio cultural en lo laboral: “Acá se trabaja todo el tiempo; no se frena para almorzar. De hecho, miro los partidos mientras voy abriendo paquetes”, grafica.
A pesar de ser su máximo coleccionista, Olivera Bergallo sufre un desencuentro con Messi, ya que todavía no pudo verlo en una cancha, algo que espera concretar en cuanto ceda la pandemia. “Hace unos años vinieron a jugar a Michigan Barcelona y Napoli, a 20 minutos de mi casa. Y como sabía que venía Messi saqué los asientos 1 y 2, para mi hermano y para mí. Dio la casualidad de que se lesionó y no pudo jugar... El año pasado había planificado ir a Barcelona para ver uno de sus partidos, tenía todo reservado y se canceló todo. Así que no sé ahora cuando voy a poder verlo. Espero que antes de que se retire”, narra Damián.
Mientras como hincha de Boca disfruta que Messi juegue algunos partidos de la selección en la Bombonera, sigue atento a lo que puede pasar después de junio, por si las figuritas de Leo llegan a tener alguna camiseta diferente a la de Barça. “Se dice también que podría venir a jugar a Estados Unidos, lo cual sería enorme para mi hobbie. Pero yo creo que Barcelona va a hacer todo lo posible para retenerlo”, cierra Damián Olivera Bergallo, el argentino que pasó de dormir en un auto a ser el mayor coleccionista de Lionel Messi en el lucrativo mundo de las figuritas.
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