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Errores arbitrales: un director todopoderoso, el silencio de los clubes y el desprestigio semanal del VAR
Los dirigentes protestan en privado por la implementación de la tecnología, pero nadie se atreve a cuestionar a Federico Beligoy, el hombre fuerte de los árbitros que tiene la venia de Claudio “Chiqui” Tapia
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El despido de Diego Abal tras su error garrafal en el VAR de Gimnasia vs. Sarmiento de Junín retumbó en el mundo AFA, allí donde los empleados se quedan por años. “El fútbol argentino se maneja como un gremio”, dicen quienes transitan los pasillos de las oficinas de la calle Viamonte y el predio de Ezeiza, que ahora honra a Lionel Messi. Señalan la verticalidad en la gestión. De Claudio “Chiqui” Tapia, el presidente. Y de Federico Beligoy, el director nacional de Arbitraje. Las últimas (y polémicas) decisiones de los ayudantes tecnológicos perjudicaron a los árbitros principales. “La relación Tapia-Beligoy hoy está fría”, dicen en Viamonte.
¿Esa distancia puede hacer que el todopoderoso designador arbitral vuele por el aire y sea reemplazado? “No. Lo del VAR de estos días no influye. Serán dos fechas en los que se hable del tema y después no pasará más nada”, abundan las fuentes en la AFA. Traducido: Beligoy no corre peligro. Y en esa estabilidad laboral mucho tiene que ver el microclima del fútbol. Esas reuniones entre dirigentes de los clubes y de la propia AFA. Allí, los mismos que fuera de micrófono protestan por los fallos de los hombres de negro se van al mazo. Se quedan sin voz. Prueba de ello son las últimas dos reuniones de comité ejecutivo de la Liga Profesional. Tapia, con la muñeca política heredada de Julio Grondona, llevó a Beligoy a ambos encuentros. “Acá está Federico. Pueden hacerle las preguntas que quieran”, introdujo.
LA POLÉMICA DEL PARTIDO: Sánchez le daba el triunfo a Gimnasia ante Sarmiento, pero el VAR decidió anularlo por fuera de juego en el inicio de la acción.
— ESPN Argentina (@ESPNArgentina) May 27, 2023
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Cero. Ni un condicionamiento. ¿Protestas? Ninguna. Tampoco reclamos. “Todos nos hemos quejado en persona con Tapia y Beligoy del VAR, pero nunca, jamás, hubo un planteo general”, apunta un dirigente de un club de primera, en estricto off the record. Los directivos piden explicaciones, pero cada uno por su lado. Separados. “El VAR debería homogeneizar criterios. Si no, son dos criterios (el del árbitro principal y el del VAR) en un mismo partido”, añade el mismo directivo, que suele hablar con la cúpula de la AFA en nombre de su club. Y prosigue con su catarsis: “Si te pasás cinco minutos analizando una jugada de offside, entonces es gol”. Disconforme con lo que ve partido a partido, se pregunta: “¿Quién lo saca a Beligoy?”. No hay respuesta, porque, como dicen otros directivos, “a Beligoy no lo saca nadie”.
“Si Boca y River no protestan, no se quejan, no dicen nada, no van a cambiar a nadie”, asegura otro directivo de un club de primera. Lo cierto es que ninguno de los cinco grandes del fútbol argentino dijo nada (ni en público ni en privado) sobre los arbitrajes. Apenas Jorge Almirón, entrenador xeneize, ensayó una crítica en una conferencia de prensa sin preguntas tras perder con Arsenal en Sarandí. “El árbitro nos perjudica. Es una jugada normal de fútbol, cualquiera que entienda del juego lo analiza así. El VAR lo informa. Chelo (Weigandt) va mirando la pelota, no ve al rival, que baja la cabeza en una zona comprometida para él. No lo ve, lo lastima sin querer y encima va al VAR. Es increíble”, protestó.
Así se iba Ariel Penel del estadio de Gimnasia
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— Fabricio Falco (@Fabrofalco) May 27, 2023
La llegada de la tecnología les brindó a los árbitros principales un chivo expiatorio. Muchas veces, ante el pedido de explicaciones por parte de dirigentes o futbolistas se escudan en la cabina de las tres letras. “Yo vi otra cosa y fue lo que cobré. Lo raro es que el VAR no me haya avisado”, suele ser la respuesta de los empleados de Beligoy. Que también son los afiliados al sindicato de Beligoy, porque el director nacional de Arbitraje cumple el doble rol de secretario general del gremio mayoritario, la Asociación Argentina de Árbitros (AAA).
El VAR “a la Argentina”
Los mismos dirigentes del fútbol argentino reconocen que el VAR de la AFA dista mucho del que se usa en la Conmebol, en la UEFA o en la FIFA. Sobre todo, a nivel tecnológico. “Nos vendieron un BMW y no tenemos ni siquiera un Fitito”, grafica un directivo de la Liga Profesional. Un ex árbitro va más allá: “Para que lo entienda todo el mundo, el VAR en la Argentina está en seis puntos, el de la Conmebol en 8 y el de la FIFA en 10″, ilustra. Las posiciones adelantadas, por ejemplo, tienen su tiempo de espera: “Es manual. El operador de video traza las líneas con la ayuda del árbitro de VAR, hasta llegar a hacer coincidir la línea con las posiciones del último defensor y del delantero”, explica la fuente. La FIFA y la UEFA, por ejemplo, tienen el sistema de offside semi automático, mucho más costoso.
La AFA optó por una solución centralizada de VAR, con un edificio destinado para tal fin en el predio de Ezeiza. Desde allí se comunican mediante un enlace punto a punto con cada uno de los 28 estadios de la Liga Profesional. Es similar al sistema que tiene la Real Federación Española de Fútbol, en su Ciudad Deportiva de Las Rozas, en las afueras de Madrid. Es, también, la implementación más barata: los clubes se ahorran el gasto de una sala de VAR específica en sus estadios, por ejemplo. Y Tapia ya les dijo a los clubes que no tendrán que pagar un peso por la tecnología: hay un sponsor tecnológico que cubre buena parte de los costos. A caballo regalado...
Beligoy, la pelea con Marconi y los árbitros unidos
Federico Beligoy va a cumplir en julio cinco años como jefe del arbitraje argentino. Lo designó Claudio Tapia una vez que su antecesor, Horacio Elizondo, emigró al edificio de la Conmebol, en Paraguay. ¿Por qué empoderar a quien ya era secretario general de la AAA, arriesgándose a los reclamos por funciones incompatibles? La razón estaba en la vereda de enfrente: Guillermo Marconi era el secretario general del Sadra, el gremio que rivalizaba con la AAA. Y la AFA de Tapia siempre quiso a los árbitros unidos, bajo un mismo paraguas; en un solo gremio. Beligoy, quien debutó como árbitro de primera en 2004 y está al frente de su sindicato desde 2013, era mucho más conocido (y cercano) de Tapia que Marconi.
“La AFA nos llamaba y nos pedía que nos independizáramos para seguir teniendo partidos”, contó un árbitro que hace unos años estaba afiliado al SADRA. La apuesta era clara: vaciar al sindicato de Marconi para que los árbitros quedaran (todos) bajo el ala de Beligoy, el nuevo protegido. “Miren que ahora la mano cambió”, les blanqueó el actual director de arbitraje a sus compañeros de lista en el gremio. A partir de ese momento (2018) se transformó en un aliado de Tapia. Defendió su gestión cada vez que pudo y explicitó su encono con Marconi, el enemigo señalado.
“Antes parecía que si no respetabas la mirada de Marconi no encajabas, pero por suerte hay cosas que se van cambiando”, dijo Beligoy en 2020, durante la pandemia del coronavirus. Y añadió: “Venimos de muchos años de enfrentamientos y creo que en estos últimos años se han solucionado muchos temas, el arbitraje argentino tiene que estar unido”. La AAA, desde entonces, se transformó en el gremio mayoritario. Los afiliados del Sadra que mantuvieron sus partidos tenían peso específico: Néstor Pitana y Hernán Maidana. El resto, poco y nada.
Tanto, que tres árbitros del Sadra denunciaron ante la Justicia a la AFA por “discriminación sindical”. Y le ganaron. Ellos son Maximiliano Salado Paz, Federico Cuello y Leandro Núñez. Otro ex árbitro del Sadra como Héctor Boxler declaró en la causa de Núñez, y blanqueó las decisiones de la AFA: “A nosotros nos llegó un comentario de pasillo que si no renunciábamos al sindicato se nos iba a hacer difícil seguir dirigiendo, cosa que corroborábamos al tomar la medida de no renunciar y a partir de ese momento ninguno de estos árbitros nombrados que estábamos en ese grupo (eran 18) volvió a dirigir sacando a Pitana y a Maidana. Ellos lo siguieron haciendo porque son figuras mundiales”.
Tanto poder amasó Beligoy que atiende de los dos lados del mostrador. Con el traje de director nacional de arbitraje los designa para los partidos de todas las categorías del fútbol argentino. Con el overol de secretario general de su sindicato, sin embargo, debe defenderlos ante sus conflictos con la patronal. Que es la AFA. Que es Tapia y que es, en definitiva, quien le dio la influencia que hoy tiene.
“Antes, los árbitros internacionales iban a hablar directamente con Grondona o con Tapia. Hoy, tienen que hacerlo con Beligoy”, cuenta otra fuente arbitral. El director nacional, entonces, funciona como un filtro. Si los mejores de la Liga Profesional quieren un aumento de sueldo deben negociarlo con Beligoy. Y si están disconformes con algo, lo hablan con el secretario general de su gremio... que también es Beligoy. El sistema, entonces, no está preparado para los conflictos. Los dirigentes saben del doble rol del director de arbitraje. Eligen callar. Y como dice el refrán, otorgan.
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