Iván Alonso disfruta de su momento de gloria con River: "Con los años entendí cómo jugar al fútbol"

Corría 2001 y un uruguayo de 22 años, con pelo largo y vincha, saltaba a la cancha a los 23 minutos de una final de la Copa de la UEFA. Su equipo, Deportivo Alavés, perdía 2-0 ante Liverpool y el técnico Mané decide sustituir al defensor danés Dan Eggen para el ingreso de un delantero que disputaba su tercer año profesional, tras dos en River Plate de su país. El cambio fue un éxito: el charrúa tardó solo cuatro minutos en convertir con un gran cabezazo. Pero en una final épica, Alavés cayó 5-4 con el equipo inglés en gol de oro y no alcanzó la gloria.

Aquella noche de mayo en el Estadio Westfalenstadion, en Dortmund, Alemania, fue una herida en la carrera de Iván Alonso . Pero el fútbol siempre tiene revancha. Quince años después, el delantero vivió una situación similar: debía entrar a jugar una final con su equipo perdiendo y en su primer año en el club. Una vez más, le respondió al técnico que creyó en él –esta vez, Marcelo Gallardo-. Ingresó faltando veinte, pero al minuto, asistió a Lucas Alario para el 3-3 ante Rosario Central. Cuatro después, como con Alavés, anotó el gol de la victoria para conquistar la Copa Argentina y clasificar a la Copa Libertadores 2017.

-¿Te sacaste una espina?

-Aquella vez tenía 21 años y después de perder, pensé que al año siguiente tenía revancha y que íbamos a ganar la UEFA. Pero ahí te das cuenta que cuando llegás a una final, hay que tomarla como la última. No sabés cuándo te vuelve a tocar porque es para privilegiados. Sólo llega gente que está tocada por la varita. Ahora, después de mucho tiempo, jugué los dos partidos de la Recopa Sudamericana y convertí el jueves en Córdoba para ser campeones. Es muy especial porque cuando sos joven no sos consciente de lo que vivís.

Paradoja del destino, el equipo español vestía una camiseta azul con franja amarilla, similar a la de Boca. Esta vez, con la banda roja y 37 años, festejó a lo grande, le dedicó el gol a sus hijos Lucas y Martina, haciendo las iniciales de sus nombres con las manos, se tomó la cara y se arrodilló con los brazos en alto. No era para menos: volvía a jugar tras cinco partidos por una distensión muscular y sonaban críticas por la elección de Gallardo de traer, en febrero, a un delantero de su edad que jugaba en Nacional de Uruguay. Con su séptimo grito en 32 partidos, Alonso se ganó la ovación de los hinchas que volvieron a corear un emblemático apellido.

-¿Te imaginabas que ibas a terminar el año así?

-No, fue complicado el semestre. Al no tener doble competencia, los que estábamos relegados tuvimos menos oportunidades. Siempre soñás con ser importante y ayudar al equipo, pero muchas veces la realidad supera a lo que uno que pueda soñar.

-¿Cómo viviste estos meses sin tanta participación?

-Uno siempre quiere jugar pero no decide. Así que trabajé en silencio esperando la oportunidad. Hay que preparado porque no se sabe cuándo llega. Y ahí se ve todo el esfuerzo diario.

-Tras la lesión, ¿creíste que no volvías a jugar hasta 2017?

-La idea fue llegar al Superclásico y a la final. Para Boca llegaba muy justo e iba a poner en riesgo mi participación en la Copa Argentina, así que apunté a eso junto con los médicos y los kinesiólogos. Lo hice y me dio para ayudar al equipo en esos 20 minutos.

-¿Viviste la final como una reivindicación personal?

-Lo viví como lo que era: una final. Uno piensa que lo que vivió River en el último tiempo es lo normal. Pero no es así, es algo único y soy un privilegiado. Llegué a un grupo con mística e identidad, donde hay trabajo, armonía y unión grupal. Nada es casualidad. Por eso tomé la final como si fuera la última. Y me preparé para llegar y ganar la Copa.

-¿Es uno de los goles más importantes de tu carrera?

-Son goles que no se borran más porque son importantes y te dan el triunfo. Pero si Lucas (Alario) no hacía el empate yo no hubiera marcado para ganar. Eso sí, con tantos años de amor, pasión y dedicación por la carrera, poder ser la persona que corone un título con un gol es algo emocionante.

Comenzó su carrera en la temporada 1998/99 en River Plate de Uruguay y pasó luego por Deportivo Alavés, Real Murcia, Espanyol, Toluca, y Nacional de Uruguay.

-Tenés 37 años y cuatro títulos, todos en los últimos tres años. ¿Sos mejor jugador ahora que en tu juventud?

-Sí, soy más completo y con los años entendí cómo jugar. El físico aguanta y con más cabeza e inteligencia para disfrutar y no sufrir, los logros me llegaron a una edad donde a cualquier otro jugador le llegaría el declive y el ocaso de su carrera.

-¿Qué representa Gallardo para vos?

-Es un honor, una satisfacción y un orgullo que me haya elegido el técnico más ganador de los últimos años en el fútbol argentino y sudamericano. Le voy a estar totalmente agradecido por haber puesto los ojos en un jugador de 36 años para jugar en River, donde hoy me siento respetado y querido.

-Por la edad y por la experiencia, ¿un jugador como vos llega a cualquier vestuario y toma el rol de referente?

-Creo que tus compañeros te hacen asumir ese rol por la influencia que tenés sobre ellos. Me siento un tipo querido y respetado, y eso hace que de forma inconsciente asumas la responsabilidad de tirar el carro y ser uno de los referentes.

-¿Tenés ganas de seguir?

-No me pongo límites. Me levanto a la mañana con ganas de hacer lo que más me gusta: entrenarme para jugar al fútbol. El físico aguante y estoy con más ganas que cuando era joven. En River tengo seis meses más de contrato y mi idea es continuar.

-¿Cuál es tu sueño pendiente?

-Espero que sean varios. Si hubiera cumplido todos, la vida sería aburrida. Soy un soñador y un aventurero. Mi objetivo siempre es plantearme sueños.

jpb

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