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Entre la versatilidad de los esquemas y la sorpresa de la línea de 3, quién es quién en el mundo de las tácticas en el fútbol argentino
El fútbol argentino entra en su etapa de definición, ya sea en la Copa Maradona como también en las Copa Libertadores y Sudamericana. El receso por la pandemia muchos entrenadores lo utilizaron para agudizar el ingenio y afrontar adversidades, ya sea por lesiones o malos funcionamientos. Ahora bien, ¿qué mapa táctico entrega el fútbol argentino? Por empezar, la diversidad. Sólo 4 entrenadores se aferraron a un solo sistema de juego. Y dentro de esa diversidad, un abordaje no tan visto en los últimos años: la línea de 3. Al menos 9 de los 24 directores técnicos la utilizaron.
Vale aclarar que ningún sistema garantiza el éxito, siempre entran en juego también los contextos. Y lo que puede ser un buen recurso para uno, puede significar lo contrario para otro. De los técnicos que utilizaron un solo dibujo táctico desde que se reanudó el fútbol argentino aparecen Ricardo Zielinski con Atlético Tucumán (4-4-2), Lucas Pusineri con Independiente (4-2-3-1), Alferdo Berti mientras estuvo en Central Córdoba (4-4-2) y Diego Martínez en Godoy Cruz (4-1-3-2).
Pusineri casi siempre arrancó igual, modificó el esquema en el ante Colón, en Santa Fe (4-1-4-1), y en el segundo tiempo cuando sacó a Silvio Romero pasó al 4-4-2. Es otro de los entrenadores que apostó fuerte por darles rodaje a los juveniles de las inferiores. Encontró buenas respuestas en Lucas González. Alan Soñora y Alan Velasco. Y uno de sus principales aciertos fue la contratación de Sebastián Sosa, el arquero uruguayo que le da pie a la columna vertebral del Rojo.
Talleres es otro que cambia poco. Con Alexander Medina arrancó jugando 4-3-3, pero se terminó acomodando mejor al 4-2-3-1. Dio el golpe imponiéndose en la Bombonera ante Boca (1-0), pero este sábado volvió a sorprender ante San Lorenzo (2-0) en el Nuevo Gasómetro. Decir que se destaca por tener un juego intenso sería menospreciar sus rendimientos, pero sí es cierto que (uno de sus puntos fuertes) es que juega igual y con el mismo rendimiento físico y de concentración desde el minuto cero al 96.
Todos sus futbolistas ofrecen un gran despliegue y cumplen los roles con entendimiento. Retegui es el 9 que colabora con los defensores y si es reemplazado por Auzqui, quien toma la posición de centrodelantero es Valoyes, un delantero explosivo y veloz. Tenaglia le ofrece una variante más que interesante al DT, ya que puede jugar en los cuatro puestos de la defensa. Y encima llega al gol, ataca y defiende con criterio táctico.
Atlético Tucumán logró un puntaje perfecto en la zona de grupos, Independiente consiguió (hasta aquí) más resultados que funcionamiento y Central Córdoba y Godoy Cruz estuvieron bastante lejos de lo proyectado. Pero Atlético tiene en el trabajo (serio y simple) de Zielinski continuidad en el tiempo y en el mensaje. Porque no aplica cosas sofisticadas y ataca tanto como lo que puede defender, pero así y todo logra que su equipo sea uno de los más difíciles de vencer. Y se aferra a una metodología con la que sus futbolistas se sienten identificados.
Como contrapartida, entre los DT más versátiles incluso de un partido al otro, se encuentran Israel Damonte en Huracán, que utilizó 4 esquemas diferentes (4-2-3-1, 3-4-3, 4-3-3 y el 3-4-1-2) y Sebastián Beccacece en Racing, con 6 módulos distintos de juego para los arranques de los partidos: 4-3-3, 4-4-2 (vs. Unión en Santa Fe, que después en el segundo tiempo se transformó en un 5-4-1); 3-4-3, 3-5-2, 5-2-3 vs. Unión, en Avellaneda, y el 3-3-2-2.
Javier Sanguinetti armó un Banfield competitivo desde los esquemas 4-2-3-1 y el 4-3-3. Utiliza a muchos chicos de las inferiores (una constante en la nueva realidad del fútbol argentino para la mayoría de los clubes), y en la estructura se destacan Martín Payero, Giuliano Galoppo (una de las revelaciones) y Agustín Fontana, un N° 9 batallador, del estilo Borré. Mauricio Cuero, hasta que se lesionó, era muy desequilibrante.
La línea 3, esa invitada sorpresa
El fútbol argentino no siempre vio con buenos ojos la línea de 3. Y sobre todo los entrenadores que pretendieron aplicarlas en clubes tradicionalmente cultores de los cuatro en el fondo, como Boca, tuvieron problemas. Ricardo La Volpe fue uno, Claudio Borghi otro. La Volpe está en las antípodas de las metodologías de Alfio Basile y por eso sus decisiones contrastaron más.
El Bichi incluso venía de ser campeón con Argentinos con línea de 3, pero en la entidad de la Ribera fue la zona más cuestionada cuando los resultados no se dieron. Sin embargo, en la actual Copa Maradona, fueron 9 de los 24 los entrenadores que, por audacia, precaución o necesidad (según el cristal con el que se lo mire), la utilizaron en el fútbol doméstico.
Como sistema base y sostenido, lo hacen Eduardo Domínguez en Colón (3-1-4-2) y Defensa y Justicia con Hernán Crespo (preferentemente con el 3-4-3, pero ha llegado a jugar 3-2-3-2), aunque en los últimos partidos se consolidó Beccacece con esa modalidad para Racing (3-4-3 por lo general, aunque también jugó 3-5-2 ante Atlético Tucumán y 3-3-2-2 ante Arsenal). Y Damonte en Huracán, aunque –por ejemplo- ante Vélez empezó jugando 3-4-1-2 y luego lo transformó en un 4-3-1-2. Guillermo Hoyos usó ocasionalmente para Aldosivi el 3-5-2 con una de cal y otra de arena en materia de resultados: ante Argentinos, en La Paternal, ganó 1-0; y ante San Lorenzo, en Mar del Plata, no le fue bien (1-4).
Crespo se la juega con futbolistas ofensivos, incluso pone de carrileros a delanteros. Recientemente incorporó a Walter Bou (Boca), un 9 al que seguía hace tiempo, pero dentro de su estructura a quien más potenció fue a Braian Romero, a quien transformó de volante ofensivo y delantero en goleador, apareciendo por sorpresa y definiendo como si hubiera nacido en el área. El ex Independiente sorprendió a todos.
Rosario Central, con el Kily González, había comenzado con el 4-2-3-1 incluso en los amistosos de pretemporada, pero ante River implementó una línea de 5 (5-3-2) que luego mantuvo en el desquite ante el equipo de Gallardo en el Gigante de Arroyito y también ante Banfield. De manera ocasional, usaron la línea de 3 Luis Zubeldía en Lanús (3-4-3 en un amistoso vs. Gimnasia), aunque también se la jugó con un audaz 4-2-4 ante Boca, con Acosta y De la Vega por los costados y el doble 9 compuesto por Nicolás Orsini y José Sand.
El propio Marcelo Gallardo en River usa la línea de 3. Quizás lo hizo más en los partidos por Copa Libertadores, pero ante Banfield jugó 3-5-2. Y en el debut en la cancha de Independiente ante el Taladro, River había arrancado 4-3-3 y finalizó 3-2-2-3 cuando necesitó revertir el resultado. Pero, por sobre todas las cosas, más allá de los módulos tácticos, el Muñeco tiene como una de sus principales virtudes saber elegir el momento de los jugadores. Por eso quizás ahora tomaron un protagonismo impensado Bruno Zuculini y Jorge Carrascal. Antes quizás fue el turno de Julián Álvarez. Pero Gallardo usa a favor la competencia interna y eleva los niveles individuales en beneficio del equipo.
¿Y Miguel Ángel Russo? Venía de ser el técnico campeón del fútbol argentino, pero entre el receso y las situaciones de Pol Fernández y Sebastián Villa, además del arribo de Cardona, le terminaron cambiando la ecuación. El Boca campeón de Russo en la última Superliga jugaba con un dibujo 4-1-3-2. Y punto. Porque había encontrado no sólo resultados, sino un rendimiento bastante confiable. Capaldo tiene características diferentes a las de Pol Fernández y la influencia sobre su socio Campuzano; y las ganas de poner entre los once a Edwin Cardona también influyeron para que la actual estructura tuviera más modificaciones que las que, quizás, Boca necesitaba. Arsenal mereció este sábado empatarle antes, el gol sobre el final de Pons no hizo más que volver a encenderle las alarmas al entrenador. Los rendimientos decayeron.
Por eso Russo pasó del equipo de memoria a cambiar el equipo y hasta los sistemas de juego. Pasó de intentar continuar con el 4-1-3-2 al 4-2-3-1, también al 4-1-4-1 y hasta llegar a un 4-4-2 con Tevez y Cardona como las referencias de ataque. Pero hoy, más allá de las variables, el técnico de Boca suma más preocupaciones o soluciones esporádicas que un plan estable como el que tenía cuando ganó el último certamen local.
Mariano Soso está manejándose con más cautela que decisiones impulsivas en San Lorenzo. A diferencia de otros ciclos en equipos como Gimnasia o Defensa y Justicia, en el Ciclón venía avanzando con pies de plomo desde los entrenamientos, lo que el equipo ofrecía en los partidos y sus mensajes en las conferencias de prensa. Elije los sistemas 4-3-1-2 o el 4-1-3-2. Por ejemplo, aún sin los Romero, que son titulares, ante Aldosivi en Mar del Plata arrancó con Torito Rodríguez como volante tapón, Menossi, Piatti y Juan Ramírez por delante; y como delanteros Peralta Bauer y Alexander Díaz. En el equipo ideal, Angel –aunque es 9- explota como delantero todo el frente de ataque y Oscar (zurdo) suele jugar detrás de su hermano, o de la derecha al centro. El único que hasta ahora no logró entrar en sintonía como centrodelantero es Franco Di Santo.
El Ciclón tropezó ante Talleres en lo que fue su partido más flojo del campeonato pero venía dando pasos hacia adelante. Venía de menor a mayor, lo que no era poco. Y encontró solidez desde los centrales Federico Gattoni y Alejandro Donatti. Quizás tiene como inconvenientes que los reemplazos en los laterales (Salazar y Rojas) están un paso por detrás de los titulares Peruzzi y Bruno Pittón, pero también atacan, son ofensivos.
Monetti a veces arriesga de más en las salidas desde el fondo (ante Talleres potenció a niveles insospechados esta falencia), pero la virtud defensiva de San Lorenzo hasta este sábado había sido más global (táctica, grupal) que individual. Los rendimientos ayudaban, pero el equipo de Soso se las arreglaba para moverse "corto" y ver cuándo presionar alto y cuando convenía mantener la simetría pero más replegado en su campo. Intentaba tomar decisiones en función de los momentos, los contextos. Y, como Boca y River, no necesita llegar muchas veces para convertir un gol. Ni tampoco generar un ataque respaldado para ser eficaz, por más que los intenta.
Todos los equipos entran en la etapa decisiva de la temporada y en un año atípico. Algunos llegarán más lejos, otros se quedarán antes en el camino. Pero el fútbol argentino vuelve a demostrar ingenio, recursos y capacidades para mantenerse competitivo y sobreponerse –incluso- a un receso de muchos meses sin siquiera poder entrenarse de manera grupal.
La Copa Maradona, en números
Estas son algunas de las estadísticas entregadas por la ‘Liga Profesional Data’, desde los valores o seguimientos de datos compilados tras la etapa de grupos que son analizados por los entrenadores en el campeonato argentino de fútbol.
- Atlético Tucumán fue el único equipo con puntaje perfecto durante la primera etapa de la Copa Maradona. Los dirigidos por Ricardo Zielinski sellaron su participación en la etapa de zonas con un triunfo como visitante ante Unión 5-3. De esta forma se ubica como el equipo más goleador del certamen con 19 tantos, mientras que River y Colón completan el podio con 11.
- River es el único equipo, de los cuatro que promedian más del 60% de posesión, que consiguió avanzar a la Fase Campeonato. Defensa y Justicia (64%), Vélez (61%)y Racing (60%) jugarán la Fase Complementación.
- Los siete equipos de la Copa Maradona con menor promedio de posesión por partido (Huracán, Banfield, Colón, Atlético Tucumán, Arsenal, Independiente y Argentinos), jugarán en la Fase Campeonato.
- San Lorenzo terminó la primera etapa como líder del ranking Fair Play, promedia 12 faltas por partido y solamente recibió 4 amarillas en lo que va del torneo. Aldosivi, que tiene una media de 19.3 faltas, además de 18 amarillas recibidas y 2 expulsados, se ubica último en el ranking de Fair Play. Frente a Talleres, el Ciclón perdió y el partido se le hizo cuesta arriba para imponer condiciones (hasta erró un penal), pero eso no implicó cometer más infracciones: apenas hizo 11 faltas y recibió 2 amonestaciones.
- La Fecha 6 de la etapa de Grupos fue una de las de mayor promedio de tiempo efectivo de juego con 55 minutos y 30 segundos por partido. El mejor registro fue en la segunda jornada cuando la media alcanzó los 55 minutos y 48 segundos.
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