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Muchas veces hemos escuchado hablar de proyectos para sustentar la idea de conseguir objetivos. Hoy, en nuestro fútbol, muchos parecen empecinados en ponerse piedras en su propio camino, asemejándose a un autosabotaje. En Racing, cuando los mensajes tendrían que ser contundentes en cuanto a su claridad de concepto, son difusos y tienen en el medio de esa confusión a Diego Pablo Simeone, como protagonista central.
Ha quedado demostrado que con ser simpatizante del club para ser entrenador, no basta y está bien que así sea. Hay que trabajar mucho en el día a día para llegarle al futbolista sobre cual es la idea del juego y como convivir tratando de lograr las metas propuestas. Hoy hay que rendir examen semana tras semana, y si al término de esa prueba se sumó de a tres, el proyecto estará bien encaminado y eso no se si esta bien, porque de a poco nos estaríamos aproximando a la idea de un éxito y 19 fracasos.
Cuando el Cholo llegó a la Academia, tras la ida de Russo, la ilusión de un ciclo largo comenzaba a gestarse. Con Miguelito, Racing finaliza 15º con 23 puntos a 16 del líder Vélez y no puede entrar en la Copa Sudamericana. Esto hizo que Simeone retorne al club de sus amores, luego de su primera experiencia tipo bombero, allá por el 2006. Al finalizar el torneo, Racing concluye en el segundo lugar, con 31 puntos, a 12 de Boca. La Academia mantuvo una muy buena campaña consiguiendo entrar a la Sudamericana 2012, luego de 8 años de ausencia en copas internacionales. Si bien ganó pocos partidos, logró una racha de 15 encuentros invicto, siendo la mejor seguidilla de partidos sin perder del club en torneos cortos. Hay que sumarle el rendimiento superlativo de Sebastián Saja, logrando que Racing se convirtiera en el tercer equipo menos goleado en la historia de los cortos, con 8 goles en contra. Pareciera no ser suficiente como para que el Proyecto Simeone continúe.
Al Cholo se le puede criticar el nerviosismo, que a veces transmite pegado a la línea de cal que, lejos de ayudar al jugador, muchas veces lo nubla o lo aturde. También, que no haya ganado más en este campeonato que acaba de terminar por haber sido cauteloso en muchos partidos, cuando de planteos se habla. Resulta que también tuvo que luchar contra propios y extraños. Estos últimos, figuradamente los otros 19 equipos. Los primeros, dirigentes y jugadores académicos.
La fractura dirigencial, en pleno Apertura es toda una muestra de una convivencia diaria, que como mínimo resulta extraña. Los discursos de los futbolistas, tampoco ayudaron y si para muestra sobra un botón, la visita a San Juan por la fecha 11 fue una bisagra para el grupo. El faltazo de Teo Gutierrez, por un cuadro gripal que nadie se animó a confirmar, ni el propio cuerpo médico. El enojo, a la vista de todos, de Claudio Yacob con el entrenador cuando fue reemplazado por Luciano Aued, faltando 15 minutos para la finalización del partido. El fastidio de Patricio Toranzo, que sin ser partícipe de esa delegación, había disparado días antes que" el jugador de Racing debe tener mayor rebeldía ", haciendo alusión a los planteos del entrenador, que llevó a Simeone a contestarle post empate 0 a 0, en tierras sanjuaninas. "Tiene razón Toranzo. El jugador que no tiene rebeldía es un robot. El Pato es un jugador importante y ojalá pueda demostrar toda su rebeldía contra Lanús". Quedaba claro que una cosa era el director de la orquesta y otra muy distinta, los intérpretes. A partir de ahí, nada fue igual.
Los dirigentes pocas veces le dijeron a su gerente que su continuidad estaba asegurada y cuando lo hicieron, nunca fueron claros con el mensaje. Eso es lo que le llegó a la sociedad futbolera y mucho más, al hincha de Racing. Diego Pablo Simeone, más allá de los "mentirosos proyectos", necesita saber si los rivales son solo los 19 equipos del campeonato o si hay otros dentro de su propia casa.