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“En la AFA hay transparencia cero”, dice el secretario del Tribunal de Ética, y alerta por eventuales sanciones de FIFA y Conmebol ante el incumplimiento de los estatutos
Pablo Caruso integra el cuerpo desde julio desde 2017; cuenta que apenas tienen “medio armario” donde guardan los expedientes y que el órgano fue usado por la conducción de la AFA para “disciplinar” a quien los criticara; asegura que la lista que reeligió a Claudio Tapia en 2020 tiene defectos formales y que los estatutos no se cumplen
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Las fotos para esta entrevista deberían haberse realizado en el edificio de la AFA, sobre la calle Viamonte. Pablo Caruso, abogado especialista en derecho deportivo, es secretario del tribunal de Ética de la entidad. Pero el órgano no tiene oficina propia. Ni siquiera una impresora. Apenas comparte un armario, en cuya mitad reposan los expedientes sobre los que tiene que emitir un veredicto. Caruso llegó al cargo en julio de 2017, y como parte del acuerdo de gobernabilidad entre Daniel Angelici y Ascenso Unido, el espacio que catapultó a Claudio Tapia a la presidencia de la AFA. Caruso es palabra autorizada para hablar del máximo dirigente del fútbol argentino: como vicepresidente de Nueva Chicago compartió la mesa de la B Metropolitana junto al entonces presidente de Barracas Central. Y viajaron juntos al mundial de Sudáfrica, en 2010. Hoy, más de una década después, afirma: “En la AFA hay transparencia cero”.
—¿Cuáles son las competencias que tiene el tribunal de Ética?
—Juzga el comportamiento y la actuación de todos los miembros del fútbol fuera del campo de juego: dirigentes, clubes, jugadores, árbitros. Que no vayan en contra de normas contra la discriminación, que no afecten la imagen de la AFA, la FIFA y la Conmebol con su actuación.
—¿Cómo evaluaría el desempeño del órgano desde que se creó, en 2017?
—Desde que se creó fue casi una figura decorativa dentro de la AFA. Le pusimos empeño, actuamos de oficio en algunos casos muy puntuales, por ejemplo el de (Jorge) Sampaoli cuando insultó a un oficial de policía. Pero más allá de eso, tuvimos muy pocos casos. No tuvimos respuesta de la AFA a ninguno de nuestros pedidos. Se trabajó con muy pocos recursos; nulos recursos.
—¿Tenían un lugar físico propio?
—Nosotros llegábamos a la AFA y le teníamos que preguntar al de mesa de entradas a qué lugar podíamos ir. No nos dieron ni siquiera...no un lugar para reunirnos, ni siquiera una oficina...nada...ni una computadora, ni una impresora. Teníamos que andar pidiendo. Al principio nos reuníamos en la biblioteca de la AFA; después había un grupo de historiadores, el departamento de Historia. Los molestábamos, entonces ya ahí no pudimos ir más. Después pasamos al Consejo Federal. Ahí también molestábamos. La sensación era esa: que el Tribunal de Etica molestaba. Después terminamos reuniéndonos en una oficinita dentro del departamento jurídico de la AFA, donde también tenemos que pedir permiso. A veces no nos dejaban entrar. A veces la secretaria decía: “No, no se puede”. Y nos atendían por el portero. Así fue nuestro trabajo durante todo este tiempo.
—¿Por qué cree que eran itinerantes?
—Creo que nosotros molestábamos. El tribunal de ética se crea no por voluntad propia del presidente de la AFA, sino por imposición de la FIFA. Y la relación y el trato que nosotros tuvimos con la AFA se vio signada por eso. No publicaban nuestras resoluciones en el Boletín Oficial de la AFA. No publicaban en la página nuestros datos. Estuvimos años sin estar en la página. Hasta que hace poquito nos agregaron a la página de la AFA. ¡El tribunal de ética no existía en ningún lado! No hace falta sacar muchas conclusiones para darte cuenta de que éramos una molestia.
—¿El test de idoneidad de los funcionarios de la AFA lo tenían que hacer ustedes?
—Cuando se crea el tribunal de ética también se exige que todos los miembros del comité ejecutivo, y todos los miembros de los distintos órganos jurisdiccionales de la AFA, que son los tribunales de ética, de cuentas, de disciplina, de apelaciones, fiscalizador, tienen que tener un examen de idoneidad. Que lo aprobaba y lo llevaba adelante el tribunal de ética. Consistía en ver sus antecedentes profesionales y personales. Para que no hubiera incompatibilidades con intereses contrapuestos. Después de requerirles un currículum, se les pedían los antecedentes penales y juicios universales, que no tuvieran ningún concurso, ningún juicio en su contra. Era solamente para ver que no hubiera ninguna incompatibilidad ni conflicto de intereses con el fútbol o juicios alimentarios. Pero cuando nosotros asumimos el comité ejecutivo ya estaba elegido. No hicimos el examen de idoneidad a los miembros del comité ejecutivo.
—¿Y al resto de los órganos se los examinó?
—A todos. El problema es que no cumplió casi nadie con ese examen de idoneidad. Lo exigimos, lo pedimos, no menos de 10 veces, intimamos personalmente a los miembros. Intimamos a la AFA, al comité ejecutivo. Nunca tuvimos respuesta. Nuestro próximo paso era ya ir a la Conmebol y a FIFA para denunciar esto.
—¿Por qué no lo hicieron?
—Era el próximo paso.
—¿Si la FIFA audita el cumplimiento de los estatutos se encontraría con que la AFA no los acata?
—Totalmente. Porque calculá que de 30-40 personas que lo tenían que presentar, lo presentaron 5 o 6. Más todos los miembros del tribunal de ética, que lo hicimos.
—¿Qué pasó con la lista que reeligió a Tapia en 2020, en la Asamblea ahora impugnada por Nueva Chicago y San Martín de Tucumán?
—Ahí sí, ya interveníamos nosotros. Porque ante cada elección que se hace en la AFA, tanto el estatuto como el código de ética establecen que se tienen que someter al examen de idoneidad todos los miembros de cada lista que se presentaran, antes de hacer la elección. En este caso, no se hizo. No me preguntes por qué: lo pregunté, insistí en que se hiciera, pero finalmente no se hizo. La excusa o el motivo era que estamos en el medio de una pandemia y había cosas que no se les podía exigir.
—Pero si el trámite es online...
—El trámite de antecedentes penales, como yo sostenía, es online y se tenía que pedir. No se terminó pidiendo. El de juicios universales sí no se podía hacer, porque eso se hace presencial en el Palacio de Tribunales y estaba cerrado.
—¿Alguien podría impugnar la lista de Tapia porque el test de idoneidad está mal hecho?
—Podría hacerse. No sé cómo terminaría. Considero que hay un defecto formal en la lista. No se exigieron todos los requisitos que se tienen que exigir para que aprueben el examen de idoneidad. El que yo creo que es el fundamental es el de antecedentes penales. En la Argentina es online, se hace online, se paga online y se recibe online. La pandemia no afecta. No se hizo y tarda 24 horas.
—Podría haber habido un criminal en la lista de Tapia que nadie se enteraba.
—No lo sabemos. Podría haber habido cualquiera. No lo sabemos porque no vimos los antecedentes penales de ninguno.
—¿Si el test de idoneidad lo hace el tribunal de Ética y tiene cierto procedimiento formal, cómo aprobó este test de idoneidad sin los antecedentes penales?
—La “excusa” fue la pandemia. Esa fue la respuesta que se dio y se terminó haciendo así. Yo planteé en su momento que no estaba de acuerdo. Se terminó haciendo de esa manera.
—¿Por política?
—Es tu conclusión (risas).
—¿Cuántas veces actuó de oficio en este tiempo?
—Muy pocas.
—¿Por qué?
—Porque no era el espíritu del tribunal actuar de oficio. Queríamos ir avanzando de a poco, que nos conocieran. Que supieran que existíamos. Que nos dieran un lugar para trabajar. Pero nada de eso ocurrió. Nos sentíamos sapos de otro pozo.
—¿Qué pasaba cuando el poder ejecutivo de la AFA, es decir el presidente Tapia, su secretario Pablo Toviggino o el propio comité ejecutivo impulsaban una causa? ¿Ustedes recibían presiones?
—A mí nunca me presionaron directamente. Sí nos quisieron utilizar como un tribunal disciplinador de las personas que osaban tener una opinión contraria a lo que era la conducción de la AFA. No sólo fue con (Roberto) Sagra (ex presidente de San Martín de Tucumán). En su momento denunciaron a (Marcelo) Gallardo. Después, dos veces, a Pablo Moyano. Eran denuncias absurdas. Todos los miembros trabajamos a conciencia. Tenemos que dar el ejemplo. Tenemos que actuar con total transparencia. No nos dejamos presionar nunca, y capaz que fue por eso que nunca tuvimos recursos ni interés por parte de la AFA en que nosotros actuáramos.
—¿Si hubieran sido un tribunal adicto tendrían hoy un lugar para trabajar?
—Capaz que sí. Pero la verdad es que se acordaban del tribunal de Ética cuando alguien criticaba al presidente de la AFA. O cuando alguien criticaba a la AFA. Ahí sí se acordaban de nosotros. Ahí existíamos.
—¿Hace cuánto que el tribunal no se reúne?
—Virtualmente, más de seis meses.
—¿A qué lo atribuye?
—A que también hay un poco de desánimo. Sentís que tu trabajo no es tenido en cuenta, que no tenés del otro lado la respuesta que tenés que tener, más allá de que nosotros, si quisiéramos, a través de las facultades que nos otorga tanto el estatuto como el código de ética podríamos actuar un poco más duro. Pero no era nuestra intención. Nuestra intención era que nos dieran los recursos; hacer docencia sobre cómo manejarse, qué cosas se pueden hacer y qué cosas no. No pudimos hacer nada de eso, lamentablemente.
—Si los trataron como si fueran parias, ¿por qué no accionaron con el poder que les confiere tanto el estatuto como el código ético de la AFA?
—Yo lo planteé. En el tribunal de Ética somos 12 miembros. Unos renunciaron, otro falleció. No había un acuerdo unánime en ir en contra de algo. Ya estábamos en posición de denunciar todo esto ante la FIFA y la Conmebol. Porque los incumplimientos son flagrantes y pasó mucho tiempo.
—¿Y qué pasaría si ustedes denuncian ante Conmebol y FIFA y les dan la razón? ¿Intervienen la AFA?
—Eso ya es competencia y potestad tanto de Conmebol como de FIFA. Los reglamentos son muy duros. Las sanciones son muy duras si no se cumplen los requisitos y los estatutos. Tenemos en la AFA un estatuto y un código de ética que es el mismo de la FIFA y de la Conmebol. Está copiado de FIFA y Conmebol. Impuesto desde la FIFA. La FIFA es la que termina después decidiendo. La verdad es que nunca se le dio importancia.
—¿La salida de Raúl Pleé como presidente del tribunal de Ética tuvo relación con su decisión de mandar a juicio oral a Cristina Fernández de Kirchner por el dólar futuro?
—No creo. Pleé estuvo mucho tiempo en el tribunal, ya durante este gobierno. Tomó muchas decisiones en contra del gobierno. No sé cuál fue la razón. Sí creo que es política, pero por parte de la AFA. No creo que el gobierno le haya exigido nada. Para mí fue más una iniciativa propia para quedar bien.
—¿Recibieron alguna vez alguna denuncia en el tribunal en contra de Claudio Tapia o Pablo Toviggino?
—Que recuerde yo, no.
—¿Y de algún funcionario de la AFA?
—Tampoco.
—¿Porque se las filtraron o porque nadie las hizo?
—Al tribunal no llegaron.
—¿Piensa que la supuesta transparencia que el presidente de la AFA declama que hay en el fútbol argentino existe o es un eslogan?
—Estoy totalmente seguro de que es un eslogan. Lo digo habiendo vivido la experiencia que viví. En la AFA hay transparencia cero. Desde el momento en que nos hacen al costado y no nos dan los recursos. Solamente nos quieren usar para disciplinar a la gente que se le opone al presidente; nos transforma en una figura decorativa o disciplinatoria de la gente que está en contra del presidente de la AFA. Así que de transparencia...veo muy poco.
—¿Por qué tardaron tanto tiempo en hablar?
—Cada uno tiene sus razones. La verdad es que en el momento en el que uno tiene ganas de hacerlo, va y lo hace. No te puedo dar una respuesta.
—Si no le dan lugar para trabajar pueden hablar y decirlo.
—Es verdad. Siempre preferimos hacerlo internamente. Nuestra idea no era ir a los medios y decir que no nos estaban dando bola. Siempre intentamos por los canales internos lograr que la AFA reconozca nuestro trabajo o nos diera los instrumentos para que nosotros pudiéramos trabajar. Lo único que tenemos es medio armario chiquitito donde guardamos los expedientes. Dentro de una oficina que no nos pertenece. Esa es la situación hoy del tribunal de Ética. Ya se termina nuestro mandato y ahí sí me creo en condiciones de poder contar mi experiencia. Hablo porque ya se termina mi mandato y porque ya me siento más libre para poder decirlo.
—¿Qué piensa que va a pasar cuando lean su testimonio?
—Me tiene muy sin cuidado. A esta altura, para estar ahí y no estar, para ser una figura decorativa, prefiero no estar.
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