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Emiliano Martínez: el fenómeno Dibu que conquistó a todos y que casi no tiene partidos en la Argentina
Su personalidad y su talento generaron una identificación única en los hinchas, y en especial en los más chicos
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Cuando agarró la valija para irse del país con la idea de ganarse la vida como futbolista profesional no podía siquiera poner en perspectiva nada de todo lo que hoy le sucede. En el momento que dejó Mar del Plata, con apenas 17 años, suponía que ir a Inglaterra era el paso más seguro para alcanzar su objetivo, pero el camino fue demasiado sinuoso, extenuante, desafiante y hasta frustrante. Sintió que le pesaban las piernas de tanto andar y andar. Sin embargo, encontró siempre una zanahoria que perseguir para no quedarse a la mitad de su recorrido.
Entonces, cuando alguno toma sus estadísticas y le parecen insólitas en términos de cantidades y resultados, será cuestión de invitarlo a desandar la ruta de Damián Emiliano Martínez para comprender que lo que hoy puede resultar un fenómeno casi inexplicable, no es más que la consecuencia de haber acumulado horas de vuelo, de ojos irritados de llorar por la sensación de no saber cuándo iba a darse el salto, de horas de terapias y de noches enteras buscando fórmulas para ser el campeón de mundo más querido, detrás de Lionel Messi. Y hasta el que quizá reciba la ovación más grande en la noche del Monumental, el que tenga el mayor privilegio de sentir qué es jugar en el país porque, aunque resulte curioso, al Dibu le alcanzan los dedos de una mano para contar los partidos disputados en estas tierras.
Todo lo que sucede con Dibu Martínez implica un impacto, aun cuando su irrupción en el público en general acumule apenas 656 días, es decir un año y nueve meses. Es que su debut oficial con el seleccionado argentino data del 4 de junio de 2021, cuando fue titular en el empate 1-1 ante Chile, por las eliminatorias para Qatar. Esa oportunidad llegó porque Franco Armani se contagió de Covid 19 y desde entonces, su impronta comenzó a dominar la escena. Tanto que hoy la identificación de los niños con él es realmente increíble: “Me emociona que los chicos usen mi camiseta”.
Es por eso que cuando llega al predio de Ezeiza con su vehículo, no tiene problemas en detenerse, firmar algunos autógrafos y hasta alzar en brazos a algún nene que está vestido con su indumentaria y tiene un par de guantes en las manos. El abrazo es tan profundo y la sonrisa de ambos es tan limpia que resulta imposible no conmoverse con la escena. “Si veo un chico llorando no puedo evitarlo, paro. Tengo que responder a eso. Si paro sé que después tengo que estar cinco horas firmando autógrafos, pero si veo a un chico emocionado, no puedo no detenerme”, dijo hace unos días en una charla con Urbana Play. Y este miércoles, en su arribo fue consecuente con sus palabras.
Entonces, cómo va a ser ilógico que si determina cambiar su look los hinchas lo quieran imitar, porque fue un furor cuando apareció en Qatar con el mechón con la bandera de la Argentina y muchos se hicieron lo mismo en sus cabezas. Y ahora, pidió que le hicieran una estrella gigante para lucirla este jueves en el Monumental y ya en redes sociales algunos estilistas postearon los pedidos de turnos de hinchas que pretenden replicar ese corte de cabello. Y hasta generó furor cuando posteó en Instagram los botines que lucirá en las citas ante Panamá y Curazao: en uno de ellos tiene grabado las tres estrellas, la que además lució el primer día que llegó al predio en una gorra negra, y en el otro botín tendrá la bandera argentina con la leyenda “campeón mundial 2022″.
Está ansioso. Siempre parece estarlo, aun cuando se lo vea públicamente con una calma fantástica. Su tono de voz denota paz, aunque su nivel de intensidad es importante. Es que quiere estar ya en el campo de juego, celebrar con la gente, sentir lo que es atajar en esta porción del planeta. Es que él apenas pudo estar debajo de los tres palos de la selección argentina en sólo 5 partidos como local y todos por eliminatorias (Chile -su debut- Uruguay, Perú, Brasil y Colombia). Porque si bien su formación fue en Independiente, él no tuvo la posibilidad de competir profesionalmente en la Argentina. Recién a los 28 años y 9 meses, logró atajar aquí y ya como arquero de la selección.
Sus números son significativos, porque en tan sólo 26 partidos como arquero del conjunto nacional logró imponerse como casi nadie en su puesto. Lo de Dibu Martínez va más allá del talento, su personalidad es un imán para los fanáticos y en especial para los más chicos.
Y para comprender mejor el fenómeno, sólo hace falta ir al archivo y recordar la trayectoria de los otros dos arqueros campeones del mundo: Ubaldo Matildo Fillol, el más importante debajo de los tres palos de la historia del fútbol argentino, jugó 54 partidos (categoría “clase A”) entre 1974 y 1985, participó de tres mundiales (1974, 1978 y 1982) y disputó todas las eliminatorias para México 86, aunque finalmente no fuera convocado para el torneo. Campeón del mundo en 1978, fue considerado por entonces el “Mejor Arquero del Mundo”.
Mientras que Nery Pumpido, que alcanzó la gloria en México 86 con Diego Maradona como estandarte, disputó 33 partidos entre 1980 y 1990 y formó parte de los planteles argentinos en tres mundiales: 1982, 1986 y 1990.
Y no se trata de comparar talentos, porque como dijo el propio Dibu Martínez, a él le falta muchísimo todavía como arquero de la selección para tener la espalda que supieron cultivar otros grandes colegas que no fueron campeones, pero que sí tuvieron la custodia del arco argentino por mucho tiempo, como Sergio Romero, que tiene 96 partidos con el seleccionado nacional, Roberto Abbondanzieri que acumuló 49 encuentros, Sergio Goycochea que atajó en 44 oportunidades, y hasta Antonio Roma, que estuvo bajo los tres palos en 41 cotejos.
La clave de la identificación general con Dibu Martínez es que quizá al no estar emparentado profundamente con ningún equipo del fútbol local, más allá de su origen en los Rojos de Avellaneda, le permita ocupar un lugar diferente a otros arqueros que sí podían dividir un poco el afecto de los hinchas por el color de la camiseta que representaban en la Argentina. En este caso, parece no haber contraindicaciones, porque a todos les resulta atractivo el personaje, le validan sus locuras y ratifican el cariño cuando él, desde sus acciones, les corresponde el amor con una firma, una foto o un saludo.
Su condición de estrella, de campeón del mundo, de dueño del primero The Best al mejor arquero del planeta, de jugador de Premier League, jamás lo convirtió en una figura distante, sino que para muchos Dibu Martínez podría ser cualquiera con un talento enorme para atajar. Así se explica que el calificativo del “arquero del pueblo” le quede perfecto y a él le resulte endemoniadamente encantador portarlo.
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