Eliminatorias: Brasil le pasaba muy mal, hasta que apareció Vinicius y le ganó a Colombia... y se viene Argentina

Minuto 98 y 26 segundos rubrica el cronómetro. El árbitro Alexis Herrera, de Venezuela, dio 10 de descuento porque el espectáculo fue excesivamente accidentado. Hubo un choque de cabezas que paralizó a todos, luego un golpazo contra un poste. Hasta que el genio frotó la lámpara y acabó con los murmullos. Tomó el balón Vinicius, encaró en diagonal, dejó en el camino provocaciones y protestas y sacó un latigazo que, desvío mediante en un defensor, se hizo inatajable, a 25 metros del arco.

Brasil está vivo.

Atención Argentina: el gigante, con una actuación deslucida, es cierto (una más), se impuso en el final por 2-1 a Colombia, frente a unos 72.000 hinchas en Brasilia, alcanzó momentáneamente el segundo lugar y espera los retazos físicos del campeón del mundo, este martes, en el Monumental.

El partido se le abrió demasiado rápido, a los 5 minutos, con un penal convertido por Raphinha, que capitalizó una falta de Daniel Muñoz sobre Vinicius. Sin embargo, luego del grito inesperado, el desarrollo fue parejo, luchado, trabajo. Cero magia. Brasil nunca se liberó, Colombia se animó poco, solo de a ratos. Hasta que aprovechó una mala salida del gigante. Pase de James Rodríguez, definición de Lucho Díaz... y 1-1. Sorpresa total.

Desesperado, Brasil atacó con los ojos cerrados, con la adrenalina de la gente sobre su espalda. Es raro ver a Brasil así, de esta manera: fuera de órbita, igualado en el barro con todos los integrantes de esta parte del mundo, con la excepción de la Argentina. Tal vez, Uruguay.

Presionado por los flojos resultados, Dorival Júnior busca un respiro y un impulso en esta doble fecha de eliminatorias, de Colombia a la Argentina, en una dura doble jornada rumbo al Mundial 2026. La presión sobre el entrenador de 62 años luce asfixiante, especialmente luego de que el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) trazó un objetivo claro para los primeros juegos de 2025.

“Esperamos dos victorias en los partidos más importantes que tenemos”, advirtió Ednaldo Rodrigues a principios de mes, respecto a la dureza de los dos rivales: Colombia, uno de los equipos más rocosos (con la magia de James Rodríguez y la clase de Lucho Díaz) y el campeón del mundo. Ganó el primero con susto. El gigante, al comando del extécnico del Flamengo, que sufre de nuevo la baja por lesión de Neymar, todavía no convence y en la última doble fecha, en noviembre, debió consolarse con dos empates 1-1 frente a Venezuela y Uruguay.

El par de unidades le permitió cerrar 2024 en la mitad de la tabla de diez selecciones y garantizar, de momento, un boleto directo para el final de la eliminatoria. Pero “la mitad de tabla” (reconvertida en segundo puesto con un partido más) es muy poco para el paladar brasileño, que solo se contenta cuando su equipo baila y golea, dos ingredientes que se esfumaron en los últimos tiempos.

“Dorival está creando una forma de jugar, su columna vertebral, y creo que cada vez estamos más cerca de lo mejor que podemos ofrecer. Evidentemente, aún podemos mejorar, lo sabemos, es nuestro deber honrar esta camiseta utilizada por tantos grandes ídolos”, dijo el mediocampista Bruno Guimaraes, amonestado este jueves y suspendido para el clásico mundial. Un buen volante, aunque lejos de antiguas figuras. Brasil no solo no brilla ni golea: tampoco tiene material para hacerlo. El espejo de la historia es hiriente.

La situación del capitán del Newcastle en la Canarinha, que no gana un Mundial desde 2002, es similar a la de otros referentes: vestidos de amarelo: les cuesta replicar las grandes actuaciones que tienen en sus clubes europeos. Dorival Júnior no encontró un sustituto para Neymar ni la forma de encajar a sus mejores hombres: los atacantes Rodrygo, Vinícius Jr y Raphinha, inspirado en Barcelona.

El DT sufre para resolver el dilema de la banda izquierda, en la que Vini y Raphinha sobresalen en Real Madrid y Barcelona. ¿A quién alinear en un puesto distinto al suyo y dónde? Además, no tiene un N°9 confiable, a años luz de un Romario o un Ronaldo. Una ausencia que intenta suplir jugando sin un nueve de referencia y alternando con Rodrygo y Vinícius, más preocupado por provocar que por deslumbrar. Contra el elenco cafetero actuó João Pedro, hoy en Brighton.

Resolver los misterios siguió siendo un crucigrama contra los colombianos, pero también para pisar el Monumental frente a la Argentina y sus múltiples bajas, sin el lesionado Lionel Messi.

Después de perder la final de la Copa América 2024 contra la Albiceleste, Colombia sufrió un bajón y cayó en sus últimos partidos de noviembre, frente a Uruguay (3-2) y Ecuador (1-0). Se sumó el tropiezo de este jueves, en Brasilia.

La tensión iba en aumento, hasta que el estupor albergó el ambiente, con un cabezazo en el aire entre Alisson y Davinson Sánchez, que acabó con el colombiano fuera de sí, sobre el césped. Mareado, pero consciente, salió del campo de juego, en camilla, reemplazado por Carlos Cuesta. Por precaución, también fue reemplazado el arquero de Liverpool, por Bento. Y entraron André, Savinho y Wesley para intentar cambiar la historia. Evidentemente, con los cambios, se desvirtuó el desarrollo.

Carrascal, Borré y Kevin Castaño (pasado y presente de River) jugaron los últimos minutos en Colombia, Quintero permaneció en el banco. Hasta que apareció Vinicius. Atención Argentina: el crack tiene ganas de jugar.

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