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El toque táctico de Marcelo Gallardo para los mejores goles de River
Hay virtudes de River-equipo que, por continuidad, están más a la vista que otras. Los dirigidos por Marcelo Gallardo pretenden seguir haciendo historia en la Copa Libertadores en base a lineamientos que ya surgen como rasgos característicos: trata de hacerse fuerte desde la posesión, proyecta a sus laterales. Cuando Montiel y Casco se paran pegados a la raya, hacen ancho el equipo, es más para distraer marcas en el medio, porque la real diferencia la hace con "ataques interiores" con pases filtrados hacia adelante y en velocidad que genera desde Nacho Fernández, Enzo Pérez, De la Cruz, Ferreira o Palacios. Pero también Montiel y Casco generan superioridad numérica por los carriles centrales. Y desde ahí aportan sorpresa pisando el área.
También a River le gusta presionar alto ante la pérdida y toma confianza cuando ese pressing le sale bien dos o tres veces seguidas. Ese avance interior lo fabrica con triangulaciones de los volantes, el pivoteo de los delanteros (tan versátiles casi todos no solo para convertir sino también para vestirse de asistidores) y finalizaciones que suelen llegar a los más de 20 remates por partido. Scocco, Pratto, Santos Borré, Suárez y hasta Julián Alvarez pueden definir como N° 9 o también asistir como si fueran enganches cuando se tiran atrás para entrar en contacto con la pelota. River no deja respirar a los adversarios, los asfixia con presión y superioridad numérica, con calidad y determinación.
Pero más allá de que River es un equipo intenso para atacar y defender, y que hace mucha diferencia por la precisión en velocidad que muestran sus jugadores más ofensivos, hay un rasgo que aparece en ese circuito de juego: el toque de Gallardo para los mejores goles de River. ¿Cuál es? Que en ese movimiento de marcas y rotaciones ofensivas para sacarle referencias a los defensores rivales, en esa tenencia que puede ir hacia las bandas pero (de vuelta) con el fin de terminar desequilibrando por el centro, siempre aparece un delantero o volante que termina pivoteando de espalda o de costado al área. Y ese toque, que en principio puede parecer inofensivo, es lo que le termina dando sentido al resto del avance, lo que termina rompiendo las líneas defensivas adversarias.
En la ida disputada en el Monumental el martes 1º de octubre, la jugada que finaliza en el 2-0 de Nacho Fernández es una maniobra colectiva que demuestra entendimiento y sincronización desde la toma de decisiones primero y luego desde las ejecuciones. El toque de Matías Suárez, pivoteando primero para desarticular una marca y luego yendo a buscar como alternativa de pase genera una confusión momentánea que, cuando los futbolistas de Boca luego quieren recuperar terreno y marca, ya quedan descompensados. Y, claro, siempre va a tener ventaja sobre el destino de la pelota el que ataca por sobre el que defiende. Y más si las ejecuciones son con una altísima precisión en velocidad.
Claro que ese toque (por sí solo) no significaría nada. Ese toque debe ser respaldado por quien filtra el primer pase o por un tercer hombre, que puede ser un lateral o un mediocampista interior, dependiendo de cómo queden en esas jugadas. En el caso del gol de Nacho Fernández, él filtra para Matías Suárez y luego le da continuidad a la acción atacando el espacio, yendo primero al punto penal y luego corrigiendo al primer palo para que ese anticipo deje sin efecto las intenciones defensivas xeneizes.
Hubo otros goles muy buenos que River anotó utilizando el recurso, la entrada y salida de jugadores y el toque que desarticula, que puede ser un anteúltimo pase o -directamente- una asistencia: En la victoria de River 2-0 en la Bombonera, por la Superliga 2018/2019, el segundo gol de Scocco comienza en un pase filtrado de Quinteros (que rompe líneas hacia adelante) y un pivoteo de Santos Borré que le sale de un intento de control fallido. Pero Scocco se encuentra con ese toque y no duda: derechazo al ángulo. Toque y resolución de primera.
En el gol de Lucas Pratto a Boca en Madrid, en la final de la Copa Libertadores 2018, el "toque" clave lo aporta Palacios, para activar esa pared que luego termina en un centro atrás de Nacho Fernández para la mediavuelta de Pratto. Todos toques de primera (y precisos), para no darle posibilidad de reacción a la defensa de Guillermo Barros Schelotto.
Ante Racing, en el Monumental, por la misma Libertadores 2018, Pratto convierte luego de un centro atrás de Montiel, pero en una jugada en donde quien desactiva la resistencia es Santos Borré, pivoteando para el lateral derecho un envío filtrado de afuera hacia adentro de Nacho Fernández. Los toques de Borré, Montiel y la resolución de Pratto (de nuevo) todos de primera.
Algunos ejemplos. River tiene un juego de alto vuelo y más allá de que la inventiva de sus jugadores más habilidosos hacen la diferencia en los últimos metros, los toques ensayados y mecanizados en la semana también. Si uno toca, el otro va a buscar; si uno sale, el otro entra. Y todo se ejecuta con una altísima precisión en velocidad.
El gol de Pratto a Racing, por la Libertadores 2018
El gol de Scocco a Boca, en la Bombonera, por la Superliga 2018/2019
El gol de Nacho Fernández a Boca, por la Libertadores 2019
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