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El presidente de la FIFA viene un día y medio para cumplir un sueño: ver el superclásico
La atracción del superclásico es tan poderosa, que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se subió ayer a un avión rumbo a Buenos Aires y aterrizará hoy con el único objetivo de asistir mañana a la histórica definición de la Copa Libertadores. El suizo-italiano dejará el país el mismo sábado, tras apenas un día y medio de estadía. Cuatro días más tarde regresará a Buenos Aires para disertar en la reunión del G-20.
"Ver el superclásico es algo con lo que sueña desde siempre", dijeron a LA NACION fuentes involucradas en la organización de ambas visitas. "Y la visita que inicia mañana no tiene otra razón de ser que cumplir ese deseo".
Es así: el suizo-italiano nunca fue testigo de un superclásico, ni siquiera de un partido del fútbol argentino. No le fue posible hacerlo durante las escasas diez horas que permaneció en el país en su primera visita, en octubre de 2017, ni la segunda vez que pisó Buenos Aires, en abril de este año para el congreso de la Conmebol. Ahora, en su tercera visita al país, el hombre que manda en el fútbol mundial se dará el gusto de que su primer contacto directo con el fútbol argentino a nivel de clubes sea en el más atractivo de los partidos.
Fanático del fútbol italiano, el presidente de la FIFA tiene una relación muy especial con Diego Maradona, que encontró un lugar en el ente rector del fútbol mundial que no tenía con Joseph Blatter. "Es mágico, mágico. Diego nos hizo enamorar del fútbol", dijo Infantino a LA NACION durante una entrevista el año pasado en Buenos Aires.
Infantino tiene además una buena relación con Rodolfo D’Onofrio, el presidente de River, que forma parte de la Comisión de Grupos de Interés de la FIFA. También estarán en el Monumental los diez presidentes de las federaciones miembro de la Conmebol. No estará en cambio el presidente de la UEFA, Aleksandr Ceferin, que tiene un vínculo muy fluido con D’Onofrio.
Ceferin tenía toda la intención de visitar Buenos Aires para ver en persona el partido definición junto con Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol. El propio Domínguez lo consultó acerca de la posibilidad de que estuviera disponible para una eventual final hoy, viernes 23. Ceferin dijo que sólo podría llegar el 24 por la mañana, que fue finalmente la fecha confirmada para la segunda final. Pero el jefe del fútbol europeo se había olvidado de algo: mañana tiene que estar en su país, Eslovenia, porque su padre presenta un libro y se había comprometido a estar con él.
Así, Infantino y Ceferin, que tienen una relación bastante mejorable en lo político, no se cruzarán en el país. Mañana por la noche, tras ver el superclásico, Infantino dejará Buenos Aires para regresar el jueves. El jefe del fútbol mundial debe disertar durante 10 minutos el sábado, en una de las reuniones del G-20, del que este año la Argentina es sede. Ese mismo sábado volará a Uruguay junto a Fernando Marín, líder de la candidatura tripartita para el Mundial de fútbol 2030.
Además de la declarada intención de Inglaterra, la candidatura de Argentina, Uruguay y Paraguay sumó en los últimos días un rival de peso con la confirmación de una postulación también tripartita, pero además bicontinental: España, Portugal y Marruecos. Infantino sonríe a todas las candidaturas, pero en una semana habrá estado ya cuatro veces en la Argentina, algo que hizo con muy pocos países desde que en febrero de 2016 asumió la presidencia de la FIFA
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