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El nuevo DT de Boca: Jorge Almirón, frente al desafío de volver a ser “considerado” de selección y con un plantel para jugar como a él le gusta
No gana un título desde 2016, cuando armó ese gran equipo de Lanús que luego llegó a la final de la Copa Libertadores 2017
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Siempre se dice que el fútbol es una ruleta en la que todo puede suceder. “Hoy estás en ganador y podés hasta estar en consideración para ser DT de la selección, pero mañana te agarra la mala y hasta te pueden echar del club que fue tu casa y donde te habían hecho un monumento”. Y es así: los protagonistas pueden pasar de un vaivén a otro en un abrir y cerrar de ojos. No es común que suceda, pero nadie está exento de eso. Y en esa vorágine de valoraciones, quizás el mejor ejemplo sea el de Jorge Almirón (51 años), un nombre al que en el peor momento de su carrera le llegó el desafío de dirigir a Boca.
El acuerdo entre los dirigentes y el entrenador llegó en la noche del sábado, casi madrugada del domingo. Y Almirón no perdió el tiempo, ya que este domingo se hizo presente en la Bombonera para ver al equipo desde uno de los palcos ante Colón. Tras ser presentado este lunes, debutaría el miércoles ante San Lorenzo, en el Nuevo Gasómetro. Como observó en la derrota del equipo por 2-1, tiene mucho trabajo por delante en un plantel que necesitará rápido de respuestas futbolísticas y anímicas.
Almirón tuvo una carrera tan ascendente como descendente luego. Arrancó su carrera como DT en Dorados de México, luego pasó por Defensa y Justicia, más tarde volvió a México con Veracruz y Correcaminos. Pero luego, entre 2013 y 2018, vino su escala positiva si se toma sus recorridos por Godoy Cruz, Independiente, Lanús y Atlético Nacional. Es cierto que en los Rojos recibió cuestionamientos, pero comparada con la actualidad de 2023, aquello no fue tan malo. Contando la estadística en estos tres clubes, dirigió 178 partidos de los cuales ganó 88, empató 42 y perdió 48. Mauricio Macri, presidente de la Nación, lo quería para la selección argentina. Para bien o para mal, a la larga, ¿siempre los equipos definen a los DT?, se le preguntó una vez a Almirón y respondió: “Sí, yo podría tener la intención… en Defensa y Justicia, Godoy Cruz, Independiente. Pero a veces necesitás que todo ayude. El contexto, que se den los resultados, que eso genere confianza en los jugadores. Es muy competitivo el jugador argentino y cree en lo que lo hace ganar”.
Sin embargo, luego de tocar el cielo con las manos con Lanús, ganando el torneo Transición 2016, la Supercopa Argentina y la Copa Bicentenario, y llegando a la final de la Copa Libertadores 2017, la performance de Almirón cayó entre frustraciones y resultados negativos, en la Argentina y el resto del mundo. Si se suman sus pasos por San Lorenzo, Al Shabab (Arabia Saudita), sus dos pasos por Elche (España) y su regreso a Lanús, de los 99 partidos dirigidos entre 2018 y 2022, ganó 25, empató 40 y perdió 34.
No es normal que un DT llegue a Boca con una última etapa en donde sumó 22 partidos sin poder ganar, contabilizando sus dos etapas en Elche, pero también puede ser una apuesta a la capacidad. Almirón demostró cosas buenas. El contexto actual y su decisión posterior fue extraño, con muchos días de incertidumbre. Su nombre no había aparecido en el primer borrador del Consejo, aunque siempre fue valorado por Riquelme. Estará en Almirón ajustar la eficacia en los aciertos de sus decisiones: el margen de error es chico, teniendo en cuenta la resonancia que genera el equipo xeneize y los compromisos exigentes que ya tendrá de entrada, por la Liga Profesional y la Copa Libertadores.
El 29 de mayo de 2016, Almirón recibía elogios de todos lados. Lanús salió campeón y con un fútbol de alto vuelo venciendo en la final al San Lorenzo de Pablo Guede por 4-0, en la cancha de River. El mejor elogio que se le podía dar a ese Lanús es que jugaba en equipo. Todos formaban parte de un todo, para atacar y para defender. Sin necesidad de tener una posesión por partido mayor al 50%, los dirigidos por Almirón, tenían un porcentaje alto en precisión de las entregas. Y manejaban casi a la perfección el arte de la superioridad numérica, tanto para generar ataques respaldados como para cumplir con el retroceso y siempre buscar recuperar 3 vs. 2 o 2 vs. 1 sobre las bandas, en donde hacían un sacrificio descomunal Lautaro Acosta y Junior Benítez (o Pablo Mouche antes de perder el puesto) para colaborar con el lateral de ese costado. Lanús era un equipo que podía estar agrupado en su campo parado 4-4-2 o 4-1-4-1 para defender con casi todos sus futbolistas por detrás de la línea del balón, pero recuperaba en superioridad numérica, rompía la primera línea adversaria con una gambeta y enseguida salía disparado hacia adelante. Había salido goleador José Sand con 14 anotaciones.
El 7 de noviembre de 2022 Jorge Almirón fue despedido de Elche luego de apenas cinco partidos. En su segunda experiencia en el club español sólo sumó dos puntos y la caída ante Valladolid (2-1), con una pobre imagen, resultó la gota que colmó el vaso. Insultos de los hinchas y el pedido de salida terminaron por convencer al entrenador argentino que debía dar un paso al costado. El dueño del club era su amigo, Christian Bragarnik: aceptó la renuncia y en sus redes sociales le agradeció al técnico por el gesto que tuvo de tomar el equipo en un momento delicado y por entender que lo mejor ahora era finalizar el proceso.
En enero de 2016, en una entrevista con LA NACION, se le había preguntado a Almirón cuál sería su sistema ideal a la hora de asumir un equipo: “Depende el lugar, la liga. Partiría con el 4-3-3 buscando las características para ese sistema, pero no me encasillo. Me gusta poder adaptar el sistema o la estrategia en función del rival, para ocupar mejor los espacios y tratar de recuperar la pelota lo antes posible. No me encasillo. En Godoy Cruz, por ejemplo, jugaba mucho con línea de 5 porque la mayoría de los equipos del fútbol argentino jugaba 4-4-2, con dos delanteros que eran más de área, tipo torres, más fáciles de absorber. Tenía un líbero y un volante central que también me garantizaban superioridad numérica para marcar. Uno siempre estudia también qué sistema prevalece en el fútbol argentino. En ese momento (2013), en Godoy Cruz, había sólo dos equipos que jugaban 4-3-3: Newell’s y Lanús. Hoy la mayoría de los equipos juega 4-3-3, sería más complicado jugar con tres centrales para tomar los extremos”.
En esta etapa no estaba en la primera lista de entrenadores que había armado Riquelme, pero el vicepresidente xeneize lo tenía en la mira, incluso lo había elogiado en 2014, cuando era DT de Independiente y antes de la época gloriosa con Lanús. También estuvo en carrera Almirón para ser DT de Boca en 2020, cuando terminó llegando Miguel Angel Russo, el primer DT elegido por el Riquelme-dirigente: “Pareciera que todos se fijan que River no sumó en estos últimos partidos, pero no veo a nadie que reconozca a Racing o a Independiente”, había dicho el 10 en 2014, todavía jugando para Argentinos Juniors en una entrevista con TyC Sports. “Independiente el otro día a Lanús lo cagó a baile. Hizo un gol de baby fútbol que hace mucho no veía hacer un gol así”, sostuvo. Y había agregado a manera de elogio a ese Independiente y al trabajo de Almirón: “A mí me da gusto verlo, nunca cambia su manera de jugar. Todos dicen que el técnico es raro, por eso no se lo reconoce, pero ya hizo jugar bien a Godoy Cruz y a Independiente”.
En Boca tendría jugadores para comenzar desde ese esquema 4-3-3, con wines y delanteros para acomodar rápido esa base, sobre todo teniendo en cuenta el poco tiempo de trabajo que tendrá, ya que Almirón asume en un momento crucial del calendario, en donde va a tener que afrontar más partidos que prácticas, por los compromisos entre La Liga Profesional y la Copa Libertadores. De hecho, el dibujo táctico fue el mismo que varias veces utilizó Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, los dos entrenadores anteriores. Hasta Mariano Herrón usó el dibujo ante Barracas Central y Monagas de Venezuela, que en el repliegue se transforma en un 4-1-4-1.
Almirón tiene jugadores para jugar 4-3-3 o 4-1-4-1, laterales para elegir (tanto por la derecha como por la izquierda), volantes interiores para respaldar y acompañar al cinco y delanteros para jugar con dos futbolistas abiertos y un centrodelantero. Lo que le va a faltar es tiempo y asumirá sin chances de hacer una pretemporada ni elegir jugadores, pero es lo que menos le preocupa al Comandante. Le llegó Boca estando en la parte baja de la ruleta, pero tiene una chance inmejorable para volver a subir.
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