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El N° 5 que surgió de Boca y que también lo quiso River: "Ya no soy más Cubitas, en Talleres crecí mucho"
Los aires cordobeses le sientan bien a Andrés Cubas. Se lo percibe en el tono de su voz, se lo advierte en el rendimiento que mostró en la última Superliga, se lo intuye en la tranquilidad con que le cuenta a LA NACION lo mucho que creció futbolísticamente en Talleres en tan solo un año y medio. "Estoy más maduro y aprendí a absorber mejor las presiones", admite. A los 24 años, parece haber olvidado ese debut prematuro con solo 17 de la mano de Carlos Bianchi, la posterior confianza del Vasco Arruabarrena, los nervios que le causaron la falta de continuidad con Guillermo Barros Schelotto, el paso fugaz por el Pescara Calcio de Italia y la posibilidad de resurgir que encontró en Defensa y Justicia. Hoy, detrás de ese hombre bajito, hay un volante central con una salud de hierro y muchos recursos que despierta admiración a los hinchas tallarines.
Las experiencias lo ayudaron a crecer y a transformarse en un jugador hecho y derecho. "Ya no soy más Cubitas, crecí mucho en Talleres", aclara. Se mantiene tranquilo pese a que surgió de Boca, lo quiso River y también Juan Román Riquelme (en su actual rol como vicepresidente xeneize), aunque no llegó a iniciar negociaciones con Talleres. Su buen presente tiene otros sueños, otra proyección. Pero por dentro ya piensa lo que le espera cuando la cuarentena se levante y las competiciones se reanuden. "No veo la hora que se termine todo esto. Espero que pronto podamos retomar a las rutinas habituales", expresa el misionero de Aristobulo del Valle, que pasa los días de confinamiento en su casa del barrio Chateau Carrera acompañado por Faustina, su novia.
-¿Qué es lo que más extrañás?
-Se extraña mucho el día a día con los compañeros, las charlas de vestuarios y disfrutar esas horas que pasamos juntos. Y ni hablar esa adrenalina previa de los partidos y el aliento de los hinchas en la cancha. Con el correr de los años, vamos asimilando todas esas cosas que cuando no las tenemos las extrañamos.
-¿Este receso te tocó en el mejor momento de tu carrera?
- Sí, porque lo futbolístico estaba en sintonía con lo emocional. Estaba muy entusiasmado con los desafíos y el equipo estaba jugando bien. Esperemos que cuando volvamos conservemos el funcionamiento y nivel de juego.
-¿Qué te dio Talleres para volver a ser el jugador que apareció en Boca?
-Cuando llegué a Talleres encontré mucho orden institucional y un muy buen plantel. Eso ayudó a mi comodidad y a una rápida adaptación. Los primeros partidos costaron un poco, pero con el respaldo del técnico fui ganando confianza y mejoré el rendimiento. Después buen trabajo colectivo y los buenos resultados me potenciaron mucho.
-¿Cuál fue el cambio más significativo?
-En lo mental. El buen nivel que puede tener un jugador depende mucho de los momentos que atraviesa. Si desde lo mental uno está fuerte y convencido de lo que uno quiere, las cosas en los futbolístico siempre terminan saliendo. Haber llegado a Talleres y tener continuidad desde el primer minuto me llenó de confianza para recuperar fundamentos técnicos y futbolísticos, que sin continuidad se hacen difícil demostrar.
-¿Y cuánto de tu buen momento futbolístico tiene que ver con una buena condición física?
-Mucho. Al estar bien físicamente, logré desplazarme con más confianza, tener más seguridad en los pases, llegar mejor a los cruces y tomar mejores decisiones. Lo mental y lo físico es todo un combo que repercute en lo futbolístico. Y no tener lesiones también es fundamental…
-¿En qué pensés que debes seguir mejorando?
-Cuando empecé a tener continuidad en Boca era un pibe de 17 años y cometía muchos errores de posicionamientos. Me faltaba un poco de orden y no hablaba los suficiente. Ahora, por suerte, los pude corregir: me ubico mejor, leo un poco más jugadas y trato de orientar a mis compañeros. El cambio de ese Cubitas, como me llamaban en Boca, a este Cubas es notorio. Pero todavía queda mucho por aprender, tanto en lo técnico como en táctico.
-¿Cambió tu forma de ver el fútbol?
-Sí, aunque nunca fui de darle mucha importancia a las cuestiones mediáticas que surgen por fuera de los partidos, como las críticas, las notas periodísticas o los comentarios en redes sociales. Obviamente, la presión que puede surgir de esas cosas la suelo tomar para potenciarme.
-¿Cuánto influyó haber jugado al lado del Cholo Guiñazu?
-Nunca antes había conocido a alguien con la mentalidad ganadora del Cholo, adentro de la cancha siempre quería ganar. Admiro su manera de pensar, sus consejos y sus silencios; porque el Cholo era de escucharnos, de dejarnos expresar para ver en qué nos podía ayudar. Parte del crecimiento y del momento que me toca vivir se lo debo a él, me ayudó humana y futbolísticamente.
-Pensar que al principio hubo muchas críticas al técnico por ponerlos juntos…
-Si, me acuerdo que ese arranque no fue fácil. Yo estaba acostumbrado a jugar solo en el medio, de N° 5 más posicional. Porque Guiñazú era el que manejaba todo y yo estaba tirado un poco más a la derecha, tipo interior. Por suerte con el correr de los partidos nos fuimos conociendo y de a poco le encontramos la vuelta para coordinar. Lo bueno que me sirvió para adquirir nuevos movimientos y ubicarme mejor en una posición que desconocía.
-¿Qué técnico te marco más en tu promisoria carrera?
-De todos los que tuve saqué cosas positivas. Llevo pocos años de carrera y quedarme con uno sería injusto, más que nada porque quiero seguir creciendo. Si me guío por los buenos momentos que pasé en Boca, el Vasco Arruabarrena es el que más me marcó; sobre todo por la confianza que depositó para que tenga continuidad siendo un pibe de 18 años. Otro a quien también le voy a estar agradecido es Juan Pablo Vodjvoda, que apostó por mi cuando las cosas no iban muy bien y me dio la chance en Defensa y Justicia de mostrarme y ser un poco el jugador que soy hoy en Talleres.
-¿Te quedó alguna espina clavada con Guillermo Barros Schelotto?
-No. Si no me tocó jugar mucho con él fue porque se dieron algunas cosas que no me dejaron estar cien por ciento. Tuve una lesión grave en el tobillo que me dejó afuera por tres meses y cuando volví no lo hice de la mejor forma. No pude aprovechar las oportunidades que me dio. Entiendo que todas las decisiones que tomó las hizo pensando en lo mejor para el equipo. No tengo porque estar enojado o guardarle rencor a Guillermo, siempre fue sincero conmigo.
-¿Qué te faltó para asentarte en Boca?
-Pensar distinto, no ser tan inmaduro. En el momento que me tocó tener continuidad nunca me preparé para saber afrontar los contratiempos que podían surgir. Desde que me lesioné en el tobillo nunca volví a jugar bien porque me apuré en la recuperación.
-¿Te molestó el modo que Boca te terminó vendiendo a Talleres?
-No, son manejos que hizo la dirigencia de entonces y ellos sabrán por qué prefirieron negociarme de esa manera. Yo tomé la decisión de salir de Boca y buscar otras oportunidades. A la vista de los hechos, debo agradecerles porque caí en un gran club como Talleres y logré recuperar mi nivel.
-¿Cómo tomaste los elogios de Riquelme y sus ganas de tenerte nuevamente en Boca?
-A uno lo motiva mucho que una persona tan influyente en Boca como Román haya mostrado cierto interés en mí. Eso deja en claro que estoy por buen camino y que debo seguir trabajando a full para poder dar el salto de calidad que todos los futbolistas buscamos en nuestra carrera. Trato de mantenerme al margen y no volverme loco. Hoy mi cabeza está en Talleres y a ellos me debo.
-¿Realmente existió el llamado de Riquelme?
-No, nunca me llamó Román. Y tampoco habló con mi representante o algún allegado. Son cosas que salieron en algunos medios, pero que realmente no existieron. Yo estoy muy contento en Talleres y las cosas que se dicen trato tomarlas con mucha tranquilidad para no desenfocarme de lo que estoy viviendo.
-¿Te gustaría volver a Boca?
-Sí, es el club que me formó desde los 11 años, me dio la chance de debutar en primera, ganar dos títulos y ser quien soy hoy. Si algún día se da la oportunidad de volver, bienvenido sea. Y sino siempre le estaré agradecido por haberme formado y darme un futuro en el fútbol y en la vida. Hoy me cabeza está puesta en Talleres.
-A finales de 2019, tu nombre sonó como posible refuerzo de River. ¿Aceptarías una oferta habiendo salido y jugado de Boca?
-Es muy bueno que me relacionen con un club tan importante como River. Pero el contacto del cual algunos medios hablaron nunca existió. Por lo menos conmigo y con mi entorno. Si algún día me llega algún ofrecimiento se evaluará. En este momento de mi carrera no le cierro las puertas a nadie, todo lo que sea para seguir creciendo lo aceptaré sin reparar en mi pasado.
-¿Te gustaría dar un salto de calidad en tu carrera este año o preferís quedarte una temporada más en Talleres?
-Estoy en una buena edad y en buen momento futbolístico para dar el salto a alguna liga importante. Si aparece algún ofrecimiento del exterior que me sirva a mí y al club lo analizaría seriamente. Mi idea no es apurar nada, tampoco exigir; si se da, bien. Estoy muy cómodo en Talleres y con un buen nivel las oportunidades van a llegar solas.
-¿En qué liga te gustaría jugar?
-Me gustaría tener una revancha en el fútbol italiano. Más que nada porque está un poco en sintonía con mi manera de jugar. ¡Obviamente, si después llega una oferta del Manchester City no la voy a rechazar, jaja! Es mi sueño jugar en un grande Europa.
-¿Cómo evalúas la experiencia que tuviste en el Pescara Calcio de Italia?
-Fue una experiencia muy mala en lo deportivo. Porque fui con la idea de mostrarme en una de las ligas importante de Europa y no pude jugar un partido. El técnico que había dado el visto bueno para que yo vaya lo despidieron a los dos partidos que llegué y el que vino en su reemplazo no me dio chances de mostrarme. Me citó pocas veces al banco y no me puso. Con el correr de las fechas eso me bajoneó mucho. De todas maneras, me ayudó a madurar, a ver las cosas desde otras perspectivas.
-¿Quién es tu referente en el puesto?
-Cuando era chico miraba mucho a Fernando Gago. Por suerte pude jugar con él y aprender mucho. Hoy por hoy, me gusta mucho el francés N´Golo Kanté. Es tiempista, juega simple y no para de correr y meter. Hace todo bien. Además, tenemos un parecido físico, los dos somos petisos y chuecos, ¡jaja!
-¿Cuál fue el factor determinante para que te nacionalices y representes a la selección de Paraguay?
-Lo determinante fue el interés y la sinceridad que mostraron los directivos paraguayos y el técnico de la selección, Eduardo Berisso. Me sentí muy valorado desde el primer momento que comenzamos a charlar. Cuando recién había debutado en Boca, Ramón Díaz, que era el técnico de Paraguay, me hizo un ofrecimiento, pero no se dio. Hoy estoy un poco más maduro y entiendo que las oportunidades para cumplir sueños no hay que dejarlas pasar.
-¿Nunca evaluaste que jugando en el nivel podías tener una chance de hacerlo para la Argentina?
-Cuando estaba en Boca y me ofrecieron por primera vez representar a Paraguay lo rechacé porque tenía la ilusión de jugar en Argentina. Era chico y no lo analicé muy bien. Pero con el tiempo, debido a los momentos que uno va atravesando, me sentí un poco arrepentido. Así que cuando me lo volvieron a ofrecer no lo dudé. Tengo objetivos personales por cumplir.
-¿Qué objetivos o sueños tenés?
-Ahora quiero seguir creciendo y hacer una carrera de la que no tenga nada que arrepentirme. Quiero seguir potenciando mi rendimiento en Talleres para poder dar el salto a Europa en un futuro y clasificarme al Mundial con Paraguay.
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