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El Mono Navarro Montoya, clásico a los 51: "Yo fui el mejor arquero del mundo"
El ex Nº 1 de Boca revela que Cruyff quiso llevarlo a Barcelona para que atajase en el dream team; “Bilardo legitimó la trampa y Menotti es el DT más prestigioso del fútbol argentino”, sienta posición
El pelo largo, bermudas de colores, una media por arriba de la rodilla, otra caída… Así se presentó Carlos Fernando Navarro Montoya con 16 años cuando Juan Carlos Lorenzo lo subió a la primera de Vélez. “¿Usted sabe por qué está acá? Usted no puede ser ni el sexto arquero de la primera, pero está acá para que aprenda. Mírelo a Pumpido, escuche mucho y hable poco porque usted va a ser el mejor arquero del mundo. Y váyase al vestuario a cambiar ahora mismo… Usted tiene que darse cuenta de que Gatti ya existe, usted tiene que ser Navarro Montoya.” El paso del tiempo no destiñó la imagen. Navarro Montoya recuerda palabra por palabra. Nunca le pareció un reto del legendario Toto, sino una enseñanza. Navarro Montoya siente que honró el consejo.
–¿Quiénes son los cinco mejores arqueros de la historia argentina? ¿Estás entre ellos?
–Sí, sí, yo creo que estoy. Está Amadeo, porque fue el iniciador del arquero-jugador. Hugo [Gatti], Nery [Pumpido]… Estás hablando de argentinos, ¿no?
–Sí. Te faltaría sólo uno si el otro sos vos.
–Y... el Flaco Comizzo. Y de estos tiempos agregaría al Patón Guzmán.
–¿Por qué me preguntaste si sólo se trataba de argentinos? ¿Lo incluirías a Chilavert?
–Es que hubo arqueros que aportaron mucho. Chilavert fue uno, de otro estilo, pero fue un arquero importante para la época. Oscar Córdoba también, y en un arco muy grande, como es el de Boca.
–¿Y Fillol?
–Sí, sí, claro, desde ya. No estaba dentro de mi estilo, pero no puede dejar de estar el Pato Fillol. No importa si son cinco o seis los mejores, pero el Pato no puede faltar porque fue un monstruo.
–Dijiste que el Toto Lorenzo profetizó que ibas a ser el mejor del mundo. ¿Interiormente qué tan cerca sentís que estuviste de lograrlo?
–Yo en su momento fui el mejor arquero del mundo, sí, sí, sí. En los 90, en 1993, 1994… lo fui. Quizá me faltó la vidriera de la selección, jugar un Mundial, nada más. Después de un Lanús-Boca, recuerdo que en la revista El Gráfico un viejo periodista escribió: “He visto atajar al mejor arquero del mundo, pero lamentablemente como no tiene selección muchos no lo podrán disfrutar”.
–¿Y por qué no te contrató un club grande?
–Jugué nueve años en Boca.
–Me refiero a un grande de Europa.
–Boca es tan grande como cualquier grande de Europa… Mirá, te voy a contar algo que pocos saben: Johan Cruyff me quiso llevar a Barcelona. En 1993 fuimos a Tenerife a jugar un triangular contra Tenerife y el dream team de Koeman, Guardiola y Stoichkov. Salimos campeones, fui la figura del torneo y le atajé dos penales a Barcelona. Después de ese torneo, Barcelona me vino a buscar.
–¿Cruyff habló directamente con vos?
–Sí, sí, me vino a buscar. Y el club habló con los dirigentes de Boca. Recuerdo las palabras de don Antonio Alegre y de Carlos Heller: “Mono, si nosotros te vendemos, nos queman la Bombonera. Sos intransferible”. Por eso no fui a jugar al Barcelona. Fue una pena. Lo que pasa es que Boca en esa época… creo que nosotros fuimos los cimientos de todo lo que vino después, ¡pero era el Barcelona…! Después me quiso llevar Valdano a Valencia, pero siempre por una cosa u otra no se dio. Pero yo jugué en Boca, y Boca es la universidad del fútbol. Vos podés jugar en muchos equipos, pero el crack-crack es el que triunfa en los grandes equipos.
El Mono Navarro Montoya anda por los 51 años. Atlético y rápido de conceptos. Definitivamente instalado en la Argentina después de tantos viajes entre Buenos Aires y España, el entrenador que lleva adentro le reclama acción. Filoso y comprometido con una ida. “Al fútbol argentino le han hecho mucho mal los bilardistas y los menottistas, y en esa lucha por destruir al otro se generaron muchas mentiras”, dispara el hombre que atajó para los dos.
“Estoy en las antípodas de Bilardo en cuanto al juego porque él legitimó la trampa. Carlos convalidó una manera perversa de llegar al triunfo. ¿Qué es ganar de cualquier manera? ¿Dándole de un bidón al rival? No, No. Pero, del otro lado estigmatizaron a Carlos como el antifútbol, y al revés, a Menotti lo acusaron de vago. Yo los tuve a los dos. Pocas veces entrené con tanta exigencia como con César, y a Carlos le encantaba tener buenos futbolistas. Repasá la formación del 86: Batista, Giusti, Enrique, Burru, Diego y Valdano…, y en el plantel estaban Tapia, Trobbiani y Bochini. Ellos no eran lo que terminaron siendo, los demonizaron. Y esa disputa nos hizo muchísimo daño. Lo que tengo claro es que hay un antes y un después de Menotti en el fútbol argentino. Él es un punto de inflexión. Es el técnico más prestigioso del fútbol argentino, sólo hay que escuchar o leer a Guardiola, Cruyff, Mourinho, Sacchi, Del Bosque, Joachim Löw… Lo que pasa es que durante muchos años a César lo condenaron al ostracismo por tener otra idea y enfrentarse con el poder.” Navarro Montoya le pone la firma a la grieta eterna. Y elige dónde pararse.
–¿El tiempo te dio la razón? Hoy el arquero es un jugador de campo más, inicia las jugadas, usa mucho los pies… todo lo que vos hacías.
–Yo era un adelantado… Pero eso lo heredé desde la enseñanza de mi viejo, que era arquero y fue un gran admirador de Amadeo Carrizo. Después, como mi ídolo fue el Loco Gatti, todo eso confluyó para crear un arquero con una determinada manera de jugar. Más tarde, con el cambio reglamentario, cuando todos los arqueros se quejaban, yo pensaba que era una magnífica oportunidad para obligarnos a evolucionar. Lo mejor que le pasó al arquero fue el cambio de reglamento porque nos obligó a ser más completos, a ser mejores, a ser más protagonistas.
–¿El arquero ha sido el eje del cambio más trascendente en el fútbol?
–Es el puesto que más ha cambiado, sin dudas, pero todavía está retrasado en el entrenamiento. Todavía falta trabajar más con los pies. ¿Y qué es jugar bien con los pies? No es tirarla largo y lejos, es dársela a un compañero. Hoy es vital la salida clara desde el fondo, pero el arquero debe saber leer los momentos del partido, los perfiles de sus compañeros y las conveniencias para jugar con los pies. A veces hay que saltear la presión, pero eso también se debe entrenar para hacerlo bien. En el fútbol, como en la vida, todos los excesos son malos. Guardiola tiene una frase genial: el fútbol es una cuestión de sentido común. Para todo. Y no se trata de entrenar sólo con el arquero, sino juntamente con la línea defensiva y con los volantes de recuperación. Cuando decimos que hoy se debe entrenar replicando las situaciones del juego, inexorablemente eso debe incluir al arquero.
–¿Introducirías algún otro cambio?
–Me gustaría que se aplique la regla que dice que el arquero no puede mantener más de 6 segundos la pelota. Agilizaría el juego y obligaría a los arqueros a tener una mayor lectura del juego. No concibo los arqueros que agarran la pelota y empiezan a correr para ver qué van a hacer. No, eso ya tiene que estar resuelto antes de tomar contacto con la pelota, entonces, ¿para qué la quiero más de seis segundos? Recibo y ejecuto, porque la decisión ya la tomé antes.
–¿Cuál es la característica que más valorás de un arquero?
–Yo de un arquero pondero la lectura del luego, porque a partir de ahí nace el anticipo. Y el anticipo es vital. Atajar tiene que ser el último recurso, ¡el último! Por eso el arquero tiene que ser una radio, no existe un arquero mudo. Una clave del arquero es que cuando tu equipo está atacando, él debe estar indicando, marcando y corrigiendo. La pelota es como una mujer bonita: todos la seguimos con la vista, pero ¿cuántos goles hemos visto que nacen de un desborde, el centro, un único jugador contra tres defensores y… gol de cabeza? Muchos. ¿Y por qué pasa? Porque todos estaban mirando la pelota, incluso el arquero. El arquero debe mirar la pelota y el jugador, éste, el que puede recibir la pelota porque es el que te va a hacer el gol. Aquél no, aquél sólo tira el centro. El arquero tiene que saber todo, todos los movimientos del equipo. ¿Estamos trabajando situaciones de ataque y evoluciones ofensivas? El arquero también tiene que estar. El primer atacante del equipo es el arquero: si tiene un buen saque y una buena lectura, encontrás al equipo rival ofreciéndote espacios, ya que si la tiene tu arquero es porque te estaban atacando. El arquero es el primero que te acerca al gol.
–¿Qué errores detectás en los arqueros de hoy?
–Muchos errores de posicionamiento. Viene un córner o un tiro libre del costado y se ponen casi debajo del arco; como mucho, un metro delante de la línea del arco. Con la velocidad y la precisión de hoy, los seis metros del área te quedan a cinco… lejísimos. La posición ideal es a “la mitad de la mitad”. ¿Qué es eso? A los 3 metros del área chica y a los 3 metros y pico del ancho del arco. Proyectás la bisectriz y ahí te ubicás. Y también te ayuda marcar “el otro arco”, las rayas que yo hacía con los botines en el área chica a la altura de los palos. Porque al adelantarte el arco te queda atrás, lógicamente no ves los palos…, pero ahí están.
–¿Rossi o Sara para el arco de Boca?
–Están muy muy parejos. Guillermo no tuvo una decisión fácil porque Sara perdió el puesto por lesión, pero resolvió darle continuidad a Rossi y ahora Rossi debe asentarse. En el arco de Boca no alcanza con jugar un año, hay que jugar varios años y todos los domingos bien. No existe equipo campeón de Boca que no haya tenido un gran arquero. Además, el de Boca es un arco de pocos arqueros, fijate: Roma 60, el Loco 70/80, yo desde fines de los 80 y todo el 90, Oscar y el Pato cuatro o cinco años, Orión otros cinco años…
–¿Lux o Batalla en el arco de River?
–Ésa es una linda disputa. Un arquero experimentado y un chico joven, de condiciones los dos. Batalla ha cometido errores, pero se ha levantado; Lux también cometió errores, pero en la pretemporada y yo les doy relativo valor porque en época de preparación el espacio, tiempo y timing no son los de la competencia.
–¿Por qué arqueros jóvenes apostarías?
–Arquero-jugador, jóvenes, yo veo dos: Federico Lanzilotta, de Argentinos, que se está recuperando de una dura lesión, y mi hijo, Ezequiel, que pasó por la selección Sub 20 y ahora fue a jugar a Guaraní Antonio Franco. Y después hay otros chicos… Monetti, que ha vuelto de la lesión; Alexis Martín Arias, de Gimnasia, el otro Arias, el de Defensa, que tiene atajadas clave…
–¿Cómo lleva tu hijo Ezequiel el apellido?
–Lo lleva muy bien. Es un chico muy maduro para su edad. Lleva el apellido con pasión, que en un futbolista es vital. La pasión te moviliza. Hoy los chicos consiguen las cosas muy rápido y rápidamente también se les puede agotar el deseo de aprender. Y el ejemplo ahí es Cristiano Ronaldo, un tremendo profesional; su competencia es con el espejo. Los grandes de verdad compiten contra ellos.
–A los arqueros se les atribuye una riqueza conceptual superior, pero ninguno de los 19 entrenadores campeones del mundo fue arquero. Tampoco Labruna ni Bianchi. Ni Guardiola, Mourinho, Zidane…
–Pero… ¿el que ganó es el que más sabe o es el mejor? Está lleno de técnicos que todavía no han tenido la suerte de ser campeones y te puedo asegurar que son más capaces que otros que ya se coronaron. El fútbol está tapizado de frases hechas y estereotipos que no son verdad. Del vestuario para afuera uno tenía una impresión sobre jugadores o personajes, y luego adentro nada que ver. El líder que se impone por los medios o por carisma de las puertas para adentro no lo es. El vestuario te desnuda.
–Hoy el mejor arquero del mundo es…
–Neuer, Neuer, Neuer… Él es un gran ejemplo de superación. Este Neuer no es el mismo que agarró Guardiola cuando llegó al Bayern. Éste es otro, mejor todavía, y eso habla muy bien de él. Podría haber dicho “yo ya soy Neuer”, pero no, el tipo mejoró y mejoró. Es un arquero excepcional. Y después tenés lo otros, Casilla y Buffon, que tienen 40 años y una vigencia extraordinaria. Buffon es otro gran ejemplo. No hay que mirar sólo cómo atajás, sino cómo llegás a atajar, cómo llegás a ser Messi, cómo llegás a ser Higuaín y que paguen 100 millones por tu pase. Cómo llegás a ser Dybala y que tan joven te den la 10 de Juventus. Cómo llegás a ser Agüero, récord de la Premier. Cómo llegás a ser Mascherano y a defender en el mejor equipo de la historia midiendo 1,70… Deben ser buenos, ¿no? ¿Que no ganaron nada? Mirá cómo nos contagiamos de ese recurso malvado… Tenemos una generación de jugadores exitosísima, es todo lo contrario de lo que muchos creen. Messi es lejos, lejos, pero lejos, el mejor del mundo. Cristiano es un definidor extraordinario y es un ejemplo, pero Leo le saca una estancia. Messi es una utopía.
Un estilo único: la inteligencia al servicio de los reflejos, por Pablo Vignone
Basile le dio vía libre en el arco de Vélez en 1984 pero fueron sus ocho años como dueño absoluto de la valla de Boca, entre 1988 y 1996, los que atestiguan la calidad de Navarro Montoya. Reemplazó a Gatti con un estilo más atlético, en el que el físico pesaba tanto como la inteligencia para producir laatajada. Alto (1,82m) y de apreciable envergadura -salía airoso en los achiques-, ganaba mucho con el anticipo, y abajo de los tres palos ponía todo el cuerpo al servicio de la reacción. Construyó una racha de 824 minutos, casi diez partidos, sin goles en el arco auriazul. Una decisión inmadura (esos tres partidos para Colombia a los 19 años) lo privó de jugar para la Argentina: Passarella hizo fuerza para llevarlo a Francia 98 y casi una década después, el mismo Gatti aseguraba que el Mono era el arquero ideal para la selección: “Tiene pasta, conoce el oficio, achica, levanta al equipo, a la gente...”.
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