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El Maracaná cumple 70 años: los grandes triunfos argentinos en el coloso brasileño
"Hice el gol y fui a festejarlo con los hinchas de Argentinos que estaban allá en la tribuna. Corrí, corrí, corrí… ¡No llegaba más! Y cuando crucé toda la pista y me acerqué lo más que pude, ya no sé cómo hice para celebrar. Me había cansado tanto, estaba todo tan lejos…" Silvio Rudman rebobina la historia y a medida que desfilan las imágenes por sus pensamientos crece el énfasis en su relato. Desde Querétaro, en donde espera junto a su familia la nueva escala que tendrá su carrera de entrenador, viaja en el tiempo hasta aquel 3 de octubre de 1989, cuando convirtió el único gol en la victoria del equipo de La Paternal ante el Flamengo de Zico por la Supercopa. El escenario, ese mítico templo futbolero al que todo el mundo llama Maracaná, cumple 70 años.
Y, claro, no tienen la culpa su césped sagrado ni su historia de cuento que la vida le haya deparado este aniversario vestido circunstancialmente de hospital de campaña, con capacidad para 400 camas. Con sus puertas cerradas al público en general, hoy no hay fútbol oficial ni visitas guiadas por su interior. La pandemia le regaló palidez, es cierto. Pero los brillos cosechados nunca mueren.
Y a lo largo de los años, de los partidos y de los torneos disputados, a los equipos argentinos nunca les resultó sencillo vencer a los brasileños en el Maracaná. Por eso bien vale la pena repasar esos hitos en el cumpleaños de este gigante que nació como Estadio Municipal en días de la posguerra para llegar a cobijar a casi 200 mil personas, como sucedió en la final del Mundial del 50. La primera alegría argentina, en este caso pergeñada por el seleccionado nacional, llegaría seis años después de la inauguración.
Ese genio llamado Waldir Pereira, al que muchos rebautizaron como El Príncipe Etíope, pero al que todo el mundo conoció como Didí, fue el autor del primer gol en el amistoso que el 16 de junio de 1950 el seleccionado Paulista le ganó por 3 a 1 al seleccionado Carioca. "La primera obligación era levantar el estadio, pues bien, aquí lo tienen. Yo he cumplido. La segunda obligación es obtener el título para Brasil. Ahora les corresponde cumplir a ustedes", dijo entonces el alcalde de Río de Janeiro, Angelo Mendes de Morais. Ocho días más tarde Brasil inició ahí mismo su camino a la deseada consagración con una goleada por 4-0 a México. Pero, ya se sabe, el final no fue el esperado por ese pueblo entusiasta. El desenlace tuvo el sello uruguayo, la voz del Negro Jefe -Obdulio Varela- la incredulidad del contorno, el gol de Ghiggia. Y tanto por la gesta celeste como por la frustración local por la derrota 2-1, un mes después, el 16 de julio, al gran dolor se lo llamó Maracanazo.
Seis años y medio después hizo pie Argentina. José Francisco Sanfilippo y Antonio Garabal anotaron para el 2-1 de la Selección sobre Brasil (gol de Indio) el 5 de diciembre del 56. Los brasileños consideran que ese encuentro no es oficial porque si bien jugaron con la camiseta nacional, el equipo estaba integrado por un combinado paulista. Por si acaso, al año siguiente (el 7 de julio del 57) se repitió el resultado: por la Copa Roca y con goles de Labruna y Juárez, Argentina se impuso por 2-1 (Pelé anotó para el local). A nivel selección, Argentina sólo pudo volver a vencer a Brasil en el Maracaná recién 41 años después, cuando lo derrotó por 1-0 con ese bombazo que clavó El Piojo Claudio López entrando por la izquierda en el amistoso del 29 de abril de 1998.
"Hubo un momento de silencio, nos escuchamos entre nosotros y vimos que nos estaban aplaudiendo. Son cosas que te quedan en la retina, ahora ojalá que se corte y que ganen los muchachos", diría tiempo después el delantero cordobés, en la antesala de otro Brasil-Argentina en el Maracaná. Pero hasta hoy nada se cortó y el suyo sigue siendo el gol del último triunfo de la Selección allí.
El 15 de julio de 1964 se produjo el primer triunfo de un equipo de club argentino en el gigante de Río: Independiente derrotó por 3-2 a Santos por las semifinales de la Copa Libertadores, con goles de Mario Rodríguez, Raúl Bernao y Luis Suárez. Aquel Independiente conducido por Manuel Giúdice, más que equipo era un equipazo. Ya había goleado a Santos por 5-1 en febrero de ese año, en un amistoso en Avellaneda. Tenía pilares en el fondo como Rolan o Maldonado. Y ese 15 de julio (si bien no jugó Pelé) fue clave para templar el espíritu de campeón porque estuvo 2-0 abajo, pero ya en el primer tiempo se puso 2-2 y lo ganó sobre el final del partido. Fue una victoria esencial del conjunto de Avellaneda, que así se encaminaría hacia la primera de sus siete Libertadores. Luego, en la revancha, ganaría 2-1 de local. En la final, con Nacional, igualó sin tantos en el Centenario y se coronó en los noventa minutos de vuelta en su casa, con gol de Mario Rodríguez, al cabo el goleador de aquella Copa con 6 conquistas.
Victoria de Argentinos sobre Fluminense, hace 35 años
Pasarían 21 años hasta el siguiente triunfo de un equipo argentino en el Maracaná. El 5 de agosto de 1985, con gol de Miguel Ángel Lemme, Argentinos Juniors le ganó 1-0 a Fluminense por el Grupo 1 de la Libertadores, la Copa que finalmente atraparía el conjunto de La Paternal. Como se ve, había que tener ciertamente intérpretes de alto nivel, un equipo superlativo, para cantar victoria en ese escenario. Y vaya si tenía cualidades aquel Argentinos de José Yudica en el que jugaban, entre otros, Sergio Batista, Mario Videla, Castro, Borghi y Ereros. Cuatro años más tarde, el 3 de octubre de 1989, fue otra formación de Argentinos Juniors la que ganó y también por 1-0, en este caso a Flamengo y por la Supercopa con ese gol que recuerda ahora Silvio Rudman en charla con LA NACION desde suelo azteca.
"Me venían a abrazar todos, el Negro Cáceres me acuerdo, fue una emoción muy grande", cuenta el ex delantero. "Imaginate que enfrente teníamos a Zico, al Flamengo en el Maracaná… Teníamos una motivación muy grande. Y también, desde ya, teníamos un muy buen equipo. Argentinos fue siempre mi casa, mi crié ahí, jugando en Boyacá, en la UOCRA, en Comunicaciones, fue como mi familia. Yo no sabía que ponían una placa con todos los goles en el Maracaná y después al tiempo la vi. Esa fue la única vez que jugué ahí, y fue hermoso".
Boca y River también se dieron el gusto. La historia deja las evidencias a la vista y está claro que las satisfacciones de los equipos argentinos allí no abundan. Más bien, todo lo contrario. El Maracaná, que empezó a construirse el 2 de agosto de 1948 y que fue remodelado tres veces (entre 1999 y 2000, entre 2005 y 2007, y entre 2010 y 2013), dejó de llamarse Estadio Municipal en 1966 para tomar el nombre de Estadio Mario Filho, por el periodista pernambucano que desde las páginas del Jornal dos Sport había apoyado incondicionalmente a las autoridades de la época contra las críticas generadas por el gasto público en el nuevo ícono de la ciudad. Pero más allá de su denominación oficial, popularmente tomó el nombre del barrio carioca, que a su vez lo había tomado de una voz guaraní para llamar a una especie de guacamayo.
Lo visitaron el Papa Juan Pablo II, Paul McCartney, Sinatra, Madonna, los Rolling Stones… Fue anfitrión de la Copa América (en el 79, 83, 89 y 2019), de la Copa Confederaciones (2013), de otro Mundial, en 2014, que tampoco ganó Brasil. De los Juegos Olímpicos en 2016. Y de Boca. Y de River...
El Boca de Bianchi, vencedor con un equipo alternativo
El primer gol de la primera (y única, hasta hoy) victoria de Boca ante un equipo brasileño en el Maracaná lo hizo Emiliano Rey. "Como jugábamos miércoles y domingo Carlos armó un mix para ir a Brasil. Y tuve la suerte de jugar y hacer el primer gol. Siempre digo que en ese plantel yo tenía a un padre como técnico y a un técnico dentro del campo de juego, que era José Basualdo", recuerda Rey a este diario. Aquel 2 de septiembre de 1998 el equipo de Carlos Bianchi venció por 2-0 al Flamengo por la Copa Mercosur. El segundo tanto fue de Aníbal Matellán, de tiro libre. "La Paglia hizo una gran jugada -continúa-, una genialidad. La pisó y metió un pase filtrado para que yo picara a la espalda del central. Acá en Mar del Plata tengo escuelita de fútbol que ahora, por el Coronavirus, está cerrada. Y siempre les digo a los chicos que el fútbol se nutre de pequeñas sociedades. Un equipo, para funcionar bien, debe moverse entre no más de 50-60 metros entre todas sus líneas. Y eso en el Maracaná siempre fue imposible. Si es una estancia… En los últimos años lo achicaron un poco, pero igual… Para el que no está acostumbrado, ir ahí es como salir a jugar el primer partido en Primera después de haber jugado toda la vida en el baby".
Claro, de aquellos 110 metros por 75m (que le dieron letra a la mitología futbolera para hablar de dimensiones aún mayores) se pasó a 105 por 68 para la Copa del Mundo de 2014. Pero también se acortaron las distancias entre el campo y las tribunas, se bajó notablemente el aforo, y en esa profunda reforma que llevó más tiempo que la construcción original, su modernización dejó a un costado el semblante que caracterizaba al mayor estadio del mundo.
El primer gol de la primera (aunque no la única) victoria de River ante un equipo brasileño en el Maracaná lo hizo el paraguayo Pedro Sarabia, con un derechazo bajo que ingresó junto al poste derecho la noche del 22 de agosto de 2000, cuando River superó a por 2-1 a Flamengo en la fase de grupos de la Copa Mercosur. El segundo fue de Martín Cardetti. Desde Asunción, Sarabia le dice a LA NACION: "Recuerdo que se hablaba mucho en ese momento de lo que significaba ganar por primera vez en el Maracaná, y para mí fue algo hermoso haber convertido ese gol. Ha pasado mucho tiempo y el reconocimiento se mantiene, eso me pone muy orgulloso. Estuve cinco años en una institución tan prestigiosa como River y el Maracaná siempre fue un escenario muy difícil para todos, no es fácil jugar ahí. En el vestuario fue todo muy lindo, le habíamos ganado a un rival fuerte y por la rivalidad que siempre hubo ente equipos argentinos y brasileños, se festejó mucho. Son contados los equipos que han podido ganar en esa cancha, así que para uno es reconfortante. Y más todavía que se siga recordando veinte años después".
Triunfo de River sobre Flamengo
River había eliminado por penales al Flamengo en el Maracaná, por los cuartos de final de la Supercopa 91, pero en los 90 minutos de juego perdió por 2-1. Algo similar ocurrió con el Independiente del Zurdo Miguel Angel López, cuando se quedó con la Supercopa 95 tras perder con Flamengo 1-0 (había ganado 2-0 en Avellaneda). Fueron derrotas dulces, en esos casos, porque el objetivo final se cumplió. Como cumplió para ser campeón de la Sudamericana el Independiente de Ariel Holan el 13 de diciembre de 2017, cuando igualó 1-1 con Flamengo (había vencido 2-1 en la ida). En cambio, el River de Américo Gallego volvió a vencer a Flamengo en el Maracaná en aquella Mercosur de 2000: fue el 31 de octubre, por los cuartos de final, con tantos de Javier Saviola y de Ariel Ortega.
Y punto, no emergieron más alegrías de equipos argentinos ante brasileños sobre el inigualable manto verde del Maracaná. Un Maracaná que ya no exhibe ciertas peculiaridades, como aquel teléfono público a metros del campo de juego, detrás del arco, pero cuenta con la magia de estrellas de todos los tiempos en ese Hall de la Fama que hoy permanece cerrado por Covid-19. Si los recuerdos brotan sin pausa, si por ejemplo Emiliano Rey sostiene 22 años después que no olvida cuando, luego de ese partido de ensueño, bajó del ascensor en el hotel, abrió la puerta y se cruzó con un estandarte de River, Enzo Francescoli, que trabajaba en televisión y lo felicitó por su desempeño, entonces queda todo más que claro: el Maracaná -ayer o a los 70 años de vida- tiene un encanto que ni los encantadores tienen.
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