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El legado de José Pekerman: de aquel Big Bang del fútbol argentino en 1994 a la consagración en Qatar 2022
El silencioso entrenador fue fundamental para edificar sobre cimientos sólidos una manera de competir en los juveniles que se extendió a la selección mayor; 28 años más tarde, sus chicos condujeron a la Albiceleste a la tercera estrella
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Si hubiera que establecer el punto de partida de una nueva era en el fútbol argentino, ese momento bisagra sucedió en 1994. Demandó un lapso de seis meses y el protagonista principal se llama José Néstor Pekerman. Aunque hay dos grandes actores de reparto muy necesarios en esta historia, que tuvo como momento cumbre la consagración argentina en el Mundial de Qatar.
Aquel Big Bang comenzó el 30 de marzo. Ese día, un chiquilín que a los 6 años ya sorprendía a toda Rosario firmaba su primera ficha como futbolista de Newell’s. Su nombre: Lionel Andrés Messi.
Exactamente tres meses más tarde, el hombre que tan feliz había hecho al pueblo argentino en México 86 se enteraba que el control antidoping que le habían realizado tras el triunfo por 2-1 sobre Nigeria había dado positivo, y que ya no podría seguir jugando el Mundial de Estados Unidos 1994. “Me cortaron las piernas”, decía ante las cámaras. Su nombre: Diego Armando Maradona.
Solo un trimestre después, un desconocido entrenador ganaba una inédita convocatoria de la AFA para reorganizar el sistema de trabajo en las divisiones juveniles del seleccionado. Entre las 16 presentaciones, una comisión especial eligió su proyecto, que constaba de 72 carillas. Su nombre: José Néstor Pekerman.
“El plan ya lo tenía elaborado y fue en ese entonces que lo presenté. Nunca me postulé para dirigirlo yo, sino para colaborar en cualquier lugar del proyecto”, contó después el entrerriano. Su generosidad tuvo premio: Julio Humberto Grondona, presidente de la AFA, lo designó como DT. Eran tiempos complicados para las divisiones menores del conjunto albiceleste. El Mundial Sub 20 de 1991, en Portugal, había terminado muy mal: el equipo conducido por Reinaldo Merlo perdió con Corea del Sur 1 a 0 y con Portugal por 3 a 0 y quedó eliminado en la etapa de grupos, que cerró con un discreto 2 a 2 con Irlanda.
El escándalo con los lusos (luego bicampeones y con Luis Figo en sus filas) costó carísimo. La FIFA suspendió a la selección argentina por dos años y por esa razón no pudo jugar el Sudamericano rumbo al Mundial de Australia 1993. “Cuando llegamos no se podían hacer partidos amistosos, porque no éramos confiables. Porque no sabían si los partidos iban a terminar o si nos íbamos a pelear”, rememoró Pekerman tiempo después.
El trabajo, basado en el respeto, la educación y la humildad, tuvo una rápida consecuencia exitosa. En la recepción que tuvieron los nuevos chicos y en el resultado. El 28 de abril de 1995, en el Estadio Internacional Khalifa, de Doha, la selección argentina Sub 20 se consagró campeón del mundo en Qatar. El responsable de alzar la Copa fue Juan Pablo Sorín. La final fue ante Brasil y terminó 2 a 0, con goles de Leonardo Biagini y Francisco Guerrero. Pero había algo mucho más importante que el título, y era el respeto por el rival. Aun cuando el premio Fair Play de aquel torneo fue para Japón, eliminado en cuartos de final.
“Lo esencial de aquel proceso del ‘95 pasó por el comportamiento. Lo más importante que José quería aportar en su trabajo con los juveniles, más que ganar un torneo, era modificar la imagen de los jugadores argentinos. En sus convocatorias pesaba tanto el estilo de juego que pretendía encontrar como tener la personalidad que coincidiera con esa línea que quería dejar en claro desde el primer día”, resumió Gustavo Lombardi, lateral derecho de ese equipo, a LA NACIÓN en 2020.
Dos años más tarde se ratificó todo. Un seleccionado de un nivel superlativo caminó a paso firme al bicampeonato, que llegó después de un 2 a 1 sobre Uruguay. En Malasia 97 se destacaron Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso y, entre otros, tres con plena vigencia en la coronación en suelo árabe: Walter Samuel fue impasable en la zaga, Pablo Aimar se lució como volante ofensivo y Lionel Scaloni aportó garra, entrega, corazón y un golazo fundamental en los cuartos de final contra Brasil. Además, en ese torneo Pekerman se dio el gran gusto de ver como la Argentina también se quedaba con el premio Fair Play.
Antes de despedirse del cargo, el hombre surgido en Argentinos Juniors volvió a coronarse. Fue en el Mundial 2001, realizado en la Argentina. De local, el seleccionado albiceleste realizó una actuación perfecta, con 7 triunfos en fila y 27 goles anotados (casi 4 por cada juego). Se destacaron Maxi Rodríguez, Andrés D’Alessandro y un Javier Saviola en un nivel superlativo (marcó 11 goles en 7 partidos).
Para orgullo de José, el premio Fair Play otra vez tuvo colores albicelestes. Además, el Conejito no solo ganó el Botín de Oro al máximo artillero, sino que también se quedó con el Balón de Oro al mejor futbolista, en una competición que tuvo, entre otros, al brasileño Kaká y al francés Djibril Cissé. Al poco tiempo emigró de River a Barcelona. Ya sin Pekerman, el camino estaba claro: Francisco Ferraro condujo al seleccionado argentino a una nueva coronación en Holanda 2005, en donde se destacó precisamente Messi, mientras que Hugo Tocalli aportó una estrella más como conductor del equipo albiceleste que dio la vuelta olímpica en Canadá 2007, con Ángel Di María y Sergio Agüero como piezas vitales.
De Qatar a Qatar. El viaje tiene una duración de 27 años, un punto de partida y de destino idéntico, y un mismo personaje: José Néstor Pekerman.
El hombre que revolucionó los seleccionados juveniles argentinos en 1994 y los convirtió en un semillero inagotable para la Mayor, disfrutó en la tribuna de una final ante Francia con tintes épicos, en el que durante buena parte lo de la Argentina fue una verdadera exhibición futbolística.
Una imagen de TV capturó su figura. Lejos de los flashes, fiel a su humildad, se lo vio apoyando la cabeza sobre sus manos, disfrutando emocionado del espectáculo que ofrecía la Argentina con el 2 a 0 parcial. Lo que no pudo como DT en Alemania 2006, lo disfrutó como espectador de un seleccionado dirigido por sus chicos. Pieza fundamental en todo lo vinculado a la selección argentina en las últimas tres décadas, Pekerman es parte necesaria para entender la construcción del éxito deportivo coronado en Qatar. Pero más lo es en los valores que supo trasladarle a sus dirigidos y que, a través de Scaloni, Aimar y Samuel, también heredan las nuevas generaciones de seleccionados.
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