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El juego de Marcelo Gallardo: la reinvención de River, tras la salida de 26 jugadores
La venta de Lucas Martínez Quarta a Fiorentina le generará a River soluciones económicas, pero a Gallardo problemas futbolísticos. En busca de su tercera Copa Libertadores, el funcionamiento colectivo del millonario era muy bueno en todas sus líneas, pero sobre todo desde la solidez que le daban los centrales: Martínez Quarta y Pinola. Ahora, el DT tendrá que elegir entre Robert Rojas o Paulo Díaz como reemplazante, pero no deja de ser una pieza que se desajusta dentro de un reloj que parecía funcionar con gran sincronización.
De todas formas, perder un jugador clave en el engranaje colectivo de River es un ejercicio al que Gallardo se acostumbró a resolver. Desde que asumió en 2014 hasta la actualidad, varias veces pasó por esta situación. Incluso da para armar un plantel entero (o dos equipos) si se analizan la cantidad de futbolistas que fueron determinantes en su momento en la estructura millonaria y ya no están. Cada partida, además, obligó al Muñeco a buscar soluciones. En la mayoría de las veces con cambios de nombres, en otras con modificaciones del esquema táctico para sumar un delantero o un defensor ante la partida de un mediocampista.
Si armáramos un equipo dentro de un esquema 4-3-2-1, los titulares que fueron muy importantes en el ciclo de Gallardo serían: Marcelo Barovero; Gabriel Mercado, Jonatan Maidana, Ramiro Funes Mori y Leonel Vangioni; Carlos Sánchez, Matías Kranevitter y Exequiel Palacios; Pity Martínez y Juan Fernando Quintero; Lucas Alario.
En el banco de relevos podrían estar Augusto Batalla, Martínez Quarta, Mammana, Pezzella, Balanta, Saracchi, Mayada, Pisculichi, Ariel Rojas, Bertolo, Driussi, Scocco, Mora, Teo Gutiérrez y Cavenaghi. Algunos fueron más determinantes que otros. Pisculichi fue el abanderado futbolístico de su primer River, pero –para contraponer como ejemplo- Bertolo fue titular en la final de vuelta de la Copa Libertadores 2015 en la que River vence a Tigres, de México, 3-0 en el Monumental. Fue uno de los que levantó la Copa, aunque su nivel nunca haya sido similar al que tenía cuando lo analizaron como refuerzo. Algunos de las incorporaciones no rindieron en función de las expectativas que habían generado en Gallardo, pero los utilizó y cumplieron un rol. Hasta Batalla, con aciertos y errores, fue campeón.
Es difícil de lograr en el fútbol, pero hubo reemplazos que no sólo empardaron sino que además pudieron superar en rendimiento trayectorias anteriores. Franco Armani hizo olvidar a Barovero; el "bombero" Montiel hasta hizo el mismo camino que Mercado: centrales de nacimiento, terminaron encontrando su lugar en el mundo del fútbol como laterales derechos, desarrollando características que les exigía el puesto (proyecciones y asistencias), pero además mantuvieron la fortaleza defensiva en los duelos individuales y el juego aéreo para las pelotas paradas. La dupla de centrales entre Martínez Quarta y Pinola no tuvo nada que envidiarles a la inicial de Maidana y Funes Mori; Vangioni dejó su huella por juego y proyecciones, pero también por temperamento y garra para las paradas complejas; Saracchi era titular pero la irrupción de Milton Casco como lateral izquierdo superó todas las evoluciones, hasta apareció por momentos como doble 5 en el mejor funcionamiento del River 2019.
Arriba, Mora y Teo Gutiérrez arrancaron jugando la Copa Libertadores 2015, pero el goleador del ciclo sigue (por ahora) siendo Alario. Y hubo un momento en el cual de estos cuatro delanteros era difícil saber quiénes eran los titulares y quiénes los que esperaban en el banco de suplentes: Ignacio Scocco, Lucas Pratto, Matías Suárez y Santos Borré.
En enero de este año, en una de las últimas reinvenciones de River, el plantel de Gallardo había perdido a Exequiel Palacios y el DT optaba por un sistema con cinco defensores para jugar ante Independiente: Sin Palacios y sin Nacho Fernández (suspendido), contra Independiente Gallardo recurrió al 5-3-2. No se quedó del todo conforme pese a la victoria, pero tras el partido el técnico dijo: "Nosotros perdimos un jugador que tenía quite y juego y estamos buscando y evaluando la mejor manera de reemplazarlo porque no todos los jugadores son iguales en características, no creo que seamos defensivos ahora por los cinco defensores. No le doy importancia a eso", dijo el Muñeco a principios de 2020. River demostró muchas veces que, incluso jugando con cinco atrás, no era defensivo.
Pero también había aplicado el sistema 5-3-2 estando Palacios, como en la Bombonera, por la primera final de la Copa Libertadores 2018: Armani; Montiel, Martínez Quarta, Maidana, Pinola y Casco; Palacios, Enzo Pérez y Pity Martínez; Pratto y Borré.
El River 2020 también apostó al esquema 3-3-2-2, con Rojas como líbero y Martínez Quarta y Pinola a sus costados: Armani; Martínez Quarta, Rojas y Pinola; Montiel, Enzo Pérez y Casco; Nacho Fernández y De la Cruz; Suárez y Borré.
Pero a lo largo de sus seis años en el club, el entrenador pasó varias veces por una circunstancia similar: ¿Cómo reaccionar ante la salida de un jugador importante?. El último factor de reinvención se está viendo con Julián Álvarez, sumado como tercer delantero de Suárez y Borré en el 4-3-3 elegido por el técnico post receso por la pandemia: "Me apoyo mucho en el día a día. Está la opinión pública, que tiene sus preferencias y trata de pensar quién puede jugar, pero yo me baso mucho en el trabajo de la semana, también me dejo llevar por la intuición y la percepción", ya decía en 2015 en "El pizarrón de Gallardo", de Librofútbol.com. Y agregaba: "Una buena temporada la tiene cualquiera, los mejores equipos son los que se sostienen en el tiempo. Y a eso apunto con mis equipos".
Muchas veces, el propio Gallardo juega con su mente pensando en partidas de jugadores que finalmente no se dan, pero es un ejercicio que le sirve. Y más de una vez aconsejó a un futbolista sobre el destino al que estaba por irse, quizás le convenía esperar y analizar ofertas más tentadoras desde lo deportivo. Pero cuando el futbolista le decía que pretendía irse porque económicamente lo creía necesario, lo dejaba ir. Cuesta creer que el Pity Martínez se haya ido a la liga de Estados Unidos primero y ahora esté en Al-Nassr, de Arabia Saudita; que Quintero recién se haya ido pero ya se sepa que estará sin jugar en China hasta 2021, que Alario, por porte y olfato goleador, no haya podido afianzarse pisando más fuerte en Alemania o que Kranevitter no haya podido destacarse en España.
De todos los futbolistas que emigraron, da la impresión que la mayoría extrañó más a River (al plantel que supieron construir entre todos) de lo que River los extrañó a ellos. Muchos tenían un gran potencial, pero o cayeron en clubes donde no tuvieron demasiado rodaje o les faltó ese plus para dar un salto mayor de jerarquía en contexto y juego. Otros sufrieron lesiones que los condicionaron.
River, mientras tanto, seguía su curso. Gallardo tenía trabajo que hacer: mirar para adentro (o para afuera) para ver con qué futbolista reemplazar a esa figura que se iba para que su River no pierda solidez, intensidad ni eficacia. Ni protagonismo. Gallardo ya tiene entre Rojas o Paulo Díaz al futuro reemplazante de Martínez Quarta. El desafío, claro está, seguirá siendo que –más allá de los nombres- River no pierda su esencia. Como hizo hasta ahora.
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