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El golazo de Adam Bareiro dejó casi afuera a Gimnasia, pero el Lobo ganó: honró al hincha fallecido sin revanchismo contra la policía
El local quedó prácticamente al margen de la lucha por la Liga Profesional tras la derrota por 1-0 en La Plata; ejemplar conducta del público en el Bosque tras la represión del último jueves
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LA PLATA.– Paso en falso de Gimnasia. En el momento menos conveniente, jugó mal y perdió en el Bosque. Enorme paso adelante de San Lorenzo. Cuando necesitaba ratificar su buen presente, sorprendió al local y lo venció por 1-0. Para el Lobo, un sopapo que lo aleja mucho de su ilusión de pelear hasta el final por la Liga Profesional de Fútbol. Para el Ciclón, en cambio, una victoria clave en su anhelo de clasificarse para la Copa Sudamericana.
El golazo de Adam Bareiro, una tijera con rasgos de chilena, merece un párrafo aparte. Porque la pirueta del delantero sentenció el partido: tomó de aire un tiro libre en forma de centro y puso la pelota al lado de un palo. Una maravilla.
Lo más destacado del triunfo del Ciclón
Más allá de los tres puntos que sumó San Lorenzo y del notable tanto de Bareiro, se destacó otro costado en La Plata: el 12 de octubre de 2022 el hincha de Gimnasia le ganó a la policía. Resultó una batalla simbólica y el Lobo triunfó con holgura. Al ridículo operativo que montó la fuerza de seguridad bonaerense –una inentendible cantidad de agentes, decenas de vehículos y la participación de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas–, la gente respondió con un comportamiento ejemplar y una paciencia estoica.
De un lado, armas y provocación. Del otro, globos y bolsitas de golosinas. Mientras los uniformados construyeron un show, como si se tratara de un conflicto bélico, los simpatizantes más grandes les dieron obsequios a los chicos para que perdieran el miedo que sufren desde hace unos días. Gimnasia ganó por goleada esta vez.
El partido fue diferente a ese escenario y resulta lógico: el cuerpo técnico de Rubén Darío Insua es bastante más inteligente que quienes organizan los operativos de seguridad en la provincia de Buenos Aires. Por eso, no sorprendió que San Lorenzo le planteara al Lobo un desafío complejo.
Durante el primer tiempo, si bien el equipo dirigido por Néstor Gorosito se mostró mejor, hubo escasas situaciones de riesgo. El local exhibió actitud de ir a buscar la victoria pero no halló la manera de quebrar el sólido bloque defensivo del Ciclón. Leonardo Morales convirtió para el conjunto tripero, pero el gol fue correctamente anulado por una clara infracción. Y en el otro arco Agustín Giay resolvió mal un centro de Ezequiel Cerutti. De real peligro, antes del descanso, no ocurrió más que eso. Avanzaron mucho, atacaron poco.
El segundo tiempo empezó con una acción trascendente. El Lobo no opuso resistencia a un avance de Juan Méndez y el mediocampista hizo lo que pedía la jugada: ante tanta pasividad, remató desde fuera del área. El tiro bajo rebotó en el palo izquierdo del arco de Rodrigo Rey.
Y un rato después, la joya futbolística de la tarde. Una obra de arte, luego de un tiro libre en forma de centro, uno de tantos en el encuentro. Bareiro ejecutó una genialidad: de aire y de primera, ensayó una tijera, casi chilena, que alcanzó la excelencia. Una definición brillante que enmudeció al Bosque. El 1-0 del visitante representó un golpe duro para el Lobo, que en la jugada previa se había quedado con diez futbolistas por la expulsión a Nicolás Colazo.
Tan bravas resultaron las dos trompadas –tarjeta roja y gol en contra– que Gimnasia jamás se recuperó. Lo intentó, es cierto. Pero nunca encontró la receta para agrietar a la cada día más sólida defensa azulgrana, que acumula cuatro partidos sin recibir tantos. Ni siquiera cuando también San Lorenzo se quedó con diez jugadores, por la expulsión a Giay, el Lobo encontró recursos para inquietar al Ciclón.
Vale la pena regresar a lo extrafutbolístico. Ahí aconteció lo profundo, lo duradero. Los hinchas triperos, aun con miedo, volvieron a su cancha. “Vine sólo porque después de lo que pasó el otro día mi nene no se animó”, contó Pablo, un simpatizante, para LA NACION. Eso que mencionó, con dolor, fue la violenta e inexplicable represión de la policía en el choque del jueves contra Boca.
Y la gente, en el retorno al Bosque, hizo lo que debía. ¡Armó una fiesta! Y en las fiestas, por lo general, hay felicidad. Al sinsentido que montó la fuerza de seguridad, que se preparó como si fuese a afrontar una guerra, los simpatizantes respondieron con cordura y alegría.
Una alegría que se disipó con el resultado del partido, aunque el tanteador más importante de la tarde platense no se modificó: a la policía, Gimnasia le ganó por goleada.
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