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El estadio ACIR: está oculto en pleno barrio de Belgrano y lo usaron tres clubes del ascenso
Cuatro años bastaron para que Deportivo Español la considere su segunda casa. Un “hogar futbolístico” que también usaron Excursionistas y Sportivo Italiano en un puñado de partidos y que se ubica a mil metros del imponente estadio Monumental. La Ciudad de Buenos Aires cuenta con 19 canchas de fútbol. Y allí oculto, olvidado, aparece el histórico recinto de ACIR (Asociación Comunitaria Integral de Rehabilitación), hoy llamado Eva Duarte, que tiene 60 años de vida. La obra arquitectónica surgió del sueño del primer peronismo de ofrecer un espacio de contención, educación cívica y alegría a chicos humildes.
Emplazado entre las calles Ramsay, Blanco Encalada, Dragones y Echeverría, dentro del barrio porteño de Belgrano, en ese sitio funcionan las dependencias del Servicio Nacional de Rehabilitación, un organismo del Ministerio de Salud. Y además de ser la base del movimiento paralímpico argentino, allí se ubica el INCUCAI y una sede de la Universidad de San Martín con carreras de recuperación física.
La historia de este estadio comenzó el 27 de octubre de 1951, con la inauguración del Ciudad Estudiantil “Presidente Perón”, una escuela juvenil de formación política para capacitar a hijos de trabajadores y su acceso a futuros roles dirigentes. Pero con el golpe de estado de 1955, el sitio se usó como un centro temporario de detención de dirigentes peronistas. Con el nombre de ACIR desde 1969, en 1998 lo declararon monumento histórico nacional y, en 2013, por orden de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el homenaje se amplió al resto de las instalaciones.
Solo tres clubes del fútbol del ascenso lo utilizaron como locales. La entidad que más lo adoptó como propio fue Deportivo Español, que lo disfrutó entre 1968 y 1971 durante algo más de 30 partidos. Y así lo rememoró el ex futbolista del club Juan Carlos Merlo: “Yo jugué cuatro años en ese estadio, entre 1966 y 1970, porque en 1969 hice la colimba en Neuquén. Allí tuve la suerte de compartir cancha con Daniel Valledor, Carlos “Toti” Veglio, Eduardo Cassarino, Jorge Castiñeiras y Rodolfo Viegas, entre otros. En mi época la usaba solo Español y tuve como entrenador al húngaro Elmer Banki”.
Merlo confirma que se trató de una cancha emblemática: “Nos entrenábamos ahí y era un sitio cálido que significó mi primera experiencia”. Además, el exfutbolista dio detalles de una anécdota que vivió aquellos años en ese lugar: “En un clásico contra Italiano, Enrique Teiseire gambeteó por la línea y el entrenador le gritó ‘¡Al otro lado!’. Siguió eludiendo rivales y Banki le dijo lo mismo otra vez y, cuando lo hizo por tercera vez sin obedecerlo, lo sacó por no hacer el cambio de frente”.
Utilizado por las inferiores de Sportivo Barracas en 2015 y reinaugurado con el nombre de Eva Duarte en 2023, otro exfutbolista de Deportivo Español, Daniel Castro, quien se desempeñó en la cancha oculta entre sus 10 y 12 años, decribió: “Recuerdo lo avanzados que eran los vestuarios en aquella época, porque en el ascenso no se disponían de duchas con gabinetes individuales ni tampoco de una pileta de recuperación”.
En ese espacio usado hoy por la ASO (Asociación de Sordos Argentina) y por el CILSA (Centro de Integración Libre y Solidaria de Argentina), el historiador de Sportivo Italiano Mauro Salvatore rememoró el único duelo que el equipo de Ezeiza protagonizó como anfitrión en esa cancha: el 7 de agosto de 1971, el clásico rival de Español recibió a El Porvenir, al que derrotó por 1 a 0 con el arbitraje de Jorge Romero, jornada en la que dijo presente el goleador histórico del “Tano” Enrique Massei con 144 tantos.
A propósito del mencionado artillero, el ex jugador del combinado bonaerense añadió: “Ese día fue el único partido que jugué allí, sinceramente no me acuerdo de ninguna otra actividad. Pero me llamó la atención de jugar en ese estadio porque lo usaba Deportivo Español como local”.
En el tercer club que utilizó el estadio, Excursionistas, aparece el socio vitalicio del “Villero”, Eduardo Castro, nacido en 1949, ”La conocí como la cancha de ACIR y estaba separada de la cancha de Excursio por una villa que fue erradicada en 1978 por el Mundial disputado en Argentina”.
Tesorero de la Comisión Interclubes Vitalicios afiliados a la AFA, Castro amplió: “Excursionistas jugó 5 o 6 partidos de local en 1970, de los cuales ganó todos excepto uno, en el que empató. En uno de esos duelos se armó una escaramuza en la calle contra hinchas de Español en 1971 porque había pica entre los dos clubes, ya que ellos se sentían europeos”.
Castro, integrante de la Subcomisión de Vitalicios del equipo del Bajo Belgrano, en su época de dirigente encabezó una propuesta con Defensores de Belgrano para emplazar allí el Estadio Único de Belgrano durante la presidencia de Raúl Alfonsín. Era la chance de darles trabajo a las personas con problemas psicomotrices para que se encargaran de la publicidad, de la boletería y del estacionamiento. Sin embargo, ese proyecto quedó en el camino por la negativa de ACIR y cuestiones burocráticas.
También Castro fue tesorero, vocal, vicepresidente e integró el tribunal de conducta en diferentes periodos: “Excursio la usó porque tenía la cancha suspendida y también habíamos prometido arreglar los vestuarios para ponerlos en condiciones”.
El historiador de Deportivo Español Juan Domingo Fernández brindó detalles clave sobre el reducto del Bajo Belgrano: “Me impactaba la estructura de cemento, iba con mi tío a la tribuna techada y yo estaba acostumbrado a las canchas de tablones. Me parecía increíble que esa cancha escondida fuera de cemento. Vi muchos duelos de Español de 1968 a 1971 en la secundaria, iba sábado por medio ahí, vi a jugadores que estuvieron en primera años después, como el hermano de Julio Grondona, un enganche de buen porte”.
El autor del libro “Español, Medio Siglo de Fútbol”, señaló: “No hay punto de comparación entre lo que fue esa cancha para Español que lo que fue para Excursionistas o Italiano, porque fue propia”. Y agregó: “Esta cancha era mi salida obligada los sábados a la tarde siendo adolescente, tenía que pedirles permiso a mis padres para ir, me decían si había estudiado o hecho la tarea. Cuando paso cerca me acuerdo de mi tío Leonardo y son recuerdos imborrables, esa cancha tiene una mística particular para Deportivo Español y acá se sintió local por primera vez”.
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