El día que Guaraní Antonio Franco goleó 6-0 a Boca, según el jugador que hizo enfurecer a Hrabina

En San Juan, Mendoza, San Luis y Córdoba. También en Tucumán, Jujuy, Salta y Formosa. En los últimos años, Boca visitó varias provincias del país y en todas generó una revolución. Caminos repletos de hinchas con camisetas, flameando banderas, ansiosos por ver a sus ídolos de cerca. Entrenamientos con más de 20 mil personas en las tribunas, bajo el sofocante calor del verano o el crudo frío de la noche. Cuadras de colas y largas esperas por una entrada, sin preocuparse por los elevados valores de las entradas. Hasta los delirantes precios de la reventa parecen justificarse para presenciar un encuentro del xeneize en tierras donde no son habituales. Hace 30 años, Boca no viajaba tanto, pero el fervor popular era similar.

En siete partidos (seis amistosos y uno oficial, en el Nacional 1971), Boca ganó cinco, Guaraní se impuso en uno y empataron en una oportunidad

En abril de 1985, la presencia del plantel xeneize, que contaba con figuras de la talla de Gatti, Passucci y Tapia, entre otros, rompió con la tranquilidad de Posadas, Misiones. ¿El motivo? El equipo dirigido por Alfredo Di Stéfano tenía programado un encuentro amistoso contra Guaraní Antonio Franco, con quien volverá a enfrentarse hoy (a las 21, por la TV Pública), por los octavos de final de la Copa Argentina, en San Juan. "En aquella época, no era habitual que vinieran equipos como Boca a jugar acá. Nosotros habíamos enfrentado a equipos importantes en los viejos torneos Nacionales, pero esto era especial. Fue una revolución, se vivió como un fiesta", recuerda José Edmundo Villarreal, ex futbolista del conjunto misionero, en diálogo con canchallena.com.

Pero esa fiesta se convirtió en una pesadilla para Boca: sufrió una histórica goleada 6-0, Quique Hrabina inició una batalla campal y Passucci, enfadado por el resultado, se fue del campo de juego 10 minutos antes del final. Incluso, esta experiencia puso en jaque la programación de futuros amistosos y la comisión directiva xeneize llegó a evaluar la posibilidad de expulsar a algunos referentes del club. "No sé si sorprendió el resultado porque nosotros éramos un equipo fuerte, veníamos bien. Pero sí era especial porque Boca era un boom. Después, en la cancha, resultó ser un equipo similar a los que veníamos jugando, salvo por las individualidades que tenían", agrega "Villa" -como le dicen desde su paso por Guaraní-, hoy de 56 años y quien protagonizó la pelea con el defensor de Boca y que también terminó expulsado.

Minutos antes de que terminara el primer tiempo, cuando Guaraní ya ganaba 3-0, Villarreal salió rápido de contra en busca de un pelotazo frontal. La corrida duró apenas unos pasos, ya que Hrabina le dio un codazo que lo dejó tendido en el suelo. "Nadie vio eso, pero ahí empezó todo", asegura. En la jugada siguiente, fueron a disputar otra pelota y el defensor fue con la pierna arriba. El delantero misionero, sin mediar palabra, le pegó una piña en el rostro. "Ahí se armó un lío bárbaro, una batahola. Él era un jugador fuerte, pero yo no me achicaba nunca. Ojo, no era de pelearme siempre, pero eran Boca, Hrabina… Y bueno", cuenta.

Cuando todo se calmó, y antes de que el árbitro del encuentro expulsara a los dos futbolistas que comenzaron la batalla, Gatti se acercó a Villarreal y le dijo: "Vos no sabés lo tremendo que es Hrabina. En los entrenamientos, cuando suben los jugadores de las inferiores, les pega todo el tiempo. No sabés con quién te metiste". En esa época, sin embargo, todo quedaba en la cancha. "Tiempo después, nos encontramos en Buenos Aires, en el aeropuerto de Ezeiza. Estuvimos hablando un rato con él y con otros jugadores. No pasó nada, buena onda", confiesa, entre risas, Villarreal, un ex delantero "potente" -según su propia definición- que también jugó en Gimnasia de Jujuy, Chavo For Ever, Mandiyú y Cerro Porteño, en el que llegó a disputar la Copa Libertadores.

Mientras en Guaraní Antonio Franco vivían un festejo incomparable por el triunfo, que aún siguen recordando, en Boca se reunieron los directivos más influyentes, con Alegre y Heller a la cabeza, y el propio Di Stéfano. Debían resolver qué hacer con Hrabina y Passucci, los protagonistas de los hechos más repudiables. "Esto es una vergüenza, no hay derecho a hacer una cosa así, a tomar justicia por mano propia o a irse de la cancha antes del final", opinó el entrenador. "Nos preocupan la goleada y el escándalo. Esto compromete algunos amistosos que estamos programando en el interior, es lamentable. El escándalo no lo generó Boca, sino un jugador de ellos, pero la reacción es injustificable", agregó un dirigente. ¿La resolución? Nadie fue suspendido.

Algunos días después, tras un entrenamiento con el plantel, el propio Hrabina habló de la pelea. "La verdad es que estuve mal, no tenía que haber hecho lo que hice. Pero ese Villarreal primero me metió una plancha en la rodilla y después me dio un golpe en la cara. Fue terrible, pero sé que con mi reacción le hice un daño a mis compañeros y a Boca. Estoy arrepentido", sostuvo Quique.

-¿Pegaba fuerte Hrabina?

-Sí, era bravo (risas)...

Boca formó con: Gatti, Fornés, Passucci, Hrabina, Musladini, Olarticoechea, Rubén Darío Gómez, Tapia, Graciani, Dykstra y Ramírez. Ingresaron: Balerio, Di Natale, Stafuzza, Giachello y Sisca.

Fuentes: producción propia, Imborrable Boca e Historia de Boca.

jp/ph

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