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El “Chino” Recoba: “Gallardo está en el mismo nivel que Guardiola, Klopp, Ancelotti, Mourinho... o el que quieran”
El uruguayo es palabra autorizada: integró el primer plantel que condujo el ‘Muñeco‘ como DT, en Nacional, y explica las razones del éxito; “Messi es el mejor de todos los tiempos, ya no tiene comparación”, cuenta, y revela el lado desconocido del ‘Cacique’ Medina... su compadre
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Luis Suárez se entera de que Álvaro Recoba se encuentra en la ciudad por unos posteos en las redes de su compatriota. Roma, año 2015, el ‘Chino’ se había retirado y estaba de vacaciones con su familia. Lo llama Luis, lo sermonea un poco y le insiste para que al día siguiente pase a saludarlo por el estadio Olímpico, donde estará haciendo el reconocimiento con Barcelona. El ‘Chino’ reniega con su vergüenza, pero no puede arruinarle la ilusión a su hijo, Jeremías, que acaba de escuchar la invitación. “Estábamos ahí y todos venían a saludarme; Luis, claro, pero también Messi, Neymar, Mascherano, Xavi, yo jugué contra casi todos ellos, hasta con Luis Enrique, que entonces era el entrenador de Barça… Mi gurí, que andaba por los 10 años, miraba y me dice: ‘¿Pero de dónde te conocen a vos? Y bueno –se me ocurrió-–, ¿yo qué sé? Será porque alguna vez también pateé una pelota…’ Paaaa, los muchachos me hicieron quedar como un crack ese día”. Recoba recuerda la anécdota con una sonrisa. Él fue un crack. Y reinventarse ha sido un desafío para aquel turista que, en Roma, no se atrevía a pedirle una foto a Messi.
Le llevó un tiempo a Recoba estructurar el día después. Pudo ser representante. “Dejé de jugar a los 39 años, y ahora tengo 45, es decir que estuve 5/6 años rascándome…, digamos. Yo no me consideraba un representante, pero cuando dejo de jugar llevo a dos jugadores, uno fue a River, Marcelo Saracchi, y otro a la MLS. Pensé que podía ir por ahí mi vida, pero no fue una experiencia gratificante. Mi sirvió para saber que no era por ahí. Me considero una persona de bien, y el de la representación es un mundo complicado, difícil. Es un mundo de mucha traición, de muchos celos. De mucha competencia, desleal a veces. No era lo mío”, confiesa.
También pudo ser presidente de Nacional. “Siempre pensé que si uno quería hacer un cambio a nivel dirigencial, había que involucrarse. Dije que me gustaría ser presidente de Nacional y tuve muchas reuniones. Pero menos mal que no lo hice. ¿Por qué? Uno tiene buenas intenciones, pero cuando vas a los números, en frío, todo cambia. Escuchás que te dicen: ‘Vos agarrá y después ves cómo se acomoda’. Nacional arrastraba una situación económica complicada, difícil de sanear… Por ejemplo, si asumía en diciembre, a los tres meses ya tenía que pagar mucho dinero por los intereses de las deudas. Busqué, busqué y no encontré el modo de poder afrontarlo. El dinero no florece. La opción era refinanciar y patear para adelante para que se las arregle otro. Porque así ha pasado históricamente en el fútbol; como la plata no es tuya, no importa: tenemos 5 para gastar, pero gastemos 15 y de los otros 10 que se ocupe el que venga. ¿Para eso iba a entrar en política, para hacer lo mismo que todos? No quería eso. Y no le encontré solución para ofrecer otra cosa. Si iba a prometer cosas que en seguida no iba a cumplir, era un pésimo comienzo. Y ahí terminó mi carrera política…, sin haber empezado”. Segunda confesión.
Pudo ser embajador de Nacional. “El club me llama, empezamos y me agarra la pandemia. Paaaaa, ¿relaciones internacionales? Cero”. Mastica bronca. Detrás de tantos ‘fracasos’ crecía otra función, porque nunca interrumpió la carrera de entrenador. Y acaba de recibirse: hace 15 días completó el curso en la escuela Osvaldo Zubeldía de Estudiantes, vía Zoom, y recibió la licencia Pro. “A finales de diciembre del año pasado, Nacional le planteó al DT de entonces, Jorge Giordano, sumar al cuerpo técnico a alguien identificado con el club. Y Jorge propuso mi nombre. Me gustó: era hacer un práctico y dar una mano en el club que yo amo. Después de Jorge llegó Martín Ligüera y salimos campeones; Martín volvió a la tercera, llegó Ale Cappuccio, después Ale también se fue y regresó Martín. Como un ayudante institucional, en estos meses hice un intensivo de aprendizaje, pero sabiendo que antes de entrenar me voy a ir de Nacional. No será acá mi primera experiencia, eso ya lo dejé muy claro. Si pasara algo en el club, no quiero que digan ‘bueno, ahí está el Chino’. No. En el fútbol se habla mucho por abajo. Y yo no me voy a aprovechar de ninguna situación. He cometido errores en mi vida, claro, pero nunca le fallé a nadie. Haré mi camino y, si tengo la suerte, tal vez algún día dirija a Nacional. Ya habrá tiempo, también, para que todo lo bueno que hoy dicen de vos… cambie. Cuando te expones al ruedo, te caben las generales de la ley”. Tercera confesión.
-Y con ese riesgo, ¿por qué técnico?
-Hoy me falta adrenalina. Cuando jugás, estás todo el tiempo levantando pulsaciones. Al entrenador, creo, le pasa lo mismo porque está continuamente dando indicaciones y resolviendo problemas. Yo opino en Nacional, me siento escuchado por el entrenador, pero no tomo decisiones, y ni siquiera entro a la cancha todavía. Me falta tomar decisiones, yo ya tengo ganas de equivocarme un poco. De alguna manera estoy en un lugar de confort, y siento que voy queriendo salir de ahí. Ya llegará.
-Sabés que pondrás en juego la ‘estatua’…
-Escuchás a los expertos decir que los mejores entrenadores del mundo terminan solos. Que no tienen familia. Me va a llevar horas de mi vida, sí, pero no voy a descuidar mi vida, mis afectos. No voy a estar 24 horas pensando en el fútbol, lo digo sinceramente. Hoy, la mayoría de los cuerpos técnicos son muy grandes, hay mucha gente trabajado para los entrenadores… Si vos lográs delegar tareas en gente capaz y de confianza, podés entrenar y no descuidar tu vida. Creo yo. La vida y el fútbol no son lo mismo. Por ejemplo, los verdaderos momentos de tristeza te los da la vida; el fútbol te angustia, te amarga, claro, pero no podemos confundirnos tampoco. Ahora, debés saber que si te sumergís en el fútbol, muy pocas veces vas a estar tranquilo. Casi siempre atravesás épocas complicadas. Hoy, creo que uno de los pocos a los que nunca echarían es a Gallardo. Uno de los pocos que puede elegir cuándo irse es Marcelo. Y eso se lo ganó él.
-En julio de 2011, vos y Gallardo se encuentran en Nacional. Sería el bautismo como DT para él y tu regreso al club, para retirarte. Una década después, ¿cuál ha sido la clave del suceso de Gallardo?
-La clave de Marcelo es que convence al jugador de lo que él quiere. Y el jugador juega convencido de esa propuesta. Para mi hay un caso clarísimo: Nicolás de la Cruz. Cuando llegó a River decían que era un desastre, Y Marcelo, que lo veía entrenarse, estaba seguro de él y se lo fue transmitiendo al jugador. Si ves lo que era Nico y lo que es hoy, gran parte del crecimiento, más allá del aporte del jugador, claro, fue por tener un entrenador que lo convenció de lo que era capaz. Y esa es una gran virtud de Marcelo, entre otras. Marcelo te convence, y el jugador se da cuenta cuando te hablan con el corazón y cuando te hablan por compromiso. Cuando el jugador te cree, va a muerte contigo. Yo he tenido entrenadores que han sido muy buenos pero mentirosos, y ese ya no me gustó. Y he tenido entrenadores como Marcelo, que no tenía experiencia, y el tipo fue muy claro desde el principio. Eso el jugador lo siente.
-Vos eras leyenda y él, un DT que empezaba. ¿Cómo lo gestionó?
-Marcelo fue muy frontal y genuino conmigo desde el principio: iba a jugar si estaba bien. Y fui titular cuando estuve bien, por ejemplo en la final, cuando salimos campeones. Al jugador no le podés mentir, porque se da cuenta. El jugador es bicho, somos una raza bicha, el jugador te olfatea hasta que se da cuenta. Y lo peor es que le mientas. Después, la pelota no entra y te van a echar igual aunque seas un fenómeno, pero si tenés los principios del respeto y la verdad, generalmente te va a ir mejor que peor. Y así se maneja Marcelo.
-No te sorprende entonces que lo busque Barcelona.
-No, no…, él está en River porque está bien. Si él hubiese querido irse a Europa, a un equipo grande, hace un par de años que ya lo hubiese hecho. Puede dirigir en los cuatro o cinco equipos más grandes de Europa sin lugar a dudas. Marcelo está en el lote de los mejores, Marcelo está en el nivel de Guardiola, Klopp, Ancelotti, Mourinho… el que quieran. Para mí; después, otro dirá que no. Los clubes son más grandes que las personas, River es grande por sí mismo y Nacional es grande más allá de cualquier jugador, dirigente o técnico ¿Ta? Ahora, River tiene un privilegio increíble: seguir contando con Marcelo como entrenador.
-Europa hace pagar un derecho de piso, desde Tabárez y Cúper, a Pellegrino o Pochettino. La primera opción no es un club grande.
-Ojo, ojo… mirá que los buenos buenos sí tienen la posibilidad de ir directamente a los grandes. Es difícil si vos hiciste terrible campaña en un equipo, pero después de un año se evaporó. Pero después de 7 años al frente de un club como River, con tantos logros… Marcelo ya se ganó ese privilegio. Le pasó a Bianchi, que se ganó el derecho y tenía los galardones para ir a un club grande como la Roma, cuando el calcio era la cima. Después no le fue bien, bueno, eso puede pasar. Cuando Marcelo quiera va a dirigir a un grande de Europa, por eso no es para nada descabellado que Barcelona lo venga a buscar.
El ‘Chino’ Recoba siente que fue un viajero intergeneracional: jugó contra Franco Baresi, Ciro Ferrara, Costacurta y Donadoni, por ejemplo, y enfrentó a Messi y a Iniesta. También jugó con el ‘Gordo’ Ronaldo y ante Cristiano Ronaldo. “A Cristiano lo enfrenté cuando él era un gurí, cuando estaba en Sporting Lisboa, y después también en el Manchester, pero claro, todavía no era el Cristiano de hoy”. Pero Messi, antes que nadie, Messi. Lo cruzó en un amistoso, en 2007, en el Camp Nou. Lo recuerda con gracia: “Perdimos en la hora, sí…, 5-0. Nos bailaron”. Y abre el abanico de elogios: “Messi es el mejor de la historia, el mejor desde siempre. Quizás no nos damos cuenta porque todavía está jugando. Un tipo que hace 15 años que está en la cima, que ha roto todos los récords posibles… te deja sin comparación. Ya no se lo puede comparar con nadie. Hoy, para muchos, estará dentro de los cuatro mejores jugadores de la historia. Para mí, no: ya es el mejor. Y cuando pase un poco el tiempo terminaremos de entender que no hay ni hubo nadie como él. Por su vigencia en la elite. Hoy es contemporáneo, lo ves jugar todos los fines de semana y tal vez no te das cuenta. Pero pensá que siempre está a tope, es un disparate. Es el mejor de todos los tiempos, y lo pienso hace mucho”.
-¿Alguna vez estuviste cerca de jugar en la Argentina?
- Tinelli vino a buscarme para ir a San Lorenzo. Vino a mi casa en Milán… cenamos, pero yo tenía un sueldo muy importante en el Inter, tenía 28/29 años, y le agradecí por tomarse el tiempo, pero yo estaba muy bien en Italia. Alguna vez sonó River; yo contaba con Paco [Casal] de representante, pero nunca supe si fue verdad o no. El ‘Cacique’ [Medina] me quería convencer hace unos meses para que fuera a jugar a Talleres. No, en broma, en broma.
-¿Con qué argentinos te entendiste mejor?
-Paaaaaaa, son una cantidad… ¿Qué pasa? Yo tuve el privilegio, la suerte, de jugar con el Bati, ya de grande y medio destartalado, pobre, pero también jugué con Hernán [Crespo], con Julito Cruz, con la Bruja, con Almeyda, con Javier [Zanetti], con el Cholo, con el Kily, y me faltan diez…, con Cambiasso, con Nico Burdisso, con Samuel, Solari… con el Guly, con Nelson Vivas…, las patadas que me pegaba en la selección y después lo tuve de compañero. La peor patada de mi vida me la dio Nelson: por las eliminatorias, en Núñez, me pegó un puntazo en el gemelo a los cinco minutos y estuve rengo todo el partido. Con Pupi tengo una gran relación, pero si te tengo que nombrar a uno, con el que llevo la mejor relación es con Mati [Almeyda], con Mati tenemos mucha química a nivel familiar, entre las esposas, excede la cancha.
-¿Y con alguno tuviste pica?
-No, nooo. Tuve una vez un encontronazo bastante lindo con Walter, con Samuel. Él estaba en la Roma. Yo soy tranquilo, pero Walter me pega una patada asesina y me hace un esguince de tobillo, entonces me doy vuelta y lo puteo de arriba abajo. Le dije de todo. Y cuando fueron corriendo los minutos me dije: ‘Paaa, creo que exageré, me fui a la mierda’. Terminó el partido y fui al vestuario de Roma a pedirle disculpas. Pero cuando Walter me ve llegar ha pensado, ‘este es uruguayo, debe venir a pelear’. Me arrimé y se tiró para atrás, creyendo que le iba a pegar. Y le digo: ‘Noooo, no Walter, te vengo a pedir disculpas. Me mataste, pero yo me zarpé’. Y después jugamos juntos en el Inter, un gurí divino.
Cacique Medina, el compadre, y Pupi Zanetti, el anfitrión
Si le dicen Álvaro, difícilmente se de vuelta. Es el ‘Chino’ para todos. O casi todos. Su mamá lo llama ‘Ale’. ¿Por qué? Porque ella eligió el segundo nombre, Alexander. ¿Alexander? Como Medina, el ‘Cacique’, el entrenador de Talleres. Jugaron juntos en Nacional…, y con Gallardo de técnico. “Es una persona divina el ‘Cacique’, y digamos que le puse algunas pelotitas para que hiciera goles”, bromea sobre su compadre. Sí, el ‘Chino’ y su señora son los padrinos de la hija de Medina. “Yo soy hincha de mis amigos, y a mí me pone feliz que les vaya bien. Me pasa con Marcelo [Gallardo]…, y con el ‘Cacique’ me pasa lo mismo, es un hermano. Y también con Isra [Damonte], que la está remando en Arsenal, y con Hernán [Crespo]…”
-Bueno, la lucha por el título en la Argentina te pone en una encrucijada: ¿Gallardo o Medina?
-Hoy voy por el lado del ‘Cacique’, porque con todo lo que ha ganado Marcelo podría aflojar en alguno. Aunque creo que el torneo local todavía no se le dio, ¿no? Bueno, pero que este lo regale con todo lo que ha ganado a nivel internacional. Igual, al ‘Cacique’ no habría que evaluarlo por si gana o pierde el torneo, su presencia en Talleres ha demostrado su valor.
-¿Quién es el ‘Cacique’?
-El ‘Cacique’ respira fútbol las 24 horas. Esa es la primera definición. Después, es un amigo íntimo, al cual adoro. A él y a su familia, su señora, sus hijos, sus padres…, son como de la familia. Vive para el fútbol. En sus últimos años de jugador, ya era un entrenador. Planificaba, estudiaba, ayuda a los entrenadores y al grupo desde otro lugar. Se merece que le vaya bien.
Recoba vivió momentos que pueden sacarle los pies del piso a cualquiera. Cuando en 2001 renovó su contrató con Inter, por algunas semanas se trató del futbolista mejor pago del planeta. Cuatro años antes, el día de su presentación nerazzurra, eclipsó hasta al mismísimo Ronaldo, que era la razón por la que explotaba el estadio Giuseppe Meazza. Perdía Inter 1-0 con Brescia, hasta que entró el ‘Chino’. Primera pelota, zurdazo de media distancia: 1-1. Minutos después, tiro libre al ángulo: 2-1. Héroe.
“Pasaron 24 años y la gente se sigue acordando. Esos dos goles los hice desde la inconsciencia de la edad, con 21 años. Entonces no tenía ni idea de lo que había conseguido. Tipo el Kun Agüero, ¿viste?, que desde su ingenuidad dice, ‘ya está, vamos a jugar…’ Fue soñado, sí, pero si lo hubiese hecho con 35 años lo hubiera disfrutado muchísimo más. Con los años entendí que se volvió inolvidable, especialmente para la gente. Y en los dos goles, porque no sabía ni cómo festejar, salgo corriendo buscándolo a Javier. Si estaba ahí era por el club, claro, pero también por él que me había recibido”, relata.
Javier es Zanetti. Recoba y su mujer, Lorena, por entonces vivían en la casa de Zanetti. “Estábamos recién casados, éramos dos gurises, llegamos a Italia y había que buscar casa. Javier nos ofreció parar en su casa y le dijimos que no, que íbamos a un hotel. Pero insistió y nos quedamos tres meses. No nos conocíamos, yo no era nadie, y eso te marca a las personas. Nunca le pregunté a Javier, pero tal vez el haya replicado el gesto que alguien había tenido con él. Después yo hice lo mismo con compañeros uruguayos y los albergué en mi casa”.
Hombre lleno de inquietudes, desde participar del programa MasterChef, hasta vender por el mundo su línea de vinos tannat y cabernet sauvignon. Desde supervisar personalmente su restaurante, ‘Il Giardino’, hasta no perder detalle de la marcha de Ecocinema, la productora de documentales que ya retrató las vidas de Forlán, Palermo y Francescoli, entre otros, y está terminando la grabación del ‘Pibe’ Valderrama.
¿Cuál prefieren? 🍷⚽ https://t.co/rOyAEvmiT3 pic.twitter.com/8J9QeA0WGu
— Álvaro Recoba (@Chino_Recoba20) September 30, 2021
-Hablemos de Tabárez.
-El ‘Maestro’ agarró un fierro caliente, en un momento dirigencial muy complicado de la selección. No había guía, no había proyecto, era solo ver quién se llevaba más… ¿me entendés? Y en base a ese cuarto puesto en Sudáfrica 2010, que para nosotros fue muy importante, se logró enderezar un poco. Y eso se sigue manteniendo. ¿Cuánto tiempo más? No lo sé. Los años pasan para todos y no sé cuánto tiempo más el ‘Maestro’ querrá estar al frente de la selección. Pero él marcó un camino en base a respeto, planificación y resultados para volver a posicionarnos.
-¿Quién es el mejor uruguayo de los últimos 30 años? Francescoli, Sosa, Lugano, Forlán, Cavani, Luis Suárez, Godín, Paolo Montero, vos…
-Noooo, yo no. Sería injusto si elijo a uno. Para mí, hay dos que fueron mis ídolos: el Enzo y Ruben Sosa. Ahora, ¿cómo ignorar a Luis Suárez…? Con los años nos daremos cuenta que Luis fue de los mejores, solo habrá que dejar que pase el tiempo.
No tiene muchas camisetas de aquella época en Europa. Sí, las de Roby Baggio, Del Piero, Pirlo y Oliver Kahn. Están guardadas en su casa de Montevideo, en el barrio Jardines de Carrasco, o en la otra residencia en Maldonado. Pero también ha regalado muchos recuerdos: “No dejan de ser cosas materiales y yo voy por el otro lado, que queden otras cosas, como la amistad y las relaciones”.
-¿Extrañás las ovaciones, la fama?
-Noooo, no nada, cero. Cero. Como tampoco extrañé haber dejado de jugar, cero. Las ovaciones me ponían bien por mis afectos, para mi eran para ellos. A mí no me cambiaba nada. Mirá, cuanto más desapercibido la pasa uno, mejor. Creo yo. Hoy, cuando me cruzo con alguien, el papá me dice: ‘Chino, ¿te podés sacar una foto con mi hijo que te adora?’ Y yo le digo: ‘No me mientas. La foto la sacamos, seguro, pero tu hijo no tiene ni la menor idea de quién soy’. Si no me conocen, mejor, pero si me conocen, no tengo problemas. Hay algunos muchachos que cuando se les termina ese cuarto de hora de fama que nos dio patear una pelota, no saben para donde arrancar. A mí no me pasó. Me reconforta haber dejado un lindo recuerdo en la gente, porque podés haber sido un fenómeno, que si te portaste como un sorete, no te quiere nadie.
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