El Cata Díaz, otra de las salidas poco felices del mundo Boca

Guillermo Barros Schelotto no se sentía bien y resolvió irse de Boca . El 29 de abril de 2007, vestido con jean y camisa, tomó el micrónofo en una Bombonera repleta en la previa de un clásico con Racing y dijo: "Sé que no me van a olvidar y yo tampoco me olvidaré de ustedes". La ovación no lo dejó terminar. Antes, el Mellizo había dicho que se iba porque no lo tenían en cuenta, porque con Miguel Russo encontró prácticamente las mismas oportunidades que había tenido con Alfio Basile. También dijo que le habría gustado jugar más minutos frente a River, más que los cuatro que le dio Russo, quien lo terminó relegando detrás de Marioni, Boselli y hasta Mondaini. No fue una salida feliz la de Barros Schelotto como jugador, por más que luego estuvo varios años gambeteando en Columbus Crew, en los Estados Unidos.

Hoy los roles están cambiados. Y es Guillermo el que, desde su liderazgo de entrenador, busca un recambio de nombres en Boca, tras la frustración por la eliminación en las semifinales de la Copa Libertadores ante Independiente del Valle. Ayer fue Daniel Díaz quien, al enterarse de que no entraba en el próximo plan de juego del DT, resolvió irse, a Getafe, de España. Pero el recambio incluirá la salida de otro experimentado: Agustin Orion, mientras que Carlos Tevez, bajoneado anímicamente, está de licencia en Montevideo replanteándose si sigue o no en Boca. No son los primeros casos de referentes que en los últimos tiempos no tienen un final feliz en la Ribera.

El Cata cayó en los errores defensivos que marcó Barros Schelotto en la eliminación. "Me hubiera gustado seguir. Estoy dolido por dejar el club de esta manera, parece que soy el único culpable. Si al técnico no le gusto más, tendrá sus razones. No puedo hacer nada contra eso. Guillermo me dejó entrever que tenía que tomar una salida", dijo el central en Radio Continental. Díaz se va a los 37 años, luego de ganar 8 campeonatos en Boca.

En la reconstrucción de Guillermo tampoco ingresa Agustín Orion. El arquero no es de la preferencia del DT, también siente que cumplió un ciclo y por eso sería reemplazado por Agustín Marchesín. Orion ganó cuatro títulos con Boca; tuvo su mejor rendimiento en el equipo invicto de Julio Falcioni en el Apertura 2011. Nunca tuvo la aceptación total del hincha xeneize, y en la Libertadores 2016 pasó de héroe a villano, de ser la figura en la clasificación por penales contra Nacional (Uruguay) al error ante el conjunto ecuatoriano en el gol del 3-1.

En los últimos años la presión por ganar en Boca fue tan grande que hizo que los ciclos de Rodolfo Arruabarrena y Carlos Bianchi como entrenadores se vieran interrumpidos antes de tiempo. Alfio Basile, disconforme porque no le llegaban los refuerzos, renunció a comienzos de 2010. El Vasco venía de ser bicampeón, tras conquistar el título local 2015 y la Copa Argentina, en la polémica final con Rosario Central, pero un mal comienzo en 2016 hizo que Daniel Angelici y demás dirigentes cortaran el vínculo que habían renovado hacía un par de meses y ubicaran en su lugar a los Mellizos Barros Schelotto. Ni el técnico más ganador en la historia xeneize, con nueve vueltas olímpicas, logró inmunidad permanente. Tras la derrota en la cuarta fecha del torneo Transición 2014 frente a Estudiantes, en La Plata, la comisión directiva resolvió su salida, cuando todavía le quedaban un año y medio de contrato. Bianchi le había pedido a Angelici "un partido más", ante Vélez, pero esa chance no llegó. Contra el mismo rival, y en la Bombonera, fue el debut de Arruabarrena, el primer jugador de la camada 98/99 en tener la chance de sentarse en el banco de suplentes. "Bianchi quería seguir, pero para nosotros era un ciclo terminado. Nos costó tomar la decisión. Carlos estará siempre en la historia del club, pero hay que empezar una nueva etapa", dijo Angelici el 28 de agosto de 2014.

El emblema xeneize de las salidas inesperadas es Juan Román Riquelme. Primero en 2012, cuando tras la final de la Copa Libertadores perdida con Corinthians anunció que se iba porque se sentía "vacío", sin energías. El regreso en 2013, ya con Bianchi, tampoco fue el soñado, y el 10 se fue masticando bronca tras no acordar la renovación con los dirigentes. Riquelme jugó su último partido con la camiseta azul y oro el 11 de mayo de 2014, con victoria por 3-1 sobre Lanús, en la Bombonera. Bianchi lo reemplazó a los 44 minutos del segundo tiempo por Sánchez Miño, para que recibiera la ovación del público. Y Román se fue a Argentinos Juniors, con el Bichi Borghi.

Hubo excepciones muy marcadas de referentes que se fueron por la puerta grande: Martín Palermo y Rolando Schiavi. El máximo goleador xeneize se retiró llevándose un arco de la Bombonera en junio de 2011, con reconocimiento unánime, mientras que el defensor se fue campeón, tras la conquista del Apertura 2011. Sebastián Battaglia probó hasta el hartazgo recuperarse de una lesión, pero la osteocondritis le puso punto final a su carrera a sus jóvenes 31 años. Fue otro de los futbolistas queridos que se retiraron bien.

Como sea, el mundo Boca es exigente. Los gustos y las presiones generan decisiones. Por eso, algunas veces, las salidas anticipadas alcanzan hasta a referentes que soñaron irse de otra manera.

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