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El boletín de Boca. Realidades, apuestas, fortalezas y debilidades en la era Sebastián Battaglia
En solo tres partidos, el nuevo entrenador le cambió la imagen al equipo, en un proceso que lleva tiempo y trabajo, dos elementos que el fútbol argentino no suele ofrecer
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Cuando hace 13 días asumió como DT de Boca, Sebastián Battaglia tuvo los mismos problemas que una persona cuando se sube a conducir un tren en movimiento. La falta de tiempo no contribuye para acomodarse y hacer que el equipo tome el rumbo y se identifique con su propuesta. Sin embargo, de a poco logra acomodarse a esa vorágine en la que está inmerso el fútbol argentino.
Más allá de los rápidos resultados positivos, que siempre son aliviadores y permiten trabajar con más holgura, lo más importante pasa por el cambio de imagen que evidencia el club de la Ribera como equipo.
Lo más notorio queda reflejado apenas comienzan los partidos. Boca se para mucho más adelantado que con Miguel Angel Russo, asumiendo un rol más protagónico y no tan expectante. Más claro: el Boca de Battaglia tiene como prioridad buscar el gol propio por encima de proteger su propia valla, aun cuando eso lo sigue haciendo bien.
La estadística expone eso: de los 6 tantos que marcó el Xeneize en las primeras 9 fechas del torneo, cuatro los hizo en las últimas tres fechas (1,33 goles por encuentro), ya con el cambio de entrenador. En tanto, en las seis jornadas anteriores apenas había podido anotar dos con Russo (0,50 de coeficiente), y ninguno en esos choques con Banfield y San Lorenzo disputados con la Reserva.
Pero detenerse solo en los goles anotados sería un error. Porque eso es una consecuencia de un dato más alentador y positivo de este Boca, que sigue buscando encontrar una identidad de juego. Un sistema que lo distinga. Y allí sí es claro el cambio de paradigma.
Al tener la pelota más tiempo que su rival y jugar más cerca del área contraria, el equipo de Battaglia patea más al arco. La fórmula, tan antigua como el fútbol, no parecía sencilla hasta hace apenas dos semanas. Como una regla de tres simple, a más chances generadas, más probabilidades de llegar al gol.
Eso es lo que ocurrió en los últimos tres partidos, donde 10 de los 36 remates realizados fueron al arco, luego de una racha de pésima puntería y escasos recursos en ataque. En todos los casos, la posesión fue ampliamente favorable al conjunto azul y oro (72% vs. Patronato, 65% ante Platense y 60% contra Racing).
Los intérpretes utilizados por el joven DT también dejan clara esta búsqueda. La línea de 5 que implementó en varias ocasiones Miguel Russo ya no forma parte de las opciones.
En la defensa, a la sobria tarea de Agustín Rossi se le suma una zaga que por momentos parece impasable: Carlos Izquierdoz y Marcos Rojo se afianzan cada día más, por presencia, experiencia y voz de mando. Atrás quedaron las discusiones acerca de la ausencia de Lisandro López (lesionado) y ya nadie extraña a Carlos Zambrano, que -con flojos rendimientos- casi siempre aparecía en la foto de los goles rivales.
El caso del exhombre de Estudiantes y Manchester United es elogiable: luego de sufrir varios contratiempos por lesiones por su larga inactividad (antes de llegar a la Ribera) en vez de tomarse vacaciones eligió ponerse a punto en lo físico en el último receso y hoy cosecha los frutos de esa decisión. Sano, Rojo es insustituible.
En los laterales, el arribo del peruano Luis Advíncula le quitó espacio a Marcelo Weigandt y todavía no marca la diferencia. Por la izquierda, cuando Frank Fabra decide dejar toda su jerarquía en el vestuario, la alternativa es Agustín Sandez o incluso del pibe Valentín Barco.
En el medio hay una expectativa y una realidad. Hoy Boca da ventajas en la posición de volante central. Esteban Rolón (todavía en período de adaptación) no encuentra su lugar: ni recupera, ni asiste, ni se ofrece como salida. El exHuracán debe enfocarse en uno de esos roles y fortalecerse allí, si pretende tener más rodaje.
De todas maneras, el número 5 de Battaglia tiene nombre y apellido: Jorman Campuzano. El entrenador está convencido de que el colombiano puede recuperar el gran nivel que exhibió a comienzos de 2020. Pero en este momento atraviesa un momento personal complejo (con su pareja esperaban mellizos y uno de los bebés murió durante la gestación).
El atrevimiento de los juveniles puede ser otra opción. La exitosa fórmula “MVA” sigue sin reencontrarse en un partido. De ellos, cada uno disputó un partido como titular, aunque es verdad que la lesión de Agustín Almendra (esguince del ligamento colateral interno del tobillo izquierdo, ya recuperado) alteró los planes. En relación a Alan Varela, el predio de Ezeiza dicen que lo quieren llevar de a poco, para evitar que la sobreexposición y todo lo bueno que se dice de él, lo termine perjudicando. En una etapa de consolidación, los consejos y los cuidados son mucho más importantes que los minutos jugados. Cristian Medina entra y sale.
En esa zona hay otro nombre que, recuperado, es importante: Diego González. El buen presente del Pulpo disimula una ausencia que pronto volverá al equipo y que también puede ser un refuerzo de enorme jerarquía: Eduardo Salvio. Después de dejar atrás una grave lesión (en febrero se rompió el ligamento cruzado de su pierna izquierda), el Toto comenzará a entrenarse con sus compañeros a fines de septiembre y volvería a jugar en octubre.
A ellos se les suman la auspiciosa presencia como enlace de Aaron Molinas, muy lúcido con la pelota en los pies y sin ella. Y la flamante incorporación que pareciera estar hace años en el club: Juan Ramírez.
“El armado de la mitad de la cancha depende de cómo se forme el equipo. Lo que vamos buscando, justamente, es la palabra ‘equilibrio’”, resumió el DT, luego del empate ante Racing.
En estas primeras semanas como entrenador de Boca, lo que más precisa Battaglia es lo que no abunda: tiempo de trabajo y de pruebas. Definir a qué quiere jugar, con una identidad clara. Que la estrategia pueda modificarse en algún momento o ante algún rival específico, pero no el ADN que lo distinga. Solo la continuidad de entrenamientos y de partidos aceitarán el engranaje y mejorarán la mecanización y automatización de acciones y movimientos.
Esto último queda más en evidencia del mediocampo hacia adelante. La inestabilidad física y las lagunas de Edwin Cardona lo sacaron del equipo. A la vez, mientras Nicolás Orsini sigue en recuperación (“sinovitis postraumática con lenta evolución en su rodilla derecha”, según el parte médico), el DT le da minutos y confianza a Luis Vázquez, el goleador de la Reserva.
El chico hizo un gol de Nº 9 de área frente a Patronato (centro pinchado de Zeballos desde la izquierda y cabezazo con pique al suelo) y frente a Racing cumplió una buena tarea: tuvo un mano a mano que le ganó Arias, estuvo muy lúcido en ese cabezazo cruzado que sacó Nery Domínguez sobre la línea y frente al duelo áspero con Sigali, un defensor experimentado, supo moverse por afuera del área, buscando generar espacios para ofrecerse como alternativa de pase.
Estas son imágenes del gol de Vazquez que le dio la victoria al Xeneize ante Patronato.
— Senti.mientoxeneize (@SMientoxeneize) August 25, 2021
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Por los extremos, Pavón exhibe, por ahora, solo algunos chispazos de aquel delantero top que deslumbró en 2016 y 2018, y terminó jugando los Juegos Olímpicos de Rio y el Mundial de Rusia. Mientras, Norberto Briasco no logra consolidarse.
Además, por lo que dio a entender Jorge Bermúdez, integrante del Consejo de Fútbol, Sebastián Villa se sumará al plantel en los próximos días (luego de cumplir la cuarentena) e intentará ganarse un lugar en un equipo donde, según él mismo dijo desde Colombia, no quería volver a jugar.
Lo más positivo de este comienzo de ciclo es que Battaglia demostró que nadie tiene un lugar garantizado en el equipo, y que no le tiembla el pulso para hacer rápido las modificaciones.
Así como le falta tiempo para encontrar la mejor versión de su equipo, el entrenador no regala minutos si los once que están dentro del campo no logran edificar lo que él pretende. Si Fabra está bajo, no juega. Si Cardona no logra plenitud física, verá los partidos desde la tribuna. Y si el desgaste hace que Pavón no logre completar los 90 minutos, es primera alternativa de cambio. El contexto de este Boca sin caciques también favorece en este sentido al joven DT.
“El primer partido (ante Patronato) fue más difícil en cuanto a la tenencia y no haber encontrado del todo esa manera que pretendemos; en el segundo (con Platense) vimos más cosas de lo que buscamos; ante Racing fuimos el equipo que más buscó el triunfo ante un rival difícil, pero nos faltó la puntada final. Nos faltó tener ese pase fino y tomar mejores decisiones”, evaluó Battaglia acerca de estos tres primeros juegos.
Después del choque del sábado próximo ante Central en Rosario, por primera vez desde que asumió Battaglia tendrá 10 días de trabajo intenso, gracias al parate del torneo por las elecciones PASO que se desarrollarán en la Argentina el domingo 11 de septiembre.
Luego, desde el 14 hasta el 12 de diciembre, Boca jugará 16 partidos en 90 días, que pueden ser 18, si supera a Patronato por los cuartos de final de la Copa Argentina, y luego avanza hasta la final de esa competencia.