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El Boca del mañana: cómo trabaja el club xeneize con sus juveniles para disfrutarlos en el futuro
El semillero del club planea iniciar el período de cosecha; nombres y apuestas de cara a lo que viene
- 12 minutos de lectura'
Apenas cuatro de los 17 chicos que debutaron en la Primera de Boca en los dos partidos frente a Banfield y San Lorenzo volvió a jugar en encuentros oficiales posteriores. Son el lateral derecho Eros Mancuso, los mediocampistas Rodrigo Montes y Gabriel Vega, y el delantero Vicente Taborda.
Pero nada de eso puede tomarse en sí como negativo. Al contrario. Lo lógico, después del contexto inédito y extraordinario en el que se dieron sus estrenos oficiales, es que ese paréntesis se cierre y cada uno vuelva al lugar que les corresponde.
“Los chicos sabían de antemano que al lunes siguiente tenían que jugar por el torneo de Reserva contra Talleres. Esa es su realidad hoy. Tienen que estar contentos por la posibilidad que tuvieron de mostrarse, y por lo bien que lo hicieron, pero era importante que volvieran a poner los pies sobre la tierra”, comparten a LA NACION en las entrañas del Predio de Ezeiza.
La serie de eventos desafortunados ocurridos tras la eliminación copera en Belo Horizonte le ofreció a Boca un escenario impensado, inédito y finalmente muy positivo. Que en realidad aceleró los tiempos y evidenció los planes que tiene el club de cara al futuro. En el cual, en cada mercado de pases será mucho más frecuente mirar puertas adentro antes que hacia fuera.
El muy buen nivel exhibido por los juveniles en los partidos frente a Banfield y San Lorenzo le permite al club de la Ribera ilusionarse. El semillero Xeneize, tantas veces cuestionado por no nutrir de valores al primer equipo, ahora sí parece iniciar en serio el período de cosecha y aprovechamiento.
Nada es casualidad. Desde que en diciembre de 2019 Juan Román Riquelme asumió como máxima autoridad del Consejo de Fútbol, se decidió apostar por los pibes, después de años en los que el club se había convertido en un proveedor de buenos valores... que aprovechaban otros. Después de toda la inversión, la etapa de consolidación se daba en otra institución.
Poco después de las elecciones, el Consejo tomó una decisión drástica, más vinculada con lo político que por con las aptitudes de cada uno. Echó a Nicolás Burdisso (director Deportivo), a Rolando Schiavi (Reserva), a Héctor Bracamonte (cuarta), a Sergio Saturno (quinta), a Gustavo Pinto (sexta), a Leonardo Testone (séptima), a Víctor Marchesini (octava) y a Luis Lúquez (novena), y puso a gente de su afinidad. Así fue que llegaron Hugo Ibarra (Cuarta), Roberto Pompei (Cuarta), Walter Pico (Quinta), Matias Donnet (Sexta), Antonio Barijho (Séptima), Pablo Ledesma (Octava) y Mauro Navas (Novena). Todos coordinados por Blas Armando Giunta.
Jorge Bermúdez resumió qué busca el Consejo de Fútbol con este cambio de paradigma: “Antes se contrataban muchos jugadores y los juveniles no jugaban. Por eso se iban. Nuestra ilusión es que se fortalezcan. Tenemos que conseguir un equipo campeón que acompañe el crecimiento de los chicos”, declaró a TNT Sports.
Hoy Boca considera que sus inferiores son un espacio de formación. No solo en lo referido a lo fútbolístico, sino también a lo humano y lo académico. El foco no está puesto en los resultados, sino en brindarle a los chicos el espacio suficiente para desarrollarse en todos los ámbitos. Acompañarlos en un proceso clave de sus vidas, donde también conviven con la posibilidad de no llegar a Primera. Y allí es muy importante la contención, coordinado por el Departamento de psicología del club.
Giunta, Giunta, Giunta... 🎶🎶#HolaSoyBlasArmandoGiunta 👋🏻#BocaPredio pic.twitter.com/D5OOOzhaHB
— BocaPredio (@BocaPredio) April 25, 2021
Con Blas Giunta como coordinador, hoy en el Predio de Ezeiza existe un real proceso de promoción y consolidación de los jugadores. Los chicos se sienten observados y puestos a prueba a diario. No todo queda en aisladas pretemporadas con el plantel superior y pocas chances concretas en la Primera.
Más allá de lo inédito de lo sucedido ante el Taladro y el Ciclón, las estadísticas sustentan lo que pregonan varios de los que forman parte del día a día en el fútbol de Boca. Durante su segundo ciclo al frente del equipo, Miguel Ángel Russo hizo debutar a once juveniles: Gastón Ávila (19 años), Exequiel Zeballos (19), Luis Vázquez (20), Alan Varela (19), Cristian Medina (18), Agustín Sandez (20), Renzo Giampaoli (21), Ignacio Ezequiel Fernández (18), Nicolás Valentini (20), Valentín Barco (17) y Aarón Molinas (20). Aunque también es cierto que, más allá de la auspiciosa y breve irrupción de la fórmula MVA (Medina, Varela y Almendra), todos ellos continúan su etapa de consolidación.
Para que este sistema de trabajo sea exitoso es fundamental la comunicación constante que existe entre el Consejo de Fútbol, el cuerpo técnico del plantel profesional y Sebastián Battaglia, el hombre más ganador de la historia de Boca y hasta hace dos meses y medio entrenador de la Reserva.
Su nombramiento como sucesor de Russo, solo hizo acrecentar esa tendencia de potenciar el trabajo realizado en Ezeiza. Entrenarse todos juntos en un mismo espacio promueve la facilidad de probar o sumar un juvenil a una práctica de fútbol en cualquier momento. El lugar que dejó el exmediocampista en Reserva lo tomó Hugo Ibarra, otro emblema de la década dorada del club de la Ribera.
Aun cuando alguna aparición destacada genera el entusiasmo lógico de verlo en acción más seguido, los tiempos se respetan. En contextos normales, la consolidación de un futbolista puede demorarse uno, dos e incluso tres años. El ejemplo de cuatro nombres, con claro protagonismo en los últimos años en el club de la Ribera, así lo evidencia. Riquelme debutó en noviembre de 1996 y recién fue titular indiscutido en el segundo semestre de 1998. Carlos Tevez jugó su primer partido en octubre de 2001, tuvo continuidad en 2002, pero se afianzó en 2003. Sebastián Battaglia arrancó su carrera en mayo de 1998, pero comenzó a enhebrar partidos con más frecuencia a partir del 2000. Y lo mismo le pasó a Nicolás Burdisso: estrenó la camiseta azul y oro en octubre de 1999 y recién logró meterse entre los 11 en 2001.
“Hoy veo la cara de Zeballos, convencido de que es un jugador de primera. Veo la cara de Molinas compitiendo con el jugador que está al lado, que es de selección. Veo la cara de Sandez y noto que no le pesó ninguno de los dos partidos contra Mineiro. Veo que Varela, cuando juega, demuestra que es importante. Veo que cuando Medina tuvo buenos momentos se lo reconoció. Veo a Vázquez y me alegra mucho porque hace rato se venía esperando que asumiera el rol y lo está asumiendo”, destacó Jorge Bermúdez, integrante del Consejo de Fútbol, en una reciente entrevista con TyC Sports.
“Boca tiene muy buenos jugadores, pero hay que dejarlos crecer. Hay que cuidarlos y protegerlos. Porque si no, termina siendo negativo para ellos”, le destaca a este diario uno de los engranajes de toda esa maquinaria con sede en Ezeiza. Y explica: “A la vez, es muy difícil que jueguen todos juntos. Sobre todo en la etapa de consolidación. Hay que rodearlos con gente de experiencia. Cuando arrancó Tevez, al lado suyo estaban Delgado y Guillermo. Battaglia tuvo a Serna y a Cagna y más tarde a Cascini. Y lo mismo le pasó a Burdisso: en sus primeros años como titular al lado suyo estaban Bermúdez, Samuel y Schiavi. Ese mix es lo que va a potenciarlos.”
En sintonía, Bermúdez alertaba en esa charla con TyC: “Me gusta muchísimo el espíritu con que estos chicos se tomaron este desafío. Me gusta muchísimo la manera y la forma en que se han ido convenciendo, desde hace dos años, de que se podía llegar a la primera. Pero también sigo viendo en ellos un proceso. Es importante que los hombres que manejamos el futbol del club no perdamos nunca el norte, para que ellos tengan el espacio correspondiente y se puedan acomodar. No se les puede exigir como si ya fueran de Primera. No está bien que se diga “O los juveniles o los más experimentados” o “Battaglia apuesta por los juveniles y ahora los sacó...” No, no, no. Ellos son parte de este club, de este plantel y seguramente parte muy importante de lo que quiere Sebastián. Pero dejémoslos crecer, que vayan paso a paso”.
A la distancia, los que conviven en el día a día con el grupo de juveniles que debió salir a jugar contra Banfield y San Lorenzo coinciden en que el hecho de que se haya dado todo de una manera tan apresurada contribuyó a olvidar los nervios habituales. “Los chicos jugaron el viernes, se fueron a sus casas y al día siguiente se enteraron de que debutaban en primera. Vieron un video con los movimientos del rival, se paró un equipo posible, durmieron la siesta y fueron a la cancha. Tal vez fue bueno que no tuvieran tiempo de pensar mucho lo que estaba sucediendo. Y esa adrenalina les hizo sacar fuerzas de donde no tenían”, analizan a la distancia. Y agregan: “Cuando en la mitad del partido con San Lorenzo les cayó la ficha, se empezaron a acalambrar”.
Hola, soy “El Negro” Ibarra 👋🏻#BocaPredio pic.twitter.com/KRczVVhkPS
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Lejos de lo que se cree, la mayoría de los que jugó en esa doble fecha no están acostumbrados a jugar entre sí, sino que fueron un mix de la Reserva, la Cuarta y la Quinta. Sí están habituados a compartir el predio y algún entrenamiento. El hecho de que todos vayan sintiendo que tienen la posibilidad es algo que los favorece. A ellos y a los que vienen detrás.
“La prioridad de Boca hoy no es salir campeón en las categorías de inferiores, sino formar a los chicos. Que busquen salir jugando de abajo, ejercitar que los laterales se manden al ataque, que el arquero se afirme con el juego con los pies. Y eso, a largo plazo, va a impactar en la Primera”, valora otra voz frecuente en el Predio.
El sistema de juego que se utiliza en las inferiores de Boca y la importancia del enganche.
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🗣 La palabra de Pablo Ledesma, entrenador de la octava división.#SemanaDeLaOctava 💙💛💙 pic.twitter.com/2VI8kIJmon
En Ezeiza no solo tiene premio el que juega bien. Es habitual que Riquelme pida el informe correspondiente para saber cómo están los chicos en la escuela: si están al día con los estudios o no, y si asisten o no a clases. “Acá formamos personas, que además juegan al fútbol”, afirman. Con esta gestión, nadie que no haya terminado la secundaria se consolidará en la primera división.
Cada chico tiene una carpeta personalizada donde se analizan diferentes parámetros, y que van desde lo futbolístico hasta cuestiones vinculadas con la personalidad de cada uno: si necesita apoyo, si precisa acompañamiento familiar, cómo les va en el colegio. En relación a este nivel de detalle, el presidente del Consejo de Fútbol elogió en varias ocasiones el trabajo realizado anteriormente por Nicolás Burdisso, que a comienzos de 2020 se vio obligado a emigrar como consecuencia del cambio de dirigencia.
Las tentaciones son demasiadas y muy accesibles. Un juvenil que debuta en la Primera de cualquier club automáticamente es objeto de deseo. Y eso puede confundir, marear, desenfocar. Allí es donde el club debe estar muy atento. Desde el club evitan dar nombres, precisamente para cuidarlos, pero le reconocen a este diario que hay al menos tres casos de juveniles que fueron bajados de categoría por llegar a una práctica sin dormir o por ausentarse de la escuela. En este último caso fue el propio Riquelme el que levantó el teléfono, llamó a los padres y entre todos le hicieron entender al chico su falta. No solo por su bien, sino para que sirva de ejemplo a los que vienen atrás.
La maquinaria es sencilla y está aceitada: detrás de cada pibe que se promueve a primera hay un comité, integrado por el Consejo, Giunta y Battaglia, que evalúa quién merece una chance, considerando lo deportivo, lo humano y lo académico. Y se les da contención, como sucedió por ejemplo con el caso Almendra. En tres años el chico pasó de estar cotizado en 25 millones de euros y casi emigrar al Napoli a padecer un grave problema familiar que lo llevó a replantearse seguir jugando profesionalmente al fútbol.
En 2020, durante meses decidió no entrenarse. En Boca supieron acompañarlo a tiempo en todo ese proceso y lo recuperaron. No solo porque ahora suele ser titular, sino porque volvió a ser feliz jugando a la pelota y formando parte de un plantel. De hecho, durante su reciente lesión no dejó de acompañar al equipo a cada encuentro, aun cuando no podía ingresar al campo.
Así se presenta Andrea, coordinadora del área de psicología de Boca.#HolaSoyAndrea 👋🏻#BocaPredio 🔵🟡 pic.twitter.com/kBj4vPJov3
— BocaPredio (@BocaPredio) April 11, 2021
El objetivo de Riquelme es que, en un futuro cercano, Boca casi no salga de compras y se nutra de sus inferiores. El exvolante creció rodeado de formadores (Griffa, Bianchi y Pekerman) y absorbió esa valoración del semillero. Nadie lo dirá en voz alta, pero el hombre de Don Torcuato planifica un escenario de continuidad de la actual dirigencia. En ese hipotético contexto, hay un plan de acción que, si las urnas acompañan a finales de 2023, concluiría en 2027 o, hipotética reelección mediante, en 2031. Riquelme es consciente de que los pibes que hoy tienen 12 o 13 años explotarán en el próximo mandato.
Los que se destacan: Pedro Velurtas (lateral derecho, Reserva); Sebastián Díaz Robles (arquero), Santiago Gauna (mediocampista) y Javier Morales (delantero), de la Quinta División; Lautaro Di Lollo (zaguero), Santiago Dalmasso (volante ofensivo) y Julián Ceballos (enganche), de la Sexta; Aaron Anselmino (zaguero), Juan Pablo Moreno (enganche) y Jerónimo Campos (carrilero por la izquierda), de la Séptima.
Pero el ídolo devenido dirigente también es consciente de que a Boca le cuesta mucho planificar a largo plazo sin que las urgencias le alteren el día a día. En el Mundo Boca, el árbol puede tapar el bosque. Y entonces, aparecen casos concretos de incorporaciones de jugadores que atentan contra esa promoción de chicos. El peruano Advincula compite por el lateral derecho con Marcelo Weigandt, las llegadas de Rolón y Juan Ramírez les quita terreno a Medina y Varela. Y Briasco y Orsini son primera opción por sobre Zeballos y Luis Vázquez.
Lo que sí es cierto es que este modelo también favorecerá un futuro cercano que será complicado para los clubes argentinos en lo referido a la economía. Con un dólar altísimo, será cada vez menos atractivo el mercado futbolístico de nuestro país. Brasil, México y la MLS aparecen como destinos más seductores para aquellos jugadores de elite que deciden salir del ajetreado ritmo de la competencia europea y buscan sumar los últimos billetes a sus cuentas, antes de colgar los botines.
En ese contexto, que Boca apunte a potenciar a su semillero es algo que puede generarle grandes satisfacciones a un costo bajo.
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