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El Boca 2022, en marcha: hubo acuerdo entre Sebastián Battaglia y Juan Román Riquelme para que siga como entrenador
La cumbre entre el DT y el Consejo de Fútbol se concretó anoche; el nuevo vínculo es hasta diciembre del año próximo
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Se acabó la historia de las especulaciones y el Consejo de Fútbol cerró de manera informal al entrenador que se hará cargo de Boca en 2022, un año más en el que participará de la Copa Libertadores, el gran anhelo. Solo falta el anuncio oficial del club, que se demora pese a que el trato ya está consensuado de palabra. Sin sorpresas, claro: tal como anticipó LA NACION, Sebastián Battaglia acordó anoche la renovación hasta diciembre del próximo año. Aunque generó dudas, Juan Román Riquelme y sus laderos le dieron el premio -que el entrenador esperaba- a partir de los objetivos cumplidos en el segundo semestre de 2021.
La obtención de la Copa Argentina ante Talleres, y por ende la clasificación directa al certamen continental, y haber dejado al equipo en el segundo puesto (de tres que sacaban el pasaje) de la tabla acumulada local, les ganaron a los interrogantes que existían puertas adentro de la oficina perteneciente al equipo de trabajo del vicepresidente.
La decadencia futbolística, derrumbando mucho de lo bueno que había sido el arranque del mini ciclo de los últimos cuatro meses del 2021, y la sensación del mal manejo del grupo dejaban abierta la evaluación sobre la continuidad. Sin embargo, al retorno desde Riad, Arabia Saudita (donde le ganaron por penales a un Barcelona alternativo), el Consejo se terminó de convencer en extender ese proyecto que ya tenía pensado desde que inició la gestión, hace dos años.
La enorme cantidad de modificaciones de un encuentro a otro -que tan cuestionados fueron dentro y fuera del predio de Ezeiza-, alguna conferencia de prensa pedida por el entrenador para aclarar cuestiones internas que generaron más ruido a raíz de sus expresiones sin sentido, los actos de indisciplina que involucraron a Sebastián Villa, Edwin Cardona (ambos colombianos están cerca de irse del club) y Carlos Zambrano hace pocas semanas y los reproches del propio técnico a sus dirigidos por las filtraciones a la prensa fueron puntos importantes que pesaban a la hora de la indecisión sobre su continuidad.
Encima, aunque su voluntad era continuar en el club en el que más títulos ganó como futbolista y lo convirtió en ídolo, en el análisis de Battaglia estaba el episodio del micro que protagonizó Riquelme: si bien la charla dentro del vestuario no tuvo contenido caliente, la manera de hacer bajar del ómnibus a los futbolistas fue la que más disgustó al santafecino y a muchos de sus dirigidos, más allá de no haberlo manifestado cara a cara ni en apariciones públicas.
Quedó sobrevolando su frase posterior tras el pasaje a la final de la Copa Argentina: “Me voy, me voy, no vaya a ser cosa que se me metan en el vestuario”. En el club –e incluso desde el mismo Consejo de Fútbol- sentencian que esa frase fue irónica, dedicada al tratamiento que hizo la prensa sobre aquella noche en la que el directivo se llevó los flashes y hasta que los dos protagonistas se reían en el predio de Ezeiza cuando escuchaban las repercusiones que habían generado esas palabras.
En la reunión entre Riquelme, Battaglia y el Consejo de este lunes, justamente, también tocaron temas sobre esos puntos de convivencia, además de empezar a coincidir en refuerzos, salidas y retornos por préstamos (como el caso del central Gastón Ávila o el del delantero Walter Bou, por ejemplo).
La Copa Argentina le dio impulso a Battaglia
La firma fue por un año y con una actualización en los números: Battaglia había llegado a diciembre con el contrato de dos años como DT de la reserva. Puertas adentro era considerado un interino, pero se palpaba en simultáneo que también era observado y analizado como técnico definitivo. De hecho, a un interino no se lo presenta ante los medios como lo hicieron con él tras la salida de Miguel Ángel Russo, en agosto.
En cuanto a refuerzos, pretenden incorporar un N° 9 de jearquía que llegue para ser titular o -en función de las posibilidades económicas- que compita con Luis Vázquez), un delantero con características de wing como Ángel Romero (Villa y Pavón se irían) y un zaguero central por las extensas suspensiones internacionales que recaen sobre Carlos Izquierdoz y Marcos Rojo, por el escándalo que se dio en los vestuarios del estadio Mineirao, tras la eliminación de la Libertadores frente a Atlético Mineiro.
Así las cosas, ahora -más que nunca- el ex volante central ya es considerado el técnico por el que apuesta Boca para levantar la séptima Copa Libertadores, un anhelo que lleva 15 años de espera. Ahora sí, las manos se ponen a la obra por un equipo que se luzca más, tenga una identidad más definida y sostenida en el tiempo, y logre los objetivos con un método más gustoso.
También sigue Ibarra
Hugo Ibarra también acordó su continuidad como DT de la Reserva.
De muy buena tarea desde que sucedió a Battaglia cuando el exmediocampista se hizo cargo del primer equipo (no perdió ningun partido y se coronó campeón), el formoseño extendió su contrato hasta el 31 de diciembre de 2022.
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