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Coudet y Alfaro disfrutan lo que (por ahora) no tiene Almirón
Es la recta final de la Superliga, donde no solo se definirá al campeón, sino también la clasificación a las copas, los descensos y la continuidad de los entrenadores. La 22ª fecha tiene dos platos fuertes para este sábado: el líder Racing visita a Colón en Santa Fe (desde las 19.20), mientras que Boca y San Lorenzo cerrarán la jornada (desde las 21.30) en la Bombonera. La Academia quedó eliminada rápido de la Copa Sudamericana, el xeneize trata de sellar su pasaporte a la Copa 2020, mientras busca controlar la obsesión para ganar la séptima en la actual edición de la Libertadores, y el Ciclón tiene ganas de competir con convicción en el actual certamen internacional, pero mirando la actualidad en el torneo doméstico. Nadie descuida nada porque los puntos perdidos en el presente se pueden sufrir en el futuro. Y, en ese sentido, hay un punto que refleja la realidad de los tres entrenadores: Gustavo Alfaro y Eduardo Coudet tienen lo que (por ahora) le cuesta horrores conseguir a Jorge Almirón: poder de gol.
Mientras los dos primeros se alimentan de la creatividad y desequilibrio de sus delanteros, Almirón padece los partidos. Porque ve que cuando en algunos pasajes su equipo juega bien, no convierte. Como contrapartida –más Boca que Racing– ambos cuentan con un respaldo mayor en variantes y soluciones ofensivas. De Boca se discute el juego, de Racing si las variables de recambio defensivas están a la altura de lo que sucede de la mitad de cancha en adelante, pero los dos tienen gol, pueden convertir incluso sin sumar merecimientos previos. San Lorenzo no: tiene un déficit en el juego (genera poco) y, cuando lo hace, tampoco cuenta con la eficacia de sus atacantes para que la ecuación sea menos preocupante.
Si se toma como referencia los parámetros en la actual Superliga, Racing suma 39 goles; Boca, 32 y el Ciclón, que está último (aunque con un partido menos jugado), 18.
Coudet tiene en su capitán y abanderado a Lisandro López, autor de 16 goles, el líder en la tabla de artilleros. Pero también tiene otros delanteros con oficio y poder de fuego, como Cristaldo (4) y Cvitanich (2), Andrés Ríos (también llegó recién, no convirtió en el certamen local pero sí en la Sudamericana). Y tiene mediocampistas que pueden pisar el área rival y convertir: Augusto Solari (4), Pol Fernández (3) y Matías Zaracho (3); separó del plantel a Centurión pero antes de eso el exBoca había aportado otros tres festejos; también Bou sumó otra anotación. Neri Cardozo no convirtió aún, pero –por características y despliegue– siempre está cerca de hacerlo. Y en estos casos no solo es importante tener definidores sino también asistidores, que ayuden al equipo desde los últimos pases: Pol Fernández acumula (5) en la actual Superliga, Solari (4), Zaracho (3), Cvitanich y Licha, una cada uno. Durante el certamen, diez jugadores distintos se anotaron en las redes rivales, sin contar el gol en contra de Burdisso en el clásico con Independiente.
Licha, más goles que todos los 9 de Boca
Boca tiene goles para tirar al techo. Que no pueda convertir como ante Wilstermann en Bolivia está más cerca de ser una excepción que una regla. De hecho, incluso en un ciclo de Alfaro que está en pleno recambio y búsqueda de un nuevo equipo, fue en el único de sus nueve partidos oficiales que no convirtió.
No tiene un Nº 9 que le garantice 16 goles como Licha López en Racing, pero entre todos los 9 suma 15 festejos: Carlos Tevez (5), Ábila (4), Zárate (4) y Benedetto (2). Todos futbolistas, además, que pueden asistirse entre ellos o darle un pase gol a otro compañero, sea volante o defensor. Zárate lidera en Boca la tabla de asistencias con (6), Wanchope tiene (3) y Benedetto (2).
El equipo xeneize se puede dar el lujo de tener a Pavón lesionado (aunque es cierto que está lejos de su mejor versión) y a Villa perdiendo terreno para ser titular, pero no por eso deja de ser peligroso en ataque. Si a eso le agrega, además, más situaciones como la anotación de Almendra ante Unión (un mediocampista que llegue desde atrás por sorpresa) o el casi gol de Nandez a Wilstermann, o más regularidad en los movimientos verticales de Reynoso, tendría la cuota de gol cubierta.
Almirón, en cambio, sabe que necesita que San Lorenzo empiece a hacer goles para salir de la última posición en la tabla: no convirtió en 6 de sus últimos 10 partidos, incluido el 0-0 con Melgar, en Perú, por el debut en la Copa Libertadores. Y las únicas veces que hizo dos en un mismo partido, tampoco le alcanzó para ganar: empató 2-2 con Aldosivi, en Mar del Plata, y perdió con Argentinos (2-3) en el Nuevo Gasómetro.
En la actual Superliga, el goleador del Ciclón es Nicolás Blandi (6), lo siguen Reniero (3), Gaich (2) y Botta (2). Recién llegaron, pero Andrés Rentería, Gustavo Torres, Juan Camilo Salazar están en deuda, también jugadores ofensivos como Belluschi, Castellani y Fértoli, que deberían tener más presencia desde las asistencias o las conversiones. En la tabla de asistencias, el único que suma dos es Botta. Lo siguen Senesi, Elías Pereyra, Blandi, Reniero, Herrera, Merlini (se fue a Defensa y Justicia), Belluschi, Rentería y Damián Pérez. Que hoy el jugador más desequilibrante ofensivamente –rompiendo líneas y desbordando– sea un central como Marcos Senesi es un reflejo de que algo no funciona bien en la estructura colectiva. Román Martínez, llegado de Morón, fue pensado como un actor de reparto para la campaña, pero termina teniendo un rol protagónico desde su visión de juego, buen pase y porque, en medio de las dificultades ofensivas, se animó a pisar el área y rematar: y así le hizo un gol a Argentinos.
Claro que sin juego es mucho más difícil que haya goles. Hoy el principal déficit de San Lorenzo es que no genera tanto, que sus movimientos son forzados. Las responsabilidades son más colectivas que individuales, no es que sus delanteros tienen chances claras o mano a mano y las erran, aunque también pasa, como el penal que Campaña le atajó a Blandi. Pero su caudal ofensivo, más allá de las pruebas y cambio de sistemas y nombres de Almirón, está en la generación. Poco respaldo del equipo para que los delanteros lleguen más armados a los últimos 30 metros.
Quedan pocas fechas para ajustar los indicadores (en el caso de San Lorenzo) y para confirmar tendencias (para Racing y Boca).
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