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Edgardo Bauza: "A esta altura de mi vida, si me cuestionan en Rosario Central, saludo y me voy a Quito"
Necesitaba volar, irse lejos de casa. Los ocho traumáticos meses en el seleccionado argentino, con apenas 8 partidos, lo invitaron a desaparecer por un buen tiempo. "Me vinieron a buscar. Me pareció raro, pero al menos fue una experiencia familiar. Estuvimos cuatro meses en Arabia Saudita y seis meses en Dubai. Es un fútbol que no tiene formación. En Arabia Saudita, la religión condiciona todo. Ellos tienen cinco rezos al día, entonces los entrenamientos tienen que adecuarse a esas situaciones, la comida es muy particular. Y vivía con un traductor encima mío todo el día... En Dubai la pasamos bien. Mi hijo aprendió inglés enseguida y tiene cinco años; habla con la madre y me dejan afuera de las charlas", lanza la primera carcajada Edgardo Bauza. Se refiere a Nicolás, el niño que tuvo con Maritza, su mujer ecuatoriana. "Entró en un muy buen colegio y aprendió rapidísimo", detalla el técnico de Rosario Central, el campeón de la Copa Argentina. Juega con los sentimientos, con la nostalgia. El fútbol, y el paso del tiempo, lo atraviesan.
"En Quito tengo mi casa, frente a un valle, tengo todo armado, mi señora vive allá, familia y amigos… Ellos se quedaron, los extraño, no es fácil. Acá, todos los días es palo y palo, entonces me mantengo ocupado. Tengo ganas, sigo con el fuego sagrado y más porque estoy en Central. Y por lo que se viene, que son tres meses muy activos. Hoy hablaba con mi señora, le decía que estaba motivado por todo lo que nos jugamos. Porque la verdad, entre nosotros, sin esta motivación, me voy a la mierda hoy", asume el conductor, vigente y coloquial, en una íntima charla con LA NACION.
"Cuando se termine todo en Central, me voy a Quito y, no sé, seré el manager de la Liga. Algo voy a hacer. Aparecieron otras cosas en este tiempo, pero mi señora ya me dijo: ‘no te acompaño más’. Estuvimos en Arabia Saudita, en Dubai, en tantos lados..., me dijo basta. Me llamaron de Junior, de la selección de Colombia…, pero te digo la verdad: no tengo más ganas. Después de que se acabe esta historia con Central, listo. Tengo 61 años…", asume y se acomoda en la silla del bar. Pide un cortado en jarrito y lo consume de un tirón.
"Tengo esa adrenalina, conservo el deseo de ganar. Y me siento reconocido. En Rosario, en San Lorenzo, en Quito… Todas las cosas que logré están ahí, en la historia. Pero lo mejor es que los jugadores me siguen queriendo. Eso es más importante que el reconocimiento del medio. No hay un solo jugador que no me recuerde con respeto y cariño. Eso es lo único que vas a llevarte", entiende.
–¿Te quedaron cuentas pendientes con la selección?
–No. Hicimos todo lo necesario, lo que había que hacer. Si perdés, te tenés que ir. Si nos hubiésemos quedado, las cosas habrían mejorado, porque la relación con los jugadores se había potenciado. Los resultados no se dieron y me tuve que ir. Fue una lástima, porque tenía confianza. Dirigí a la selección argentina, eso está en mi currículum…
–… Pero no te dieron mucho tiempo.
–No me dieron la posibilidad de seguir, porque estoy seguro de que íbamos a mejorar. Insisto: la relación con el grupo era muy buena.
–En el ciclo posterior, con Sampaoli, los resultados tampoco fueron buenos.
–… No es que vino un técnico que ganó todo… Creo que el problema más grande fue de la dirigencia, que no me respaldó. No se bancaron todo lo que pasaba, no hablo solo de los resultados. No lo soportaron.
–¿Cómo era tu relación con Messi?
–Muy buena. Primero, lo fui a ver en Barcelona, volvió a la selección y jugó partidos brillantes. Es diferente. El tema es que hay que preparar al equipo para que él haga la diferencia. Lo hice jugar por la derecha, ahí hizo un desastre.
En el último semestre, el Patón perdió la compostura. Fastidioso frente a la crítica fácil, tomó el micrófono con vehemencia más de una vez. Ocurrió, por ejemplo, luego del triunfo por penales ante Talleres, en la Copa Argentina, tras igualar 0 a 0 durante los 90 minutos. Aquella vez, dijo cosas que éstas: "Cada uno que escriba lo que quiera. Me chupa un huevo lo que dicen porque no entienden lo que es el fútbol, y mucho menos en la Argentina. No hay partidos fáciles, se corre mucho, desde lo táctico todos los jugadores son inteligentes. Es muy difícil quebrar a otro equipo. A veces hay que ganar 1 a 0 o 2 a 0 y a veces hay que empatarlo e ir a los penales".
–En los últimos tiempos, te enojaste seguido por algunas críticas. ¿Perdiste la paciencia?
–(se ríe) Estoy en otra etapa. Ahora escucho más al periodismo, le presto más atención y si estoy en desacuerdo, le discuto. Con argumentos, siempre. Yo sé que Central no tuvo un buen año, que fuimos dominados y que hay que saber aguantar con la defensa y el arquero en situaciones límites. Fue así. Fijate el otro día, cuando perdimos en el Palacio. Jugamos mejor en el segundo tiempo con Huracán, pero no fue por tener dos delanteros. Tenemos gente rápida por afuera y vamos a tratar de controlar al rival para ser más profundos. Creo que este equipo –el que empezó esta temporada, más allá de los resultados– va a ser totalmente diferente al que salió campeón porque tiene más variantes, entonces en la medida que podamos trabajar, eso va a ayudar para que el equipo crezca y sea más peligroso.
–Pero antes no respondías, te lo guardabas.
–Contesto, ahora contesto. Mis equipos hacen las dos cosas: se defienden y atacan. Cuando defienden, defienden todos; el que no defiende, lo saco. Y cuando atacamos, lo hacemos entre todos. A mí me molesta cuando me acusan de "sos defensivo, vivís defendiendo". Eso no. Ese es un criterio equivocado del que analiza. Si te defendés siempre, nunca podés ganar, hay que atacar.
–¿Es imposible quitarse las etiquetas?
–Exacto: es imposible. A mí me gusta defender con dos líneas de cuatro y atacar siempre por afuera. ¿hay algo malo en eso?
–¿Ganar la Libertadores con Central es imposible?
–… Si gano la Copa con Central me retiro al otro día, sería lo máximo. Primero, porque no la ganó nunca, sería histórico, más arriba no hay nada. Ni pienso en el Mundial de Clubes… Pero es difícil, el primer partido jugamos con Gremio, que es un equipazo.
–¿Qué sentiste cuándo lograste la Copa Argentina? ¿Fue como una reivindicación?
–Salir campeón como técnico de Central me hizo volver a mi infancia, fue muy fuerte. Al otro día, me encontré con 10 amigos de ese tiempo, quería festejarlo de otra manera; todos de Central. Fue difícil ganar ese campeonato, habíamos tenido poco trabajo, Central había perdido no sé cuántas finales. La gente se volvió loca en Rosario, no podía caminar por la calle. Hoy no puedo caminar por la calle, mil fotos…
–¿Necesitabas esa muestra de afecto?
–La gente siempre me reconoció. En ese sentido, soy un agradecido de la gente de Central. Lo que hizo esto fue explotarlo, porque hacía más de 20 años que no salía campeón. La gente lo estaba esperando. El día del festejo, la cancha estaba llena, todos emocionados. ¿Cuánto vale eso? El otro día, fui al shopping que está al lado de mi casa, la gente se sacaba fotos conmigo y lloraba de la alegría. ‘Vos no sabés lo que significa esto para mi familia’. Además, le ganamos a Newell’s.
–¿Y ahora, qué?
–Voy a ver cómo sigue esto: se viene un partido por un título, que vamos a jugar contra Boca, en Mendoza, la Libertadores, que este año es más difícil que la mierda, están los peores equipos. Nos tocó Gremio…, decí que ahora llegaron buenos jugadores y estoy seguro de que el equipo va a mejorar. El equipo que salió campeón era corto; le ganamos a Gimnasia la final pero nos costó, aprendimos a aguantar bien. Contra Boca es un partido solo y la Libertadores…, ya gané dos. Años atrás, con Central llegamos a una semifinal; vamos a intentarlo.
–¿Qué significa la Libertadores en tu vida?
–La Libertadores es mi novia, es el torneo más importante, es algo que trasciende. Y jugué dos Mundiales de Clubes, lo que pasa es que me tocaron Manchester United y Real Madrid; perdimos los dos partidos, pero lo bueno fue que no pasamos vergüenza, fue ahí nomás. La Copa me da adrenalina, me entusiasma, la estudio, me siguen pasando las mismas cosas que cuando la dirigí por primera vez. Son partidos diferentes, no te permiten distraerte. Se preparan de manera especial: la altura, los viajes, hay muchos factores.
Los penales son parte de su vida. Así, logró la Libertadores con la Liga Deportiva Universitaria, en el Maracaná. Así, alcanzó la Copa con San Lorenzo, un 1-0 sellado por el pulso de Néstor Ortigoza. Así, conquistó la Copa Argentina con Central, un puñado de semanas atrás. Y durante la travesía de una competencia y durante el camino de otro campeonato. Los penales son un capítulo del libro de su historia. "Hay que conocer a la gente que patea. Se eligen por la personalidad, no les deben afectar la emoción del contexto. Nuestro arquero (Jeremías Ledesma) tiene una potencia de piernas impresionante, cuando Silva erró el primer penal, dije ‘chau, ganamos’. No creo en la suerte: se patean bien y, del otro lado, hay arqueros que tienen intuición y fuerza de piernas.
–¿Vos sos un hombre de suerte?
–… Y yo trabajo. Pero entiendo qué hay que hacer en las definiciones. Por ejemplo, el primer penal lo patea Ortigoza, porque sé que no lo erra, es un crack. Jugaba a los penales en el barrio en situaciones apremiantes. Me siento ganador cuando hay penales.
–Son demasiadas coincidencias en tu historial...
–(Se ríe) El arquero de Liga era intuitivo…, ¡hay que ganar una serie por penales contra los brasileños, en el Maracaná!… Lo viví con angustia. De todas maneras, lo que me preocupa ahora es otra cosa: es cómo vivimos en el fútbol argentino. Ahora, acá se pierden dos partidos y cuestionan al técnico, a los jugadores, se dice: ‘hay que echar a todos’...
–¿Te puede pasar a vos, que sos un símbolo de Rosario y que ganaste varios títulos?
–Claro que sí, pertenezco a este fútbol. Si pierdo tres partidos, me van a venir a buscar. A esta altura de mi vida, apenas me vienen a cuestionar, saludo, agarro el avión y me voy a Quito. No tengo problemas. Estoy seguro de lo que hago y seguro de adónde puedo llegar. Ahora, vamos a mejorar lo que fuimos. Pero no sé hasta dónde podemos llegar.
Qué piensa el Patón de Gallardo, el Mellizo, Alfaro, Scaloni y Bielsa
Enamorado de la Copa Libertadores, Edgardo Bauza aún no comprende el exótico destino para la final de todos los tiempos. Su mirada se posa en el encuentro definitivo, el que consagró a River en una batalla que quedó marcada a fuego. "Fue una locura que la final de la Libertadores se haya jugado en Madrid. Nosotros, como sociedad, hicimos lo necesario para que esto ocurriera. También, los que tomaron esas medidas se apresuraron un poco. Se tendría que haber jugado acá, aunque sea sin público, por todo lo que representa un Boca-River y más ese partido, en ese contexto. Es lo que nos toca vivir, es lamentable", se frustra, al tiempo que ya no tolera los tiempos violentos, en el que el fútbol es un actor esencial.
En ese camino, reflexiona sobre los técnicos que chocaron en esa serie y abre el juego de las opiniones de otros colegas. Sin vueltas.
1) "Gallardo ya tiene el éxito y la experiencia suficiente para ubicarse entre los grandes técnicos de la Argentina. Además, tiene jugadores que siempre lo respaldan".
2) "La salida de Guillermo de Boca fue rara, parecía que se iba a quedar a vivir. No es habitual irse de Boca para dirigir en la MLS".
3) "Alfaro está donde quería llegar. No es fácil donde está, es un lugar complicado, no solo para dirigirlo, sino por todo lo que significa. No solamente tenés que ganar, hay que ganar, gustar, golear y saber declarar. Y manejar un grupo que no es fácil. Tiene experiencia".
4) "Bielsa está más allá de los cuestionamientos de espionaje. Sus conocimientos son válidos, el tema es que los jugadores se adapten a lo que él quiere, eso es lo más difícil, más allá de los resultados. Al margen ¿quién puede cuestionar lo que él sabe?".
5) "Si a Martino lo dejan trabajar en México, le va a ir muy bien, porque tiene una capacidad de trabajo muy buena y tiene experiencia. Hay que ver si lo dejan, porque es un fútbol con sus particularidades".
6) "De los jóvenes me gusta Crespo. Y no hay que ser muy duro con sus primeros días, hay que darle tiempo. Me pareció una buena idea que se largue, tiene mucho recorrido, lo dirigieron grandes técnicos en el mundo, creo que puede ser un buen entrenador. Va a poner en juego su prestigio".
7) "La continuidad de Scaloni en el seleccionado es rara. Y no me refiero a su capacidad, lo digo porque no veo a los dirigentes de la AFA con la espalda suficiente para decir ‘pongo a este y lo banco’. La Copa América puede ser determinante para su futuro".
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