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Diego Simeone: "En la selección no necesitamos que todos jueguen bien, necesitamos que sepan jugar en equipo"
Detiene la entrevista. No se va a quedar tranquilo hasta revolver el diccionario. Googlea en su celular y lee en voz alta. "Fracaso: resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien". Entonces, enérgico confirma su visión: "¡Eso es fracasar! Ahora, los especialistas prefieren jugar con las palabras y direccionarlas para el lado que les conviene según su idea. En los últimos tres años salimos dos veces segundos en un campeonato en el que juegan Barcelona y Real Madrid... ¡eso es extraordinario! Me quieren presentar como un contradictorio, pero no leen en el diccionario lo que quiere decir fracaso. La condición de fracaso va de la mano de la expectativa que vos tenés". Se siente reivindicado Diego Simeone después de su explicación. Escarba, interroga, cuestiona, exige argumentos en la charla. Todo había empezado al escuchar... "Cuando después de perder la Champions 2016 dijiste ‘del segundo no se acuerda nadie, perder dos finales es un fracaso’. ¿No exageraste? Porque Atlético salió subcampeón por segundo año consecutivo en la Liga y vos has destacado esa cosecha…" Así como odia la autocomplacencia, detesta las alteraciones contextuales. "¿Viste? Yo voy a la etimología de la palabra fracaso: significa que se te escapa algo que vos estabas seguro de que era tuyo. La segunda era nuestra Champions, no así la primera porque acabábamos de ganar la Liga..., pero la segunda nos dolió como nada. ¡Era nuestra! Y no la ganamos, entonces fue un fracaso. Lo dice el diccionario...".
Disfruta de la polémica. Simeone necesita meterse en problemas. Simeone elige los desafíos y los persigue casi con desesperación. No cree en la parte cómoda de la vida. Cuando habla, casi siempre se recrea en los esfuerzos y en la necesidad de que nada resulte sencillo. Defiende sus ideas y se somete a las consecuencias sin temor porque tiene un encendido desprecio por la indiferencia. "Lo maravilloso del fútbol es que nadie tiene la razón y hay un montón de formas para ganar. Pero cada día va acentuándose más que lo colectivo supera lo individual. Antes, posiblemente, los delanteros no participaban ni en la presión ni en los recorridos hacia atrás. Solo se ocupaban de atacar. Vos hoy jugás con dos delanteros que no corren y perdés ¡Perdés! No tenés ninguna chance de ganar. ¿Por qué? Porque el otro equipo tiene dos tipos sobre 10 que te superan en el trabajo".
–Esta idea aún despierta rechazo...
–A mí me caían por lo que les pedía a Buonanotte o a Alexis en River... Insisto: el talento al servicio del equipo, potencia a los equipos. Y hoy, la condición física de los equipos es tremendamente importante. Tan importante como la táctica. Ni hablar de la técnica. Pero esas dos facetas son clave para poder hacer lo que querés. Vos ves a Francia, campeón del mundo, y no hay dudas de que se trató de un equipo. ¿Fue el mejor equipo? No lo sé, pero fue el campeón. ¿Por qué? Porque su virtud fue buscar su potencial desde el armado de un equipo. Francia jugó con cuatro centrales [los laterales, Benjamin Pavard y Lucas Hernández, originalmente son zagueros], entonces no hay una ley que diga que vos tenés que jugar extraordinariamente bien con dos laterales que ataquen todos los tiros... ¡Jugaron con cuatro centrales! Y los tipos ganaron igual. Y ves al Liverpool y juega con tres centrales, porque el lateral derecho es central, más los dos centrales, y son contragolpeadores, pero tienen talentos individuales llevados a lo que necesita el equipo. Y cuenta con Klopp, un técnico totalmente sensible a estas cuestiones, explotando las virtudes al servicio del equipo.
–Desarrollá esta frase, que es tuya: ‘Prefiero jugar bien a jugar lindo’.
–Yo creo que lo que es vistoso no quiere decir que sea bueno. ¿Qué es vistoso para uno y que es bueno para otro? Lo que es bueno es lo contundente, lo que te acerca a generar resultados. Lo vistoso puede ser bonito, pero quizá no te asegura resultados.
–O sí.
–Sí, sí, claro. Pero la crítica despiadada va siempre solo sobre un modelo de juego. Setién era en Betis, porque ahora salió, un entrenador valiente, que apostaba por un juego súper colectivo y posicional. Veía al Betis y me preguntaba: ¿cómo juega, de contragolpe o atacando? Para mi juega de contragolpe. Porque asumiendo riesgos, siendo atractivo, te atrae para crear espacios por detrás y lastimarse ahí. ¿Eso qué es, juego posicional? ¿Cómo lo llamamos? Porque no lo hace en campo rival, sino en campo propio. Es contragolpe. Es lo que mismo que hace un equipo que se refugia para recuperarla y atacar rápido. El concepto es igual, lo único que uno lo hace con la pelota y el otro sin la pelota. Son matices. ¿Qué está bien y qué está mal? Los dos están bien, y los dos están mal. Ahora, parecería que cuando un equipo que juega bien, pierde, se le entiende todo. ¡Pero perdió! Y al otro lado, cuando pierde, se le critica todo.
–¿Hablás de protección mediática?
–... A veces se habla desde sectores que no tienen ninguna responsabilidad sobre el resultado del partido, entonces así es mucho más fácil. Hay un desprestigio..., sí. ¿Por qué lo de ellos está siempre bien y nunca es criticable? Ganan 5-4 y está bien, pero yo gano 1-0 y está mal. ¿Por qué, el 5-4 está mejor que el 1-0? En el 5-4 fuiste fenomenal, ahora yo gano 1-0 y soy avaro. Pero los dos ganamos por un gol. La gente consume algo que es muy lindo de la boca para afuera, pero después, cuando estás ahí, no es tan simple. El ganar, ganar, ganar y volver a ganar es muy complicado.
–Otra frase tuya: ‘Solo me importa ganar. Para eso me preparo, no para gustarle a nadie’.
–Es que los jugadores quieren ganar. Vos les acercas una propuesta de posesión y tenencia para acercarnos al campo rival, y al principio les encanta. Todos queremos la pelota, para eso jugamos al fútbol, para tener la pelota. Ahora, ¿perdés cuatro partidos y sabes qué dicen los mismos jugadores? ‘Nos estamos regalando’. ¡Los mismos jugadores te lo dicen! Quieren la contundencia y prefieren tenerla un poco menos, pero ser más contundentes. Entonces los entrenadores debemos evaluar todo, y a veces coincidirá el buen juego con los resultados y a veces coincidirá el mal juego con los resultados. Los entrenadores debemos tener soluciones para cuando jugás mal, cuando la cancha está mala y llueve. ¿Cómo lo solucionamos? Porque también hay que ganar. Yo me canso de escuchar que hay que jugar bien, pero cuando llega una final del mundo todos quieren ganar. Ahhhhh, cuando llego a la final del mundo tengo que ganar, y cuando llego a la final de la Champions tengo que ganar, y si llego a la final de la Copa América, tengo que ganar. No importa cómo la gane, ¡la tengo que ganar! Ahora, en todo el recorrido previo si se habla del cómo, las formas, debo intentar... Noooooooooo. Tengo que jugar como el equipo me permita jugar. Tengo que jugar del modo que, según las características de mis jugadores, se potencie el conjunto. Tengo que intentar ganar porque sino te echan. Mirá Almirón, grandísimo entrenador, hizo un gran trabajo y obtuvo resultados en Lanús. Ideas tiene, ¿no? Un montón. ¿Lo sostuvieron las ideas? No. No lo sostuvieron los resultados, porque si lo hubiesen acompañado todavía estaría en San Lorenzo. Creo en el equilibrio, ni mucho de un lado ni mucho del otro. No me gusta el desprestigio rotundo cuando se dice que un equipo juega mal solo porque le colgamos un estigma, y ni miramos si va creciendo. No, ¡pac!,, le pegamos el cartelito de que juega mal y ya está.
Pregunta Simeone: ‘¿Cuántos técnicos pasaron por la selección desde que se fue Bielsa?’ Y aventura: ‘¿Seis, siete?’ Diez es la respuesta, de Bielsa a Scaloni, diez en 15 años. "Muchos, muchos, muchos. Sabella fue el que estuvo más cerca, Martino también estuvo cerca... y si los evalúas a ellos, fue donde apareció una escenografía de equipo. Martino marca un estilo de juego, los veías e intuías ‘estos juegan así’, y en Sabella, más claramente aún. Ellos fueron los que más cerca estuvieron. Entonces, ves a estos chicos y juegan bien, ahora, lo más difícil es que sean un equipo".
–Dijiste que el técnico de la selección debe ser mucho más completo que el entrenador de moda. ¿Qué te falta para ser más completo?
–Aunque no lo parezca, yo soy un tipo con la cabeza muy abierta para seguir moldeando las que, se suponen, son mis virtudes. Cuantos más desafíos tenga la gente que me rodea, y me provoque saludablemente, podré seguir mejorando.
–¿Y en esa construcción aceptás el disenso?
–¡Seguro! Si vos ves mi grupo de trabajo, notarás que es toda gente con personalidad. Gente light no tengo, no hay uno normal, jaja. Todo lo que sea provocarme, exigirme, saca lo mejor de mí. Yo en la pasividad no sirvo, no funciono. En la dificultad sí, y soy capaz de reinventarme un montón de veces. No me sirve el confort porque me estanco.
–¿Por qué dijiste ‘aunque no lo parezca’? ¿Creés que se te ve como un caprichoso?
–Tal vez algunos creen que tengo un único pensamiento. Y volvemos sobre los estigmas: Simeone es defensivo. Si es verdad que, por haber jugado en Italia y en la Argentina, sigo una cultura que reúne al talento con la fortaleza. ¿Vamos a hacer memoria? Cuando me tocó dirigir a River, que en ese momento era un Real Madrid si tomamos como referencia que Real Madrid contrata figuras, y dirigir a figuras no es lo mismo que dirigir a un equipo, ahí nosotros nos acomodamos. Y lo hicimos muy bien en el primer semestre, con una propuesta que reunía a Buonanotte, Alexis Sánchez, Falcao, Abreu, con Ariel... Ni que hablar del Estudiantes..., parece que todos se olvidan. Nuestra primera final por la Europa League contra el Bilbao de Bielsa, que era un equipazo, la jugamos con Adrián, Gabi, Mario Suárez y Diego, que era un enganche; Arda Turan y Falcao. Y la fa final de la Copa del Rey que le ganamos al Real en el Bernabéu, pusimos a Costa, Falcao y Arda arriba, con Koke, Gabi y Tiago en el medio. ¿Vos me entendés, se pude decir que esos equipos son defensivos? Con Juanfrán de lateral, que fue criado como extremo, y Filipe del otro lado, que era el mejor en ese momento. Pero bueno..., ¿Qué puedo hacer?
–¿Criticás cierta pereza periodística?
–No, no es pereza. Es estigmatizar. Mirá, en las inferiores, cuando yo jugaba de 5, tenía la cabeza del 9. Hacía goles y llegaba al área, jugando de mediocampista bajo. Cuando me agarró el Coco, y después de haber pasado por Bilardo que me fue dando herramientas para moverme en distintas posiciones, ya jugaba de interior con llegada y mi pensamiento siempre fue ofensivo. Cuando empecé como técnico en Racing, puse en práctica un dibujo 4-2-3-1 que acá nadie conocía, decían que estaba loco porque todos iban al ataque, y ni que hablar en Estudiantes, donde pudimos trabajar muy bien las características de los jugadores y atacábamos hasta con cinco jugadores. Cuando llegué a Catania me encontré con otra realidad y tuvimos que amoldarnos, pero jugábamos con Papu Gómez, con Pablo Ledesma, Carboni, Ricchiutti que era segunda punta y Bergessio por la izquierda. Marcaba solo Carboni, pero le empatamos 2-2 a Juventus de visitante. Después llegamos a Atlético de Madrid, un equipo más rocoso, por su esencia y por las características de los Raúl García, los ‘Cebolla’ Rodríguez, los Gabi, los Miranda, los Godín y potenciamos sus virtudes. Todos crecieron y fueron extraordinariamente importantes en el club. Hoy, desde el crecimiento económico del club, empezamos a mirar jugadores con otras características. Pero siempre es más fácil reducir todo a que Simeone es defensivo.
–¿La Argentina ya no es una potencia?
–El último Mundial nos golpeó. Hasta antes, te gustara o no, siempre se estuvo cerca. Es a partir de las situaciones…, digamos convulsas que sucedieron en el Mundial, siempre mirándolo desde afuera, que se generó un desorden. Intuyo que se está buscando orden, pero nada es fácil de ordenar en nuestro país, ni la selección ni nada. Entonces vamos a darle tiempo a la gente. Con la búsqueda de Scaloni no sabemos qué puede pasar, puede salir bien o puede salir mal. Hay que esperar. Y a partir de ahí, intentar recuperar esos síntomas que le hagan bien al fútbol argentino.
–Otras veces elogiaste a Gallardo…
–No soy quién para candidatear a nadie, Marcelo no lo necesita tampoco. Digo que, además de todas sus virtudes, aquel que está acá, a diferencia mía o de Pochettino, digamos, está mucho más empapado del sentir del medio, de sus urgencias, necesidades, de sus matices. Él vive aquí, él trabaja aquí, por ende, para él sería lo más natural. Pero insisto, no estoy candidateando a nadie. Marcelo no lo necesita.
–¿No temés que te pase como a Carlos Bianchi, que entre tantas negativas nunca dirigió a la selección?
–Todo puede pasar, eso está claro. El tema no es simple de desarrollar, porque si dependiese solo de resortes emocionales, no habría ninguna duda. ¡Pero ninguna! Pero no es solo emocional. Claro, alguien que lea esta entrevista podrá decir, ‘pero cómo, si lo emocional es lo más importante.’ Y yo digo que depende, veamos. Cuando pongo solo lo emocional, me digo ‘cómo no voy a agarrar, me encantaría’. Arranca el Himno, veo la camiseta y me siento siempre cercano, siempre. Ahora, me costó muchísimo posicionarme en un club al que le estamos cambiando la historia en estos siete años y medio que llevamos, porque eso parece que nadie lo ve. Pero nosotros no estamos solo para salir campeón, nosotros le estamos cambiando la historia a un club, que es mucho más importante. Y se los digo a los que se detienen en si salimos campeones una o dos veces.
–¿Pero a vos te alcanza con cambiarle la historia a Atlético de Madrid? Si vos querés ganar...
–Para cambiar la historia de un club tenés que ganar, eso lo tengo claro. Porque sino, no la cambiás. En estos siete años y medio, ganamos siete títulos, y perdimos tres finales, dos de Champions, ¡¡de Cham-pions!!, y otra, una Supercopa de España que perdimos contra Barcelona, pero por un gol de visitante. Al Atlético de Madrid se lo está empezando a posicionar en esos lugares que ocupan el Liverpool, el Inter, la Juventus... Y en ese grupo de equipos, presupuestariamente, todavía ocupamos el puesto 15. Algunos cuentan otros números, no sé quién se los pasa.
–¿Creés en el recambio de la selección? Ya no hay futbolistas en los clubes de élite...
–A ver…, eso también puede marcar un por qué. Puede ser también una manera para entender por qué nos pasa lo que nos pasa. De todos modos, yo creo que el recambio está, creo que el fútbol argentino siempre tiene futbolistas para lograr competir bien, y después dependerá de las ideas que tengamos. ¿A qué me refiero? No necesitamos que todos los jugadores jueguen bien, necesitamos jugadores que sepan jugar en equipo. Ahí es fino... Vamos a juntar jugadores que jueguen bien, sí, ok, pero con la idea de que puedan ser compatibles. Y con el objetivo de constituir un equipo. Eso sí se puede encontrar, pero tiene que estar fuerte la idea.
–¿A Messi lo hace excepcional su vigencia en la cima?
–Lo que hace excepcional a Messi es que no le importa absolutamente nada. Él solo quiere ganar y hacer goles. Vos lo ponés en un 4-4-2 de Valverde, en un 3-5-2 con Luis Enrique, en un 4-3-3 a la derecha con Guardiola o como punta falso... y él juega. Lo único que le importa es tener un equipo alrededor que piense en ganar, y él, en hacer goles. Todos se queman la cabeza pensando que si compite contra Maradona, contra la historia... Yo creo que él solamente compite contra Ronaldo, y esa competencia los ha hecho mejores a los dos. Posiblemente quiere salir campeón del mundo, quiere ganar una Copa América, pero él solo compite contra Ronaldo para ver quién es hoy el mejor.
–Decís que necesita un equipo, esa dimensión que la selección hace tiempo que no alcanza.
–Sí, y sin embargo redobla la apuesta. Y sabe, además, que todo lo que le pase a la selección argentina va a ser analizado como un problema de Messi.
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