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Diego Placente, DT de la selección Sub 15: "Cada vez va a ser más difícil ser campeón del mundo"
La pregunta es apenas un disparador. ¿Cuántas veces llegaste en tu auto al predio de la AFA en la etapa de juveniles? "¡Nunca! Fue bastante después de ganar el Mundial en Malasia..., cuando pasé a River me pude comprar un auto. Pero hasta ahí era bajarse del colectivo en General Paz y desde la General Paz en tren hasta mi casa. Uno o dos muchachos tenían auto, y ahora no, son la mayoría. Ahora ya tienen contratos, y los chicos creen que las cosas llegan más fáciles. Y no es así. Llegan más rápido, y el riesgo es que no les den valor".
–¿El entorno se intoxicó más?
–Sí, esa nube los persigue. Ellos, a esta edad, ya tienen cosas que nosotros no teníamos. Ya sea ropa, contratos, o hasta les pagan a sus padres. Antes no existía nada de eso.
Diego Placente conoció el predio de la AFA hace casi 25 años. Ya cumplió 41. Su primer recuerdo tiene que ver con las reglas: un jueves le avisaron en Argentinos Juniors que el lunes siguiente lo esperaban en la selección…, y debía cortarse el pelo. A Placente lo impulsa la obsesión de entregar mensajes claros desde su lugar de entrenador del Sub 15. Nada daña más a los juveniles que confundirlos. Límites, normas, ejemplos. "Ayudar al utilero también es una manera de educar a los chicos. No es lo mismo dejar todo tirado que colaborar con él. Les decimos: ‘¿Te preguntaste alguna vez el tiempo que el utilero pierde nada más que dando vuelta las medias que vos dejaste tiradas?’ Pensemos en su tiempo y en su espalda, no nos cuesta nada hacerlo", cuenta el socio de Pablo Aimar en la estructura de los seleccionados que conduce Hermes Desio.
–¿Hoy los chicos escuchan?
–Nosotros temíamos que fuesen más dispersos, pero nos sorprendieron. Van entendiendo el mensaje. Recuerdo que nosotros también llegábamos desde las inferiores a la selección con muchos vicios culturales. Cuando les decimos ‘acá no podés hacer esto, o acá no podés contestar’, les damos las razones. Porque en un Sudamericano, una amarilla vale mucho, y de una roja directamente es muy difícil volver. O cuando un compañero erra un gol, y había otro chico mejor ubicado, les explicamos que hoy el gol lo hace él y mañana lo harás vos. Y gana el equipo. Todo eso crea pertenencia. Los chicos a veces dejan de venir a la selección, por distintas cosas, y enterarnos de que les duele es una buena señal. Se les marca un camino, y si querés estar, tenés que sumarte al grupo como ya lo proponía Pekerman. Él lo hacía así. Hay jugadores que pueden ser mejores que otros, pero si te apartás del camino, la rueda sigue.
–¿Les gusta el juego a los chicos? Porque ahora hay otros atractivos y muchos estímulos.
–La pasión por el fútbol no cambia. Sí, nosotros, estábamos muchos más tiempo con la pelota. Jugábamos en un campito o a las cabezas en un pasillo. Ahora por Internet, o por los peligros que hay en las calles, cambió. Y los chicos ya no están todo el día jugando a la pelota, por eso nosotros tratamos de darles esos ajustes técnicos que antes ya estaban resueltos por jugar, jugar y jugar. Pero también digo que, cuando terminamos los entrenamientos, si los dejás, se quedan dos horas pateando. Y ahí confirmás que les gusta el juego. También ahora, a diferencia de mi época, los chicos pueden ver al instante a los grandes jugadores de cualquier club del planeta. Y así también aprenden, mirando, copiando.
–¿Aparecen menos jugadores diferentes?
–Por ahí están saliendo menos creativos por esta urgencia de ganar como sea. Nuestra locura cultural atenta contra los creativos, pero confío y celebro que muchos entrenadores empiezan a cambiar eso.
–¿Y vos qué técnico sos?
–Me identifico con no sacarse la pelota de encima. Los chicos muchas veces vienen con miedo, y nosotros queremos quitarles esos temores. Que jueguen, que estén tranquilos, que piensen. Y hacemos mucho hincapié en los recursos técnicos para que ellos tengan las herramientas para resolver los problemas. Queremos que entiendan los conceptos; yo recuerdo que muchas veces jugaba sin entender un montón de cosas. Y también hacía trabajos sin saber el por qué. Acá les explicamos por qué una cosa y por qué la otra. Después, siempre serán ellos los que decidirán. Siempre será la jugaba la que les planteará cómo resolverla.
–El resultado no es todo a esta edad, pero Argentina debe ganar. ¿Ese instinto se entrena?
–De alguna manera, sí. Nosotros jugamos a las escondidas y también queremos ganar. Un argentino siempre piensa en ganar, imaginate cuando juntás a once. Claro que vamos a cada torneo a ganarlo. Pero en esta etapa es muy importante aprender a perder, y los argentinos a veces no sabemos perder. ¿Por qué queremos que los centrales jueguen en la mitad de la cancha? Porque somos Argentina, y Argentina siempre tiene la obligación. Siempre tenemos que competir para estar lo más arriba posible.
–¿Qué dos o tres cuestiones refundacionales cambiarías en el fútbol argentino?
–Las reglas, sin dudas. Antes que nada, que se cumplan las reglas. Acá, todo el tiempo, se trata de sacar ventaja en todo. Ves un partido de primera y todos le protestamos al árbitro, todos se quejan, todos tratan de sacar alguna ventaja. Cuando estás afuera descubrís que todo es mucho más limpio. ¿Otra? Que el fútbol sea más lúdico en las inferiores, que los procesos sean más largos para que los entrenadores no estén pendientes de los resultados. Y una más: que mejore la infraestructura de los clubes.
–La sociedad se fue degradando de la mano del país. Chicos menores de edad que ya son padres, familiares en prisión... Este marco social es muy diferente al de tu juventud. ¿Se nota al interactuar con ellos?
–Sí. Por eso los psicólogos son muy importantes también. En la contención te das cuenta de sus necesidades. Nosotros charlamos y nos ponemos a disposición, pero notás que los chicos buscan a los psicólogos, nosotros no éramos tan abiertos como ellos ahora. En la selección, y los clubes también, estamos muy alineados en que vayan al colegio, algo que es muy difícil porque muchas veces son las familias las que optan porque no vayan. Nosotros les decimos que mientras más piensan, el juego mejora. Lo ves en las prácticas: los chicos que piensan sacan diferencia. El que es crack, siempre será crack. Pero son muy poquitos. Entonces los demás tienen que elevar todo, tienen que pensar y entender para decidir mejor.
–Entonces, por el marco social, ¿para Pekerman fue más sencillo entrenar juveniles?
–El problema de José era encontrar los chicos, porque no llegaban a los clubes y se quedaban en sus pueblos. Ahora sí, los buenos llegan a los clubes. Hoy el problema son las presiones que tienen, presiones muy superiores a las nuestras. Hoy hacen un gol y no es genuino el festejo, sino que es un desahogo. O cuando los sacás de un partido y se ponen a llorar, te das cuenta de lo presionados que están. Tenés que acercarte, abrazarlos y decirles que no pasa nada, que solo es un partido de fútbol. Pero tienen una terrible presión interna y nosotros tratamos de descontracturarlos. Cuanto más sueltos y contentos estén, mejor se van a poder expresar.
–El plantel campeón en Malasia 97 comenzó a formarse en 1995. El actual Sub 20 tuvo entrenador solo 40 días antes del Sudamericano…
–Es difícil la situación… Esta Sub 20 no ha tenido el proceso que se necesita. Después, al haber buenos jugadores, podés competir, pero llegar a armar un equipo es difícil. En menos de un mes será muy complicado para el ‘Bocha’ Batista. La Sub 17 llegará al Sudamericano con 30 o 40 partidos en la selección, sabiendo lo que es jugar en el exterior, con calor, con altura, con jueces localistas, con rivales que hacen marca personal… Y más tarde, si esos chicos llegan al Sub 20 con 80 partidos, será impagable. Después podés ganar o perder, pero que ese proceso no se interrumpa, indefectiblemente paga en la formación del jugador.
–¿Qué saben los chicos sobre vos?
–Te buscan en Internet, seguramente por comentarios que recibieron de sus padres. Te sorprenden porque googlean y miran, y hasta quizás la Play Station los volvió más curiosos. Porque hay leyendas que ellos no vieron y revisan cómo jugaron. Me pasa que te preguntan ‘¿pero vos jugaste con fulano o con mengano?’. Son muy inquietos.
–¿Te preguntaron por tu detención en Alemania, por una causa fiscal en 2013?
–Sí, sí, uno de los chicos me preguntó y le conté por qué estuve detenido un mes en Colonia. Eso está en Internet, cualquiera que lo busca lo encuentra.
–¿Será muy difícil reemplazar a la generación que se está marchando de la selección mayor?
–Sí, por eso los procesos son importantes. Es muy difícil estar tanto tiempo en la selección argentina, y es muy difícil permanecer en los mejores clubes de Europa durante una década. Nadie te regala nada acá, pero nadie. Todos estos clubes grandes pueden comprar al jugador que desean cuando se les ocurre. Y sin embargo, ellos siguen estando. Eso no es casual. Ellos y su jerarquía provocaron que el recambio no pudiera insertarse. Fue difícil darles lugar a los chicos que venían. No tengo dudas de que esta fue una muy buena camada, como la anterior, la de Verón, la de Crespo… Ahora va a ser difícil estar en ese nivel, pero habrá que empezar de a poco y tratar de potenciar a los nuevos jugadores.
–¿Notás que las nuevas camadas arrastran la carga de casi tres décadas sin ganar un título?
–Por ahí la presión aumenta ante la repetida exigencia de ganar, y cada vez va a ser más difícil ser campeón del mundo. Todos han crecido, Islandia te lo acaba de demostrar en el Mundial. Bélgica, Croacia… En un montón de selecciones sus jugadores ya juegan en las mejores ligas. Nuestra obligación, mínima, siempre será ser competitivos.
–No vale Messi. ¿Quién fue el mejor futbolista con el que jugaste?
–El pase de Román, ya desde chico, era diferente. Siempre tuvo una mirada diferente. A los 15 años veía cosas distintas, nosotros jugábamos por jugar y él ya entendía el juego. Hay que aprovechar a Román, sin lugar a dudas. No solo jugó como jugó, sino que tiene una increíble claridad para trasmitirlo. Es un elegido, ojalá pueda trasmitirlo desde el lugar que él quiera, pero debe estar dentro del fútbol. También jugué con Pablo [Aimar] y Pablo parecía que iba en el aire. El zaguero brasileño Lucio tenía una técnica impresionante y una mentalidad increíble; Samuel; el ‘Ratón’ Ayala; el zaguero brasileño Juan, nunca vi a nadie anticipar como él; Ze Roberto; Batistuta; Ortega, que para mí ha sido el fútbol en estado puro… Jugué con Berbatov, con David Silva y compartí los últimos meses de la carrera de Francescoli, un hombre que con pocas palabras lograba ser tan respetado.
"Gallardo ya era grande siendo chico. Con 21 años tenía voz de mando"
SANTIAGO SOLARI
"Santi es muy capaz y se viene preparando hace mucho. Tranquilamente, con su personalidad, puede llevar adelante el vestuario del Real. Fue jugador del Real y lo puede sobrellevar muy bien. Pablo [Aimar] habla seguido con él, siempre lo hemos seguido. En ese nivel, lo más difícil es la conducción del grupo. Por ejemplo, no sé si Del Bosque o Ancelotti saben más o menos que otros técnicos, pero ellos saben llevar muy bien un vestuario. Y eso es clave, y Santi pude hacerlo. Confío mucho en él".
LIONEL SCALONI
"Lo que hizo bien Lio fue, razonablemente, abrir un proceso en la búsqueda de un recambio. Citó apellidos que no habían podido tener oportunidades y les dio partidos para que pudiesen demostrar si deben volver a ser convocados. Es una manera de pensar el futuro. Argentina siempre aspira a lo máximo, y ahora Lio buscará los intérpretes para un estilo de juego que ya definió. Después, será la AFA la que determinará si más adelante quiere a otro técnico".
MARCELO GALLARDO
"Como jugador, mientras hablaba ya tenía la jugada en la cabeza. Pero de él siempre me sorprendió su personalidad, ya era grande siendo un chico. Cuando yo llegué a River tenía 20 años, y él 21/22, y actuaba como un experimentado, ya tenía voz de mando. Cuando lo tuve en Nacional, de Uruguay, como DT, tenía la idea de ser protagonista desde la intensidad. Y en River ha seguido creciendo, le trasladó al equipo esa fortaleza de carácter que tuvo desde muy joven".
MARCELO BIELSA
"Con Bielsa solo podés aprender. Si creés que ya no hay nada más por aprender, descubrís lo equivocado que estás. Él te enseña algo más. En un fútbol no tan honesto, él es diferente. A mí me sirvió mucho tenerlo como entrenador y solo estoy agradecido".
LIONEL MESSI
"Yo le daría el Balón de Oro todos los años. Fue raro verlo quinto en 2018. Messi demuestra todos los días por qué nos gusta el fútbol, no hay forma de no mirarlo si juega Barcelona. La votación no sé, son relativos algunos premios… Iniesta lo podría haber ganado alguna vez, también Neuer… Pero yo se lo daría siempre a él. La selección necesita que vuelva, por lo que resuelve y lo que representa, pero siempre que él lo disfrute".
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